jueves, 26 de febrero de 2015

DIA 131 EL ATÚN Y ELCANO

DIA 131

26/FEBRERO/2015 EL ATÚN Y ELCANO

Además de cumplir el objetivo de alcanzar la punta del último continente y de llegar a la provincia, que no al punto de entrada -Sanlúcar- donde llegó Elcano, hemos venido a zamparnos un atún en el mejor sitio donde puede hacerse, que pasaré luego a relatar.

Elcano llegó a las costas españolas el 6 de Septiembre de 1522¡ con un solo barco -la Nao Victoria- y 18 hombres harapientos. Tras tres años de navegación, habían dado la vuelta al mundo por primera vez en la historia. Recordemos que habían salido el 20 de Septiembre de 1519, con cinco naves y 265 hombree. Dos días más tarde, llego a Sevilla, donde la gente los miraba asombrada. Debían tener un aspecto infame.

Como ya he comentado, al llegar a Cabo Verde, descubrieron que se les había "perdido" un día por el camino.  A nosotros, igual  Hemos viajado  131 días, pero han pasado 132 desde que salimos.

Para los amantes de Willie Fogg, tengo que comentar, que Juanjo, al igual que Picaporte, no cambio nunca su reloj de hora. El movil lo dejó como estaba, pero se le ha descuajeringado la hora de vez en cuando,más que no vale. Pero llevaba una esfera vieja de un reloj digital, con fecha y hora que escondió en el fondo de la maleta cuando salimos. Yo no lo sabia. Al llegar a España sacó el reloj para comprobar si la fecha correspondía a un día menos. Pero la sorpresa fue bestial cuando comprobó que, en algún momento del viaje....al reloj...se le había acabado la pila!!.


En fin....

Para celebrar nuestro regreso hemos ido primero a Vejer de la Frontera, uno de los pueblos más bonitos de España. Están de carnavales, y nos han llenado de confeti, como celebrando nuestro regreso.

Hemos pasado la mañana intentando decidir si comer en el Campero de Barbare, uno de los pocos sitios de España donde puedes encontrar atún rojo de verdad, o en la Tabsena del Campero, de la misma empresa,   en Zahara de los atunes, que es un sitio mucho más divertido, pero donde no han tenido nunca atún rojo en la carta, aunque sí del de aleta amarilla.

Nos hemos decidido por la Taberna, en Zahara, que es más informal y más marinera. Hay muy poca gente ahora, y acaban de abrirla por esta temporada, porque en. Invierno cierran, a diferencia del Campero, que abre todo el año.

Sorprendentemente, y aunque no estaba en la carta, nos han traído sashimi de ventresca, que es la cosa más espectacular que puede tomarse. Se deshace en la boca. Hemos tomado, además,  un carpa fío de lengua de Retinto, muy rica, un tataki de atún al ajo blanco de piñones, cocinas de atún, chuleta de atún, que es algo que solo lo hacen en El Campero, y algo de morrillo n la plancha. Hemos rematado con un cremoso de chocolate con crema de fruta de la pasión y sorbete de mandarina que estaba de escándalo.

Tras esa comilona, hemos echado una siesta en el coche. Yo, al menos, me he quedado seca, y luego hemos ido a Tarifa a tomarnos un gin-tonic frente a la playa de Los Lances y Punta Palomas a para ver la puesta de sol. El chiringuito donde estamos solo lleva abierto unos meses, pero está fantástico, todo acristaladas. Hay velas de Kitesurf acompañando el ocaso.

Y aquí se acaba la historia. Mañana volveremos a casa. Todo tiene su fin. Hemos realizado u. Viaje maravilloso, hemos aprendido mucho, hemos visto países absolutamente diferentes, y hemos cumplido un sueño vital.

Mañana, cuando lleguemos a casa, me quitaré el cordoncillo budista que me pusieron en Camboya y que contenía un deseo: acabar bien el viaje.

A este diario solo le falta una cosa: el anexo donde, una vez hecho el recuento, anotaré la relación de gastos económicos y materiales, como en todas las relaciones de todas las expediciones que alguna vez se han realizado. Esperemos que a esta le sigan más. Si nuestro destino lo tiene previsto. Esperemos que si.

DIA130. LA PUNTA DE EUROPA: TARIFA

DIA 130

25/FEBRERO/2015 LA PUNTA DE EUROPA: TARIFA

Nos falta rematar el viaje yendo a la punta de Europa, que no es otra que Tarifa, nuestro destino vicioso par "atunearnos" habitualmente. Solemos venir todos los años por la época del atún. Esta vez venimos fuera de temporada, pero es imprescindible para rematar el viaje.

Normalmente vamos desde casa y comemos en Zahara de los Atunes. Esta vez el viaje es demasiado largo desde Madrid y tampoco nos hemos levantado al alba.

Paramos a comer en Antequera, una porra Antequerana he tomado de tapa en la Plaza de toros, donde nos ha recomendado Pilar que vayamos.

Yo he sesteado gran parte del resto del viaje, despertándome para sacar las monedas de los peajes.

En Tarifa, después de dejar las maletas, hemos ido a ver la puesta de sol en Punta Paloma. He hecho una foto del ocaso en la playa de los Lances. Luego hemos dado un paseo por la Medina. Nos han dado un habitación con balcón, desde de la que se ve Africa.  

Unas tapillas nocturnas para acompañar las tabletas de la malaria, que han de tomarse con comida o lácteos, nos conducen a un par de bares tarifemos bastante ambientados.

Hace un vientecillo fresco. Hemos encendido la calefacción. Yo he dormido calentita y profundamente. Demasiado viaje en estos dos últimos días.

DIA 129 EUROPA

DIA 129


24/FEBRERO/2015 EUROPA

Nos han despertado a eso de las cuatro y media sobrevolándolo Francis, y hemos desayunado sobre Lyon. En Heathrow me han desmontado la mochila completamente, sacando todos los frascos. He llevado las cosas de aseo en la mochila por precaución, pero he tenido que meterlas en bolsas transparentes. Llevaba una, pero no permitían más, así que Juanjo se ha quedado con la otra para el paripé.

He dormido de Londres a Madrid el vuelo enterito. En Madrid hemos encontrado las maletas sanas y salvas. Hemos ido a Alcalá en autobús, nos hemos duchado, para espabilarnos un poco,memos comido en el Ambigú y he ido a ver a la familia.




Visito a mis ex-vecinos, Ricardo y Conchi, y cenamos en casa de Juanma y Marysol, que ha preparado jamón, queso, tómates, y carne de su pueblo leonés, regado con unos tintos aportados por Juanma. Nos hemos puesto morados.

miércoles, 25 de febrero de 2015

DIA 128 EMPIEZA EL REGRESO

DIA 128

23/FEBRERO/2915 EMPIEZA EL REGRESO

Hoy hemos ido a desayunar al Rest Camp. Allí corre una brisa agradable. Un fresquito muy rico. Alrededor hay un jardín verde. Nos da algo de pereza marcharnos, pero hay que hacer cosas en el Shoestring. Acabar las maletas...reduchaenos....recuperar los depósitos de llave y toallas, etc. Curiosamente, nos han dado unos billetes bastante nuevos, porque por lo general, en las vueltas, nos dan unos billetes astrosos. Los más asquerosos, los del Safari Lodge, que eran impresentables. La cuestión es que te los dan, y si quieres pagar con ellos en el sitio donde te los han atizado te dicen que ni de coña. Manda güevos!.

El taxista que nos trajo está por ahí, en el Shiestring. Debe ser el taxista "oficial". O,le sale que te cagas de rentable, porque 30 dólares por trayecto al aeropuerto en Zimbawe, debe ser una fortuna. Y al cabo del día,  con cuatro que haga, ni te cuento. Aunque haya días que no "moje", ya le vale.

En el aeropuerto, donde íbamos pelín moscas, porque tenemos que facturar hasta Madrid, con tres vuelos por medio, les parece normal, pero no nos dan todas las tarjetas de embarque. Tenemos que pedirlas en Jocy.

Hemos salido a tiempo, y llegado a Johannesburgo con mucho tiempo para el vuelo siguiente. Lo hemos aprovechado comprando regalitos de última hora.

Finalmente embarcamos en un pedazo  Airbus de los de dos pisos aunque, la verdad, como aquel avión de Qatar, no hay otro. Este es gracioso, con su escalera para el piso superior. Necesita un Finger doble, claro. Nos ha tocado en el piso de abajo pero, total, volamos de noche...

DIA 127 ATARDECER EN ÁFRICA

DIA 127

22/FEBRERO/2015 ATARDECER EN ÁFRICA

No quise mezclar en el comentario de ayer churras con merinas ni escribir sobre otra cosa que no fuera la Catarata.

Pero para seguir el relato, contaré que ayer, después de esquivar a los vendedores y ducharnos, descansamos un poco y fuimos a cenar en el bar del Lodge. Como anoche fuimos algo más tarde, nos coincidió la cena con la actuación tribal. La música del bar atronaba mientras los músicos "afinaban" los tam-tam. Van vestidos como con pieles. Las chicas, con unas faldas de tiras. La música es solo aporrear de tambores. Es más entretenido verles danzar con grandes saltos y contorsiones. Hay una chica bastante gordita y maciza que se mueve mucho, lo que me hace pensar que el ejercicio no adelgaza, ahora que me siento más rellena de lo habitual, posiblemente por la cerveza.

Hoy no teníamos nada en concreto que hacer. Hay actividades para sacarles la pasta a los turistas, pero todo es carísimo. El vuelo el helicóptero vale 200 euros por barba por 15 minutos. Casi que no. Seria lo único interesante. El crucero "nocturno" es caro y acaba a las seis. Nada. Bungy, ni de coña, y canopy sobre el Zambezi a 50 dólares, tampoco. Hay visitas a parque que no bajan de los 100 dólares, a caballo, en elefante...

Yo quiero ver el hotel Victoria Falls, que es uno de esos míticos hoteles victorianos. En él paraban los viajeros que hacia el vuelo Southampton-Johannesburgo, hacia el 1914. Esa parada se llamaba Jungle-Junction.

Hemos visitado la estación de tren, donde hay parado uno muy bonito, que debe ser de lujo. Se llama Pride of Africa. Ha salido puntual a las once menos cuarto, como se anunciaba.

Detrás de la estación está el Hotel Victoria Falls, Antiguamente el tren pasaba por delante, pero cambiaron las vías para mejorarle la vista. Hay una garita antes de entrar y al recinto se entra por un arco con el nombre del hotel. Está rodeado por cuidados jardines de césped, con algunos parterres y estanques.

La recepción tiene distintos mostradores enmarcados en madera y con las letras en dorado, como en las estaciones de tren antiguas. Hay lámparas de techo.

El color predominante en el hotel es el blanco, mezclado con madera oscura, aunque no demasiado. Cada salón  tiene su nombre. Uno se llama Livingston, lógicamente.   Pasada la recepción, se sale a un jardín con un estanque, que una vez cruzado, conduce a la zona de habitaciones, salones, restaurantes y corredores. En esa parte, nos recibe una escalera ondulante que se divide en dos. Está abierta al salón inferior. Es una escalera impresionante. Como una caracola, con barandas de forja.

A continuación entras en un amplio salón con grandes sofás, piano, mesitas y lámparas de sobremesa. Decorado con cuadros de plantas secas. A los lados hay salones, uno de ellos abierto, en el que se muestran retratos de personajes históricos. Veo el retrato de Kruger. He firmado en un libro de visitas. Todo el mundo pone su comentario en ingles, pero me ha hacho gracia ponerlo en español.

Cruzando el salón se sale a los jardines. Son una belleza. Desde allí se ve el puente y el humo de la catarata, aunque no se distingue el salto. Hay una rotonda frente al hotel,my unos caminos que salen de ella  conducen a la piscina, a una galería de esculturas y al restaurante Jungle Junction. Vamos hacia allí. He estado visitando la exposición de esculturas al aire libre, que están en venta, algunas ya vendidas. Casi todas están hechas en serpentina, aunque son de distintos autores.

El restaurante Juntle Junction es el típico restaurante colonial, abierto al aire libre, con persianas rígidas  de madera que se abren hacia fuera. Para hacerse una idea, uno que se le da un aire es el Samarkanda de la estación de Atocha.

Juanjo no se ha acercado, pero yo he hecho fotos, aunque no son buenas. No hay nadie a esta hora. Los empleados están haciendo un briefing en unas mesas el fondo.

La piscina está rodeada de columnas, pero no me asomo a verla, ya que se ve desde fuera y hay gente bañándose.

En el edificio principal, en un lateral, hay un bar que se llama Stanley. Pido permiso a los camareros para hacer unas fotos y me lo dan, sonrientes. La verdad es que nadie te pone ningún problema por pasear por allí. Al lado está el restaurante principal, Lo retrato a través de la puerta de cristal.

Pasando el salón de los sofás, ese al que se abren otros dos, hay corredores en ambos sentidos. En uno creo que hay habitaciones y solo me asomo, pero el otro conduce a la parte trasera de los jardines  A lo largo de este corredor hay cuadros curiosos: caricaturas, por ejemplo, y unos cuadros que representan las colonias británicas hacia 1900 con barcos, cada uno de un país, en los que hay carteles con su bandera de aquel tiempo, y los productos que de allí traían. Juanjo está un poco pedorro y ha salido fuera como si no,le interesara nada de lo que ve, pero he ido a llamarle, porque creo que eso le puede llamar la atención.

Junto a la recepción hay páginas antiguas, como de tabloides, con mapas de África de 1900 o así. Hay también tienda, peluquería, etc. Me llama la atención que, con lo antiguo que es este hotel, que empezó a construirse antes de 1900, aunque luego se le añadieron edificios, está perfectamente conservado. He visto hoteles coloniales, también míticos, como este, pero no están tan bien, ni mucho menos. El de Luxor está chulo por fuera, pero cuando estuve en él, se notaba algo deteriorado, no sé ahora. Este está perfecto. Supongo que las habitaciones también, por los comentarios del libro de visitas.

Acabamos la visita y nos dirigimos a una zona que se llama Elephant's Walk, donde hay tiendas de artesanía y un museo histórico. Nos ha costado trabajo encontrar el museo entre las tiendas, es pequeño, pero da información sobre Zimbawe y sus tribus, con instrumentos de trabajo y musicales y ropas de cada tribu.

Entre las tiendas de artesanía, hay una galería de esculturas serias. Alguna interesante. Y una tienda de objetos pequeños diversos pero con un diseño precioso, con pequeños muebles acristaladas que muestran las piezas. Hay un par de fotos grandes en la pared divinas, una de cebras en movimiento y otra enorme, un cuadro blanco en cuya parte inferior hay un elefante y un Impala.

Hay una galería de fotos con un par de salas, pero alguna foto bastante chula, casi todas de animales. También tiene algún cuadro, o fotos retocadas, no sé bien...

El entorno de ese centro es fresco, con agua vaporizada, pero nos vamos de allí a comprar agua de verdad. Una botella bien grande. Estamos secos.

Huyendo de los vendedores de elefantes y billetes, vamos a un Lodge cercano al nuestro. Tiene cabañas y tiendas de campaña repartidas en un jardín limpio, con una piscina mejor cuidada que la del "mítico" .

Se llama Victoria Falls Rest Camp and Lodge; tomamos unas cervezas al mismo precio que en el nuestro. Tiene un menú interesante, con Impala y facoquero en la carta, además de cocodrilo en distintas versiones.

En el restaurante hay ventiladores y se está fresco. En el Mítico hace mas calor, porque no hay ventiladores. De todas formas, hemos vuelto a él, a descansar un poco y quitarnos de la calorina del mediodía. .

 A las cinco y algo subimos al shuttle que pasa cada hora y es gratuito y nos lleva al Safari Lodge. La atracción de este sitio es la puesta de sol sobre una charca a la que van a beber animales, por eso lo he so dejado para el último día. El Lodge es precioso. Hay un edificio con habitaciones y cabañas de madera estilosas desperdigadas por el jardín.

El edificio principal tiene una escalera de troncos de cuatro o cinco pisos al aire. El techo es también de troncos de madera. Pasando por la recepción, bajamos unas escaleras para llegar al bar, que tiene varias terrazas que dan al valle. El Lodge está en una colina, así que divisamos toda la zona desde allí, incluyendo el río. Pedimos unas cervezas y enseguida un señor nos indica que hay elefantes a nuestra izquierda. Vemos un grupo de cuatro o así. A nuestro alrededor pululan unas ardillas muy pequeñas que se ponen como el quico de los cacahuetes que nos han puesto con la cerveza, y que les vamos echando.

Vemos unas jirafas a nuestra derecha, en la charca nos parece ver un cocodrilo en el agua. Se acerca también un facoquero, que se va enseguida.

Las jirafas se acercan desde la lejanía, en una fila como de siete. Pero frente a nosotros, una familia de elefantes se va acercando a la charca. Pronto se les unen otros que vienen de otras direcciones. Los elefantes van bebiendo trompas de agua y luego se empolvan convenientemente hasta que cambian completamente de color, hasta un rojizo muy gracioso.

Las jirafas se paran a comer, haciéndose las distraídas mientras los elefantes ocupan la charca. Pero los elefantes tienen cero ganas de irse y, cuando finalmente lo hacen vienen otros. Acabo perdiendo a las jirafas de vista. No sé si vendrán a beber a la noche.

Ha estado bien como fin de fiesta africana. Yo he amenizado la vista con un día quiero de mango, quede constancia que:


A: Nos han puesto tapas: cacahuetes, bucán, pinchos de carne con bacon y patatas fritas

B: Juanjo no ha querido tomarse los pinchos.


Hemos hecho fotos de la puesta de sol con una luna que es casi un hilo. Declaro esa foto como mi ultima hecha en África, por esta vez.

Hemos tenido que esperar un rato al shuttle de vuelta,muero nos ha dejado en la puerta del Mítico. He hecho la maleta y tomamos pizza y cervezas.




Es nuestra ultima noche africana, amenizada por el ventilador....la música hoy es menos estruendosa y apenas hay gente en el bar. Es domingo.

DIA 126 MOSI OA TUNYA

DIA 126

21/FEBRERO/2015 "MOSI-OA-TUNYA"

Mosi-Oa-Tunya , o "El Humo que Truena", en Nbedele. Es el nombre que le dieron los indígenas a Livingstone y que el cambió por el de Victoria, en honor a su Reina que, aunque no es un nombre feo, es muchísimo menos sugerente que el nativo.

Hoy es el día en el que vamos a tener nuestro Broche de Oro al viaje. Estas cataratas me han llamado la atención desde pequeña. Supongo que la literatura ayuda, y hay mucha más literatura inglesa que española, por eso estas cataratas son más "míticas" que las de Iguazú, aunque Cabeza de Vaca también escuchaba un "trueno" en la selva antes de ver las americanas. Esta teoría es de Juanjo, posiblemente cierta. Sobre Iguazú no hay tanta referencia literaria. Los ingleses se lo montan mejor para darse bombo, realmente.

En fin, hoy desayunamos en el Lodge. Nos toma nota del desayuno un señor mayor que pasa un buen rato escribiendo lentamente lo que le encargamos y se olvida de una cosa. Le pagamos y esperamos otro buen rato a que nos lo traigan. Entre pitos y flautas puedes tardar como una hora en total. Yo estaba impaciente por llegar a la catarata.

Pudimos salir finalmente, aunque Pasamos por el supermercado a comprar agua y frutos secos,,por si acaso. Junto al Lodge hay una manada de babuinos. A la entrada del parque hay gente que alquila capas de lluvia,,pero nosotros llevamos chubasqueros.

Pagamos nuestra entrada. Es uno de los pocos sitios donde puedes pagar con tarjeta de crédito. Nos detuvimos un momento a ver la información y decidimos hacer lo mismo que en el Perito Moreno. Empezar por la izquierda, que es desde donde estás cerca del río, e irnos acercándonos poco a poco hacia los saltos principales, acabando en la garganta del Zambezi.

Hay cuatro cuencas hidrográficas en África: Congo, Níger, Nilo y Zambezi. En el punto donde nos encontramos, el Zambezi se abre, después de haber llegado en un cauce, tras haber recogido el agua de los ríos tributarios; primero se abre en dos o tres canales y, justo antes de la catarata, se abre en una red de canales e islas, que forman un entramado. Al abrirse la falla, el agua cae por distintos saltos. Como en esta zona el agua no abunda, el río tiene muy diversos volúmenes de agua, dependiendo de la estación. Ahora está recogiendo el agua de la época de lluvia y tendrá su pico entre Abril y Mayo. De todas formas, somos afortunados, porque en las fotos que vemos de Noviembre, la catarata tiene muy poca agua y desaparecen muchos saltos, aunque te puedes bañar en la Piscina del Diablo y no hay en esa época tanta nube, así que puedes ver el salto hasta abajo.

Empezamos por los rápidos del Zambezi. El recorrido se inicia con una estatua de Livingstone. Contemplamos cómo se acelera el agua que parte de un cauce ancho y tranquilo, con islas. El primer salto, que se llama del Diablo, de nuevo, es un torrente que vemos desde que se inicia, vemos la caída desde arriba y el poderoso chorro final. No es muy ancho, pero sí muy caudaloso. Vemos cómo cae al fondo. Este salto está un poco lateral y no hay tanta vaporización, no forma la nube que vemos al fondo, en los otros saltos.  A nuestro alrededor hay babuinos, que miro con precaución porque llevo frutos secos en la mochila, aunque cerrados.

El sonido es atronador e impresionante. Caminamos recorriendo el camino de selva, que está limpio y cuidado. Del camino salen los distintos miradores. En algunos puntos cae una lluvia fina procedente de la catarata, pero hace calor y es agradable, de momento. Vamos viendo los distintos saltos. Yo voy flipando, encantada de ver algo tan fantástico. La verdad es que hemos tenido suerte de venir en esta época. A partir del salto del Diablo ha no vemos el fondo hasta el final del recorrido, porque la nube de agua nos lo impide. Pero la cantidad de agua que cae te deja sin habla. "Breathtaking", creo que es la palabra que lo explica mejor : sin respiración. Al ver una cosa tan impresionante, vuelvo a sentir esa opresión en la garganta que siempre noto cuando hay algo cuya belleza me sobrepasa.

En el segundo punto, desde donde se sigue viendo el Salto del Diablo, hay una pequeña bajada, por escaleras, que te permite ver la caída hasta el río desde más cerca.

No puedo describir salto a salto. Hay unos 18 puntos para asomarse, cada uno diferente, con distintas vistas. Por el camino, entre la selva, divisas la catarata y a veces los claros entre los árboles permiten fotografiarla si tu cámara es buena, no con mi movil, pero si con la de Juanjo.

Los grados de mojadura van variando. La lluvia fina es agradable, pero mi primer chaparrón sin esperarlo me ocurrió en el salto que llaman Pezuña de Caballo. Parecía poca agua pero, de repente, una ráfaga de aire con mogollón de agua me caló entera. Intenté aguantarlo pero era demasiada agua. Me volví, riéndome. Juanjo protege la cámara con una camiseta, un chubasquero... Estoy chorreando, pero me pongo el chubasquero porque los que vienen de vuelta están chorreando. Mi mochila es de las plegables e impermeable, pero he metido el material sensible en una bolsa de plástico, por mayor seguridad

Los siguientes saltos son para chorrear, pero veo a mi izquierda la perspectiva de la catarata que hemos dejado atrás, una enorme y humeante herida en la tierra, cayendo agua por el borde en cantidades impresionantes.

El penúltimo sitio se llama Danger Point. Es un promontorio resbaloso, sin protección, pero no puedes obviarlo, porque es un sitio alucinante, aunque allí es donde nos cae más agua encima. Es el punto donde se inicia la garganta del río, así que ves frente a ti la catarata y el río que se inicia al frente y pasa por tu derecha en torrente rápido. Hay que aguantar la presión del agua que te cae en ráfagas, pero el sitio es precioso. Al otro lado, vemos a la gente que se asoma desde Zambia. Si miras a ti izquierda ves la catarata de Zimbawe en toda su enormidad, en los momentos en que la nube de agua te lo permite, lo que sucede a ráfagas.

El ultimo punto es la vista del puente. Allí ya no cae agua, tienes el río debajo de ti, y el puente a tu derecha. Es donde aprovechas para respirar hondo, quitarte el chubasquero, sacudirlo, sacudirte, sentarte un momento y beber algo de agua. Todos venimos chorreando y sonrientes.

Paramos a descansar un momento y reiniciamos el camino en sentido contrario, parándonos en los sitios ya vistos, degustando  el placer de verla de nuevo con parsimonia.

Tras recorrer a la inversa parte del camino propongo ir a comer algo al restaurante, y luego proseguir para pasar allí el resto de la tarde. Así podremos verla con la luz del atardecer. Hemos comido en un restaurante que tiene agua vaporizada, lo cual se agradece. Aunque vamos todo el rato bajo los árboles, hace calor. A nuestro alrededor juegan monos Vervet, los de los huevos azules que había también en Tremisana. Yo he comido un wrap de cocodrilo. Los cocodrilos que ponen en los restaurantes de la zona proceden de granjas. Se come la cola, claro. La de mi wrap estaba cocida, supongo y salteada, porque estaba muy tierna. En Perú la tomé frita, empanada y en Cuba, guisada.

El camarero le advierte a Juanjo al ponerle el café, que se eche el azúcar que quiera y le devuelva el bote de los sobrecitos  porque, si no, vienen los monos a llevárselos. Juanjo pone cara de asombro.

En el recorrido de la tarde, Juanjo ha decidido hacerlo entero en video. Esta mañana ha hecho solo foto, y ahora va a hacer solo video, excepto que haya alguna foto en especial. Volvimos a iniciar el recorrido desde el principio, haciendo video. Yo no puedo hacer otra cosa con el movil tampoco, porque, al haber tanto movimiento del agua, las fotos me salen desenfocadas. La luz de la tarde le da otro aspecto y se ven mejor los colores terrosos de algunos saltos. Esta mañana era más blanca, por la luz. Ahora tiene distintos tonos. Hemos recorrido de nuevo todos los puntos, pero esta vez me pongo el chubasquero un poco antes, para no empaparme. Al llegar al Punto Peligroso una chica sale de él diciéndome que vaya a verlo, que la vista es preciosa y hay un arco iris. Le he dado las gracias. El arco iris está a nuestra derecha, sobre el río. En la tarde se están formando poco a poco muchos arco iris en todos los tramos de la cascada, Se hacen y se deshacen. Juanjo decide que en estas cascadas no es tan importante la luz que reflejen, sino los arco iris que se forman. Los hay por todas partes. Tras hacer el recorrido completo de nuevo, llegamos al punto del puente riéndonos al mirarnos  porque vamos de nuevo chorreando, aunque esta vez yo llevo seco el tórax, pero las perneras de los pantalones, chorreando. Juanjo lleva toda la camiseta empapada y chorreando, porque se ha ocupado de proteger la cámara para hacer el video y el ha ido a cuerpo.

Es temprano, pero no quiero irme mientras nos dejen. En el punto 8 hay un mirador al salto principal con un tronco pulido para sentarse y decido quedarme allí un rato. He colgado de los árboles el chubasquero para que se seque. En ese sitio, después de comer, había un grupo muy grande de monos Vervet, con cantidad de monitos pequeños de distintas edades.

Juanjo se ha ido a gastar la batería de la cámara, haciendo video y capturando arco iris. Yo me he quedado ensimismada en el banco del salto principal. La gente que llega saluda o no, pero todos vienen sonrientes. Estos sitios tan especiales producen felicidad. Medito sobre las gotas de agua que suben hacia el aire y su retorno y pienso si a nosotros nos pasará igual. La catarata es una suma de gotitas de agua que se despeñan y podrán o no, volver a ella, o caer en otro sitio mucho más alejado, quizá en el mar o en otro continente. Pero cada gotita tendrá su historia y pasará por distintos estados hasta el infinito.

Juanjo anda liado con Protágoras y lo de no bañarte dos veces en el mismo río. Los saltos cambian de forma a cada instante. Los remolinos que veo a mi derecha sobre el río nunca son tus les, el torrente qué cae cambia de forma constantemente, adoptando infinitas modalidades. Es subyugante la visión del torrente y de los saltos.

A los turistas que vienen en grupo, les dan un paseo, el tiempo justo de hacer la foto y los sacan del parque cuando terminan el recorrido en una dirección. Es una pena. Nosotros estamos disfrutando del sitio a nuestro aire, decidiendo dónde parar y cuando irnos, y eso es un lujo.

Nos marchamos un poco antes de que cierren. Cierran a las seis. Cuando hay luna llena, hay una entrada especial durante tres noches, para ver la catarata a la,luz de la luna, pero no es el caso ahora.

Me voy despidiendo de la catarata. Ya no la veré más, posiblemente, pero he cumplido uno de mis sueños. Y no me ha decepcionado. En absoluto. Me ha hecho muy feliz.
   

DIA 125 VICTORIA FALLS

DIA 125

20/FEBRERO/2015. VICTORIA FALLS

 Fuimos en taxi al aeropuerto de Johannesburgo, que se llama Tambo. Es bastante más grande y esta mejor de lo que me pareció al llegar. Tiene mogollón de tiendas. A la vuelta tendremos que pasar aquí cinco horas de conexión, así que mas vale que le cojamos cariño...

Vamos con British Airways hasta Victoria Falls, en Zimbawe. Esta despejado y hemos podido ver el "humo" de la catarata, iluminado por el sol.

Los trámites del aeropuerto han sido una pesadez espantosa. Hay que pagar 30 dólares por.barba si entras solo en Zimbawe. Si quieres doble visado, para Zambia, son 50 pavos. El poli de la aduana al ver mi apellido me dice: Sergio Ramos, Real Madrid...le,he dicho que era primo mío y se me ha quedado mirando, pero le he confesado que es mentira.

Habíamos pedido que nos mandaran un taxi, así que nos estaba esperando un chico que hablaba tan bajito que no tenía ni idea de lo que me decía, pero nos ha estado indicando las cosas que veíamos por el camino, parques nacionales, la carretera a Botswana y el camino a Harare.

Las señales de la carretera son de precaución por paso de búfalos, antílopes  y elefantes. Cada ves vemos señales más curiosas, la verdad.

No he encontrado otra cosa para alojarnos que backpackers. Los demás alojamientos no bajan de 250 euros la noche y llegan hasta mil y pico. Cogimos este desesperadamente, o habríamos tenido que irnos a Zambia. Entre dos backpackers, Juanjo eligió el Shoestrings. Ayer vimos en un blog de Paco Nadal que lo llama "Mítico". El "mítico" en cuestión, es muy básico, menos mal que tenemos una habitación con baño, pero muy calurosa, con ventilador. Pero es lo menos sugerente que hemos tenido en todo el viaje, la verdad.

Hay una piscina con el agua verde, una zona de artesanos, varios bares donde los fundes viene toda la gente de Victoria Falls a correrse una juerga, ya que hay actuaciones los fines de semana. Una guía de Vic menciona su restaurante como un buen sitio para cenar y desayunar.

Hace un calor horroroso. Hemos estado un rato en la habitación, pero tampoco se puede estar. Finalmente, nos vamos a inspeccionar para mañana. Hemos ido a la entrada del parque,de las cataratas donde nos comunican que la entrada vale 30 dólares, que puedes estar todo el día, pero sin salir, Y que dentro hay restaurantes.

Huyendo de los vendedores de elefantes de madera, nos vamos a ver el puente que comunica Zimbawe con Zambia, se construyó,por idea de Cecil Rhodes, quien quería unir El Cabo con El Cairo por ferrocarril. El tren todavía pasa por el puente. En la salida de Zimbawe te hacen un pase para el puente, desde el cual, aparte de ser frontera, se hace Bungy Jumping sobre el río Zambezi -que no pensamos hacer- y, lo mas. Importante, se ven la parte de la catarata que da a la garganta y la zona de Zambia, que es el tramo menor de la catarata.

Íbamos por el lado de la carretera del lado de la catarata, escuchando su bramido - el trueno- y, aunque estamos bastante lejos, aunque no sabría precisar cuánto, nos está cayendo una fina llovizna que procedes de las salpicaduras de la catarata. Cecil Rhodes quería que el agua cayera sobre el tren al pasar por el puente.

Nos vamos acercando y me paro antes de llegar. Va a ser mi primera visión de las cataratas, uno de mis "sueños dorados"  y respiro hondo antes de mirar. Finalmente me decido a hacerlo. El salto de agua es impresionante, muy alto.  Es la catarata más alta del mundo, si exceptuamos el asalto del Ángel, en Venezuela, pero eso es una cascada, muy alta, eso si, pero con una cantidad de agua mas bien pequeña.

Estamos viendo únicamente el salto de agua que está frente a la garganta del río. Por debajo de nosotros, se forman unos hervideros en los que se hace rafting. A nuestra derecha, se ve, por un claro de la selva, el salto de agua que corresponde a Zambia. Desde Zambia se ve el 25% de la catarata. El resto se ve  desde  Zimbabwe. Teníamos que elegir un sitio para quedarnos y nos hemos decidido por Zimbawe por ese motivo. El lado de Zambia está más próximo a la catarata y su atracción principal es la Piscina del Diablo, donde se mete la gente a bañarse en el mismo borde de la catarata, pero únicamente en la estación seca. Ahora no se puede. Cae muchísima agua.

Nos quedamos absortos intentando aislarnos de los vendedores, que no nos dejan en paz. De la catarata sale una nube de agua vaporizada que el lo que hemos visto desde el avión. La estructura de la catarata, si se ve desde el aire, es una hendidura de 1700 m en medio de la selva. Se produjo, lógicamente, al abrieres una falla. La hendidura vierte sus aguas en el cañón que vemos bajo nosotros. Por el puente pasan coches, camiones y el tren, además de los guiris que vamos a cotillear.

Hemos pasado al otro lado del puente para ver los rápidos del río Zambezi cuando se al Jan de la catarata. Es un paisaje precioso, pero la catarata es demasiado fascinante como para alejar la vista de ella. Bajo nosotros, se forma un arco iris.

He subido a un café que está por detrás del puente y le digo a Juanjo que vayamos a tomar algo allí. Yo tengo mucha sed y necesito agua. Desde allí se ve la catarata, así que hemos subido a hidratarnos un poco.

A eso de las cinco y algo, Juanjo quiere volver al pueblo porque no quiere que se nos haga de noche, aunque queda mucho rato. Yo voy bastante a regañadientes, porque la catarata me parece demasiado fascinante como para irnos, y hay gente que está llegando ahora.

Volvemos rodeados de vendedores de elefantes. Es muy pesado esto. Nos ofrecen cientos de millones de dólares de Zimbabue, que es una moneda que ya no existe, para cambiarlos por dólares. Juanjo se pregunta si habrá gente que trague. Yo entiendo que es para gente que coleccione monedas.

Volvimos al Shoestring. Hace falta otra ducha antes de cenar. Yo voy sudando como un pollo. Hay calor y humedad y el sol abrasa, aunque es tarde. Hemos cenado unas pizzas al horno de leña. La música en el bar es más atronadora que la catarata. Después de cenar he recorrido el pueblo de artesanos que hay en el Lodge, por pasar el rato y no acostarnos tan pronto. Venden figuras de madera, unos cuellos de jirafas de madera bastante atractivos, y me han parecido divertidos bolsos hechos con discos de vinilo. LPs y de 45 revoluciones. He estado de palique con los artesanos.

En el último puesto, que solo tenía quincalla, me dice el artesano que va a tocar en el Lodge dentro de un rato y que me quede a verlo. Amenaza con sacarme a bailar, que es lo peor que me pueden decir. Deben tocar música tribal con tambores y tam-tam. Me dice que solo actúan los viernes en el Lodge. Pienso que quizá vaya a verlo, pero escondida, para que no me vea el tipo.

Me siento un momento con Juanjo en una zona del jardín que tiene unos bancos de madera y se está fresco, pero nada más sentarme, me engancho el pantalón en un clavo y se me hace un agujero. El pantalón es perfectamente tirable, pero la puntería ha sido fantástica. De todas formas, tiene otros rotos en lugares ignotos, así que este es el remate final.

He vuelto a ducharme y me he puesto a escribir tumbada en la cama. Si escucho tambores, quizá me levante a verlos, pero me empieza a dar sueño, así que me lavo los dientes, pongo la mosquitera, me acuesto y, justo entonces empiezan a sonar. Ya no, majos, me estoy quedando sopa....





DIA 124 RELAX

DIA 124


19/FEBRERO/2015 RELAX

Tras darle muchas vueltas, decidimos no ir a visitar Jihannesburgo. El motivo principal era visitar Ellis Park, donde ganó España la Copa del Mundo, pero nos cuesta un pastón en taxi. Unos 60 euros, así que nada.

Hemos desayunado con los alemanes, que nos siguen dando información abundante. Ellos van a pasar la mañana en la piscina, porque se van a las cuatro. Nosotros tenemos cosas que hacer: preparar la estancia en Victoria Falls, decidir si entramos o no en Zambia, etc. Hemos dedicado la mañana a eso, y luego hemos ido a comer a un restaurante portugués del centro comercial. Hemos tomado unas carnes a la brasa.

A la vuelta nos despedimos de los alemanes y nos echamos una buena siesta. Me he dado un baño en la piscina antes de cenar. Y hemos dejado la maleta hecha porque mañana nos recogen a las 8.





DIA123 BLYDE CANYON

DIA 123

18/FEBRERO/2015 BLYDE CANYON

A las cinco y media estábamos en la recepción para tomar un café. Los filipinos no han aparecido. Suponemos que pasan de la caminata.

Un guía nos lleva, junto con los ingleses, a dar un paseo por la reserva. Vemos termiteros, Impalas, Nyaras, y rastros de felinos pequeños, junto con pisadas de búfalo muy cerca de las cabañas. Creo que deberíamos habernos quedado despiertos paseando esta noche, porque debe haber una actividad frenética a esas horas.

Nos limpiamos los dientes con un palito, vemos chocolate de la selva -caca de jirafa- y vemos las madrigueras de los facoqueros. Las hacen en los termiteros para esconderse de los leopardos.

Básicamente vemos las mismas cosas que en la caminata del otro día. No sé si es una forma de entretenernos o de justificar el precio. Yo sigo empeñada en ver un leopardo, pero no hay manera. Hay un árbol con ramas bajas cerca de la zona del desayuno y nos dice el guía que hace poco vieron un leopardo que había subido allí su presa.

Los filipinos no han aparecido, Van a irse en avión a Johannesburgo y de ahí a Capetown, pero no hemos podido despedirnos de ellos. Pero le hemos dicho adiós a Richard, al menos.

Volvemos a Johannesburgo con la pareja de ingleses. Una de las atracciones era visitar el Cañón Blyde, el tercero más grande después del del Colorado y uno de Namibia. La mala pata es que se ha llenado de nubes y lo hemos visto regular. Pero realmente es profundo. El río que lo cursa, en cambio, parece tranquilo, como para ir en canoa. Vemos un meandro bajo nosotros muy fotogénico, si las nubes lo permitieran.

Nos marchamos, resignados. Hemos visto muchas plantaciones de frutales. No nos explicamos como evitan que se los coman los monos. Paramos a almorzar en el mismo sitio que a la ida, pero hemos tenido que esperar allí un buen raro para cambiar de conductor.

Llegamos a Johannesburgo antes de las cinco de la tarde.Hemos conocido a François, el dueño del Lodge, a quien no vimos la otra vez.  Cenamos en el Lodgd con una pareja mayor de alemanes que han viajado muchísimo por Africa y siempre alquilan un coche. Nos han dado mogollón de información sobre distintos países. Creo que si volvemos a viajar por aquí, haremos lo mismo que ellos. François nos dice que para visitar el Kruger en sus alojamientos, hay que buscar en Internet Parques de Sudáfrica,  porque si pones Kruger, como hice yo,me salen directamente las agencias.




DIA 122 SAFARI EN EL KRUGER

DIA 122

17/FEBRERO/2015 SAFARI EN EL KRUGER

Estábamos en la zona de desayunos a las siete como clavos, pero el desayuno caliente se ha retrasado, luego han ido a no sé qué...total, que hemos salido al parque algo tarde. Estamos como a una hora del Kruger. Confío en que veamos a algunos de los Big 5. Se nos une un chico alemán que esta haciendo un safari de 6 días y una pareja mayor de ingleses, que están haciendo uno de cinco. Nuestra conductora se llama Vanessa. Nos pregunta qué queremos ver y le digo que leones y rinos, y algún leopardo.

Salimos al parque. Primero tuvimos que parar a echar gasolina. En la entrada del parque ta animen hay que parar para trámites, así que iniciamos el safari poco antes de las diez.

Empezamos ilusionados porque nos ha dado la bienvenida un elefante macho nada más empezar. Por supuesto, que había Impalas, cebras y jirafas por todas partes. Dijo Vanessa que no iba a parar para ver estos animales porque están por todas partes. Pero luego ha resultado que vamos en caravana con los coches de las alemanas y tenemos que ir más o menos juntos. Una castaña.

Pero este parque está atestado de elefantes, así que de esos animales nos ponemos las botas. Solos o en grupos, una chulada.

En un puente que cruzaba un cauce seco, han parado, porque había un cadáver de búfalo y unos buitres cerca, Juanjo se ha puesto a hacerle fotos y le he dicho que si iba a hacer fotos a un cadáver, pero resulta que había un león macho comiéndoselo. Por eso no se acercaban los buitres. Estaba demasiado lejos para que yo le hiciera fotos con el movil, pero Juanjo ha sacado fotos chulas con la cámara. Nos dice Vanessa que la hembra y las crías deben estar escondidas entre los matorrales, esperando a que acabe el macho. Pero este puede distender su estómago hasta cuatro veces su tamaño, así que puede tardar en acabar. Después le espera una siesta de muchos días.

Bueno, hemos visto ya tres de los Big 5: Búfalo, León y Elefante. Nos queda Rino y Leopardo, pero estos son más difíciles de ver. Los leopardos se esconden en las ramas de los árboles, y los rinos están siendo diezmados a causa de los supuestos efectos afrodisiacos de su cuerno, objeto de comercio chino.

Aunque Vanessa decía que no iba a parar, ha acabado parando en Impalas, Jirafas y cebras, Hemos visto una charca con un cocodrilo de buen tamaño e hipopótamos. Estos los hemos vuelto a ver por la tarde, pero no sacan el cuerpo del agua, los muy pesados...algún facoquero también se ha dejado ver, con el rabo tieso, como una antena. Son feos, pero graciosos. Hay algunos ñus, aunque no muchos.

Hemos hecho un par de paradas. Una para comer en un sitio de supermercado y restaurante. Juanjo y yo hemos comprado ensalada y sándwiches en el supermercado y nos hemos ido a un banco en la hierba a tomarlos.

Por la tarde seguimos buscando rinos, pero no se dejan ver. Ni blancos ni negros. Nada. Pero hemos visto unas familias de elefantes grandes. Nos han pasado por delante del coche, cruzando la carretera. Hemos tenido también que alejarnos de un macho que se ha puesto nervioso porque de repente había como diez coches a su alrededor. No me extraña que se mosqueara.

Hemos visto un rebaño tremendamente grande de búfalos, al que se iban uniendo otras manadas. Suponemos que para aparearse. Pero había cientos. Nos hemos quedado pasmados.

También estamos viendo unos pájaros chulos. La pareja de ingleses tiene un libro de fauna del Kruger y hemos estado comprobando en el libro lo que vemos.

El Kruger es un parque enorme, con muchos ecosistemas diferentes. La verdad es que en esta época no es el mejor momento, a causa del follaje, que oculta a todo bicho viviente. Veo montones de coches particulares que se mueven por el parque. Las carreteras están bien y está muy bien señalizado. Me pregunto si no habríamos hecho mejor en alquilar un coche y dejarnos de rollos, pero la verdad es que no conocíamos la zona y era un poco arriesgado. Sin saber donde están los bichos puedes no ver nada. Pero el parque está abarrotado de sitios para quedarte a dormir, incluso parques de caravanas.

Decidimos que es el Día de los Elefantes, porque los vemos por todas partes, Nos vamos a quedar sin ver a, Rino y al Leopardo, pero qué se le va a hacer. Estaba preocupada por si Juanjo se aburría, ya que no hay   Felinos ni rinos a la vista, pero parece que lo ha pasado bien con los demás bichos y tanto elefante, que le han parecido graciosos. Hemos visto a un macho con una "quinta pata" de buen tamaño.

Hemos vuelto a nuestro alojamiento. Dentro debe haber leopardos y rinos y sigo confiando en verlos, pero se ocultan de nosotros. Nos hemos dado una ducha con la rana. Vamos de polvo hasta arriba. Yo he tenido que darme champú por tres veces y aun así tenía el pelo como un estropajo.

Cenamos a la luz de la hoguera, Los filipinos se han preparado su propio pollo en la cocina. Los demás hemos cenado con el resto, pero nos hemos ido pronto a la cama. Los ingleses, filipinos y nosotros tenemos mañana una caminata temprano. Richard tiene otras actividades, porque se queda un día más.

DIA 121 BALULE

DIA 121

16/FEBRERO/2015 BALULE

A las 4:45 estábamos en el bar, como nos habían mandado, para tomar un café o té con pastas de las duras. Pero no hemos salido hasta las 5:30, no sabemos por qué. Un conductor y un ayudante nos llevan en el mismo coche de ayer. Sabemos que el ayudante se llama Elvis, pero ni idea de como se llama el conductor.

Vamos media hora en coche y aparcamos cerca del río. Emprendemos una caminata en la que nos enseñan distintas plantas y cómo reconocer las cacas de los animales, para saber cual ha pasado por allí. Nosotros lo que querríamos es encontrarnos con bichos, pero nos dicen que no se trata de eso. En fin...vemos un árbol cuyas hojas se mastican para cortar la diarrea. Tiene mucho tanino. Hay otro para lavarse los dientes, cortando una rama y pelando el palito. Se hace con él un cepillito que puedes pasarte por los dientes. Hay otro árbol con unas hojas muy suaves al que llaman árbol de papel para limpiarte si haces caca en el bosque.

La guinda nos la dieron mientras seguíamos el rastro de las cacas. Las de hipopótamo huelen bastante mal. Cuando terminan, las rompen con el rabo. Salen de noche a pastar y luego se meten en el agua a pasar el día.

Los rinocerontes marcan el territorio a diario. Cada plasta del día anterior, la mueven para que huela y ponen otras. Son bastante grandes. Las de búfalo son como las de las vacas; las de los elefantes, muy grandes.

Los Impalas las hacen pequeñas, como las cabras. Pero de repente llegamos a un sitio donde había muchas bolitas pequeñas. Pensábamos que eran de Impalas, pero el guía se paró y dijo: "El chocolate de la selva!"

Lo cierto es que las bolitas eran de color chocolate. Pero era caca de jirafa. Nos dio una a cada uno para que la examináramos. No olían, pero yo mirba sorprendida a Elvis, que se metió una en la boca y la chupaba. Yo no hacia mas que mirarle y apenas prestaba atención a lo que contaba el guía, que decía que lo utilizaban los niños para jugar y nos preguntaba a qué podía ser. Yo seguía mirando fascinada a Elvis, que daba vueltas en la boca a la bolita de caca. El guía me miraba y preguntaba si sabia para qué servia y me dijo que le pidiera a Elvis que me lo enseñara. Se lo pregunté, y Elvis cogió otra bolita de cada, se la metió en la boca, hizo una raya en el suelo, cogió impulso y la escupió. Resulta que los niños jugaban a lanzar con la boca las bolitas de caca de jirafa. Las bolitas son durísimas. El guía consiguió abrir una. Por dentro eran hierbas muy secas, porque las jirafas comen hojas secas, sin agua apenas. Pero nos retó a lanzarlas. Yo me escaqueé, pero Christian y Rissa tiraron las suyas. Juanjo dijo que en su pueblo jugaban a eso con los huesos de las aceitunas. Cogió una, la metió en la boca, cogió mucho impulso y la lanzó más lejos que nadie, el doble de distancia que el resto.

El guía aplaudía y decía que España había ganado a Africa,y que siempre ganaba. Menos mal que Juanjo nos ha dejado bien en el lanzamiento de cacas!.

Hemos visto Impalas y jirafas cerca de nosotros, pero nos miraban con precaución. Luego hemos ido a un río donde había hipopótamos metidos en el agua. Han sacado en algún momento el cuerpo, pero queríamos que abrieran la boca y no estaban por la labor. Al lado había un cocodrilo en la arena, que no se movía ni pa dios.

Hemos tomado unas frutas y unos frutos secos. Richard, el gordito, se ha comido unas galletitas de queso y nos daba la fruta, contando que tenía problemas de estomago. Me quedé pensando en darle Primoeran si en el desayuno no comía, o si dejarle un poco a dieta.

Nos hemos ido al Lodge, donde nos han dado el desayuno a eso de las 9:30. Desayunamos unos huevos duros hechos en forma de semiesfera -no me preguntes como lo hicieron- bacon, tostadas, etc.

Después nos hemos ido a dormir. No estoy segura si esta noche Juanjo y yo nos quedamos en el mismo sitio o si vamos a Treetops. Las encargadas del Lodge han quedado en comprobarlo.

Nos hemos quedado dormidos. Yo me he dormido profundamente, hasta que han llamado a la puerta. Eran las chicas del Lodge, que han venido a decirnos que sí vamos a ir a Kruger hoy, y que dejemos las maletas en el bar. Tenemos que darnos prisa en ducharnos y en hacer las mochilas. Yo tengo un resacón de la siesta que no veas...

Nos dan unos sándwiches y salimos a otro safari en coche, con el conductor de esta mañana. Aún no hemos visto ninguno de los Big 5 (León, búfalo, leopardo, elefante y rinoceronte). El Safari es de un par de horas. Hemos conseguido ver búfalos y, después de mucho buscar, un par de elefantes. Además hemos visto Waterbuck y los Impalas y jirafas que siempre se dejan ver. Algunas aves tipo Garza, muchos pájaros azules, preciosos, pero no hemos tenido más éxito.

Después nos han llevado hacia el Kruger, que está como a una hora. No vamos a quedarnos dentro del parque, sino en una reserva privada cercana, o más o menos, que se llama Marc's Treetops. Nos reciben unas Nyara, unas gacelas preciosas, que se acercan a la recepción. Hay avisos de que estas allí a tu riesgo, porque hay leopardos, rinos, etc. Me encanta, a ver si los veo..

Pensábamos que nos iban a dar una cabaña en los árboles, pero de esas solo hay dos. Las cabañas están muy alejadas unas de otras, la nuestra está a unos siete minutos de caminata por el bosque, desde la recepción. Pero está aislada, tiene terraza y da al río. En la ducha tenemos una rana. Confío en que vengan bichos a beber en el río al atardecer, pero no llegan.

Hay un grupo grande de estudiantes alemanas, pero no dan mucha guerra, excepto que hay que estar al loro o te dejan sin comer. Las habíamos visto en Tremisana y han venido a parar aquí.

Cenamos alrededor de un fuego que debe ser para ahuyentar mosquitos. O para contar historias de miedo, pero todos estamos locos por irnos a dormir, así que, linterna en mano, nos vamos a buscar nuestra habitación y nuestra rana.

DIA 120 VIAJE A LAS RESERVAS

DIA 120

15/FEBRERO/2015 VIAJE A LAS RESERVAS

Tenemos un safari de cuatro días, incluyendo idas y venidas. La palabra Safari es swahili y significa Viaje. Nada más acertado. El Viaje a la zona del Parque Kruger dura unas ocho horas en coche.

Nos recogen con una furgoneta en el Lodge. Vamos con un inglés, Richard, que está viajando seis meses y acaba de empezar, y una pareja de filipinos. Christian no tiene ninguna pinta de filipino, pero es que sus padres son alemanes. Rissa  si. Muy mona y graciosa. Su nombre de verdad es Narissa. Habla algo de español.

Hacemos un chorro de paradas durante el viaje. En cada una, Christian, que es bastante grandote y grueso compra latas de bebidas, patatas fritas, etc. No para de comer en todo el visaje. Los filipinos también pillan chuches.

Paramos para almorzar en un lugar de la carretera con centro comercial y restaurantes. He ido al baño y estaba a oscuras, iluminado por velas.

Llegamos a Tremisana Lodge hacia las cinco. Las carreteras son estupendas, la verdad, pero he tenido que ponerme la chaqueta porque llevan el aire acondicionado como para helarnos.

Nos dan un jugo al llegar y nos adjudican las habitaciones. Las tres están en una cabaña redonda, tienen baño, aire acondicionado y mosquitera alrededor de la cama. El Lodge tiene una piscina pequeña, un intrincado jardín en el que se reparten las cabañas, un bar y una zona de desayunos que se llama Lapa. Las Lapas son los guacamayos es América Central, pero no creo que tenga nada que ver.

Estamos en una reserva privada que se llama Balule. Nos dicen que está conectada con el parque Kruger y que no hay vallas por medio. Nada más dejar el equipaje, vamos a un coche todo terreno abierto por los laterales. Es bastante alto. Un conductor, que se llama Wesley, nos lleva a un safari de tarde/noche. En el Lodge hay monos Vervet y nos avisan que cerremos con llave las habitaciones porque los monos roban de todo.

Yo estuve en Kenya y Tanzania en el '91, creo, y vimos muchísimos animales y lo pasamos de muerte. Juanjo no ha hecho nunca un safari, así que estoy algo inquieta porque me gustaría que viéramos muchos bichos para que lo disfrute. Piensa que es muy guiri y nos ha costado muy caro, así que estoy rogando por ver de todo lo que haya.

La verdad es que estamos en la estación de lluvias y está todo muy verde, pero por eso mismo, hay mucho matorral y árboles frondosos. No es sabana la zona en la que estamos, así que va a ser complicado ver a los animales.

De momento empezamos viendo Impalas nada más salir. Wes nos dice que veremos muchos, y así es. Hay grupos grandes, grupos pequeños, madres con crías, machos a su bola, con preciosos cuernos...en la parte de atrás tienen dos líneas negras. Son bonitos.

Hemos visto una pareja de chacales a continuación. No eran demasiado huidizos, y hemos podido retratarlos. Luego hemos visto cebras y después jirafas. Todos los animales nos miran con curiosidad mientras los retratamos. Los Impalas tienen una habilidad especial en girar la cabeza cuando les tienes encuadrados en una foto chula. Las jirafas suelen quedarse quietas, mirándote fijamente, así que son de retrato más fácil. Las cebras van a su bola y les importa todo un rábano, así que hay que pillarlas con la cabeza levantada, porque si no, no paran de pastar. Hemos conseguido ver un Springbock, el bicho-mascota de la selección sudafricana de rugby, pero yo no he podido tirarle foto. También hemos visto un ñu que iba solo. Me ha extrañado, porque estaba acostumbrada a verles en manadas. pero Wes dice que se juntan para migrar. También hemos visto una pareja de facoqueros. Aquí los llaman Pumba, o algo así.

No hemos visto nada más hoy, aparte de bonitos pájaros. Nos llevan por la noche a cenar en medio de la reserva, una barbacoa africana, que se llama Braai. Consiste en salchichas y pollo, con mazorcas, ensalada con mayonesa, y una plasta de patatas con salsa picante. De postre, nos dan mango con crema. Hemos encargado una botella de vino. Christian ha pillado otra por el camino y comparamos. La mejor es la que llevamos, que es de la uva de aquí, pinotage. La encargamos en el bar antes de salir y nos la han llevado en fresco. Wes nos enseña un lagarto y nos dice que tengamos cuidado al ir al baño, porque pueden venir animales, ya que estamos en el bosque.

Regresamos hacia el Lodge. De día veíamos poco, y de noche no hemos visto nada, aparte de un camaleón, que debe ser un pariente de Wes porque es muy pequeño y no sabemos como ha podido verlo desde el coche. Parecía una hoja.

Llegamos al Lodge y nos acostamos inmediatamente, porque mañana tenemos que levantarnos a las 4:30 para ir a andar. Hace mucho calor en la habitación, pero Juanjo ha apagado el aire porque hace ruido. Es raro que ponen directamente edredones, así que no puedes taparte con una sabanilla. O edredón, o destapado. Yo duermo fatal así y he pasado mucho calor por la noche.

DIA 119 JOHANNESBURG

DIA 119

14/FEBRERO/2015 JOHANNESBURG

Salimos sigilosos porque en esa casita duerme un chico más. Es de noche cerrada, a las cinco de la mañana, y Matilde nos llevó al aeropuerto sin dudar. Echamos gasolina para reponer, y devolvimos coche y navegador a su sitio, para que descansen un rato.

Desayunamos en el aeropuerto una vez hechos todos los trámites. El billete de Juanjo ha vuelto a dar la lata. Siempre te dicen que está bien, pero no OK, y que tienen que confirmarlo. No entiendo nada.

El avión sale a su hora y no va muy lleno. Creo que podríamos haberlo cambiado para una hora más de personas decentes, pero ya no tiene arreglo. Llegamos a Johannesburgo hora y media después de salir. El aeropuerto es más antiguo, parece, que el de Capetown y no es bonito como el otro. He preguntado en una información sobre el transporte a la ciudad y mandan venir a un tipo de una agencia, que nos dice que en nuestro hotel seguro que nos informan de todo.

Un coche nos estaba esperando para recogernos y llevarnos al Lodge donde vamos a alojarnos, que está en Benoni, uno de los barrios próximos al aeropuerto, en una zona residencial. Parece que la gente no se queda en la ciudad, generalmente, porque es peligrosa y hay que ir en taxi a todas partes. Todo el mundo pasa por Jocy, pero únicamente por el aeropuerto y sus alrededores. Casi nadie se acerca a la ciudad.

Llegamos bastante "sonados" por el madrugón, pero tenemos que esperar un ratito a que nos den la habitación, porque es muy pronto. El Lodge es una casa en un jardín con piscina. Está en una zona custodiada por guardas de seguridad, un puesto de control con barreras para los coches y letreros en todas partes que pone Respuesta Armada. Muy tranquilizador.

La habitación que nos dan está de cine, con suelo de madera, dos lavabos sobre repisa de madera, una ducha enorme con alcachofa grande, jarrones en el suelo y sobre las mesas con cañas, una bañera aislada, bastante grande, una cama con muchos cojines en color chocolate y naranja, ventilador de techo y suelo y muchas ventanas que dan al jardín delantero.

Nos tumbamos un rato después de una ducha. A mediodía hemos ido caminando a un centro comercial próximo a comer algo, porque en el Lodge no dan comida a mediodía. Hace mucho calor. El centro comercial está a medias, con algunas tiendas, pero aun muchos locales vacíos. Hay unos cuantos restaurantes, pero hemos elegido justo el que no tiene cerveza de grifo ni muchos platos de la carta porque están esperando el pedido. Dan rosas rojas a algunas mujeres, pero a mi, nada, aunque Juanjo les ha dejado una buena propina. No vamos a volver más.

Regresamos caminando con el mismo calor, pero nos echamos una siesta. Luego he bajado a la piscina a refrescarme, aunque no me he bañado entera, solo meter las piernas. He preguntado por transporte o visitas a la ciudad, pero hay pocas cosas interesantes y los tour y taxis son carísimos. Juanomestá loco por ir al estadio Ellis Park, donde ganó España el Mundial de Fútbol, pero nos va a salir la foto por un ojo. He estado por la tarde en unos sillones a la entrada comentando estas cosas con la encargada del Lodge, pero todo lo que me propone me parece un disparate,




Hemos cenado en el Lodge, una cena ligera. Pero han puesto un centro de rosas rojas en la mesa, menos mal...y hemos tomado un vinito para irnos a dormir como leños, que mañana tenemos un viaje largo.

jueves, 19 de febrero de 2015

DIA 118 CABO AGULHAS

DIA 118

13/FEBRERO/ 2015 CABO AGULHAS

Meg nos ha dejado preparado el desayuno  en una salita de la casa con dos sillones, una mesita  y muchos cuadros.  Del azucarero ha salido una salamanquesa muy mona. Todo está cubierto con tules con pesas en los bordes. En un bote hay unas galletas y una nota al lado que dice que son típicas de Sudáfrica, que son caseras y que hay que mojarlas en el café o té. Efectivamente, son bastante duras, pero si  se mojan, ese ablandan enseguida.

Meg sale a ver si necesitamos algo. Desayunamos en un porche al lado de la salita, enfrente de la puerta de la casa particular. Meg nos ofrece enseñarnos la casa, al menos la parte del salón. Tiene unos grandes ventanales y está decorada con gusto marinero y bastantes cuadros. Le pregunto si ella pinta y sí, pinta, pero también su hija, de quien son la mayoría de los cuadros. Hay un piano, que ambas tocan. Tiene bastantes humedades, pero es normal en esa casa. Me pregunto si el mar llegará hasta allí cuando hay temporal y parece que no, pero nos comenta que en ese caso a veces tiene que cambiar a otra habitación porque hay demasiado ruido.

Le damos la enhorabuena por la preciosa casa y seguimos nuestro rumbo. Hemos recorrido el pueblo con el coche. Hay casas preciosas, con jardines abiertos, sin cercas.  Después de ver como era el pueblo nos acercamos al puerto, donde estaban sacando y pesando la pesca de los barcos. No hemos reconocido ninguno de los pedazo de peces que sacaban, todos muy grandes. Los iban metiendo en cajas y las cajas en furgonetas preparadas con montones de cajas. Estuvimos un rato haciendo fotos y nos fuimos a seguir la ruta por la costa.

Para empezar, por supuesto, hemos ido hasta la punta del Cabo Agulhas. Por supuesto, pone que es el punto más al sur de África, donde se encuentran los dos océanos. Pero hay uno de los muchos carteles explicativos que se pregunta dónde se encuentran de verdad los dos océanos. La respuesta es que depende. Depende de las corrientes y varios factores más, así que la cosa es complicada. Lo que si tengo claro es que las aguas que tengo al este del Cabo son el Indico. Así que, como hace mucho que no lo caro, he metido los pies en él. El agua no está fría, pero la corriente del Indico es cálida y tiene más vida que el Atlántico, que trae las aguas frías. Hemos vagado un rato por la zona, yéndonos justo a tiempo de evitar la peña procedente de un autobús en plan conquistador. Así que seguimos camino cagando virutas.

Hay una rut que debe ser ideal de la muerte que se llama Garden Route. Sobre el mapa parece que está cerca, pero esta costa es muy grande. Pensábamos hacerla, pero tenemos que dejarla para otro momento. También parece interesante la Ruta 62, que pasa por bonitos paisajes pero, después de ver el mapa y las distancias, nos decidimos por la costa, porque si se hace largo, podemos pasar a la carretera por la que fuimos ayer, directos a Capetown en poco rato.

Hemos llegado en dirección este hasta Pearly Point, donde hemos visto muchas tortugas despistadas por el camino.

El recorrido por la costa nos lleva a los puertos de donde salen los barcos con jaulas para ver tiburones blancos. Hay bastantes barcos de ese tipo, y todos huelen fatal a pescado. Supongo que llevan trozos semipodridos para atraer al tiburón. Están volviendo, así que supongo que salen temprano. La salida vale cara, ciento y muchos euros, y nos apetecía poco meternos en esa cosa. Lo habíamos pensado, pero entre el poco tiempo, la pasta gansa y demás, pusimos cero interés en intentarlo.

Hay una parte de la costa, pasado Hermanus, que es un pueblo de veraneo con chorro de casas residenciales, que pasa por una carretera entre las montañas y el mar, bastante chula. Pasado ese tramo, hemos entrado en otro pueblo costero y allí hemos comido algo de pescado en un chiringuito de playa.

El contraste de los pueblos con zonas residenciales es que suelen tener al lado unos barrios de chabolas impresionantes. Es ese que hemos comido, hay unas casas guapas, y cero gente por la calle. Pero en el barrio de chabolas que estaba al oeste del pueblo, había gente para parar un tren, caminando, comprando en mercados, etc. Unos contrastes realmente impresionantes.

Continuamos costeando hasta Muizenberg, que tiene una playa para surfistas enorme, y casetas de colores como imitando las casas de Bo'Kaap. A partir de allí, decidimos encaminarnos a Capetown, al albergue que hemos elegido. Que se llama Elefante verde, que tiene habitaciones privadas y podemos dormir, porque mañana nos toca madrugón.

Descubrimos que el albergue está en una zona poco recomendable y nos dicen que ojito, ojito, por lo que decidimos ir a comprar algo a un super no lejano y cenar en el albergue. Nos han dado una habitación en una casa anexa, bastante chula, que tiene tres habitaciones y un baño compartido, con pinta casa antigua, y tenemos nuestra propia entrada, cocina y comedor, además de salón. Hemos comprado queso, embutido, pan y vino y nos hemos montado la peli a nuestra bola. Hemos dejado todo pagado para salir mañana pitando a las cinco de la mañana. Ufff

DIA 117 LO MÁS AL SUR

DIA 117

12/FEBRERO/2015. LO MÁS AL SUR

Hemos ido a recoger el coche que hemos alquilado. Como ya habíamos estado el día anterior enterándonos de todo, no hemos tardado mucho, pero me han tenido que cambiar el TomTom porque no encontraban uno que tuviera español hablado, que a Juanjo le da más seguridad.

Recogimos el equipaje que habíamos dejado en el albergue. Hemos tenido que llevarnos todo porque no tienen sitio para el viernes. Nos encaminamos al Cabo de Buena Esperanza, que está a poca distancia de Capetown. La zona del Cabo es un parque natural, así que hay que pagar entrada, no cara.

Supuestamente puedes hacer distintos recorridos por el parque y ver fauna, vegetación, etc. Pero nosotros estamos interesados únicamente en el Cabo y en el faro, que es otra de las puntas. Primero hemos subido a la zona del faro, donde hay bastantes coches aparcados. Hay carteles de que no des de comer a los babuinos, que son peligrosos. En la zona no se ve ninguno, suponemos que estarán por el resto del parque. Juanjo ha ido al baño y yo, mientras, me he comido un melocotón. Cuando he ido a coger de nuevo la bolsa para tirar el hueso, ha venido un babuino grande corriendo y se me ha echado encima. He soltado una exclamación, que no un grito, que conste, porque no le había visto, y la gente que andaba por allí se ha vuelto a mirar qué pasaba. He tirado la bolsa dentro del coche y el babuino se ha metido, aunque no del todo, le he dado un golpe con la puerta y se ha ido. U. Señor me ha gritado que cerrará el coche, así que he ido a coger la llave, que estaba puesta y cerrado a cal y canto.  

Ha llegado Juanjo, le estaba contando lo que había pasado y, como siempre, ponía cara de que yo exagero, pero entonces ha venido una pareja mayor a preguntarme que si estaba bien. Les he dicho que si, pero que no había visto al babuino y me había sorprendido.

Luego nos hemos dado cuenta de que había bastantes, pero entre la gente y los coches no los habíamos visto. Los babuinos le quitan a la gente todo: las latas de bebida, las botellas...las abren y se las beben, lo que sea.

Hemos subido al faro, desde donde hay una vista del Cabo. El peñón donde está el faro es bastante más alto que el Cabo. El agua es un poco lechosa y con algas, parecido a lo del Estrecho de Magallanes, pero mucho menos intenso. Hay un arrecife que hace una ola un poco más dentro.

Yo estoy preguntándome todo el rato si los océanos Indicó y Atlántico se encuentran aquí o en el Cabo del Sur y, por el momento, no encuentro explicación.

Parte histórica

En 1487, Bartolomé Díaz, por encargo del rey portugués, Juan II. navegó con tres barcos buscando el paso a las islas de las especias. Después de navegar hacia el sur, consiguió avanzar hacia el este, pero con unos fuertes vientos que casi le hacen naufragar. Navegó hasta el Cabo del Este, un poco más al norte, y dio por abierto el paso de África, antes de volver a Portugal, con los barcos hechos cisco. Por tanta penuria, al Cabo le puso el nombre de Cabo de las Tormentas, pero la denominación duró poco porque Juan II, encantado por la apertura del paso, le puso el nombre de Buena Esperanza.

Curiosamente, hasta 10 años más tarde no se realizó la expedición de Vasco de Gama, quien continuó el camino abierto por Díaz y, tras 23 días de navegación por el Indico con el barco Sao Gabriel, llegó a la costa de Goa, en la India. Así quedó abierta definitivamente la ruta de comercio.

Continúa el relato

Juanjo ha ido a inspeccionar una punta del promontorio a ver si había buena foto y yo me he quedado por la zona del faro cotilleando las vistas y viendo un pequeño museo que relata lo anterior. Luego hemos cogido el coche para ir al Cabo en si.

En el Cabo huele raro, porque hay mucha alga en fase de putrefacción o algo. Hemos estado viendo y filmando como rompen las olas en él, y Juanjo ha vuelto a subir por un sendero para captar vistas, pero me dice que no es nada especial. Mientras, yo me he subido a una roca a escuchar el mar y ver el rompiente. Las rocas son grandes y algo rojizas.

Después hemos ido a ver las cruces de Díaz y Vasco de Gama, pero no queda nada de las marcas originales y ni siquiera tienen idea de como eran. Desde la de Díaz se ven los supuestos dos océanos, aunque yo tengo mis dudas, porque en el Cabo pone que es el punto más al sur de África y es mentira.

Es mediodía, pero no queremos parar a comer porque necesitamos avanzar. Llevo frutos secos y fruta y nos  hemos apañado con eso y agua.

Recorremos la costa lo más pegados al mar que podemos. Salimos del parque y empezamos a ver en el mar las rocas redondas que llaman boulders.  En Simon's Town hay una colonia de pingüinos africanos pero, como ya los hemos visto en Robben Island, no hemos parado. Hemos seguido la costa por False Bay, viendo unas bonitas playas de arena blanda, guapas para surfistas. Queremos continuar hasta el Cabo Agulhas, así que, calculando el tiempo, decidimos ir por una vía rápida y dejar la costa para mañana. La carretera es bastante buena. Pero tenemos más de dos horas de camino para llegar hasta allí. El navegador nos ha llevado por la N-62 y desviado por Napier para bajar de nuevo a la costa. Pasamos una cadena de montañas y una zona de viñedos y hemos entrado en una parte bastante más seca, tipo La Mancha. Finalmente, llegamos un poco hartos de coche a L'Agulhas, el pueblo donde está el Cabo que buscamos. En ese lugar hay montones de alojamientos, aunque parece bastante poco concurrido. Hemos visto el faro, pero se está haciendo un poco tarde y necesitamos encontrar algo. En un hotel que le ha hecho tilín a Juanjo pone que está lleno. Yo he visto una cosa algo hippy que se llama Sothermost. El nombre y el aspecto me llaman la atención. Está cerca del faro y bastante pegado a la costa. Es una casa de pueblo, algo despintada.

Un letrero indica que demos la vuelta y vayamos por la parte de atrás. Yo no encontraba la entrada pero Juanjo se ha metido por un patio y ha salido una señora rubia mayor, muy sonriente, que nos enseña una habitación preciosa, decorada con cosas antiguas. Nos dice que es el dormitorio más al sur de África. Nos explica que antes había una casa más dentro del Cabo, pero que la derribaron por estar dentro dl Parque Natural, así que ahora es la suya la que está más al sur. No es barata, pero es imposible negarse a pasar una noche en la punta del continente, así que, aunque el retrete estaba en el patio y la ducha por el jardín, nos quedamos con ella para esta noche. De puro milagro, porque la señora - creo que se llama Meg- se ha marchado enseguida a cenar fuera con un amigo y ha puesto un letrero diciendo que el hotel está lleno. Nos ha dicho que hagamos lo que queramos y que miremos lo que nos apetezca, y que el sitio es muy seguro.

Juanjo estaba desesperado por darse una ducha. Así que eso ha hecho mientras yo tiraba fotos a todo lo que veía, encantada de la vida.

Hemos cogido el coche para ir a cenar, pero hemos tenido que sacar dinero en un supermercado que tenía un cajero para apaños, pero da poca pasta.

Cenamos en la terraza del piso superior de un restaurante. Hemos tomado una botella de vino para celebrar haber llegado a ese sitio. Curiosamente, hay platos portugueses en la carta. Nos parece curioso que haya quedado tanta impronta portuguesa en el lugar.  

Volvimos a la casa. Meg nos contó que la compraron sus padres en el año 1953 y que es una casa importante, por su construcción y el sitio donde está. Tiene muchos rincones y varias zonas de patio y jardín, pero pocas habitaciones. Está llena de detalles y me da la impresión de que Meg debe ser pintora.

Dormimos con la brisa del Cabo. Hemos discutido lo de los océanos. Yo creo que este debe ser el Cabo verdadero. Juanjo opina que puede que le dieran la importancia al otro porque fue desde donde pudieron poner por primera vez rumbo al Este. En fin, puede ser, ya intentaremos averiguar algo más mañana, que hoy estamos cansados.

DIA 116 ELCANO

DIA 116

11/FEBRERO/2015 ELCANO

Vuelta a la parte histórica.
Supongo que todo el que lea este diario de viaje tendrá en mente el inicio del viaje, siguiendo la ruta de Magallanes. Al pobre lo asesinaron en Filipinas. Mientras los filipinos se entretenían con su cadáver, el resto de los supervivientes salieron pitando de allí.

Habían quedado dos naves de toda la travesía, pero una de ellas estaba en bastante mal estado. La Victoria  era la que había quedado en mejores condiciones. Los supervivientes decidieron que fuera Elcano quien continuara al mando para volver a España. De momento, tuvieron que hundir La Concepción por falta de marineros y continuaron con la Victoria y Trinidad. Navegaron durante seis meses por el mar de la China y, pasando por Mindanao, llegaron a Borneo donde fueron bien recibidos.

En Molucas consiguieron cargar especias  (clavo, jengibre, nuez moscada...) y llenar con ellas el barco. Esa carga sola serviría para costear toda la expedición. Pero el problema de Elcano para volver a España era que tenía que pasar, en virtud del Tratado de Tordesillas, por la zona asignada a los portugueses, con los que no quería encontrarse ni de broma. Para más INRI, los portugueses habían ordenado apresarlos. Así que el viaje de regreso lo hizo lo más rápido posible sin parar nada más que a cargar agua y lo necesario. Tendría que parar por las costas del Sudeste asiático y girar el Cabo de Buena Esperanza, para subir a toda pastilla hacia el norte. Así que tuvo que pasar necesariamente por Ciudad del Cabo, donde nos encontramos ahora.

La nave Trinidad que iba sobrecargada, tuvo que quedarse atrás para carenarlas así que Elcano siguió viaje solamente con la Nao Victoria. Por su parte, las tormentas hicieron de las suyas con La Victoria y pronto fueron víctimas del escorbuto, ya que sólo podían alimentarse de arroz y agua.

En mayo de 1522¡ doblaron el Cabo de Buena Esperanza, para subir a toda pastilla hacia el norte, hacia Cabo Verde, Así que tuvo que pasar necesariamente por Ciudad del Cabo, donde nos encontramos ahora. En Cabo Verde se enteraron que habían perdido un día por el camino, igual que nos pasa a nosotros.

Continúa el relato

Hoy vamos a recorrer las zonas de Capetown que aún no hemos visto o que hemos visto poco. Para empezar, hemos desayunado y dado un paseo por el Waterfront, que tiene edificios históricos y más cosas que las que hemos visto hasta ahora. Me ha llamado mucho la atención una urbanización hecha entre canales de agua por los que pasan barcos. Dentro de la urbanización hay esclusas y barcos atracados, jardines y fuentes. Un sitio precioso.

Luego hemos ido andando al centro a buscar la oficina de Europcar, para preguntar alguna cosa y saber donde está para ir mañana a por el coche que hemos alquilado. Hace muchísimo calor y hemos ido por el camino más largo por error, así que me he mareado un poco por el camino. En la oficina he bebido agua fresca de una máquina y he mejorado un poco.

Hemos recorrido las calles del centro, esas que parecen Nueva Orleans. Y hemos ido hacia el antiguo castillo, que tiene un foso bastante grande y está bien conservado. Después nos hemos acercado al Fringe, un barrio con graffitis y algunos edificios antiguos, y hemos pasado por el Parlamento. Desde allí fuimos a los Jardines de la Compañía, un espacio muy bonito, con cantidad de especies de árboles y plantas. Hay ardillas a espuertas, que aprovechan la comida que la gente echa a las palomas. Por eso están más tiempo en el suelo que en los árboles.

Desde allí volvimos a comer algo en el mismo pub que ayer. La camarera nos saluda encantada. Hemos recorrido luego el resto de las calles del centro y hemos vuelto caminando hacia el Waterfront, esta ve por el camino corto, que está muy concurrido. En el Waterfront je os tenido que esperar a que se cerrarán dos puentes que se habían abierto para dejar pasar a barcos deportivos. Uno de ellos se abría en dos partes, como los clásicos, y otro se deslizaba completamente hacia un lado.

Hoy no tenemos habitación privada en el albergue, pero tampoco nos merecía la pena andar buscando otro sitio. Estamos en una habitación de seis y el baño es común. No hay de chicos y chicas. Me di un baño en la piscina porque tengo las piernas rabiando de picor por las picaduras de vete tú a saber qué clase de bichos. Pero el agua no está fresca, así que el alivio ha sido escaso.

En la habitación hace calor y hay un tipo sobando desde que hamos llegado. Hemos decidido irnos a tomar algo al Waterfront, que siempre tiene ambiente. Para llegar, tenemos que caminar unos diez minutos por una calle algo despoblada. Juanjo, por no dejar la cámara en la habitación, va cargado con su bolsa. Y yo llevo mi bolsito con las tarjetas de crédito para cenar.

A mitad de la calle se nos ha acercado un grupo de cuatro chicos pidiéndonos dinero. Les dijimos que no llevábamos. Yo tapaba mi bolso con el chal. Insistían uno y otro y decíamos que no. Un chico alto se acercó a Juanjo enseñándole algo que llevaba en una bolsa y Juanio le decía que no y le dio una palma dita en la espalda. Se marcharon y nos dejaron, pero entonces Juanjo asimiló lo que había pasado, porque lo que el chico llevaba en la bolsa era un cuchillo.

Se nos cortó el rollo. No íbamos a dar marcha atrás y por allí apenas pasaban coches. Llegamos al Waterfront y dimos una vuelta, acercándonos al Rainbow Warrior, pero nos fuimos sin tomar nada. Lo que hicimos fue coger un taxi para volver a nuestra zona. Allí cenamos en una pizzería, con una botella de vino para que se nos pasara el disgusto.

DIA 115 HOP ON HOP OFF

DIA 115

10/FEBRERO/2015 HOP ON HOP OFF

Nos hemos dado cuenta de que Capetown es una ciudad muy extensa, más adecuada para ir en coche que andando. Por eso, después de desayunar en un bar cercano, hemos ido al Waterfront donde están las oficinas del Sightseen Bus, que nos permitirá ver toda la ciudad y bajarnos donde queramos. De momento, vamos a hacer todo el recorrido seguido y luego ya veremos.

Hay dos líneas: la azul recorre la península, dando la vuelta a Table Mountain y pasando por la zona de viñedos. Hemos empezado por ahí. Nos han dicho en la oficina que el funicular a Table Mountain está cerrado por viento.

Empezamos el recorrido por las calles centrales. Los edificios me recuerdan algo a New Orleans, con balcones de reja en blanco. Subimos luego a los jardines que son Parque Nacional, pero no nos bajamos. Recorrerlos lleva varias horas. Hemos visto la zona de viñedos, con sus bodegas. Se puede hacer un recorrido de bodegas y catas.

Pasamos por zonas residenciales, por el hospital donde Barnard hizo el primer trasplante cardíaco. Puede visitarse. Han reproducido la escena con figuras de cera en un quirófano.  Luego Pasamos por los Township, el barrio de chabolas, que puede ser visitado con un guía

Más tarde pasamos por una zona pesquera, donde hay restaurantes, pero nosotros continuamos hacia Sea Point. Pasamos por los Doce Apóstoles, que en realidad son catorce. Son grandes  salientes en las colinas. Pasamos por unas playas preciosas en Sea Point, donde también hay restaurantes. Llegamos a Green Point, donde vivimos, cerca del Stadium, el que construyeron para la Copa del Mundo de fútbol que ganó España.

Llegamos de nuevo al Waterfront y nos subimos a la línea roja, que pasa por el centro y Table Mountain. Por el centro pasamos por calles cercanas a las de la otra ruta y divisamos Bo'Kaap, el barrio de colores. Subimos a Table Mountain. Esa elevada meseta es el telón de fondo de la ciudad. Hay un funicular que lleva a la cima. Desde donde para el bus vemos la ciudad bajo nosotros. Hace frío y es caro. Veo que a partir de las seis de la tarde cuesta la mitad, y además ahora está la cima cubierta de nubes, así que intentaremos volver luego.

Hemos vuelto al centro y nos bajamos en la zona peatonal, donde comimos en un pub. Luego hemos recorrido Bo'Kaap. Estas casas son de colores porque es donde fueron a vivir los antiguos esclavos. Solo se les permitía vestir con colores pardos, así que se vengaron pintando sus casas de brillantes colores. Es muy bonito, de mayoría musulmana. Le llamen el Barrio Malayo, pero no hay tantos malayos.

Fuimos luego a preguntar en una casa de alquiler de coches, pero no tenían ninguno, y Hertz estaba cerrado. Hemos vuelto a coger el bus y subimos a Table Mountain para coger el funicular.  Pagamos la mitad de la tarifa, y subimos en un coche redondo bastante grande. La sorpresa fue que, al empezar la ascensión, el suelo empezó a girar. Gira 360 grados en la subida.

Arriba hacia fresquito, tirando a rasca. Las nubes iban y venían. Dimos una vuelta por la meseta viendo las distintas panorámicas. El sol empezaba a ponerse, así que hicimos fotos con la luz del ocaso. Bajamos pronto porque queríamos coger el bus de vuelta, que se marcha a las 8:05. El ultimo funicular baja a las 8:30, ya casi de noche.




Volvimos al Waterfront por el mismo sitio y nos fuimos a nuestro "hogar" a continuación. El Waterfront estaba bastante animado, pero volvimos a nuestra zona.

DIA 114 CIUDAD DEL CABO


DIA 114

9/FEBRERO/2015 CIUDAD DEL CABO

Amanecimos volando sobre África, quizás por Tanzania. Y nos dieron de desayunar entrando en Sudáfrica. Aún tenemos un tiempo de vuelo hasta Capetown. Había bastante cola, como siempre pasa, para entrar en el baño, pero no me resistí a cotillear cómo era, ya que el avión es distinto. Un pelín más grande de lo normal, pero equipado con jabón, colonias, toallitas húmedas...

Aterrizamos en Capetown bajo un sol radiante. Este aeropuerto da buen rollo. Nada más entrar, me sentí emocionada de estar en África, aunque eso siempre me pasa cada vez que voy a este continente.  Pero la entrada daba buenas vibraciones. El aeropuerto es bonito y alegre. Hay una escultura hecha como de malla de un elefante, una zona que imita al barrio de colores, Bo'Kaap, unas rocas como los Boullders que veremos por la costa, y carteles con animales, tiendas que se llaman The Big Five, y un anuncio para que hagas donaciones para proteger a los rinocerontes, que siguen siendo perseguidos por su cuerno, supuestamente afrodisiaco.

Salieron las maletas enseguida y fuimos a buscar un taxi. Encontramos unos de precio fijo, para ir al centro por 200 Rand, que no es barato,,pero es aceptable. La sorpresa fue que, al llegar al hotel, el taxista dijo que no, que lo que marcaba el taxímetro, que era bastante más. Nos enfadamos mucho, pero nos han hecho la del guiri en los taxis. Nos han metido en uno que no era el que queríamos.

Hemos reservado un albergue que se llama Sunflowers (Girasoles) y está en Green Point cerca de V&A Waterfront. Tenemos una habitación privada con baño, pero no estará lista hasta las dos, así que, a pesar de la pájara, hemos dejado las maletas y nos hemos ido al Waterfront a dar una vuelta, que está a diez minutos andando. Pasamos por una información turística donde nos dan un mapa precioso de Capetown y nos acercamos a la puerta de Mandela, para intentar ir hoy a Robben Island, donde estuvo preso Madiba. Nos habían dicho que había que reservar, pero al llegar a la taquilla, el taquillero nos dice sin terminar de llegar; " A las tres". Le pagamos riendo, y nos fuimos a dar una vuelta.

El Waterfront es la versión turística y de zona de ocio del antiguo Puerto. Sigue siendo puerto, pero hay montones de restaurantes y tiendas, Alfred Mall es un centro comercial, con pocas tiendas, pero muy chulas. Hay un mercado de pescado, pero resulta que es un restaurante. El Mercado de Comida son puestos con comidas curiosas, pescado, bocatas, dulces, y venta de productos alimentarios diferentes. Nos dan a probar unas Cashew garrapiñadas.

Hay una torre del reloj junto a la puerta de Mandela que es como un pequeño faro de color amarillo. En el puerto están los barcos a Robben Island y algunos barcos deportivos, aunque no muchos. Pensamos comer algo antes de ir a la isla, así que nos sentamos en una taberna y pedimos unas cervezas y algo de comer. Tomamos unos higadiros de pollo en una salsa muy especiada y picante, muy ricos. Juanjo pidió una cesta de pescado variada, que es una fritura con patatas fritas, pero las gambas no eran frescas. Hemos tomado vino, regularcillo, por decir algo.

Hay una banda de música, que toca xilófonos de madera con buen ritmo. Van cambiando de sitio, pero se mueven por el Waterfront.

A las dos y media estamos en Mandela Gate, esperando para embarcar. Hay una tienda donde venden unas camisas que le gustan a Juanjo. Tienen el diseño de las que usaba Madiba pero, por esos mismo, cuestan unos 100 euros, así que no hay nada que hacer.

Montamos en un catamarán rápido, que nos deja en Robben Island en 20 minutos. Allí nos montan en un bus viejo y nos dan una vuelta por la isla, sin bajarnos nada más que en un punto desde donde se ve Capetown y hay pingüinos africanos, bastante parecidos a los magallánicos. La isla fue primero leprosería.

Finalmente nos bajan en la presión de máxima seguridad, donde viene a buscarnos un antiguo preso, que es quien hace la visita. Bueno, a los sudafricanos les entendemos bastante bien, pero a este hombre, ni papa. Todos somos guiris de distintos países, pocos de lengua inglesa nativa, y creo que nos estamos quedando todos a dos velas, aunque comprendemos el sentido general de lo que nos quiere decir. Nos cuenta las condiciones en las que vivían y la mejora que supuso la intervención de la ONU. Antes dormían sobre una manta directamente sobre el suelo y nos dice que pasaban mucho frío. De día trabajaban en las canteras, donde el sol se reflejaba en la piedra haciéndoles daño en los ojos. A Mandela tuvieron que operarle los ojos por ese motivo.

Nos enseño un cartel con lo que les daban de comer, diferenciando a los presos blancos de los negros e indios, que recibían bastante menos.

Vimos la celda de Mandela, en la que hay un montón de mantas, como las que usaba, un cubo, supongo que a modo de retrete y un cuenco de metal.

Recorrimos los patios y la sala donde les recibían y les daban su uniforme y las Normas. El señor estaba empeñado en que retratáramos todo lo que nos iba enseñando. Hubo un momento, en que desistí de escucharle, y Juanjo me dijo que había tirado la toalla hacia rato. La pájara que tenemos tras el vuelo no ayuda nada, además.

Volvimos al embarcadero. Esta vez nos tocó ir en un barco megalento, y tardamos una hora en volver. Hemos visto que está llegando el Rainbow Warrior, el barco de Greenpeace al puerto. Hemos legado casi de noche y nos hemos ido directamente al hotel. Menos mal, porque son las ocho menos veinte y la recepción solo funciona de 8 a 8, y no teníamos la habitación, así que la hemos pillado de milagro.

La habitación esta sorprendente bien para ser un backpackers. Tiene ventilador y un baño muy amplio, con jabones y champús. Además es tranquila

Nos hemos duchado y, como es fácil comprender, metido en la cama inmediatamente. Fundidos después de un viaje tan largo y de todo el día por ahí.




sábado, 14 de febrero de 2015

DIA 113 NAMASTE

DIA 113

8/FEBRERO/2015 NAMASTE

NAMASTE es el saludo que se hace en Nepal y en la India, juntando las manos e inclinando un poco la cabeza. Hoy nos vamos de Nepal, pero tenemos un viaje muy muy largo. Por eso nos hemos quedado descansando un rato más y bajado a desayunar a ultima hora. Como el vuelo nos va a pillar tarde y tenemos la impresión de que en el aeropuerto no va a haber nada, hemos rematado el desayuno con un trozo de tarta y café en el bar en el que cenamos la noche de la pizza. Pero la tarta era demasiado grande y me ha caído pesada. Se la acabó Juanjo, claro.

Mientras hacíamos el check out han llegado la pareja de argentinos que encontramos el primer día. Vienen de Buthan y cuentan maravillas. Nos dan buena información de cómo ir. Lo tendremos en cuenta por si acaso surge alguna vez la ocasión.

La recepcionista del hotel nos despide poniéndonos unos pañuelos blancos en el cuello. Nuestro taxista de cabecera estaba por los alrededores, pendiente. Nos dice que le recomendemos a nuestros amigos si vienen por aquí.

Llegamos al aeropuerto y, como suponíamos, es casi igual de cutre por la parte de salidas. Llegamos con tiempo, a pesar del correspondiente atasco, y facturamos de los primeros. No sé qué pasa con el billete de Juanjo que siempre me piden el impreso. Pero nunca me explican por qué. Y me tiene mosca.

Nos han dado las tarjetas de embarque hasta Ciudad del Cabo. Nos esperan un montón de horas de viaje, entre vuelos y esperas.

Pasamos la aduana. La seguridad la hemos pasado dos o tres veces, una al llegar al aeropuerto, para empezar. Luego, una vez pasada la poli, se hacen dos filas, una para hombres y otra para mujeres. Tengo suerte, porque casi solo vuelan hombres. Así que la fila de los tíos es larga de la muerte y en "chicas" pasas a toda pastilla. Nos sellan las tarjetas de embarque como que hemos pasado la seguridad.

Otra cosa curiosa ha sido que al hacer el checking, nos han pedido la reserva de hotel y preguntado cuantos días vamos a estar en Ciudad del Cabo. Yo supongo que es por si se pierden las maletas, para saber donde llevarlas.

Una vez pasada la seguridad, vamos hacia las puertas de embarque. Eso es un jaleo de mil demonios. Hay gente por todas partes, muchos chinos, indios...pero una abrumadora mayoría de tíos. Es imposible averiguar la puerta que te toca hasta que llega el avión, porque los colocan sobre la marcha. De todas formas, todos los asientos están llenos. Optamos por quedarnos de pie, de todas formas, y así pasearnos, aunque la verdad es que no hay nada que ver. Solo hay una tienda-bar que no tiene nada especial.

En la puerta de embarque me entretengo en contar las mujeres que volamos a Doha. Vamos siete en total. Tremendo. Vamos a volar todo el tiempo con Qatar, que parece una compañía seria y debe serlo porque, a pesar del pollo de aeropuerto, salimos a nuestra hora, más o menos.

El vuelo a Doha dura casi cinco horas, pero el avión es cómodo. Es un Boeing pequeño, pero vamos bien y nos dan de comer y cositas. Estábamos apostando si habría vino y sí que había. Pero la peña pide directamente whisky para comer. Llevan todo tipo de licores duros. Nosotros pasamos de ellos y nos tomamos nuestro vinito. Uno francés y uno chileno. Juanjo flipa con los chilenos. Hasta aquí han metido el vino, que no es bueno, en verdad.

En la pantalla ponemos el mapa de vuelo y sigue saliendo la Meca en la brújula. Otra cosa que sale siempre es la capitalina de Madagascar, Antananarivo, que me tiene fascinada.

Llegamos a Doha de noche. Salimos sin prisa, porque tenemos siete horas de espera. El aeropuerto es un despliegue de lujo alucinante. Enorme, además. Entro en el baño y vuelvo a estar en un sitio limpio, con papel,  vaciado automático...en fin, un baño publico sensato, aunque no llega al nivel de los japoneses, con su taza caliente.

Bebo agua de una fuente muy fresca. Y pasamos por pasillos automáticos. Todo está brillante y se ve poca gente.

Pasamos el control de seguridad de Tránsito. Yo sigo llevando mi pañuelo. El guarda me saluda con un NAMASTE y me pregunta si vengo de Katmandú, por el pañuelo. Me dice que el es nepalí y me pregunta el tiempo que hemos estado y eso...

Llegamos a la zona central, de tiendas. Falta mucho or que asignen puerta a nuestro vuelo. Paseamos por las tiendas, buscando una petaquilla para el safari, pero todo el licor viene en botellas megagrndes, que no nos interesa llevar.

Hay cosas bastante divertidas, unos caramelos, que deben ser como los smarties, pero  puestos en forma de flores, montando un bouquet precioso. Yo pensaba que eran de plástico. Pero, mientras los miraba, la señora de la tienda me sacó del error y me dijo que eran caramelos. Venden también dátiles de distintas formas, rellenos de pistachos, por ejemplo. Hay Backlava y delicias turcas, de Estambul. Hay muchas chocolaterías, una tienda de Godiva, y una que tiene aceites diferentes en botellitas peueñas, con trozos de pan cortado para que mojes y pruebes. Hemos probado un aceite puro de nuez de Tarragona. Viene en una botellita blanca y vale 9 dólares. Esa misma empresa tiene otros aceites, pero ese es curioso y está bueno.

Hay un parque infantil enorme en la sala central. Al lado, hay restaurantes y las tiendas de marca. Entro en Tiffany's que, como siempre, tiene un escaparate precioso. La tienda da igual, pero los escaparates de esa marca me parecen maravillosos por lo sencillo. Hay tiendas de todo lo que pidas: Mont Blanc, Vuitton...las joyerías están atestadas de gente. Se acercan, sobre todo, a las que venden pulseras de oro, las típicas esclavas.

Hay un bar que vende langostas, caviar, salmón, champán...pero no nos atrevemos a intentar tomarnos una copita, no sea que se nos acabe el presupuesto.

Juanjo se ha puesto a ver un partido de fútbol en una pared de una tienda de deportes con teles. Yo he ido a sentarme en los cómodos sillones que hay repartidos por los pasillos que dan a las puertas. Las puertas están divididas por letras y cada letra tiene un montón de números. Hay mucho trafico. Pero hay puertas donde apenas hay gente. En cada zona hay uno o varios puntos con ordenadores Mac, unos postes con Internet, zona para familias, algún bar y unas zonas para relajarse. Las zonas de relax están divididas: las de hombres tienen las puertas de cristal transparente. Las de mujeres tienen cristales blancos, que no dejan ver el interior. Cuando quedan aún tres horas para el embarque, me meto en una sala de relax. Hay sillones cómodos, para tumbarte y dormir o, al menos, tener las piernas. Me he quedado allí hasta que ha venido Juanjo a buscarme. La verdad es que no habían anunciado el vuelo, pero él, que estaba cerca de la puerta, ha visto que estaba la gente empezando a embarcar. Me ha pillado casi dormida.

En la puerta de al lado vemos un vuelo para Casablanca en el que todos van con chillabas y pantalones blancos. Son peregrinos de La Meca. El vuelo debe ser solo para ellos, porque todos van igual. Lo que te digo: otro mundo.

Nos toca esperar un ratito mas para subir al avión. Juanjo me dice que me fije en lo raro que es el morro de nuestro avión. Es como ahuevado. Si es verdad que es raro. En nuestro vuelo va todo gente rubita y solo un par de negros.

Entramos al avión y nos llevamos una sorpresa. La entrada es por un salón muy grande con un techo muy alto. En el centro, hay un mostrador grande con un centro de flores. A la izquierda está Bussiness, con pantallas individuales muy grandes. La zona turista también tiene el techo muy alto, y unos cajones para el equipaje enormes. Los asientos son cómodos y amplios. Tenemos manta, almohada y un neceser con calcetines, antifaz y tapones para los oídos. Las ventanillas no se cierran, sino que se oscurecen hasta el punto que quieras, dando a un botón. La pantalla de pelis es individual y táctil, pero hay un mando con pantalla luminosa justo debajo, así que tengo delante de mi dos pantallas luminosas: la grande para ver y la pequeña del mando. Me gustan las luces del techo: sobre los asientos son de color morado suave y las que dan al techo, color melocotón. El avión es un Boeing 787-8 de la gama Dreamline, y no creo que vuelva a montar en un avión tan chulo en la vida. Los Qataries tienen el Airbus enorme para ir a Londres y N. York. Juanjo dice que le gustaría ir en él. Pero este de ahora es alucinante.  Hemos cenado con vinito a las tres de la mañana para nosotros, pero viene bien para dormir. Yo me he colocado el antifaz y los cascos y he dormido un poco. Tenemos casi 10 horas de vuelo.

DIA 112 RUTAS POR KATHMANDÚ

DIA 112

7/FEBRERO/2015 RUTAS POR KATMANDÚ

Vamos a dedicar el día a recorrer Katmandú con tranquilidad. Aunque el primer día recorrimos varias calles y plazas, hoy vamos a hacer unas rutas marcadas en La Biblia, una que va de Thames a Durbar y otra hacia      el sur.

No voy a describirlas porque contienen montones de templos-pagoda, Stupas, ventanas talladas, patios..vemos parejas y grupitos de guiris todos biblia en mano, siguiendo las mismas rutas que describe El Listo, como dice Juanjo, aunque observamos que se ha dejado sin describir varios templos y edificios bonitos.

Los Bahal son patios vecinales, a veces bastante grandes. Suelen contener un templo, que puede ser muy sencillo o una verdadera joya. Muchas veces tienen un pozo, o algún medio de obtener agua. Los estanques suelen estar fuera, en plazas. Allí van a coger agua en bidones, incluso a lavarse. Están muy por debajo del nivel del suelo, se baja por escaleras, y a veces están tallados. El agua sale a través de unos surtidores que siempre tienen tallada una figura. En muchos casos es la boca del cocodrilo sagrado. No hay grifos: el agua sale constantemente, pero los chorros no son muy abundantes, así que a veces las colas para recoger agua son largas. Supongo que son centros de reunión, como antiguamente las fuentes en España y en todas partes.

Tenemos suerte, porque hoy es sábado, el día de fiesta, así que hay menos tráfico y podemos caminar con cierta tranquilidad. Este recorrido sería imposible hacerlo entre semana, porque apenas se podría caminar por la calle. En esos días, con evitar que te atropellen o hacerte un esguince en un bache de la calle, ya tienes bastante. Hoy podemos verlo todo tranquilos, ver las tallas de las ventanas desde la otra acera, y contemplarlas a gusto.

La cantidad de polvo que acumula esta ciudad es impresionante. Los edificios con sus ventanas enrejadas de madera, sus vigas-tirantes hacia los tejados y puertas talladas son preciosos, pero el polvo se los come. Pienso que en los tiempos esplendorosos, con los edificios nuevecitos y las maderas limpias y jugosas, la ciudad en si debía ser una joya. Lo cierto es que aún lo es, a pesar del polvo.

Hemos visto la plaza Asan Tole, desde donde se iniciaban las caravanas al Tíbet. Hay unos templos importantes y suponemos que habría un Caravanserai,. Siempre nos dan buen rollo los Caravanserai. La palabra es bonita, pero el lugar de reunión de las caravanas, el jaleo que habría de comercio, de vendedores, de gente que llega cansada buscando albergue y de la gente emocionada por partir, todo eso imaginas en un Caravanserai. En el caso de esta plaza, hay que aislarse un momento e imaginar cómo pudo ser. El templo central, no muy grande, debía recoger la ofrendas de quienes partían para tener un viaje seguro, y de quienes llegaban ilesos como agradecimiento.

Los templos que vemos en los Bahal, plazas y calles son predominantemente pagodas, pero hay un par de Stupas: una de ellas es una réplica de la de Swayambunath. Alrededor de las Stupas suele haber varias Chaityas, que son Stupas pequeñas. Donde hay Stupas, hay a veces un molinillo de oración grande metido en un cuarto adyacente. A veces también están rodeadas de molinillos de oración. Hemos visto cerda de Asian Tole, un templo híbrido, medio budista, medio hindú, Seto Macchendranath,  en el que hay un letrero que dice que son bien recibidas las personas de todas las religiones. Tras él, hay una plaza de alfareros y hombres que portan una especie de instrumentos musicales con una cuerda de algodón. Creo que pretenden vendernos uno.

El recorrido nos lleva toda la mañana, hasta cerca de las tres. Hemos entrado a comer a un Momo-Hut, como lo lees, que tiene unos  16 tipos de momo, incluidos dulces. Hemos pedido un variado de dulces y salados. Muy ricos los de cordero. Los dulces son de manzana, plátano y chocolate con cacahuetes.

Volvimos a descansar un poco al hotel y a preparar cosas para mañana, que nos marchamos de Asia y tenemos un viaje largo, muy largo.

Juanjo quería probar un restaurante de Thames que le ha llamado la atención, pero hemos comido tarde y no me apetece. En su lugar, hemos bajado a cenar al hotel, que no cierran hasta las 10 y podemos tomarnos un platito de momos ligero.

Ayer llegó un grupo de chinos al hotel. Cuatro chinos regateando duro. Hoy le hemos preguntado al dueño porque la negociación parecía dura. Nos dice que quieren un coche grande a precio pequeño y que los chinos son muy escandalosos y hacen mucho ruido. Esa impresión tenemos también nosotros. Le decimos que los españoles también somos muy de armar jaleo pero dice que no, que con los españoles bien, pero que los chinos son una pesadilla