miércoles, 30 de marzo de 2011

LA BARRIGA


La verdad es que todo el mundo habla de la barriga, pero no pensé que la cosa tenía tanta enjundia. Cuando alguien se queja de dolor, siempre intento enterarme de qué le duele
-       ¿Le duele la tripa?
-       La barriga es lo que me duele –me contestan muchas veces
Las heparinas solemos ponerlas a la hora de la cena. Yo entro en las habitaciones intentando hacer una gracia. A veces, es la primera vez que se le pone a un enfermo y siempre le explico:
-       Le voy a dar un pinchacito en la tripa
Curiosamente, aquí todo el mundo sabe de qué va la cosa
-       ¿Es la heparina?- me preguntan.
Imagino que este conocimiento se debe también a la costumbre de visitar pueblos enteros a quien está ingresado. Pero un día fui a pinchar a una señora que estaba rodeada de gente, como todos.
-       Le voy a dar un pinchacito en la tripa
Para mi asombro, uno de los visitantes empezó a reirse como un loco
-       Ja, ja ja!!!, la tripa dice!. Será la barriga! Ja, ja, ja, la triiiiipa dice!! Ja!, Anda que, como fuera la triiiiipaaaaa!!! Ja, ja, ja!!!
Yo estaba totalmente desconcertada, y me marché sin saber qué decir. Pensaba cuál sería la forma lógica de decirlo, porque a mí, lo de la barriga me toca las narices. Pero claro, como entre diciendo: “Le voy a pinchar en el abdomen”, imagino la reacción posterior:
-       Uzté no é de por aquí ¿verdad?
Esta pregunta me da la impresión de que a veces la dicen por curiosidad y otras por tocar las narices, como nos pasó una vez que un tipo se empeñaba en venderme un kilo de ajos y Juanjo decía que ni hablar, que eran muchos (sólo íbamos a estar por aquí un par de días). El vendedor se lo quedó mirando como con desprecio y expresión de: Este tío no tiene ni puta idea y le dijo
-       Uzté no é de por aquí ¿verdad?
-       Pues da la casualidad de que sí, - le contestó Juanjo algo picado

El caso es que lo de la tripa le ha vuelto a hacer gracia a otra señora
-       Anda que, como le pinchara la tripaaaaa!!!
Y me ha vuelto a dejar desconcertada.

Estaba la otra noche trabajando con dos granadinas y había un señor con Repentina. Yo ya, ni me río, pero a ellas les dio por tomárselo a juerga.
-       Que vayas a ponerle algo, que tiene Repentina
-       Pues ya me dirás qué leches le pongo yo para la Repentina. Además está a dieta absoluta y con Parenteral.
La cosa es que ellas tampoco tenían muy claro lo de la Repentina y estuvimos comentándolo.
-       Serán retortijones? -decía una
-       Mira, yo ya renuncio a saber qué demonios es lo de la Repentina para que te avisen con tanto empeño
Finalmente convencí al señor de que eso de tener Repentina era estupendo, porque había tenido un íleo paralítico y eso es que le estaban empezando a funcionar las tripas otra vez.  Total que al hombre, que me tiene cierto aprecio, le pareció superlógico lo que le dije y durmió como un bendito. Y yo me libré de tratar vete tú a saber cómo una Repentina de esas.

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