miércoles, 30 de octubre de 2019
Las ONGs de Lesvos
LAS ONGs DE LESVOS
Nos hemos marchado de Lesvos y nunca pensamos que nos daría tanta pena.
Hemos conocido el infierno de Moria pero también a unos seres humanos increíbles, gente que ha apartado su vida y sus intereses por ayudar a una gente que sufre una situación terrible e injusta.
Hemos colaborado con algunas, hemos conocido el trabajo de otras. Hay ONGs grandes, con gran financiación que hacen su trabajo, como MSF, que atiende niños y mujeres del campo de Moria.
Voy a ofrecer información en este post sobre las ONGs que trabajan en este momento sobre el terreno , por si hay alguna persona interesada.
REMAR, una ONG española, que reparte la comida que lleva el catering oficial. Ese catering no cumple las condiciones nutricionales adecuadas y su preparación debería investigase. Mucha gente no la toma porque enferman. REMAR no se ocupa de la preparación de la comida. Sólo la reparte. A título personal, la cooperante que la lleva en este momento, se ocupa de actividades de ocio de niños.
Movement On The Ground (MOTG) Suministran materiales y montan tiendas grandes para varias familias. Les vimos acondicionando una zona del olivar para trasladar a familias que estaban viviendo en tiendas pequeñas, sobre la tierra. Llevan unos chalecos blancos.
Europe Relief. Tienen un aspecto peculiar. Las mujeres van vestidas con vestidos largos. Aportan mantas, ropa, etc. No conocemos nada de su estructura. No parece que se relacionen con ninguna otra ONG. Llevan chalecos tojos.
Attica. Suministra ropa a refugiados
Europeas Lawyers in Lesvos. (ELIL) Son abogadas que atienden a los refugiados en su petición de asilo, asesoramiento para las entrevistas, etc. Mucha gente nos ha hablado de ellas con respecto a ayuda legal, charlas para explicarles su situación y asesorarlas. Llevan chalecos negros.
Refugees for Refugees. Llevan una parte del olivar. Han montado un campo de juegos para los niños. Uno de esos niños fue al que pasó un camión por encima cuando estaba metido en una caja de cartón. Tenía 5 años. Ocurrió en Septiembre.
https://m.facebook.com/Refugee4Refugees/?locale2=es_ES
Rowing Together. Es una ONG española en la que hemos hecho amigas. Se ocupan de mujeres embarazadas y con problemas ginecológicos. Pidieron ayuda psicológica a Luz en un caso de violación y en otro de intento de violación en mujeres previamente violadas y una de ellas, torturada salvajemente por su marido. Es una magnífica ONG. Share a Coffee les ayuda.
https://m.facebook.com/RowingTogetherNGO/?locale2=es_ES
Zaporeak. Es una ONG vasca. Proporciona comidas para los voluntarios y, cuando hay quien haga el reparto, a la cantidad de refugiados para los que se pida. Ellos no tienen autorización para entrar al campo y la comida tiene que entregarse con ONGs intermediarias. Tienen muchos recursos que les llegan del país Vasco. Actualmente no se está haciendo reparto a refugiados, excepto pequeños grupos, porque a la ONG danesa que lo hacía en una nave cercana a Moria se le ha denegado el permiso. Si lo recuperan,, Zaporeak volverá a hacer hasta 2000 comidas, que es su capacidad. Tiene voluntarios vascos que van por periodos de 3 semanas, principalmente.
http://zaporeak.eus/es/proyecto-zaporeak
Hope Project. Éric y Philippa Kemson llevan este proyecto. Han montado un almacén de ropa, un gimnasio, sala de pintura, salón de belleza, etc. para algunas personas del campo, pero tienen poca capacidad. Su actividad principal es el reparto de ropa.
https://m.facebook.com/HopeProjectKempsons/?locale2=es_LA
One Happy Family. Dan comidas que preparan allí mismo. Zaporeak les suministra alimentos secos. También tienen una escuela para unos cientos de niiños e idiomas para algunos adultos, taller de reparación, reciclaje, cerámica, yoga, gimnasio, huerto, biblioteca en varios idiomas, guardería, café.https://ohf-lesvos.org/en/welcome/
WISH (Women in Soladirity House) es el proyecto de Inés. Se encuentra dentro del recinto de One Happy pero funciona de forma independiente. Proporciona un lugar seguro para mujeres. Tiene un taller de bolsos hechos con ropa reciclada que se autofinancia. Hay una sala para que las mujeres se reúnan, tomen té y se pongan cómodas. Inés organiza encuentros con las Abogadas que mencioné antes para asesoramiento legal y político. También van las voluntarias de Rowing a darles charlas sobre educación sexual, sanitaria, etc. Nos ha encantado esta ONG que tiene perspectiva de género. El problema es que Inés tiene que irse en primavera porque se le acaban los recursos y en su entorno hay preocupación por su sustitución, que va a ser complicada.
https://m.facebook.com/wishlesb/
Acción Directa Sierra Norte. Julio inició un proyecto con la Móvil kitchen que se continuó con Home for All de Nikos y Katerina. Actualmente están asociados en una ONG española para evitar problemas con el gobierno griego. Tienen todos los permisos para cocinar y Nikos y Katerina pueden entrar en el campo a repartir comida. Share a Coffee les ayuda, pero están muy cortos de financiación. Dan talleres de cocina a chicos para proporcionarles un oficio con el que puedan trabajar. No tienen otro tipo de voluntariado. Solo refugiados. Con la finalidad de capacitarlos.
https://adsnblog.wordpress.com/
No Borders Kitchen Se ocupan de repartir comidas en Mitilene a un grupo de refugiados. Anteriormente cocinaban ellos. Ahora la comida se la da Zaporeak. Atienden a los recién llegados con ayuda de urgencia. Realizan otras actividades en relación con la gente más vulnerable
https://m.facebook.com/NBKLesvos/?locale2=es_ES
Las Islas-Jaula
Tuvimos una conversación en Lesvos con una afgana que nos contó su historia. Amenazada por los Talibán, que querían de ella pagarle por realizar un acto ilegal. Como se negó, amenazaron a su marido y a su hijo de 3 años y a ella misma le dieron un culatazo con una pistola intentando secuestrarla. La familia política, en lugar de protegerla quería su muerte. Su suegra quería que trajeran su cadáver.
Su marido la apoyó y huyeron primero a Irán, donde pasaron un tiempo, y luego a Turquía. Tuvieron dos intentos de salir. En el primero les atrapó la policía y les metieron a los tres en la cárcel. Pasaron allí dos meses.
Finalmente consiguieron salir y llegaron a Lesvos. Llevan allí más de un año. En cuanto les den el pasaporte se irán a Francia. Tienen miedo de que el nuevo gobierno griego les deporte. Ya han deportado a 3 familias de Kara Tepe. Eso antes no se hacia, pero ahora la inseguridad es total.
Ahora estamos en Samos. En el campo militar, donde hay capacidad para 600 personas, hay 6000. En el recinto cerrado viven 2000 personas, 1000 en contenedores, hacinados, el resto en tiendas. Los otros 4000 se extienden por el campo que rodea el recinto militar.
La comida es del mismo catering oficial que en las demás islas, pero aquí sólo les dan una botella de agua al día.
Nos hemos acercado al campo. La policía controla la entrada. Una cascada de aguas fecales ataca el olfato al aproximarte. Los senderos a las tiendas del campo, en terreno arcilloso, se volverán impracticables en cuanto llueva. Se esperan lluvias para el viernes. Movement on the Ground está trabajando a destajo para acondicionar lo que sea posible antes del invierno. La situación de desbordamiento nunca antes se había dado como este año. No saben lo que puede pasar.
Hace dos semanas hubo un gran incendio. Parece que no murió nadie pero las ONGs, que tienen prohibido el paso al campamento, no saben cuál pudo ser el alcance ni el número de tiendas afectadas. Hay un silencio absoluto.
Hoy hemos conocido en un parque a un grupo de palestinos. Están desesperados. Han dejado a sus hijos en Líbano. No quieren ropa, ni dinero, ni ayuda, solo quieren marcharse. Pero están en una jaula, rodeada de agua y no hay salida para ellos. No sabemos qué decirles. ¿Qué se les puede decir? Nos enseñan la foto de sus hijos. Vemos más allá una pareja con un bebé. También viven en el parque. Les preguntamos por qué no van al campamento. Nos dicen que sólo hay suciedad y animales, probablemente ratas es a lo que se refieren. Los comprendemos. Nos miran con ojos de profunda tristeza. Nos dice que sólo buscan una vida. No hay palabras. Nos quedamos mudas.
Su marido la apoyó y huyeron primero a Irán, donde pasaron un tiempo, y luego a Turquía. Tuvieron dos intentos de salir. En el primero les atrapó la policía y les metieron a los tres en la cárcel. Pasaron allí dos meses.
Finalmente consiguieron salir y llegaron a Lesvos. Llevan allí más de un año. En cuanto les den el pasaporte se irán a Francia. Tienen miedo de que el nuevo gobierno griego les deporte. Ya han deportado a 3 familias de Kara Tepe. Eso antes no se hacia, pero ahora la inseguridad es total.
Ahora estamos en Samos. En el campo militar, donde hay capacidad para 600 personas, hay 6000. En el recinto cerrado viven 2000 personas, 1000 en contenedores, hacinados, el resto en tiendas. Los otros 4000 se extienden por el campo que rodea el recinto militar.
La comida es del mismo catering oficial que en las demás islas, pero aquí sólo les dan una botella de agua al día.
Nos hemos acercado al campo. La policía controla la entrada. Una cascada de aguas fecales ataca el olfato al aproximarte. Los senderos a las tiendas del campo, en terreno arcilloso, se volverán impracticables en cuanto llueva. Se esperan lluvias para el viernes. Movement on the Ground está trabajando a destajo para acondicionar lo que sea posible antes del invierno. La situación de desbordamiento nunca antes se había dado como este año. No saben lo que puede pasar.
Hace dos semanas hubo un gran incendio. Parece que no murió nadie pero las ONGs, que tienen prohibido el paso al campamento, no saben cuál pudo ser el alcance ni el número de tiendas afectadas. Hay un silencio absoluto.
Hoy hemos conocido en un parque a un grupo de palestinos. Están desesperados. Han dejado a sus hijos en Líbano. No quieren ropa, ni dinero, ni ayuda, solo quieren marcharse. Pero están en una jaula, rodeada de agua y no hay salida para ellos. No sabemos qué decirles. ¿Qué se les puede decir? Nos enseñan la foto de sus hijos. Vemos más allá una pareja con un bebé. También viven en el parque. Les preguntamos por qué no van al campamento. Nos dicen que sólo hay suciedad y animales, probablemente ratas es a lo que se refieren. Los comprendemos. Nos miran con ojos de profunda tristeza. Nos dice que sólo buscan una vida. No hay palabras. Nos quedamos mudas.
lunes, 28 de octubre de 2019
El cementerio de los refugiados
Se encuentra cerca de Home for All, pero nadie va a indicarte donde está. Pero nuestra amiga de No borders Kitchen lo conoce desde el 2015.
Está en una finca privada, sin acceso. Tenemos que saltar la alambrada para entrar y enseguida vemos las tumbas y las lápidas. No todas las tumbas están identificadas. Hay una parte donde sólo hay los montones de tierra y unos palitos señalando el sitio. Una de ellas tiene dos palos y una cinta blanca entre ellos. No sabemos si significa algo o si está puesta, simplemente, para diferenciarla del resto. Hay una reciente, con flores por encima. Y una de niño. Nuestra amiga nos dice que hay muchas nuevas desde la última vez que estuvo.
La parte de las tumbas con lápida contiene unas 100. Pero es sobrecogedor leer las inscripciones. Hay una lápida doble: una mujer de 31 años y un niño de 1.
Vamos leyendo los nombres pero la mayoría son: Desconocido niño 3 años; Desconocida niña 3 años...hay muchos de 6, 12....hombres de 26, 42, 70. No sé si me impactan más los niños o los ancianos. Qué hace que un hombre de 70 años tenga que dejar su pueblo, su familia y morir en el mar?. Y esos niños ahogados, el miedo que habrán pasado, sin entender nada...
Es aterrador. No hay palabras. Gente desconocida, sin nombre, la edad y la fecha de su muerte. Y nada más. Un montón de tierra finaliza una vida. Un final sin sentido. No vamos a hacer nada?
Está en una finca privada, sin acceso. Tenemos que saltar la alambrada para entrar y enseguida vemos las tumbas y las lápidas. No todas las tumbas están identificadas. Hay una parte donde sólo hay los montones de tierra y unos palitos señalando el sitio. Una de ellas tiene dos palos y una cinta blanca entre ellos. No sabemos si significa algo o si está puesta, simplemente, para diferenciarla del resto. Hay una reciente, con flores por encima. Y una de niño. Nuestra amiga nos dice que hay muchas nuevas desde la última vez que estuvo.
La parte de las tumbas con lápida contiene unas 100. Pero es sobrecogedor leer las inscripciones. Hay una lápida doble: una mujer de 31 años y un niño de 1.
Vamos leyendo los nombres pero la mayoría son: Desconocido niño 3 años; Desconocida niña 3 años...hay muchos de 6, 12....hombres de 26, 42, 70. No sé si me impactan más los niños o los ancianos. Qué hace que un hombre de 70 años tenga que dejar su pueblo, su familia y morir en el mar?. Y esos niños ahogados, el miedo que habrán pasado, sin entender nada...
Es aterrador. No hay palabras. Gente desconocida, sin nombre, la edad y la fecha de su muerte. Y nada más. Un montón de tierra finaliza una vida. Un final sin sentido. No vamos a hacer nada?
domingo, 27 de octubre de 2019
El Cementerio de chalecos
LESVOS
Uno de los días que hemos estado en Lesvos hemos alquilado un coche. Hay lugares que queremos visitar y Raúl ha venido con nosotras. Esta es la patria de Safo, ve tú a saber lo que opinaría ahora del campo de concentración en el que se ha convertido su isla.
Skala Kallonis es un pueblo pesquero que visitamos a la luz de la mañana. En él hay un busto de Aristóteles, con una inscripción que dice que estudió allí biología. Es un sitio muy tranquilo. Creo que escogió bien.
Continuamos hasta Petra y Molivos. Nuestro principal destino es el cementerio de chalecos. En un vertedero próximo a Molivos, que es una ciudad fortificada muy bien conservada, se depositan miles de chalecos y restos de ropa de los refugiados, junto con restos de dinguis rotos y carcasas de motores. Es desolador. Cuando ves un jersey de niño de 3 años, un vestido de niña como de 4 o 5, un chaleco de playa de niño, imaginas una cara infantil,desconcertada que no sabe qué le está pasando o quizá esté muerta, se te rompe el corazón.
Hemos pasado un rato largo, haciendo fotos e imaginando. Restos de chalecos enganchados en una alambrada y moviéndose con el viento son un símbolo de la cárcel en la que se van a encontrar atrapados quienes han conseguido llegar con vida.
Luz llora y le paso el brazo por los hombros, sabiendo que no hay consuelo. La imagen es tan tremenda.
Luego nos han comentado que ahora hay muchos menos chalecos de los que había hasta ahora. Es un cementerio de la vergüenza y no es conveniente que haya testigos. Por eso es difícil encontrarlo y a la gente del pueblo es inútil que intentes preguntarle para que te ayuden a encontrarlo. No saben nada, no quieren darte información. Hay que esconderlo.
Después de comer paseamos por el bosque de árboles fósiles junto a Sigri. Está cerrado y tuvimos que saltar una alambrada. Luego nos acercamos a Skala Fressou. Es el lugar de nacimiento de Safo, una playa preciosa.
Hemos vuelto cansados. El cementerio de los chalecos nos ha encogido el corazón. Las montañas de chalecos siguen creciendo ante la indiferencia de Europa y el ninguneo de los vecinos. Y la gente no para de llegar. Porque todas las personas merecen una vida. Todos merecemos un futuro y la UE se lo niega a esta gente que solo lucha por su vida.
Melancolía y desesperanza
MELANCOLÍA Y DESESPERANZA
En estos días hemos hecho cosas variadas. Un día estuvimos con Zaporeak, porque nos avisaron de que llegaba el contenedor que esperaban y fuimos a ayudar con la descarga.
Otro día estuvimos con Julio, de la Móvil Kitchen, que ahora se llama Acción Directa Sierra Norte. Se ha asociado con Nikos y Katerina. Él tuvo un infarto esta primavera y ya no puede estar tan pendiente. Se quedará en España y hará visitas periódicamente, como ahora, que ha tenido que venir a solucionar la papeleta de la Móvil Kitchen, donde hacían el pan y la poli se la ha cerrado. Ahora ya tiene todos los trámites hechos y esperemos que pueda volver a abrir. Allí se hacen a diario las pitas que se reparten a refugiados. Mientras esté cerrada tienen que dar pan industrial, que es bastante malo y tieso.
Así que ha estado de trámites y tendrá que volver a España unos días y volver a venir con su mujer, Nati, hasta que esté todo resuelto. Nos ha contado muchas cosas de Moria y también de otros campos de refugiados. Ha estado en otros sitios y conoce muy bien el tema. Lleva 4 años casi ininterrumpidamente dando de comer a los habitantes de los campos y se las sabe todas.
Lo que nos queda claro es que la gente que ayuda a los refugiados es acosada y perseguida por la policía. Si recoges a una persona herida, como le pasó a él, te pueden acusar de tráfico de personas. Esa misma acusación se aplica a quienes hacen rescates en el mar o ayudan a los refugiados que llegan a la playa, dándoles ropa seca y mantas. Julio ha hecho rescates y nos cuenta historias que te hacen renegar de la UE y todo el mundo desarrollado.
Nos ha contado que, cuando hacía rescates en el mar, si veía cadáveres y llamaba a la policía, le preguntaban si era un cadáver blanco o negro. Si era blanco, venían a por él. Si era negro, no. Dejaban que se hundiera. Los negros no contabilizan. Es mejor que no se sepa.
Hay gente en Lesvos que se ocupa por las noches en ir a las playas, haciendo 2 turnos en cada noche. Hay un equipo al sur de Mitilene y dos al norte. Cuando avistan un dingui avisan a la guardia costera. Hay que rescatarles. Pueden hundirse al llegar a zona rocosa, fallar el motor, etc. A veces ven como llegan los barcos turcos a la zona limítrofe y se llevan los dinguis, devolviendo a sus ocupantes a Turquía. Devoluciones en caliente. Me acaban de pasar un dato: las salidas de Turquía a las islas griegas en Octubre ha sido de 22962 personas en 670 barcos, de las cuales ha llegado a las islas un 32%. El resto, 15678 personas en 455 barcos, ha sido parado por los guardacostas o policía turcos.
A quienes llegan a la playa les dan ropa seca, si la quieren, mantas y cariño. Tienen que esperar a que llegue la policía con el autobús a recogerles. En la furgoneta llevan material diverso para ayuda de urgencia. Primeros auxilios, mantas, calcetines, jerséis, mantas térmicas...
Hemos conocido a una vasca que lleva en esto más de un año. Es jefe de equipo. Las jefes de equipo sacan a la gente del agua, negocian con la policía, etc. Periódicamente todos los rescatadores hacen cursos de RCP, salvamento, socorrismo y de distintos temas relacionados con el rescate. A las personas que el grupo cree más preparadas y que ven que su actuación es buena, se las elige como jefe de equipo por consenso. Nos ha dicho quienes son. Conocemos a alguna, personalmente y a otras de oídas. Corren riesgos con su actuación, por eso no menciono nombres. Las que conocemos en persona, desde luego, son una gente magnífica. No sabíamos esta faceta de ellas pero ya nos habían llamado la atención por su actitud, conocimiento del medio y por su trabajo con los refugiados y refugiadas. Gente admirable.
Hacen dos turnos, uno hasta las 4 de la mañana y otro de 4 a 8. Con dos coches van recorriendo la costa oteando el horizonte con prismáticos o a pelo, las que tienen buena vista. Cuando divisan un dingui van hacia la zona donde esperan que atraque, y controlan su avance por si se hunde o se para el motor. Ven lo cargado que va y avisan a la guardia costera que puede tardar en llegar diez minutos o dos horas. A veces han tenido que sacar cadáveres del agua o elegir a quien rescatan. La persona que nos los cuenta dice lo duro que es elegir a quien puedes salvar. Hay veces que la misma persona trabaja toda la semana algún turno. Pero suelen alternarse. Lo hacen además de otros cometidos que tienen y hay que compaginar. Coincide que mientras me está contando todo esto, en un sitio próximo al agua, tengo mucho frío porque es de noche y ha refrescado. Y pienso lo dura que debe ser esa guardia junto al agua, con frío. Me parece una gente excepcional. Luz quiere venir a hacer rescates. No sé si yo sería capaz, la verdad. Pero no se puede ir un día a cotillear. Si te metes en el grupo de rescate, tienes que estar al menos 3 semanas. La primera clase dura 4 horas y hay que mantener más reuniones, charlas y cursos, por lo que hay que estar un período mínimo de tiempo tiempo. Si no, no te dejan.
Recuerdo las imágenes del vídeo de FEOX sacando niños y bebés del agua y me da un escalofrío. Hay que ser de una pasta especial para dedicarse a eso. Observo que la gente con la que hablo que hace o ha hecho rescate, como Julio, tienen una mirada muy serena, muy tranquila. Me hacen creer de nuevo en la especie humana, que tan cruel es.
Con esta mujer y con Julio hemos hablado también de la situación en otros lugares. La frontera norte de Grecia y Turquía parece que debe ser un lugar muy complicado. En Croacia y Serbia la situación es especialmente grave. La policía tortura a los refugiados. En Serbia los cazaban con perros, aunque parece que se ha puesto fin a esa práctica, pero utilizan otro tipo de torturas, como cortarles los pies para que no puedan andar, dejarles desnudos y mojados en invierno, robarles documentos, móviles y cargadores.... Lo fundamental en esas fronteras es que la policía no intervenga. Si te cogen estás perdido. Especialmente los chicos jóvenes.
También hablamos de la situación en los países de origen. En Siria no para la guerra y cada vez se complica más, con los ataques a los kurdos. Sabemos que hay 160000 desplazados, al menos y quizá haya un éxodo, aunque los kurdos quieren recuperar sus territorios y son gente brava, que ha peleado y derrotado al ISIS. Veremos como evoluciona ese conflicto.
Los afganos huyen de los Talibán. La situación en Afganistán es muy dura, sigue en guerra, hay persecuciones, amenazas y la gente tiene que escapar. Una afgana, que ha trabajado con Rowing, nos ha contado su historia personal y es francamente dura. Su propia familia está en contra de ella, solo por querer llevar una vida normal y trabajar y haberse casado por amor y no por imposición familiar. La familia del chico afgano de Atenas huyó porque pusieron una bomba en el colegio del chico y ya no aguantaron más
Las gentes del Congo huyen de una guerra de la que ya no se habla desde hace años. De violaciones y torturas. Nos han contado que las torturas que se llevan a cabo en el Congo son brutales. Hay quien ha visto los vídeos y dice que son algo inimaginable. Gente curtida nos dice que son incapaces de verlos porque es algo tan brutal que no puede soportarse. Aquellas bestialidades que nos contaban cuando las guerras entre hutus y tutsis se quedan en nada con lo que está pasando ahora.
En otros países africanos, Somalia, Liberia etc., la vida no tiene valor y no hay futuro. La gente huye de la violencia y por subsistir. Y todos sabemos lo que pasa con los palestinos, que también están por aquí huyendo de esa situación brutal y consentida.
La violencia en Haití es también inimaginable. Raúl vio una foto del hermano desmembrado de un haitiano que conocimos y se arrepintió muchísimo de haberla visto. Los asesinos se la mandaron al hermano como advertencia para que no se acercara. Este haitiano nos había contado parte de su historia, pero a mí me faltaba algo que no me cuadraba, porque había dejado allí a sus hijos solos con una hermana. Cuando tuvo algo más de contacto con Raúl después de irnos nosotras de Chíos, le contó la historia completa.
Es llamativo que se haya abierto una ruta Haití- Turquía, a la vez que africanos están huyendo a Centroamérica. Las rutas de escape para esta gente que sólo busca sus derechos como personas están cambiando mucho. Pero es un movimiento imparable, que únicamente puede aumentar. La desesperanza de la gente que trabaja con los refugiados es que la situación no es algo puntual, sino que va aumentando y aumentará por muchos factores. Las hambrunas serán cada vez más prolongadas y la gente tiene que vivir. Las personas tienen que proteger y alimentar a sus hijos. Antes que dejarlos morir o arriesgarse a que los maten harán lo que sea.
Pero la huida a veces se convierte en la propia muerte o en una situación de pérdida de familiares. Un chico sirio de Moria, estaba desesperado por encontrarse con su hermano. Nos han contado de una familia que tuvo que dividirse para salir de Turquía. Primero llegaron los niños y los padres dos o tres días más tarde. Cuando llegaron a Moria, los niños habían desaparecido. Nadie sabe lo que pasa en ese campo. Hay tráfico y prostitución de niños, tráfico de drogas, quizá de órganos, por un comentario que nos han hecho. En las noches, cuando no hay vigilancia, puede ocurrir cualquier cosa. La gente está desesperada. Hay quien lleva años atrapado en ese campo. El sirio con los brazos llenos de enormes cicatrices por autolesiones lleva 5 años esperando salir. Es una situación que vuelve loco literalmente a cualquiera. En los campos de concentración nazis a la gente se la esclavizaba trabajando. Aquí se la esclaviza de otra manera, con inactividad absoluta, que les vuelve locos. Días y días, meses, años, sin esperanza. Cualquier violencia, cualquier acto de brutalidad, cualquier cosa que ocurra en este campo es culpa de quienes lo mantienen con gente sin salida posible. Culpa de la UE y de todos nosotros, que no queremos ver lo que está ocurriendo en un país europeo.
Las cifras de hoy son aterradoras. El gobierno griego planea el traslado al continente de 10000 personas. Este año la situación se ha desbordado. Para fin de año habrá 40000 personas atrapadas en las islas griegas. Nunca se había visto nada similar. La rescatadora nos dice que espera que este invierno haya motines, en cuanto empiece el frío y las lluvias. Pero las instituciones internacionales se ocupan de poner líderes de grupo con los que no sabemos cómo negocian para mantener a la gente domesticada. Hubo un motín el día del incendio del contenedor donde murió al menos una mujer y quizá un niño, pero se apagó enseguida con gases lacrimógenos y detenciones.
Cuando caminas por el campo viendo esos ojos apagados y melancólicos de las personas adultas, que te silencian cualquier palabra, cuando miras las tiendas, que sabes que no van a soportar el invierno, cuando miras a los niños, que juguetean y vienen a saludarte riendo pero sabes que son niños que no tienen futuro, que van a ser despreciados si consiguen llegar a otro país, que si pueden ir al colegio alguna vez probablemente lo hagan en un ambiente hostil, se te cae el alma a los pies.
El sarcasmo de la isla es la imagen de los refugiados que se reúnen bajo la estatua de la Libertad que hay en el puerto, a los pies de la ciudadela y es lo primero y lo ultimo que se ve de Lesvos desde el barco. La estatua de la Libertad que cobija a estos seres humanos que están atrapados sin esperanza alguna de ser libres.
Y por la tarde, se llenan los ojos de lágrimas y se te parte el alma cuando te acercas al puerto y ves como los refugiados se acercan a la concertina que rodea el puerto, donde no pueden pasar, se agarran a la alambrada y miran como se aleja el barco que les sacaría de este infierno y al que no pueden subir. Melancolía y desesperanza. La muerte de la esperanza. La muerte del ser humano.
martes, 22 de octubre de 2019
Moria y sus habitantes
Supongo que el post anterior es algo atípico. Dadas las circunstancias, voy a hablar un poco de Moria y de las personas que lo habitan. Quizá repita datos dados previamente, pero creo que llegado este punto, voy a tratar de recopilar la información.
En este momento todos los campos de refugiados están hasta diez veces por encima de su capacidad:
Vial, en Chíos, tiene más de 4000 personas y su capacidad es de 800
Moria, en Lesvos, tiene una capacidad de 1500 personas y hay 15000
Vathy, en Samos, tiene 6000 personas en un espacio de 600
No tenemos aún la información actualizada de Kos, pero nos dicen que es dramática para una isla tan pequeña.
El hacinamiento produce efectos adversos: insalubridad. Las condiciones higiénicas son totalmente inadecuadas. La gente se lava lo que puede y lava constantemente su ropa en agua que recogen de la única fuente visible, pero de forma muy precaria, en barreños.
Los aseos y duchas son escasos, distantes a veces de las tiendas, muchas veces cerrados o sucios. Las mujeres, de noche, utilizan cubos o pañales de incontinencia para no tener que alejarse de su entorno de noche, por el riesgo de violación.
Las peleas son muy frecuentes. Las tiendas grandes acogen hasta tres familias, unas 14 personas. Es lógico que las tensiones sean constantes, dada la situación personal y las incomodidades de compartir tan escaso espacio con desconocidos. Las tiendas están pegadas entre sí, sin apenas espacio entre ellas. No hay intimidad y hay que aguantar al vecino como si estuviera viviendo contigo.
Los adolescentes están perdidos. No tienen nada absolutamente en qué ocuparse. En esa edad tan frágil, pueden cometer toda clase de desmanes, siendo frecuentes las borracheras, tráfico de drogas, etc. No tienen nada que hacer, no tienen esperanza y, cuando cumplen 18 años son seres sin futuro, porque no son prioritarios para las autoridades y les retienen durante años. Los niños se prostituyen por comida.
Las noches dan miedo. Luz quiere entrar en el campo de noche y se lo han desaconsejado absolutamente. Entre otras cosas, aparte de la inseguridad que tiene una mujer caminando de noche por el campo, porque se puede meter en un buen lío con la policía. No quieren testigos y, aunque como europea es difícil que le ocurra nada, pueden hacerle la vida imposible y meterla en un lío. Aparte de los problemas propios del campo.
Por la noche hay grupos de enmascarados armados de cuchillos que intentan robar a los refugiados. No se sabe quienes son, pero han atacado a refugiados y violado a mujeres que se han apartado de su tienda para orinar de noche.
Los refugiados necesitan tratamiento psicológico. Todos ellos, pero especialmente, algunas mujeres que sufren violencia de género. Pero la falta de esperanza y la inactividad producen efectos adversos en todos.
En el campo hay mercadillos donde se vende de todo. Fruta, pan elaborado en hornos de arcilla, productos de higiene, etc. Hay barberos que trabajan al aire libre, vendedores de ropa en carrillos...
Con la desproporción de habitantes con respecto a la capacidad, los servicios médicos están desbordados, siendo la prioridad los recién llegados, teniendo que dejar para días sucesivos a quienes están enfermos. Como no deja de llegar más gente, los enfermos no se tratan.
La basura se acumula, las ratas corren por todas partes, huele muy mal. Apenas hay fuentes de agua.
No ha llovido desde que estamos, pero las lluvias inundan de barro The Jungle. Muchas tiendas están puestas directamente sobre el suelo. Si no se arregla, se inundarán y pasarán frío.
La comida que reciben es escasa, inadecuada y en malas condiciones. Tienen hambre de comida normal y se les nota. Los recién llegados, que aún no han recibido su asignación, tienen que hacer cola para recibir comida, siempre que estén acreditados o buscarse la vida como puedan.
Los trámites para solicitud de asilo tienen unos plazos inasumibles, que aumentan en proporción directa con la gran cantidad de gente que está llegando. La primera entrevista se demora 9 meses, la gente se desespera. Las familias pueden tener una salida. Para los hombres solos, la salida es algo casi imposible. La obtención de un carnet de identidad o un pasaporte demora más de un año en personas vulnerables. Los demás solo pueden desesperarse.
La obtención de las distintas tarjetas es complicada. La primera , al registrarse, es roja.Significa que pueden moverse por el campo y alrededores, pero no salir de la isla. Luego les dan una negra, que les permite mayor movilidad y la azul, que les da libertad de movimiento en el país. Si se les concede el asilo, tienen carnet de identidad y se convierten en ciudadanos griegos. El pasaporte de refugiado les permite viajar, con las restricciones propias de cada país con respecto a permisos de residencia, etc.
Pero estos trámites pueden llevar años y, como digo, los hombres solos apenas tienen posibilidades. De ahí que existan los ilegales. Gente que no quiere pasar por este calvario e intentan escapar a otros países cruzando fronteras. Necesitan ropa oscura para ello, para que no se les distinga.
Pero los ilegales -la gente del bosque- en las islas no tienen ninguna posibilidad. Están varados. Por las tardes se reúnen en el puerto mirando el barco que se marcha, con desesperanza.
Las historias de los refugiados son terribles. El periplo para llegar es una odisea interminable, peligrosa, con muchos intentos fallidos, con posibilidad de ahogarse, con detenciones cuando no lo consiguen. Pasan meses para intentar cruzar los pocos km que los separan de Turquía. Y se encuentran con una UE que sólo quiere expulsarlos.
Muchos de los niños pequeños que corretean por el campo han cruzado siendo bebés. A muchos los ha traído un conocido o pariente no de primer grado y los confinan en una zona especial. Todos ellos, con o sin familia, que no saben por qué están aquí, deben pensar que la vida es esa prisión en la que se encuentran. Juegan como niños, pero no tendrán un futuro próximo vital para desarrollarse. No hay colegio o, en el mejor de los casos, unas clases de matemáticas e inglés.
Y ¿por qué pasa todo esto? Porque los países de donde vienen están en guerra, porque en los países desarrollados se fomenta la guerra en sus países para quitarles su riqueza y vender armas que los maten, porque amenazan con matarles a ellos y a sus familias, porque han matado a sus padres y no tienen a nadie, porque están hartas de violaciones, abusos y torturas. Porque son seres humanos y quieren vivir. Solo por eso.
En este momento todos los campos de refugiados están hasta diez veces por encima de su capacidad:
Vial, en Chíos, tiene más de 4000 personas y su capacidad es de 800
Moria, en Lesvos, tiene una capacidad de 1500 personas y hay 15000
Vathy, en Samos, tiene 6000 personas en un espacio de 600
No tenemos aún la información actualizada de Kos, pero nos dicen que es dramática para una isla tan pequeña.
El hacinamiento produce efectos adversos: insalubridad. Las condiciones higiénicas son totalmente inadecuadas. La gente se lava lo que puede y lava constantemente su ropa en agua que recogen de la única fuente visible, pero de forma muy precaria, en barreños.
Los aseos y duchas son escasos, distantes a veces de las tiendas, muchas veces cerrados o sucios. Las mujeres, de noche, utilizan cubos o pañales de incontinencia para no tener que alejarse de su entorno de noche, por el riesgo de violación.
Las peleas son muy frecuentes. Las tiendas grandes acogen hasta tres familias, unas 14 personas. Es lógico que las tensiones sean constantes, dada la situación personal y las incomodidades de compartir tan escaso espacio con desconocidos. Las tiendas están pegadas entre sí, sin apenas espacio entre ellas. No hay intimidad y hay que aguantar al vecino como si estuviera viviendo contigo.
Los adolescentes están perdidos. No tienen nada absolutamente en qué ocuparse. En esa edad tan frágil, pueden cometer toda clase de desmanes, siendo frecuentes las borracheras, tráfico de drogas, etc. No tienen nada que hacer, no tienen esperanza y, cuando cumplen 18 años son seres sin futuro, porque no son prioritarios para las autoridades y les retienen durante años. Los niños se prostituyen por comida.
Las noches dan miedo. Luz quiere entrar en el campo de noche y se lo han desaconsejado absolutamente. Entre otras cosas, aparte de la inseguridad que tiene una mujer caminando de noche por el campo, porque se puede meter en un buen lío con la policía. No quieren testigos y, aunque como europea es difícil que le ocurra nada, pueden hacerle la vida imposible y meterla en un lío. Aparte de los problemas propios del campo.
Por la noche hay grupos de enmascarados armados de cuchillos que intentan robar a los refugiados. No se sabe quienes son, pero han atacado a refugiados y violado a mujeres que se han apartado de su tienda para orinar de noche.
Los refugiados necesitan tratamiento psicológico. Todos ellos, pero especialmente, algunas mujeres que sufren violencia de género. Pero la falta de esperanza y la inactividad producen efectos adversos en todos.
En el campo hay mercadillos donde se vende de todo. Fruta, pan elaborado en hornos de arcilla, productos de higiene, etc. Hay barberos que trabajan al aire libre, vendedores de ropa en carrillos...
Con la desproporción de habitantes con respecto a la capacidad, los servicios médicos están desbordados, siendo la prioridad los recién llegados, teniendo que dejar para días sucesivos a quienes están enfermos. Como no deja de llegar más gente, los enfermos no se tratan.
La basura se acumula, las ratas corren por todas partes, huele muy mal. Apenas hay fuentes de agua.
No ha llovido desde que estamos, pero las lluvias inundan de barro The Jungle. Muchas tiendas están puestas directamente sobre el suelo. Si no se arregla, se inundarán y pasarán frío.
La comida que reciben es escasa, inadecuada y en malas condiciones. Tienen hambre de comida normal y se les nota. Los recién llegados, que aún no han recibido su asignación, tienen que hacer cola para recibir comida, siempre que estén acreditados o buscarse la vida como puedan.
Los trámites para solicitud de asilo tienen unos plazos inasumibles, que aumentan en proporción directa con la gran cantidad de gente que está llegando. La primera entrevista se demora 9 meses, la gente se desespera. Las familias pueden tener una salida. Para los hombres solos, la salida es algo casi imposible. La obtención de un carnet de identidad o un pasaporte demora más de un año en personas vulnerables. Los demás solo pueden desesperarse.
La obtención de las distintas tarjetas es complicada. La primera , al registrarse, es roja.Significa que pueden moverse por el campo y alrededores, pero no salir de la isla. Luego les dan una negra, que les permite mayor movilidad y la azul, que les da libertad de movimiento en el país. Si se les concede el asilo, tienen carnet de identidad y se convierten en ciudadanos griegos. El pasaporte de refugiado les permite viajar, con las restricciones propias de cada país con respecto a permisos de residencia, etc.
Pero estos trámites pueden llevar años y, como digo, los hombres solos apenas tienen posibilidades. De ahí que existan los ilegales. Gente que no quiere pasar por este calvario e intentan escapar a otros países cruzando fronteras. Necesitan ropa oscura para ello, para que no se les distinga.
Pero los ilegales -la gente del bosque- en las islas no tienen ninguna posibilidad. Están varados. Por las tardes se reúnen en el puerto mirando el barco que se marcha, con desesperanza.
Las historias de los refugiados son terribles. El periplo para llegar es una odisea interminable, peligrosa, con muchos intentos fallidos, con posibilidad de ahogarse, con detenciones cuando no lo consiguen. Pasan meses para intentar cruzar los pocos km que los separan de Turquía. Y se encuentran con una UE que sólo quiere expulsarlos.
Muchos de los niños pequeños que corretean por el campo han cruzado siendo bebés. A muchos los ha traído un conocido o pariente no de primer grado y los confinan en una zona especial. Todos ellos, con o sin familia, que no saben por qué están aquí, deben pensar que la vida es esa prisión en la que se encuentran. Juegan como niños, pero no tendrán un futuro próximo vital para desarrollarse. No hay colegio o, en el mejor de los casos, unas clases de matemáticas e inglés.
Y ¿por qué pasa todo esto? Porque los países de donde vienen están en guerra, porque en los países desarrollados se fomenta la guerra en sus países para quitarles su riqueza y vender armas que los maten, porque amenazan con matarles a ellos y a sus familias, porque han matado a sus padres y no tienen a nadie, porque están hartas de violaciones, abusos y torturas. Porque son seres humanos y quieren vivir. Solo por eso.
Reparto de cenas en Moria
Ayer nos tomamos el día de descanso. Habíamos quedado en ir a Moria a repartir cenas, pero Ana, de REMAR, ha tenido follón porque se están cancelando vuelos de la isla y tenía que transportar a los voluntarios. Así que hemos aprovechado para mandar mensajes a las ONGs de Samos, donde queremos ir a ver qué pasa, porque hay un lío terrible. Hubo un incendio en el campo la semana pasada y está el ambiente muy mal con la población. Ya estaba muy mal y ha empeorado.
Hoy, domingo, hemos comido pronto y nos hemos marchado a Moria. Nos encontramos con Ana a la entrada del campo. Hoy no hay mucha vigilancia y podemos pasar sin permiso. Recorremos parte del campo que ya conocíamos, los mercadillos, The Jungle (El olivar) y nos lleva a la “ casa” de una amiga afgana en The Jungle.
Una familia encantadora. La abuela, una mujer de 42 años, fue la tercera mujer de un hombre muy mayor y rico, por imperativo de la familia. Ha venido con su hijo hace más de un año y la hija ha llegado hace pocos meses, con su marido e hijo. El marido de la hija ha construido un horno de arcilla donde hacen pan y lo venden 3 veces al día. Esto les ayuda a mantenerse, porque los recién llegados no están recibiendo la ayuda de la UE.
Para meter el pan el el horno, utilizan una especie de guante que ocupa todo el brazo, muy acolchado para no quemarse y con una tabla. Ponen el pan sobre el guante y lo pegan a la pared del horno.
.
Hay más gente que hace pan en The Jungle. El que entrega el catering es industrial pero, el que venden los refugiados que se han construido hornos está muy bueno. No hemos podido quedarnos a ver cómo lo hacen, porque Ana tenía prisa por ir a dar las cenas. Pero hemos tomado té, galletas y un trozo del pan que fabrican.
Son una familia bien guapa. Las mujeres son una belleza. Estamos perplejos de los guapos que son los afganos y de la variedad de etnias. Estos no se parecen en nada a los familiares de Yalda. Parecen de otro país.
Nos marchamos con Ana al campo, a entregar las cenas del catering. El sitio da repelús. La gente espera metida en filas dentro de un recinto que, en el caso del de las mujeres, tiene aspecto de jaula.
Los hombres hacen una fila aparte. Nos dice Ana que a veces hay peleas por la comida. Las mujeres esperan sentadas dentro de un recinto que, como os digo, parece que están enjauladas. Me he quedado sorprendida y pregunto a Ana si estas son todas las mujeres del campo, porque hay 16000 personas y no me cuadra. Me dice que cada una recoge cena para varias personas. Que en la comida controlan lo que se llevan, pero que en la cena dan hasta que se acaba y que muchos repiten.
Sigue sin cuadrarnos la historia. Luz tiene una cara muy rara escuchando a Ana. La verdad es que Ana parece una persona estupenda, absolutamente entregada a la causa de los refugiados, a los que acoge en su casa, hace fiestas a los niños, se los lleva a la playa...lleva meses aquí y no descansa ningún día. Se levanta a las 5:30 y está todo el día trabajando, sin descansar nunca. Y se la ve siempre contenta, sonriente y cariñosa. Lo cierto es que todo el mundo le saluda con afecto.
Pero, aunque Ana es una mujer entregada a la causa, y se le nota, algo en el reparto de las cenas nos parece raro. A cada mujer le damos una bolsa con 4 pepinos, 4 huevos duros, 4 paquetitos de aceitunas, 4 sándwiches (unos bollitos pequeños) y unas pitas.
Yo me he puesto a preparar unas bolsas de comida que contenían un envase con unos nuggets de pollo y un bollo de pan blanco. Pregunto qué estoy preparando y me dicen que es la cena de los diabéticos. Me he quedado desconcertada. Los fritos son para los diabéticos. De lo más curioso.
Repartimos cenas a gran velocidad. La gente viene con sus bolsas y se lo ponemos dentro. Muchas mujeres nos dicen que son 6 personas, pero no se les da más. Los que están entregando las bolsas nos dicen que la gente está entrando por segunda vez y que pongamos menos comida. Hay gente que protesta. No tenemos medio de saber si realmente repiten o vienen por única vez. Cierran la puerta de la jaula para que no entre más gente cuando se está acabando la comida. Nosotros estamos en el interior de un cubículo cerrado con llave por dentro.
Fuera hay policía vigilando y los trabajadores del catering.
Ana nos lleva luego a visitar una zona de menores, la zona administrativa y la de cuarentena, donde retienen a los recién llegados hasta que comprueban su identidad, etc.
Ana se ha portado muy amablemente con nosotros, muy cariñosa, y nos ha llevado hasta la ciudad el su furgoneta aunque su casa está en dirección contraria y están todos muy cansados.
Pero después se nos ha confirmado que el catering oficial no cumple las condiciones sanitarias, la comida se ultracongela en Atenas y al transportarse a la isla se rompe la cadena de frío, lo que nos encaja con lo que nos cuentan muchos refugiados sobre problemas intestinales cuando la toman.
Ana es feliz con lo que hace, no tiene la culpa, pero nos tememos que el trasfondo de este suministro es más parecido a la idea previa que nos habían transmitido que a lo que nos está contando.
Hemos vuelto a casa con sensaciones encontradas. Ana es tan cariñosa que le coges cariño enseguida como persona, pero está haciendo el trabajo por el que pagan al catering.
En fin, una de las muestras de que lo que se refiere a los refugiados es bastante turbio por parte de las autoridades de Grecia y la UE
Otro tema es el de las características del campo. Ana nos dice que es muy seguro y que limpian todos los días, pero lo frecuente es ver las bolsas de basura acumuladas y sabemos, por parte de las víctimas, que se producen violaciones a diario. El campo de noche no tiene ninguna seguridad y los refugiados nos han dicho que por la noche pasan miedo.
Comentad este post, si os parece bien. Me gustaría conocer vuestras impresiones.
Hoy, domingo, hemos comido pronto y nos hemos marchado a Moria. Nos encontramos con Ana a la entrada del campo. Hoy no hay mucha vigilancia y podemos pasar sin permiso. Recorremos parte del campo que ya conocíamos, los mercadillos, The Jungle (El olivar) y nos lleva a la “ casa” de una amiga afgana en The Jungle.
Una familia encantadora. La abuela, una mujer de 42 años, fue la tercera mujer de un hombre muy mayor y rico, por imperativo de la familia. Ha venido con su hijo hace más de un año y la hija ha llegado hace pocos meses, con su marido e hijo. El marido de la hija ha construido un horno de arcilla donde hacen pan y lo venden 3 veces al día. Esto les ayuda a mantenerse, porque los recién llegados no están recibiendo la ayuda de la UE.
Para meter el pan el el horno, utilizan una especie de guante que ocupa todo el brazo, muy acolchado para no quemarse y con una tabla. Ponen el pan sobre el guante y lo pegan a la pared del horno.
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Hay más gente que hace pan en The Jungle. El que entrega el catering es industrial pero, el que venden los refugiados que se han construido hornos está muy bueno. No hemos podido quedarnos a ver cómo lo hacen, porque Ana tenía prisa por ir a dar las cenas. Pero hemos tomado té, galletas y un trozo del pan que fabrican.
Son una familia bien guapa. Las mujeres son una belleza. Estamos perplejos de los guapos que son los afganos y de la variedad de etnias. Estos no se parecen en nada a los familiares de Yalda. Parecen de otro país.
Nos marchamos con Ana al campo, a entregar las cenas del catering. El sitio da repelús. La gente espera metida en filas dentro de un recinto que, en el caso del de las mujeres, tiene aspecto de jaula.
Los hombres hacen una fila aparte. Nos dice Ana que a veces hay peleas por la comida. Las mujeres esperan sentadas dentro de un recinto que, como os digo, parece que están enjauladas. Me he quedado sorprendida y pregunto a Ana si estas son todas las mujeres del campo, porque hay 16000 personas y no me cuadra. Me dice que cada una recoge cena para varias personas. Que en la comida controlan lo que se llevan, pero que en la cena dan hasta que se acaba y que muchos repiten.
Sigue sin cuadrarnos la historia. Luz tiene una cara muy rara escuchando a Ana. La verdad es que Ana parece una persona estupenda, absolutamente entregada a la causa de los refugiados, a los que acoge en su casa, hace fiestas a los niños, se los lleva a la playa...lleva meses aquí y no descansa ningún día. Se levanta a las 5:30 y está todo el día trabajando, sin descansar nunca. Y se la ve siempre contenta, sonriente y cariñosa. Lo cierto es que todo el mundo le saluda con afecto.
Pero, aunque Ana es una mujer entregada a la causa, y se le nota, algo en el reparto de las cenas nos parece raro. A cada mujer le damos una bolsa con 4 pepinos, 4 huevos duros, 4 paquetitos de aceitunas, 4 sándwiches (unos bollitos pequeños) y unas pitas.
Yo me he puesto a preparar unas bolsas de comida que contenían un envase con unos nuggets de pollo y un bollo de pan blanco. Pregunto qué estoy preparando y me dicen que es la cena de los diabéticos. Me he quedado desconcertada. Los fritos son para los diabéticos. De lo más curioso.
Repartimos cenas a gran velocidad. La gente viene con sus bolsas y se lo ponemos dentro. Muchas mujeres nos dicen que son 6 personas, pero no se les da más. Los que están entregando las bolsas nos dicen que la gente está entrando por segunda vez y que pongamos menos comida. Hay gente que protesta. No tenemos medio de saber si realmente repiten o vienen por única vez. Cierran la puerta de la jaula para que no entre más gente cuando se está acabando la comida. Nosotros estamos en el interior de un cubículo cerrado con llave por dentro.
Fuera hay policía vigilando y los trabajadores del catering.
Ana nos lleva luego a visitar una zona de menores, la zona administrativa y la de cuarentena, donde retienen a los recién llegados hasta que comprueban su identidad, etc.
Ana se ha portado muy amablemente con nosotros, muy cariñosa, y nos ha llevado hasta la ciudad el su furgoneta aunque su casa está en dirección contraria y están todos muy cansados.
Pero después se nos ha confirmado que el catering oficial no cumple las condiciones sanitarias, la comida se ultracongela en Atenas y al transportarse a la isla se rompe la cadena de frío, lo que nos encaja con lo que nos cuentan muchos refugiados sobre problemas intestinales cuando la toman.
Ana es feliz con lo que hace, no tiene la culpa, pero nos tememos que el trasfondo de este suministro es más parecido a la idea previa que nos habían transmitido que a lo que nos está contando.
Hemos vuelto a casa con sensaciones encontradas. Ana es tan cariñosa que le coges cariño enseguida como persona, pero está haciendo el trabajo por el que pagan al catering.
En fin, una de las muestras de que lo que se refiere a los refugiados es bastante turbio por parte de las autoridades de Grecia y la UE
Otro tema es el de las características del campo. Ana nos dice que es muy seguro y que limpian todos los días, pero lo frecuente es ver las bolsas de basura acumuladas y sabemos, por parte de las víctimas, que se producen violaciones a diario. El campo de noche no tiene ninguna seguridad y los refugiados nos han dicho que por la noche pasan miedo.
Comentad este post, si os parece bien. Me gustaría conocer vuestras impresiones.
sábado, 19 de octubre de 2019
Comida griega y cena afgana
Hoy teníamos que cambiarnos de alojamiento. Raúl se ha ido con las de Rowing, que le han ofrecido un hueco, y nosotras cambiamos a otro apartamento. Con ese trajín, se nos ha pasado gran parte de la mañana, así que hemos decidido hacer algo de turismo.
Luz y yo hemos ido a visitar el museo arqueológico, mientras Raúl visitaba la ciudadela, El museo es pequeño, pero tiene bastante interés, Han reconstruido mosaicos de casas encontradas de la época Romana. La sala que se dedica al culto a los muertos es muy interesante, con los banquetes de tercer y noveno día representados en mármol.
La leyenda cuenta que, al despedazar las Ménades a Orfeo, la lira acabó apareciendo en Lesvos. Por tanto, los mosaicos están dedicados a este personaje
En la parte de alimentación conocimos el Silfo, una hierba ya extinta que se utilizaba como condimento. Al agotarse, fue sustituida por el asa fétida.
Raúl, mientras tanto, ha visitado la ciudadela, como ya he comentado. Se le ha ocurrido una cosa genial: En la cisterna, que tiene un buen eco y yo di unas voces al entrar, se ha puesto a grabar su voz cantando. Luego nos ha enviado la grabación, que es alucinante.
Como se ha hecho un poco tarde, aunque pensábamos comprar algo de pescado y cocinarl en casa, hemos bajado por las callejuelas del barrio del entorno de la ciudadela y encontrarme s una taberna griega con música y una decoración muy chula. Las paredes están llenas de las firmas de la gente. Hay dos balconcillos sobre el comedor y la decoración es de objetos antiguos, de todo tipo.
Nos invitan a un aperitivo de ouzo, con aceitunas y pan. Hemos pedido platos de pescado y ensalada y nos ha regalado el postre, que parece que es una costumbre de los restaurantes griegos. Hemos regado la comida con Retzina, un vino griego suave y aromático.
El lugar nos ha encantado. He guardado su ubicación para volver, si es posible.
Después nos hemos echado una siesta. Esta noche nos ha invitado la familia de Yalda, la traductora de farsi, a cenar en su casa. Hemos ido con las médicos de Rowing: Raquel, Aida, Cris, y la coordinadora, Isabel. Eva se ha tenido que quedar en casa porque ha pillado un virus y se encuentra fatal
Se han reunido dos familias. Aziz y el marido de Yalda son hermanos. Están casados y tienen 3 hijos entre las dos familias. Se han marchado de Afganistán hartos de los Talibán, que les imponen su lengua el Pashtun, frente al farsi, que es la lengua que habla todo el mundo. Yalda, una mujer fuerte y sonriente, toda amabilidad, nos cuenta que no puede vivir en ese país. Ella tenía un buen trabajo, pero al casarse le impiden trabajar, solo tener hijos. Y ella quiere una vida para poder hacer lo que quiera. Su marido la apoya absolutamente. Están a punto de conseguir el pasaporte para marcharse. Aziz y su mujer han llegado hace 4 meses. Ella, una mujer hermosa y, según dice su cuñada, la más fuerte de todos, ha sido repudiada por su familia. Es de una etnia diferente. Los demás tienen rasgos asiáticos. Ella parece rusa y utilizaba un idioma diferente al farsi
La cena tiene lugar en Pikpa, uno de los dos campamentos reservados a personas vulnerables. Éste es de una fundación que acoge varias iniciativas, como Mosaik, el centro donde se fabrican bolsos con los chalecos salvavidas. Este campamento es mucho más pequeño que Kara Tepe, donde viven Anáis y su mujer, pero las casas son cabañas de madera muy agradables. El camping tiene todos los servicios de un camping normal, pistas de tenis, una carpa con mesas de madera, etc. Habíamos solicitado por correo una visita, pero no nos la han concedido aún y, mira tú por dónde, vamos a verlo finalmente , aunque de otra manera.
La comida es como para una boda: dos tipos de arroz, afgano e indio, pollo frito, hamburguesas, patatas fritas, guiso de garbanzos con pollo, una salsa de yogur, una especie de pipirrana y muchos panes elaborados por el marido de Yalda. Aziz insiste en servirnos montones de comida que nos es imposible terminar. Tomamos vino y cerveza, que han llevado las de Rowing. La comida está riquísima. Deben llevar todo el día guisando. Parece que casi todo lo ha hecho la mujer de Aziz.
Cuando acabamos de comer, nos dan unos pequeños discursos. Aziz no para de hablar y de lo agradecidos que están al grupo, lo que agradecen que hayamos ido a cenar, etc. Muy emotivo.
Recogen la mesa rápidamente y nos conducen al interior de la cabaña, alfombrada, donde ponen música afgana y Aziz baila como loco. Nos pone a bailar a todas, mientras los niños nos observan en la litera de arriba.
El marido de Yalda nos ha hecho una tarta que pone A la Familia de España. Hemos escuchado una hermosa música de flauta afgana, nos explican que es la música que se toca para tranquilizar a los rebaños de ovejas. Es una música muy dulce.
Hemos pasado una velada increíble. Aziz y Yalda hablan inglés bien, el marido de Yalda lo habla poco y la mujer de Aziz, solo alguna palabra.
Ella se me acerca y me abraza. Es una mujer muy dulce. Nos quedamos abrazadas un rato. Son unas familias muy muy entrañables. Quieren marcharse a Francia, parece que tienen algún familiar o pariente allí. Ninguno habla francés, van a tener que ponerse las pilas.
- Por qué nos llaman Refugiados -dice Yalda- somos seres humanos. Hemos tenido que marcharnos de nuestro país, porque allí no podemos vivir. Tenemos derecho a una vida. Queremos vivir en un país donde nos dejen trabajar, un país bueno, no un país malo, como el nuestro.
Aziz quiere que nos quedemos a dormir en su cabaña. Le hemos dicho que no, pero insistía. Finalmente, nos vamos los 7 en un coche diminuto. Cris, la americana, se mete en el maletero.
Hemos vuelto tarde, con tanta cena, baile y música, mañana iremos con Ana, de Remar, pero por la tarde, así que no hay prisa para levantarnos.
Luz y yo hemos ido a visitar el museo arqueológico, mientras Raúl visitaba la ciudadela, El museo es pequeño, pero tiene bastante interés, Han reconstruido mosaicos de casas encontradas de la época Romana. La sala que se dedica al culto a los muertos es muy interesante, con los banquetes de tercer y noveno día representados en mármol.
La leyenda cuenta que, al despedazar las Ménades a Orfeo, la lira acabó apareciendo en Lesvos. Por tanto, los mosaicos están dedicados a este personaje
En la parte de alimentación conocimos el Silfo, una hierba ya extinta que se utilizaba como condimento. Al agotarse, fue sustituida por el asa fétida.
Raúl, mientras tanto, ha visitado la ciudadela, como ya he comentado. Se le ha ocurrido una cosa genial: En la cisterna, que tiene un buen eco y yo di unas voces al entrar, se ha puesto a grabar su voz cantando. Luego nos ha enviado la grabación, que es alucinante.
Como se ha hecho un poco tarde, aunque pensábamos comprar algo de pescado y cocinarl en casa, hemos bajado por las callejuelas del barrio del entorno de la ciudadela y encontrarme s una taberna griega con música y una decoración muy chula. Las paredes están llenas de las firmas de la gente. Hay dos balconcillos sobre el comedor y la decoración es de objetos antiguos, de todo tipo.
Nos invitan a un aperitivo de ouzo, con aceitunas y pan. Hemos pedido platos de pescado y ensalada y nos ha regalado el postre, que parece que es una costumbre de los restaurantes griegos. Hemos regado la comida con Retzina, un vino griego suave y aromático.
El lugar nos ha encantado. He guardado su ubicación para volver, si es posible.
Después nos hemos echado una siesta. Esta noche nos ha invitado la familia de Yalda, la traductora de farsi, a cenar en su casa. Hemos ido con las médicos de Rowing: Raquel, Aida, Cris, y la coordinadora, Isabel. Eva se ha tenido que quedar en casa porque ha pillado un virus y se encuentra fatal
Se han reunido dos familias. Aziz y el marido de Yalda son hermanos. Están casados y tienen 3 hijos entre las dos familias. Se han marchado de Afganistán hartos de los Talibán, que les imponen su lengua el Pashtun, frente al farsi, que es la lengua que habla todo el mundo. Yalda, una mujer fuerte y sonriente, toda amabilidad, nos cuenta que no puede vivir en ese país. Ella tenía un buen trabajo, pero al casarse le impiden trabajar, solo tener hijos. Y ella quiere una vida para poder hacer lo que quiera. Su marido la apoya absolutamente. Están a punto de conseguir el pasaporte para marcharse. Aziz y su mujer han llegado hace 4 meses. Ella, una mujer hermosa y, según dice su cuñada, la más fuerte de todos, ha sido repudiada por su familia. Es de una etnia diferente. Los demás tienen rasgos asiáticos. Ella parece rusa y utilizaba un idioma diferente al farsi
La cena tiene lugar en Pikpa, uno de los dos campamentos reservados a personas vulnerables. Éste es de una fundación que acoge varias iniciativas, como Mosaik, el centro donde se fabrican bolsos con los chalecos salvavidas. Este campamento es mucho más pequeño que Kara Tepe, donde viven Anáis y su mujer, pero las casas son cabañas de madera muy agradables. El camping tiene todos los servicios de un camping normal, pistas de tenis, una carpa con mesas de madera, etc. Habíamos solicitado por correo una visita, pero no nos la han concedido aún y, mira tú por dónde, vamos a verlo finalmente , aunque de otra manera.
La comida es como para una boda: dos tipos de arroz, afgano e indio, pollo frito, hamburguesas, patatas fritas, guiso de garbanzos con pollo, una salsa de yogur, una especie de pipirrana y muchos panes elaborados por el marido de Yalda. Aziz insiste en servirnos montones de comida que nos es imposible terminar. Tomamos vino y cerveza, que han llevado las de Rowing. La comida está riquísima. Deben llevar todo el día guisando. Parece que casi todo lo ha hecho la mujer de Aziz.
Cuando acabamos de comer, nos dan unos pequeños discursos. Aziz no para de hablar y de lo agradecidos que están al grupo, lo que agradecen que hayamos ido a cenar, etc. Muy emotivo.
Recogen la mesa rápidamente y nos conducen al interior de la cabaña, alfombrada, donde ponen música afgana y Aziz baila como loco. Nos pone a bailar a todas, mientras los niños nos observan en la litera de arriba.
El marido de Yalda nos ha hecho una tarta que pone A la Familia de España. Hemos escuchado una hermosa música de flauta afgana, nos explican que es la música que se toca para tranquilizar a los rebaños de ovejas. Es una música muy dulce.
Hemos pasado una velada increíble. Aziz y Yalda hablan inglés bien, el marido de Yalda lo habla poco y la mujer de Aziz, solo alguna palabra.
Ella se me acerca y me abraza. Es una mujer muy dulce. Nos quedamos abrazadas un rato. Son unas familias muy muy entrañables. Quieren marcharse a Francia, parece que tienen algún familiar o pariente allí. Ninguno habla francés, van a tener que ponerse las pilas.
- Por qué nos llaman Refugiados -dice Yalda- somos seres humanos. Hemos tenido que marcharnos de nuestro país, porque allí no podemos vivir. Tenemos derecho a una vida. Queremos vivir en un país donde nos dejen trabajar, un país bueno, no un país malo, como el nuestro.
Aziz quiere que nos quedemos a dormir en su cabaña. Le hemos dicho que no, pero insistía. Finalmente, nos vamos los 7 en un coche diminuto. Cris, la americana, se mete en el maletero.
Hemos vuelto tarde, con tanta cena, baile y música, mañana iremos con Ana, de Remar, pero por la tarde, así que no hay prisa para levantarnos.
jueves, 17 de octubre de 2019
Con REMAR y ACCIÓN DIRECTA
Tenemos una cita con Anne, una croata que lleva REMAR, la ONG española en Lesvos. Es una persona con un feeling y unos sentimientos que abruma. Siente verdadera devoción por su trabajo con los Refugiados a dos, hasta el punto de llevarlos a su casa, hacer fiestas con los niños, etc.
Hemos hablado muchísimo de la situación de Moria y de sus habitantes. Vivió el incendio y estuvo a punto de quedarse atrapada. Nos ha mandado fotos y vídeos de la escena, una situación complicadísima, con el resultado de una madre y su hijo muertos, atrapados en el contenedor donde vivían.
Se produjo por sobrecarga eléctrica. Ha habido muchas habladurías sobre los muertos y el origen, pero lo cierto es eso. Ella estuvo allí. Casualmente, hoy ha ido un camión a recoger los restos de la estructura quemada. Dice Anne que el fuego se extendió muy rápido, increíblemente.
Nos ha aclarado el punto de las tarjetas de los refugiados. La roja que dan de inicio solo les permite moverse por la isla. La negra les permitiría salir, pero no cobrar la ayuda de 90 euros si salen de la isla. La azul les da libertad de movimiento. Pero para ir avanzando etapas pasan meses, incluso años.
Actualmente hay 15400 refugiados en Moria. En febrero había 4500, por las lamidas y escasez de llegadas durante el invierno, pero la afluencia de este verano, y lo que se perderá que llegue, ha colapsado el campo.
Ellos ayudan a repartir las comidas del catering. Las 3 comidas. Pensamos ir con ella el sábado a ayudarle y comprobar cómo es ese reparto.
Hablamos de las colas que tienen que hacer los refugiados para todo: comidas, medico..nos dice que en el servicio médico hacen lo que pueden pero que a veces tienen una cola de 400 personas y tienen que atender a gente recién llegada de los barcos, que pueden ser otros tantos y a esos hay que verlos. La verdad es que la presión en estos momentos, tiene que ser brutal.
Nos habla de los niños y adolescentes que están solos y apartados en un recinto especial, pero dan problemas a veces, por pura inmadurez. Parece que hay otro recinto para niños pequeños no acompañados por un familiar directo, pero no lo conoce de primera mano.
La conversación parece no tener fin. Ella tiene ganas de contarnos mil cosas y nosotras de preguntarle. Pero recibo una llamada de Julio, de la Ex-Móvil Kitchen, que ahora ha cambiar ando a Acción Directa porque se ha constituido en ONG con Nikos y Katerina, que sustituyen a Julio,maque tuvo un infarto esta primavera y ya no puede estar permanentemente sobre el terreno, como hasta ahora.
Parece que ha habido un malentendido. Le había mandado un mensaje a través de personas que él conoce para avisarle de que Salam, el prenda del reparto está diciendo que la culpa de los cierres es de Nikos y Katerina y él ha pensado que era cosa mía. En fin, espero que se haya aclarado el tema. Por otra parte, Luz ha escrito una inexactitud sobre ellos en su artículo sobre Zaporeak y a Julio no le ha hecho ninguna gracia. Total, que hemos tenido un momento tenso, yo estaba apuradísima. Nos hemos tomado unas cervezas y espero que se haya quedado claro el tema.
Pero luego hemos hablado de mil cosas, de la situación de su ONG, de las dificultades que ha tenido, de la situación de los refugiados, del dinero que les cuesta mantener abierto el proyecto.
Hemos ido a Zaporeak, porque tiene que hablar con Josi del problema de los cierres con la excusa sanitaria, que viene a ser una chorrada y ganas de tocar las narices por parte de la poli.
Nos ha contado unas historias aterradoras sobre lo que les pasa a los refugiados en la frontera serbia. Antes los cazaban con perros, que les desgarraban las piernas. Ahora la policía mete a los chicos en agua helada en invierno y los deja desnudos en el campo. O les acuchilla los pies para que no puedan andar. El salvajismo es Serbia es brutal.
Y luego nos ha hablado de los Rohinya, otro conflicto del que no se habla. Él ha visto vídeos que le han tenido noches sin dormir: gente que impregnan en gasolina y tiran vivos a fosas en llamas. Todo esto hecho por budistas, la única religión considerada pacífica, con el consentimiento y quizá aliento de la Premio Nobel de La Paz, Aung San Suu Kyi.
Dos millones de personas están en esa situación y ya nadie habla de ellos. Es un genocidio que a nadie interesa, como la Guerra del Congo.
Cada día me asquea más este mundo de inhumanos, salvajes seres.
Hemos ido con los de Zaporeak a un lugar en una playa escondida, una especie de paraíso conocido por pocos, donde hemos tenido un rato de sosiego. Lo he guardado en mis mensajes, para encontrar su ubicación otro día, e intentar ir a cenar. Es una remanso de paz.
Hemos hablado muchísimo de la situación de Moria y de sus habitantes. Vivió el incendio y estuvo a punto de quedarse atrapada. Nos ha mandado fotos y vídeos de la escena, una situación complicadísima, con el resultado de una madre y su hijo muertos, atrapados en el contenedor donde vivían.
Se produjo por sobrecarga eléctrica. Ha habido muchas habladurías sobre los muertos y el origen, pero lo cierto es eso. Ella estuvo allí. Casualmente, hoy ha ido un camión a recoger los restos de la estructura quemada. Dice Anne que el fuego se extendió muy rápido, increíblemente.
Nos ha aclarado el punto de las tarjetas de los refugiados. La roja que dan de inicio solo les permite moverse por la isla. La negra les permitiría salir, pero no cobrar la ayuda de 90 euros si salen de la isla. La azul les da libertad de movimiento. Pero para ir avanzando etapas pasan meses, incluso años.
Actualmente hay 15400 refugiados en Moria. En febrero había 4500, por las lamidas y escasez de llegadas durante el invierno, pero la afluencia de este verano, y lo que se perderá que llegue, ha colapsado el campo.
Ellos ayudan a repartir las comidas del catering. Las 3 comidas. Pensamos ir con ella el sábado a ayudarle y comprobar cómo es ese reparto.
Hablamos de las colas que tienen que hacer los refugiados para todo: comidas, medico..nos dice que en el servicio médico hacen lo que pueden pero que a veces tienen una cola de 400 personas y tienen que atender a gente recién llegada de los barcos, que pueden ser otros tantos y a esos hay que verlos. La verdad es que la presión en estos momentos, tiene que ser brutal.
Nos habla de los niños y adolescentes que están solos y apartados en un recinto especial, pero dan problemas a veces, por pura inmadurez. Parece que hay otro recinto para niños pequeños no acompañados por un familiar directo, pero no lo conoce de primera mano.
La conversación parece no tener fin. Ella tiene ganas de contarnos mil cosas y nosotras de preguntarle. Pero recibo una llamada de Julio, de la Ex-Móvil Kitchen, que ahora ha cambiar ando a Acción Directa porque se ha constituido en ONG con Nikos y Katerina, que sustituyen a Julio,maque tuvo un infarto esta primavera y ya no puede estar permanentemente sobre el terreno, como hasta ahora.
Parece que ha habido un malentendido. Le había mandado un mensaje a través de personas que él conoce para avisarle de que Salam, el prenda del reparto está diciendo que la culpa de los cierres es de Nikos y Katerina y él ha pensado que era cosa mía. En fin, espero que se haya aclarado el tema. Por otra parte, Luz ha escrito una inexactitud sobre ellos en su artículo sobre Zaporeak y a Julio no le ha hecho ninguna gracia. Total, que hemos tenido un momento tenso, yo estaba apuradísima. Nos hemos tomado unas cervezas y espero que se haya quedado claro el tema.
Pero luego hemos hablado de mil cosas, de la situación de su ONG, de las dificultades que ha tenido, de la situación de los refugiados, del dinero que les cuesta mantener abierto el proyecto.
Hemos ido a Zaporeak, porque tiene que hablar con Josi del problema de los cierres con la excusa sanitaria, que viene a ser una chorrada y ganas de tocar las narices por parte de la poli.
Nos ha contado unas historias aterradoras sobre lo que les pasa a los refugiados en la frontera serbia. Antes los cazaban con perros, que les desgarraban las piernas. Ahora la policía mete a los chicos en agua helada en invierno y los deja desnudos en el campo. O les acuchilla los pies para que no puedan andar. El salvajismo es Serbia es brutal.
Y luego nos ha hablado de los Rohinya, otro conflicto del que no se habla. Él ha visto vídeos que le han tenido noches sin dormir: gente que impregnan en gasolina y tiran vivos a fosas en llamas. Todo esto hecho por budistas, la única religión considerada pacífica, con el consentimiento y quizá aliento de la Premio Nobel de La Paz, Aung San Suu Kyi.
Dos millones de personas están en esa situación y ya nadie habla de ellos. Es un genocidio que a nadie interesa, como la Guerra del Congo.
Cada día me asquea más este mundo de inhumanos, salvajes seres.
Hemos ido con los de Zaporeak a un lugar en una playa escondida, una especie de paraíso conocido por pocos, donde hemos tenido un rato de sosiego. Lo he guardado en mis mensajes, para encontrar su ubicación otro día, e intentar ir a cenar. Es una remanso de paz.
miércoles, 16 de octubre de 2019
No Puedo Reunirme con Mi Hermano
Teníamos una cita con el administrador de Kara Tepe y hemos ido a verle. Nos ha enseñado ese campamento, para familias vulnerables, que se encuentra a la salida de Mitilene, frente a Hope Project y no lejos de One Happy Family. El administrador se llama Manus, nos dice que está en un periodo entre administradores. Un suplente, muy amable.
El campo acoge a 261 familias que se seleccionan entre los refugiados por reunir ciertas condiciones de vulnerabilidad, como personas discapacitadas y enfermas. La selección la hacen entre personal de ACNUR y médicos del gobierno.
La media de estancia es de 3 a 4 meses, máximo 1 año, y de allí pasan al continente, a Atenas, a otro campo o a un piso.
Este campo es municipal y no se parece en absoluto al de Moria. Tiene un montón de actividades, colegios para niños y adultos, campos de juego, comida puerta a puerta, salas de deporte, cine, música, violín, guitarra, idiomas, informática, bibliotecas.....una barbacoa, horno de pan, billetes de bus gratis, bicis para los niños, rampas para las sillas de ruedas, huerto, jardín, barbería, peluquería, una sala segura para mujeres, duchas y aseos suficientes y muchos colores en la pintura de cercados y de las distintas salas. Hay médicos y 4 psicólogos, nada menos. Es un oasis en medio del horror o, como piensa Luz, un lavado de cara para la isla.
Darían ganas de cantar alegres cancioncillas si no fuera porque no se nos va Moria de la mente, Qué diferencia entre el horror y el oasis de paz que es este campo. Pero, si la gente que llega aquí acaba en uno de esos campos del aislamiento donde están llevando a la gente que sacan de otros sitios, qué pasará con ellos? Qué sentirán tras estas “vacaciones” ?
Manus nos dice que en Moria ya hay 15000 personas, que se sepa. Acaba de llegarme una información de que en lo que va de octubre han llegado 14000 personas a las islas del Egeo. En lo que va de año, 119000 personas han intentado el viaje a las islas. Y la situación sólo puede empeorar, con el ataque de Erdogan a los kurdos y la inseguridad en Turquía.
Mientras, hemos ido a Moria, a meternos en el campo y hablar con la gente. Yo creo que la población afgana es mayoría. Se les reconoce bien por sus rasgos orientales. Pero es difícil comunicarse con ellos. Pocos habla inglés, pero sus caras y miradas muestran tristeza y seguramente terribles historias.
Muchos refugiados nos piden foto. Muchos niños quieren que les retratemos y posan, Caminamos en pasillos atestados de tiendas donde es imposible que la gente no acabe peleando por cualquier nimiedad, el hacinamiento provoca roces y disputas, lógico.
Nos rodea ropa tendida y concertinas. Una tienda grande hace de mezquita y escuchamos el rezo. Hay gente que vende fruta, ropa o productos de aseo. Hay quien hace pan y lo vende a 59 céntimos. Hemos encontrado al afgano que traducía alemán unos ofrece traernos un pan. Nos negamos con pena.
A Eva y Raquel, de Rowing, que entraron a hablar con una familia refugiada, la mujer les decía que querría ofrecerles un té, pero que no tenia. Ni eso tienen, qué pena...
Un grupo de jóvenes sirios nos piden una foto. Nos entendemos muy mal, pero nos dicen que uno lleva 3 años y otro 5. Nos parece increíble. El de los 5 años tiene los brazos llenos de cicatrices. Le señalo a las concertinas y el otro me dice que no, que se volvió loco. No sé qué haría. Moria es muy malo, insisten.
El chico de los 3 años es guapísimo, de pelo largo y mirada muy triste. Nos cuenta que sus padres murieron en un bombardeo y que sólo tiene a su germano, que está en Chios, pero no puede llegar hasta allí, no le dan permiso. Nos llenamos de pena y no sabemos qué decirle, solo desearle buena suerte.
Hace un par de días vimos que estaban echando piedras en una zona del olivar. Hoy estaba una ONG, Movement On The Ground está instalando tiendas de ACNUR con pallets y está trasladando a gente que viven en tiendas pequeñas sobre la tierra. Vemos familias trasladarse con sus colchonetas y botellas de plástico. Uno de la ONG se acerca para decirnos que no está permitido hacer fotos.
Nos hemos ido con Isabel, de Rowing, a Zaporeak, a recoger la comida. Hemos comido allí y nos hemos puesto a empatar. Siguen sin poder hacer el reparto de las 1000 comidas, pero tienen más pedidos. En total hemos emplatado unas 700. Pedidos pequeños más los 300 voluntarios y 200 para No Borders. Raúl se ha iniciado como empaquetador. Hoy les llegan 3 voluntarias. Les hemos dicho que nos llamen cuando nos necesiten. Para los pedidos de ahora hay gente suficiente, excepto hoy, que estaban bajo mínimos y les ha venido bien la ayuda.
Hablamos del sirio y de su situación. Nos sentimos impotentes. ¿Cómo podríamos hacer que se reuniera con su hermano? La impotencia es la sensación que nos inunda cada vez que visitamos un campo de refugiados. ¿Qué ha hecho esta gente para merecer este infierno en vida?
Cuando salimos del campo para reunirnos con Raúl, la imagen de un osito de peluche tendido en una tienda me golpea el alma. El osito, el niño al que pertenece...¿ Cómo será su historia? ¿Qué pensará de la vida?
Pero los niños nos rodean y nos sonríen. Les damos la mano y les acariciamos. No podemos hacer más.
El campo acoge a 261 familias que se seleccionan entre los refugiados por reunir ciertas condiciones de vulnerabilidad, como personas discapacitadas y enfermas. La selección la hacen entre personal de ACNUR y médicos del gobierno.
La media de estancia es de 3 a 4 meses, máximo 1 año, y de allí pasan al continente, a Atenas, a otro campo o a un piso.
Este campo es municipal y no se parece en absoluto al de Moria. Tiene un montón de actividades, colegios para niños y adultos, campos de juego, comida puerta a puerta, salas de deporte, cine, música, violín, guitarra, idiomas, informática, bibliotecas.....una barbacoa, horno de pan, billetes de bus gratis, bicis para los niños, rampas para las sillas de ruedas, huerto, jardín, barbería, peluquería, una sala segura para mujeres, duchas y aseos suficientes y muchos colores en la pintura de cercados y de las distintas salas. Hay médicos y 4 psicólogos, nada menos. Es un oasis en medio del horror o, como piensa Luz, un lavado de cara para la isla.
Darían ganas de cantar alegres cancioncillas si no fuera porque no se nos va Moria de la mente, Qué diferencia entre el horror y el oasis de paz que es este campo. Pero, si la gente que llega aquí acaba en uno de esos campos del aislamiento donde están llevando a la gente que sacan de otros sitios, qué pasará con ellos? Qué sentirán tras estas “vacaciones” ?
Manus nos dice que en Moria ya hay 15000 personas, que se sepa. Acaba de llegarme una información de que en lo que va de octubre han llegado 14000 personas a las islas del Egeo. En lo que va de año, 119000 personas han intentado el viaje a las islas. Y la situación sólo puede empeorar, con el ataque de Erdogan a los kurdos y la inseguridad en Turquía.
Mientras, hemos ido a Moria, a meternos en el campo y hablar con la gente. Yo creo que la población afgana es mayoría. Se les reconoce bien por sus rasgos orientales. Pero es difícil comunicarse con ellos. Pocos habla inglés, pero sus caras y miradas muestran tristeza y seguramente terribles historias.
Muchos refugiados nos piden foto. Muchos niños quieren que les retratemos y posan, Caminamos en pasillos atestados de tiendas donde es imposible que la gente no acabe peleando por cualquier nimiedad, el hacinamiento provoca roces y disputas, lógico.
Nos rodea ropa tendida y concertinas. Una tienda grande hace de mezquita y escuchamos el rezo. Hay gente que vende fruta, ropa o productos de aseo. Hay quien hace pan y lo vende a 59 céntimos. Hemos encontrado al afgano que traducía alemán unos ofrece traernos un pan. Nos negamos con pena.
A Eva y Raquel, de Rowing, que entraron a hablar con una familia refugiada, la mujer les decía que querría ofrecerles un té, pero que no tenia. Ni eso tienen, qué pena...
Un grupo de jóvenes sirios nos piden una foto. Nos entendemos muy mal, pero nos dicen que uno lleva 3 años y otro 5. Nos parece increíble. El de los 5 años tiene los brazos llenos de cicatrices. Le señalo a las concertinas y el otro me dice que no, que se volvió loco. No sé qué haría. Moria es muy malo, insisten.
El chico de los 3 años es guapísimo, de pelo largo y mirada muy triste. Nos cuenta que sus padres murieron en un bombardeo y que sólo tiene a su germano, que está en Chios, pero no puede llegar hasta allí, no le dan permiso. Nos llenamos de pena y no sabemos qué decirle, solo desearle buena suerte.
Hace un par de días vimos que estaban echando piedras en una zona del olivar. Hoy estaba una ONG, Movement On The Ground está instalando tiendas de ACNUR con pallets y está trasladando a gente que viven en tiendas pequeñas sobre la tierra. Vemos familias trasladarse con sus colchonetas y botellas de plástico. Uno de la ONG se acerca para decirnos que no está permitido hacer fotos.
Nos hemos ido con Isabel, de Rowing, a Zaporeak, a recoger la comida. Hemos comido allí y nos hemos puesto a empatar. Siguen sin poder hacer el reparto de las 1000 comidas, pero tienen más pedidos. En total hemos emplatado unas 700. Pedidos pequeños más los 300 voluntarios y 200 para No Borders. Raúl se ha iniciado como empaquetador. Hoy les llegan 3 voluntarias. Les hemos dicho que nos llamen cuando nos necesiten. Para los pedidos de ahora hay gente suficiente, excepto hoy, que estaban bajo mínimos y les ha venido bien la ayuda.
Hablamos del sirio y de su situación. Nos sentimos impotentes. ¿Cómo podríamos hacer que se reuniera con su hermano? La impotencia es la sensación que nos inunda cada vez que visitamos un campo de refugiados. ¿Qué ha hecho esta gente para merecer este infierno en vida?
Cuando salimos del campo para reunirnos con Raúl, la imagen de un osito de peluche tendido en una tienda me golpea el alma. El osito, el niño al que pertenece...¿ Cómo será su historia? ¿Qué pensará de la vida?
Pero los niños nos rodean y nos sonríen. Les damos la mano y les acariciamos. No podemos hacer más.
martes, 15 de octubre de 2019
Espacios de humanización
Hemos cogido el bus de los refugiados en la plaza de Safo. Como sigue sin haber reparto, en Zaporeak hay gente suficiente. La verdad es que fuimos a ayudarles en un momento crítico de aumento de pedidos. Decía Josi que no habría tenido gente suficiente si no hubiéramos estado con ellos.
Nos hemos bajado en la entrada de Kara Tepe. Es uno de los 3 campos de refugiados, pero debe tener mejores instalaciones porque es para gente vulnerable. El administrador se ofrece a guiarnos por el campo mañana, porque hoy está ocupado. Nos hemos citado con él a las 11:30.
Casi enfrente se encuentra Hope Project, dirigido por Philippa y Erik Kempson. No están ellos en este momento, pero una holandesa que se ha quedado a vivir en Lesvos nos enseña las instalaciones. Son unas naves industriales reformadas. En el primer espacio hay un gimnasio, una sala de costura, otra de lanas para hacer punto, y una exposición de pinturas muy coloristas. El gimnasio es utilizado por mujeres hasta las 4 y por hombres de 4 a 6.
A continuación hay un salón de belleza, manicura y peluquería. El acceso a las instalaciones para los refugiados es por medio de tickets que distribuyen los voluntarios, o lista de espera.
El siguiente espacio es una sala de pintura, donde se exponen cuadros es dos paredes y los refugiados, quizá doce, repartidos en dos mesas grandes en la parte inferior y dos o tres pequeñas en un plano elevado. Unos pintan en caballetes y otros están dibujando en cuadernos grandes. De fondo, una suave música relajante.
Observamos las paredes. Los cuadros de una de ellas están en venta, pero el sistema es complicado, hay que contactar con el artista. Se hace a través del proyecto, pero no parece fácil y no hay página para pedidos.
Pero nos estremecemos y se nos saltan las lágrimas al ver los cuadros, donde los refugiados cuentan terribles historias de desesperanza, soledad y rechazo por parte de la UE. Historias de muerte, de racismo, de alambradas. Niños que se ahogan, una Europa que rechaza, dolor y heridas, una zapatilla ensangrentada en un camino, una mano que sale del agua pidiendo ayuda, gente en barcas que vuelcan, una familia corriendo en la orilla con los chalecos salvavidas aún puestos, el niño blanco rico y el niño negro en harapos, una UE en un dado, otra UE que expulsa, un niño que se tapa la cara con angustia, tiendas rodeadas de basura, muchas historias de naufragios y alambradas, muros y soledad. Terribles historias, historias de falta de humanidad, de sufrimiento inolvidable, vidas marcadas, vidas sin esperanza, muerte, mucha muerte.
Tengo la piel de gallina. Un frío me recorre la piel y se me llenan los ojos de lágrimas. Sin poder hablar señalo algunos cuadros a mis compañeros. Ellos me muestran otros que no he percibido entre tanto dolor. Pero la suave música y el color de las pinturas, entre tanta historia de horror, crea un espacio que humaniza el dolor. La gente se relaja pintando, expresa sus emociones y descarga su angustia. Es un espacio bello, de una belleza terrible, por lo que representa.
Poca gente tiene acceso a ello. La lista de espera no debe ser fácil de alcanzar, pero quien lo consiga es una persona afortunada. Hay más mujeres que hombres. No sé si siempre será así.
Hay un almacén de ropa donde vienen a recoger prendas los refugiados cada tres meses, previa cita con ticket. Está muy organizado y la ropa muy bien colocada. Una diferencia brutal con el almacén de Chíos.
Nos marchamos de allí. Me gustaría llevarme un cuadro, pero me parece complicado transportarlo. Pero durante un buen rato sigo con frío, el frío del miedo de la gente que me ha impregnado. El cuadro de la niña que tapa los ojos de su muñeca me parece el resumen de todo el horror de estas guerras miserables.
Caminamos hacia otro proyecto, One Happy Family, que dirige una ONG de Suiza. Allí acuden muchos refugiados. Es bastante divertido y bullicioso. Funcionan con dinero virtual para tomar un café, cortarse rl pelo... Dan comidas gratis para 800 a 1000 personas en una cocina muy pequeña. No nos explicamos cómo lo hacen.
Aquí hay un montón de actividades. En la sala principal, una nave enorme, los refugiados pintan, juegan al ajedrez, cartas, toman café, té o chocolate o comen.
En el exterior, hay varios locales. En uno pasa consulta Doc Mobile, hay una biblioteca en varios idiomas en una caravana, una escuela para 400 personas, adultos y niños, una sala de yoga y otros deportes, un gimnasio, un huerto, invernadero, un porche para desayunos de los voluntarios, una cancha de voleibol, un taller para reparar bicicletas que son donadas, reparación de electrónica y fabricación de estufas con las latas que les guardamos para comida, un taller de cerámica... Creo que se me olvida alguna cosa pero, en definitiva, un espacio para que los refugiados socialicen. La inactividad y la soledad los vuelven locos y los matan. Aquí pueden hacer ejercicio y reunirse con gente, hacer cosas, ser utiles, como voluntarios, realizando tareas o aprendiendo algún trabajo. Aquí vuelven a ser humanos, a pagar por los servicios como en la vida real, a ser de nuevo útiles y ayudar a otros. Pueden dejar también a sus hijos, mientras, en un espacio para juegos y así descansar un poco de ellos.
Luz y yo "abandonamos" a Raúl para visitar el espacio de las mujeres, una iniciativa independiente de One Family que lleva una española, Inés. Es interesantísimo.
En este espacio está prohibida la entrada a hombres y a niños a partir de cierta edad. Aquí las mujeres se reúnen, toman té, cosen, trabajan un huerto, se relajan y se sienten seguras. Se les dan charlas sobre salud sexual, pero también se les explican sus derechos, su posibilidad de reivindicar, hay debates políticos, se les explica que las amenazas de deportación que reciben no son reales, que tienen sus derechos como refugiadas, lo que dicen las leyes... Hay abogadas que van a visitarlas, tienen cierta protección contra la violencia. Es un espacio feminista y de empoderaniento.
Para financiarse fabrican bolsos con ropas viejas. Unos bolsos preciosos. En su mayoría se venden en España. Inés nos dice que prefiere que compremos bolsos a que les demos dinero. Al comprarles, ellas tienen un objetivo. No se les da dinero porque sí.
La verdad es que son unos bolsos y mochilas fantásticos, algunos bordados, mochilas, bolsitas de punto... Preciosos.
El trabajo de Inés es increíble. Tiene mucha ideas para llevar a cabo. Es economista y pensaba irse a Sudamérica a trabajar en Ecofeminismo, pero llegó aquí y pensó que para qué iba a irse más lejos, habiendo en Europa una situación grave de la que somos responsables.
Es admirable. Nos ha encantado. Además Luz va a traerle a una de sus pacientes, xque necesita algo así porque ha sufrido torturas y violencia sexual, tiene 18 años y está muy sola. Este espacio es ideal para ella y puede aprender un trabajo.
Buscáis feministas? Acabo de encontrar a una de las mejores representantes. Inés, toda mi admiración para ella.
Nos hemos bajado en la entrada de Kara Tepe. Es uno de los 3 campos de refugiados, pero debe tener mejores instalaciones porque es para gente vulnerable. El administrador se ofrece a guiarnos por el campo mañana, porque hoy está ocupado. Nos hemos citado con él a las 11:30.
Casi enfrente se encuentra Hope Project, dirigido por Philippa y Erik Kempson. No están ellos en este momento, pero una holandesa que se ha quedado a vivir en Lesvos nos enseña las instalaciones. Son unas naves industriales reformadas. En el primer espacio hay un gimnasio, una sala de costura, otra de lanas para hacer punto, y una exposición de pinturas muy coloristas. El gimnasio es utilizado por mujeres hasta las 4 y por hombres de 4 a 6.
A continuación hay un salón de belleza, manicura y peluquería. El acceso a las instalaciones para los refugiados es por medio de tickets que distribuyen los voluntarios, o lista de espera.
El siguiente espacio es una sala de pintura, donde se exponen cuadros es dos paredes y los refugiados, quizá doce, repartidos en dos mesas grandes en la parte inferior y dos o tres pequeñas en un plano elevado. Unos pintan en caballetes y otros están dibujando en cuadernos grandes. De fondo, una suave música relajante.
Observamos las paredes. Los cuadros de una de ellas están en venta, pero el sistema es complicado, hay que contactar con el artista. Se hace a través del proyecto, pero no parece fácil y no hay página para pedidos.
Pero nos estremecemos y se nos saltan las lágrimas al ver los cuadros, donde los refugiados cuentan terribles historias de desesperanza, soledad y rechazo por parte de la UE. Historias de muerte, de racismo, de alambradas. Niños que se ahogan, una Europa que rechaza, dolor y heridas, una zapatilla ensangrentada en un camino, una mano que sale del agua pidiendo ayuda, gente en barcas que vuelcan, una familia corriendo en la orilla con los chalecos salvavidas aún puestos, el niño blanco rico y el niño negro en harapos, una UE en un dado, otra UE que expulsa, un niño que se tapa la cara con angustia, tiendas rodeadas de basura, muchas historias de naufragios y alambradas, muros y soledad. Terribles historias, historias de falta de humanidad, de sufrimiento inolvidable, vidas marcadas, vidas sin esperanza, muerte, mucha muerte.
Tengo la piel de gallina. Un frío me recorre la piel y se me llenan los ojos de lágrimas. Sin poder hablar señalo algunos cuadros a mis compañeros. Ellos me muestran otros que no he percibido entre tanto dolor. Pero la suave música y el color de las pinturas, entre tanta historia de horror, crea un espacio que humaniza el dolor. La gente se relaja pintando, expresa sus emociones y descarga su angustia. Es un espacio bello, de una belleza terrible, por lo que representa.
Poca gente tiene acceso a ello. La lista de espera no debe ser fácil de alcanzar, pero quien lo consiga es una persona afortunada. Hay más mujeres que hombres. No sé si siempre será así.
Hay un almacén de ropa donde vienen a recoger prendas los refugiados cada tres meses, previa cita con ticket. Está muy organizado y la ropa muy bien colocada. Una diferencia brutal con el almacén de Chíos.
Nos marchamos de allí. Me gustaría llevarme un cuadro, pero me parece complicado transportarlo. Pero durante un buen rato sigo con frío, el frío del miedo de la gente que me ha impregnado. El cuadro de la niña que tapa los ojos de su muñeca me parece el resumen de todo el horror de estas guerras miserables.
Caminamos hacia otro proyecto, One Happy Family, que dirige una ONG de Suiza. Allí acuden muchos refugiados. Es bastante divertido y bullicioso. Funcionan con dinero virtual para tomar un café, cortarse rl pelo... Dan comidas gratis para 800 a 1000 personas en una cocina muy pequeña. No nos explicamos cómo lo hacen.
Aquí hay un montón de actividades. En la sala principal, una nave enorme, los refugiados pintan, juegan al ajedrez, cartas, toman café, té o chocolate o comen.
En el exterior, hay varios locales. En uno pasa consulta Doc Mobile, hay una biblioteca en varios idiomas en una caravana, una escuela para 400 personas, adultos y niños, una sala de yoga y otros deportes, un gimnasio, un huerto, invernadero, un porche para desayunos de los voluntarios, una cancha de voleibol, un taller para reparar bicicletas que son donadas, reparación de electrónica y fabricación de estufas con las latas que les guardamos para comida, un taller de cerámica... Creo que se me olvida alguna cosa pero, en definitiva, un espacio para que los refugiados socialicen. La inactividad y la soledad los vuelven locos y los matan. Aquí pueden hacer ejercicio y reunirse con gente, hacer cosas, ser utiles, como voluntarios, realizando tareas o aprendiendo algún trabajo. Aquí vuelven a ser humanos, a pagar por los servicios como en la vida real, a ser de nuevo útiles y ayudar a otros. Pueden dejar también a sus hijos, mientras, en un espacio para juegos y así descansar un poco de ellos.
Luz y yo "abandonamos" a Raúl para visitar el espacio de las mujeres, una iniciativa independiente de One Family que lleva una española, Inés. Es interesantísimo.
En este espacio está prohibida la entrada a hombres y a niños a partir de cierta edad. Aquí las mujeres se reúnen, toman té, cosen, trabajan un huerto, se relajan y se sienten seguras. Se les dan charlas sobre salud sexual, pero también se les explican sus derechos, su posibilidad de reivindicar, hay debates políticos, se les explica que las amenazas de deportación que reciben no son reales, que tienen sus derechos como refugiadas, lo que dicen las leyes... Hay abogadas que van a visitarlas, tienen cierta protección contra la violencia. Es un espacio feminista y de empoderaniento.
Para financiarse fabrican bolsos con ropas viejas. Unos bolsos preciosos. En su mayoría se venden en España. Inés nos dice que prefiere que compremos bolsos a que les demos dinero. Al comprarles, ellas tienen un objetivo. No se les da dinero porque sí.
La verdad es que son unos bolsos y mochilas fantásticos, algunos bordados, mochilas, bolsitas de punto... Preciosos.
El trabajo de Inés es increíble. Tiene mucha ideas para llevar a cabo. Es economista y pensaba irse a Sudamérica a trabajar en Ecofeminismo, pero llegó aquí y pensó que para qué iba a irse más lejos, habiendo en Europa una situación grave de la que somos responsables.
Es admirable. Nos ha encantado. Además Luz va a traerle a una de sus pacientes, xque necesita algo así porque ha sufrido torturas y violencia sexual, tiene 18 años y está muy sola. Este espacio es ideal para ella y puede aprender un trabajo.
Buscáis feministas? Acabo de encontrar a una de las mejores representantes. Inés, toda mi admiración para ella.
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