viernes, 30 de septiembre de 2016

ECUADOR. MADRID-QUITO

ECUADOR

29/09/2016 MADRID-QUITO

Ha sido un viaje bastante plasta, la verdad. He ido a recoger a Juanjo a las 7:30 y después fuimos a dejar el coche en el garaje. Llevamos nuestras 3 maletas (2 pequeñas de Juanjo y una mediana mía) y un maletón que nos ha dado un compañero de Juanjo para la familia ecuatoriana de su mujer.

Montamos en el autobús para el aeropuerto, que normalmente llega enseguida, pero ha habido un accidente en la N 2 y hemos tardado más de hora y media en llegar.

En Iberia, además, los mostradores iban a menos de la mitad de personal y sólo atendían 3 personas cada vez.

Después hemos tardado en el paso de seguridad. Yo he tenido que salir para sacar el iPad, para que vaya en bandeja aparte. Eso es una novedad. Juanjo también ha tenido que abrir su maleta porque llevaba dispersos los frasquitos de líquidos.

Embarcamos, y nuestro sitio lo había ocupado un chico ecuatoriano muy tocho. Pero se ha ido al suyo. Fue un error.

El vuelo ha durado unas doce horas, bastante pesado. Pero al llegar, hemos pasado el control de pasaportes en un vuelo y las maletas han salido enseguida. Llegamos a Quito en taxi, bajo un diluvio tremendo. Las carreteras son buenísimas, pero había algo de atasco.

La calle del hotel Portal de Cantuña es de una sola dirección y hemos tenido que andar unos metros. Lo justo para empaparnos. El hotel está dentro de un callejón y es una casa tradicional, con un patio interior acristalado, muy bonito, con muchos sofás y mesas de juego. El techo de cristal está adornado con flores de forja. Abajo hay muchas plantas. Hay dos pisos de habitaciones, todas distintas, bien decoradas. Nos ha recibido Cayetano, un chico altísimo, que nos ha prestado su teléfono para hablar con los destinatarios de la maleta. Vendrán mañana a por ella.

Mi maleta no se abre. He comprado un candado para avión, que conprobé que funcionaba, pero no hay tu tía. No sabemos si se habrá descojonao con algún golpe, pero no se abre. Yo llevo en ella la ropa de abrigo. Sólo tengo un impermeable fuera y, con la lluvia, parece que va a hacer frío. Estoy preocupada por ver cómo abriremos la maleta.

Hemos salido a cenar algo. He tomado una humita de queso, que sólo se toman en América y me encantan. Es una masa hecha con maíz que se cuece dentro de una panocha. Hemos probado cerveza, pero creo que voy a prescindir de ella.

Los establecimientos de comidas cierran muy pronto. Muchos a las seis. Hay que estar al loro.

Nos acostamos bastante cansados, por el viaje y el cambio de hora. La ciudad parece preciosa y el enclave, una chulada, pero la veremos mañana, Hoy estamos rotos

viernes, 16 de septiembre de 2016

TIAZO

Esta es mi carta de despedida a mi tío Luis, a quien tanto quise


TIAZO
Hola, tiazo, sé que andas por aquí, viéndonos compungidos, riéndote con esa guasa tuya y queriendo que sepamos que ya estás bien, que vuelves a tener tu aspecto deportivo de siempre, que vuelves a estar tan joven y guapo como siempre te recordaremos. 

Sé que te gustaría intervenir en este acto y cantar algún solo de tenor, con esa voz que nos emocionaba, pero no va a poder ser.

Sabes, tiazo, que estamos aquí algunas de las personas que te hemos querido siempre. Yo creo que era imposible no quererte. 

Tus hermanos te adoraban, tus cuñadas, ya sabes cuánto te quieren también. Dale un abrazo a mi madre y al abuelo, que sé que están contigo mirándonos.

El abuelo y mi madre, que decían: "Este chico no tiene arreglo", mientras tú reías con tu risa picarona. Siempre recordaré esa risa tuya. De pequeña me fascinaba, te miraba embobada mientras tú reías. Luego te ví cantar en la televisión, sin poder creer que ese hombre tan guapo, con esa voz maravillosa, era mi tío Luis, ese socarrón.

Tengo una foto contigo en la casa de Berruguete. Me pasabas un brazo por el hombro y ambos bebíamos botellas de Naransol, que nos gustaba muchísimo. Recuerdo cuando vivíamos en esa casa y, de repente, sin saber que estabas, nos sorprendías cantando escalas desde el sótano. Mi madre, y los que estábamos en casa, nos mirábamos sonrientes en esas ocasiones.

Más tarde, iba a verte cantar en el Coro Nacional y me sentía tan orgullosa de tí. Ese es mi tiazo, pensaba maravillada de esas voces que tú y tus compañeros nos brindabais. El Coro siempre se ganaba unos aplausos entusiasmados, pero yo sólo te miraba a tí, emocionada, mientras aplaudía a rabiar junto con mi amiga Beatriz.

Tu hermano Paco, el venerable de la familia, por edad, está aquí, después de haberse preocupado por tí tanto tiempo.

Ya sabes que tú eras el tío al que todos los sobrinos adorábamos. Aquí hemos venido, a despedirte. Y también los Moratilla, esa parte tan querida de nuestra familia, esa buena gente que también te adoraba.

Y aquí ves a tus compañeros del coro, afirmando con convicción lo buena persona que eres y alabando tu potente voz. Y te han hecho el regalo de sus voces en este tu último acto. Otros no han podido venir, tienen que cantar hoy. Seguro que muchos cantan hoy por tí. Y Pedro Lavirgen, tu amigo, que está enfermo,  pero te manda un abrazo. Y Rosa, que ha pasado tantos años contigo.
Y tus vecinos, que te están tan agradecidos por llevarles las cuentas tantos años.

Siempre echaré de menos aquellas nochebuenas en casa, riéndonos con tus historias. Sin tí no es lo mismo.
 
Tío, tengo que dar las gracias en tu nombre a mi hermana Marta y a mi prima Paloma. Por su capacidad de reacción cuando has tenido algún problema, y por su dedicación a tu bienestar. También doy las gracias a mi cuñada Inma, por ayudarnos con esos temas legales tan complicados.

En fin, tío,  sé que estarás siempre con nosotros y, en algún momento, que a tí se te va a hacer muy corto, volveremos a abrazarte. 

Hasta entonces, tiazo querido. Descansa de los últimos tiempos, que ya habrás olvidado. Sé que ya eres feliz de nuevo. Un beso muy grande de todos.

HASTA LA VISTA, TÍO

Desde que mi tío Luis passed away, nos dejó, el pasado 2 de Mayo, han pasado muchas cosas. Ha aparecido su hijo Juan Francisco, al que yo no volví a ver desde que era casi un bebé. Pero hoy necesito hablar de aquello. Mi tío en sus últimos meses, apenas reconocía a la gente. A veces sí, a veces no. Intentaba hablarnos, pero era imposible entenderle. El Parkinson estaba muy avanzado, había tenido una fractura de cadera y casi no caminaba. Estuvo en una Residencia muy bien atendido, pero estaba siempre en una tumbona o en la cama. A mí me deseperaba verle así, indefenso, sin saber si pensaba algo o no, qué le pasaria por la cabeza, si algo le pasaba, y esperaba que fueran recuerdos felices.

Mis primos y yo le llevamos música clásica en mp3, para que se entretuviera y recordara, pero no tengo claro si la gente de la Residencia se la ponía alguna vez.

Un día le grabé zarzuelas e introduje una canción cantada por Pedro Lavirgen, que era amigo suyo y a quien él admiraba. La verdad es que a mí siempre me reconoció y me sonreía cada vez que iba a verle. Como no podía entender qué quería, porque apenas hablaba, le puse la canción y le pregunté:
- ¿Le reconoces?
Y él, apenas en un susurro y con una sonrisa emocionada, me contestó
- Es Pedro

Yo llegué a Madrid por casualidad cuando le sedaron. Pensaba que no estaba consciente, se le veía dormido. Pero me acerqué a su oído y le dije:
-Hola Tiazo
Entonces abrió los ojos de repente y se me quedó mirando mucho rato, hasta que le dije que descansara, que yo estaba con él.
Busqué los mp3 pero ninguno funcionaba, así que busqué en el móvil, en You Tube, zarzuelas y todo lo que pude encontrar de Pedro Lavirgen para que lo escuchara mientras iba marchándose.

Era imposible quedarse con él, no había lugar en su habitación, y el médico me aseguró que estaba bien sedado, porque al final de la mañana no respondía. Vino mi padre y nos despedimos de Luis.

Falleció al día siguiente, a primera hora de la mañana. Yo estaba en Alcalá y no pude llegar a tiempo de acompañarle en ese momento.

El velatorio fue en la misma Residencia. Llegaron varios de mis primos, Paloma, Alicia....los Moratilla y gente del coro. Localizamos a Pedro Lavirgen y le dijo a Marta por teléfono que estaba recién operado, pero que Luis le había ayudado muchísimo en momentos problemáticos y que le tenía mucho cariño y respeto.

Cuando el cura hizo el responso, saqué mi móvil y puse el tema de la Pasión según san Mateo de Bach, que me parece la mejor despedida que se ha compuesto

https://www.youtube.com/watch?v=OMK6C854R28

Creo que quienes nos acompañaban se quedaron desconcertados, cura incluido, pero lo escucharon con respeto y emoción, mientras yo me despedía de mi tío y le miraba esa hermosa cara por última vez.