martes, 2 de diciembre de 2014

DIA 43. ISLA NEGRA

DÍA 43

29/NOVIEMBRE/2014 ISLA NEGRA

He dormido mal. Me desperté de noche y no podía volver a dormirme. Me puse a leer en el e-book y acabé el libro que estaba leyendo. No pude volver a dormir y me levanté. Pero Juanjo durmió mal ayer por una niña pequeña a la que se oía llorar toda la noche. Finalmente se despertó y le dije que nos fuéramos, ya que era temprano. Pero nos liamos con chorradas y salimos tarde.

La de Sernatur dijo que los buses salían de Pajaritos, para nuestro pasmo. Fuimos allí. Es un trayecto largo en Metro, con transbordos. Llegamos y había multitud de gente esperando en escaleras. Juanjo se acercó a TurBus y le dijeron que no salían desde allí, sino desde Alameda. Así que tuvimos que volver.

En Alameda nos venden billetes para dentro de tres cuartos de hora. Calculo que, con suerte, vamos a llegar a Isla Negra a las doce. Pero no tuvimos suerte, sino un atasco monumental. Estuvimos una hora parados. Yo casi me bajo, Pero lo peor fue que Juanjo se dio cuenta de que ese atasco fue únicamente para dar la vuelta a la mañana. Tras una hora estábamos frente a la terminal pero enfilados hacia la autovía.

Llegamos a isla Negra hacia la una, lloviendo a cántaros. El camino a la casa de Neruda es de tierra, así que está embarrado. Y hace frío. Menos mal que hemos cogido impermeables abrigados, porque ayer hizo calor.

En la casa hay que hacer cola después de sacar los boletos. Por lo menos tienen un toldo que protege de la lluvia y, supongo que del sol, cuando casca. No tuvimos que esperar mucho. Te dan una audioguía y entras en grupos de unas doce personas.

El enclave de la casa es espectacular, frente a una playa rocosa, de roca negra, en la que baten las olas. La casa está construida como un barco, con techos redondeados, en madera, y es alargada y fue creciendo poco a poco. Hay mascarones de proa y otras cosas que coleccionaba Neruda, como estribos, botellas, conchas, pipas...hay espacios muy estrechos y caminos escondidos. El dormitorio da a dos ventanales. La cama está colocada en ángulo. La vista desde allí es impresionante.

Hay un bar para los amigos, un comedor alargado con vasos de colores; una zona para escribir frente al mar con una mesa hecha con un tablero que salió del mar, que era una puerta de la bodega de un barco; una habitación-cuadra para un caballo de madera que compró cuando se incendió una tienda de Temuco que tuvo ese caballo en la puerta. Neruda, de pequeño, le decía al dueño que le iba a comprar el caballo y, finalmente, lo hizo.

Neruda y Marilde Urrieta están enterrados en el jardín de esa casa. Su tumba parece un parterre. Están en un saliente en forma de proa que mira al mar. Solo pone sus nombres.

La última habitación que se visita es la que Neruda no tuvo tiempo de hacer, pero que ha si dos construida por la Fundación. Muestra la impresionante colección de conchas y un colmillo de narval, de 2,5 m. de largo.

Salimos de la casa bastante mojados y con hambre. En un restaurante cercano, Juanjo pidió un Caldillo de Congrio, plato al que Neruda dedicó una oda. Yo, paila marina. No estaban malos pero como aquellos de Punta Arenas, maja, no ha habido otros...o seria del hambre y el frío y de haber estado comiendo carne y más carne en Argentina,  pero, como aquellos...guaaaaaaa.




En cuanto comimos fuimos a refugiarnos en una oficina donde compramos boletos para el bus de vuelta, viendo llover. Hemos regresado sin problemas.Tendriamos que haber hecho la maleta, etc., pero nos pusimos a mirar cosas en Internet y se nos hizo tarde.

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