sábado, 22 de noviembre de 2014

DÍA 31. AL BARCO

DÍA 31

17/NOVIEMBRE/2014 . AL BARCO



Hemos dormido como leños. Teníamos la ropa para lavar preparada en varias bolsas y la ha llevado Juanjo, que anda más deprisa, a la lavandería.

Le he preguntado a Rosa, la empleada de Juan a qué hora abren las tiendas y, como siempre, se queda pensando como si le hubieras preguntado por los neutrinos. Al rato me dice que a las nueve. O a las nueve y media. En fin!

Vamos a la zapatería después de desayunar y me dice la señora que me va a pegar y coser la bota a mano para que no se me vuelva a despegar.

Pasamos por delante del parque de bomberos. Esto se me había olvidado contarlo, pero es la ANÉCDOTA  de Puerto Natales. Uno de los primeros días, paseando por la ciudad Juanjo me dice que no podia creer lo que estaba viendo. Miraba a la acera de enfrente

- No me jodas que se ha quemado el Parque de Bomberos- decía muerto de risa

Efectivamente, la parte superior y toda la trasera del Parque de Bomberos estaba calcinada. La fachada estaba conservada, pero dañada. Lo que pasa es que vimos que tenían una bandera a media asta e intentamos no reírnos, porque ha debido acabar mal la cosa. Luego nos contó Juan que murió alguien. En Chile los bomberos son voluntarios. Él no estaba de acuerdo con que fuera así. Efectivamente, debería ser un cuerpo profesional. Le contamos que en España, para entrar a ser bombero hay que pasar pruebas muy duras.

Pero que se les haya quemado su propia casa, la verdad es que es de coña.

Fuimos a la costanera a ver si en Navimag nos daban alguna información sobre si hoy cenamos en el barco, si nos dan toallas...pero nos dijeron que todo eso nos lo dirían en la Terminal (Rodoviario, se llama). Hicimos unas fotos a los cisnes de cuello negro. Los cisnes pequeños que, como ya he contado, son totalmente blancos, se suben de vez en cuando encima del lomo de los padres, que nadan con los niños a cuestas.

Fuimos a comer justo cuando empezaba a caer una lluvia gruesa. Ya habíamos recogido la ropa de la lavandería y preparado las maletas. Yo pensaba que íbamos a hacer el checking y luego volver al hostal hasta las 9, la hora de embarque. Pero al salir del restaurante en un taxi, le comento a Juanjo que vamos a coger sólo lo que vamos a facturar y me dice que no, que nos llevamos ya todo, que para qué vamos a volver. Me ha fastidiado, porque tenía que mandar un correo que no me dio tiempo esta mañana y pasar la tarde entera en la Terminal no me hace ni pizca de gracia. Él pretende irse en un taxi a por mis zapatos y a comprar algo para llevarnos, vino si nos dejan, y que me quede yo en la Terminal.

Fuimos a la oficina de Navimag. Nos dicen que nos dejan todo el equipaje dentro del camarote, así que dejamos todas las mochilas y nos quedamos únicamente con la bolsa de la cámara, donde metemos la documentación y las Tabletas.

En la Terminal no hay prácticamente sitio donde quedarse. Me pongo a leer en el kínder, pero estoy incómoda y tengo frío. Le digo a Juanjo que vayamos mejor al pueblo, tomemos algo allí, recojamos los zapatos y demos una vuelta. Eso hacemos.

En la zapatería nos cambian la bolsa de plástico que llevaba por una muy mona de material biodegradable, con cierre, de color pistacho con florecitas. Es una campaña de algunos comercios para proteger el medio ambiente. Entregas tu bolsa de plástico y te dan una de las otras. La pena es que les he dado la mejor bolsa de plástico que tenía. Tengo otras más corrientes y me las habrían cambiado lo mismo.

Hemos ido a la costanera a tomar un chocolate en el Kao, donde, aunque el Internet les iba mal, pude al menos mandar el correo que necesitaba. No volveremos a tener conexión, al menos, hasta el día 21. Hemos comprado unos calzone para cenar porque no tenemos hambre a estas horas. Y unos trozos de pastel de fruta (Calafate y arándano) en una dulcería. En el supermercado compramos galletas y agua con gas. No nos dejan llevar bebidas alcohólicas, así que nada de vino.

En un centro de artesanía hemos comprado chocolate artesano de varios tipos. Una tira para cada noche de barco, de distintos gustos. La dependienta dice que es chocolate negro. Veremos cómo está de dulce. Tiene una versión 100% sin azúcar, pero mi capacidad de amargor llega, con dificultad, hasta el 90%. El 85% está bien, pero 100% es demasiado, para mí.

Hacia las 8 vamos a la Terminal. Tenemos que esperar hasta las 9, y lo pasamos leyendo y escribiendo. A las 9 nos montan en un autobús que nos lleva hasta el puerto, donde, tras una explicación de un guía, embarcamos.

Pasamos por la zona de carga que es enorme. En realidad, este es un barco de carga que admite pasajeros. Yo he comprado un camarote compartido, porque el pasaje es caro y otra cosa se salía de presupuesto. Nuestro camarote tiene tres camas. Están nuestras maletas y ninguna más, así que vamos a estar solos. Dentro del camarote hay un lavabo y un armario. Hay luces sobre las camas y enchufes.

Vamos al comedor tras un anuncio por megafonía, para que nos den una charla obligatoria sobre seguridad, horarios, etc. La mayor parte de los pasajeros son franceses. En el barco están todos los letreros en francés, porque este barco, que ahora se llama Ferry Edén,  hacia el trayecto Marsella-Córcega. El otro barco que tiene Navimag, que es el que anuncia en su página, está en reparación. Lo vimos en un astillero en Punta Arenas.

Después de la charla hemos cenado en el camarote lo que habíamos comprado. Y nos hemos metido en la cama, ya no hay nada más que hacer. Nos han dicho que saldremos mañana entre 7 y 7:30, según la marea que hay que esperar que aparezca.




En la oficina había preguntado cuándo llegaríamos a Puerto Montt, pero no me dicen nada seguro, porque todo depende de la meteorología. De hecho, hasta el embarque nuestro, los tres anteriores que han salido, porque la ruta no empieza hasta Noviembre, llevaban un retraso de doce horas. Éste va a ser el primero que salga, más o menos, cuando estaba previsto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario