lunes, 10 de noviembre de 2014

DIA 23. QUIEBRO A MAGALLANES

DÍA 23

9/NOVIEMBRE/2014 QUIEBRO A MAGALLANES



En el capítulo del Cabo de las Virgenes, ya expliqué cómo fue el hallazgo del paso al Pacífico. Hasta ahora, hemos seguido a Magallanes desde el Río de la Plata (Río Solís, entonces). Ahora, vamos a abandonar, por el momento, la ruta que hicieron.

Ellos salieron al Pacífico en cuanto vieron que tenían mar abierto, para encontrar las Molucas, las islas de las  especias, lo antes posible. Pero fue un error, aunque ellos no podían saberlo.

El problema son las Corrientes y vientos marinos. De haber costeado más al Norte, habrían encontrado una corriente que les acercara a esas islas. Pero al salir al océano desde el sur, lo que encontraron fue una calma chicha que les mantuvo 3 meses sin apenas avanzar, muertos de hambre, plagados de escorbuto y desesperados. De hecho, cuando se hizo la réplica del viaje de Magallanes, en 2005, la nueva Nao Victoria cruzó por el Canal de Panamá directa a Japón.

La razón del viaje de Magallanes la encontramos en el Tratado de Tordesillas. Los Reyes Católicos y Juan II de Portugal firmaron un tratado en 1494, tras el descubrimiento de América, para repartirse el mundo, ante la perplejidad de otras potencias, como Francia e Inglaterra que no montaron el pollo porque estaban lo suficientemente enfollonados con guerras en sus propios territorios como para andar indagando qué les pasaba a los Ibéricos en la sesera para hacer semejante cosa.
  
En ese momento, lo que movió tanto a Cristóbal Colón como a Magallanes era encontrar un camino a las islas especieras. Las especias eran fundamentales para la conservación de alimentos y para quitarles, supongo, el olor a podrido que tendrían muchas veces. Por tanto, las especias eran fundamentales. Y su valor, muy elevado.

Si bien las Molucas,,en virtud del Tratado, correspondían a España, el camino que a ellas llevaba, bordeando África, entraba en la demarcación portuguesa. De ahí el interés por encontrar el camino por América, y lo fácil que le resultó a Magallanes convencer a Carlos I de la necesidad de encontrar el paso.

Nosotros vamos a abandonar a Magallanes, de momento, mientras lidia con la calma chicha del Océano Pacífico (de ahí el nombre de lo que hasta ahora era Mar del Sur, como ya expliqué en Cabo de las Virgenes,) y vamos a seguir hacia el Norte.

Nos encaminamos a Puerto Natales, en la misma región magallánica. Vamos en buses Magallanes y seguimos en la Patagonia.

Bordeamos el Estrecho y volvemos a ver el paisaje estepario ya conocido, pero va modificándose poco a poco, aumentando la vegetación, vemos algunas vacas...

Entramos en la provincia Última Esperanza (ya veis qué nombres, para animar) y abandonamos la autovía para entrar por una carretera bastante truculenta en Puerto Natales, donde llegamos hacia las dos. Sólo han sido tres horas de viaje. Muy llevadero.

Hay una oficina de información en la Terminal. Nos dan mapa y vamos en taxi al Hostal El Sendero, que es lo más barato que he encontrado para tener habitación y baño privados, que ya nos van a chupar la sangre bastante en Torres del Paine. Los foros hablan bien de Juan, el dueño, como persona que puede dar muchas indicaciones sobre el Parque.

El hostal es bastante básico, pero está calentito, hay agua caliente, camas con mantas y edredones suficientes, enchufes, una sala de estar grande, con calefacción y chimenea, y cocina con todos los utensilios, y té y café a disposición todo el día.

Nos recibe una chica poco explícita que nos remite a Juan todo el rato para todas las preguntas. Como Juan no viene hasta más tarde, elegimos una habitación y nos vamos a comer, que hoy apenas hemos desayunado porque, si en Punta Arenas es difícil encontrar algún bar abierto entre semana, los domingos es tarea imposible. Menos mal que yo llevo siempre algo en la mochila para casos de urgencia pero, aún así, tenemos cierta gusa.

Puerto Natales es una ciudad bastante impersonal, como yo recordaba. Encontramos yendo hacia el centro un sitio que tenía un letrero de Empanadas y alguna cosa más y ahí nos metimos. Resulta que es un club Deportivo. Aunque básicamente queríamos comer algo, recibimos una disertación sobre lo antiguo que es este club -102 años, uno menos que la ciudad-, que lo llevan principalmente mujeres, que en la directiva hay sólo dos hombres y el resto mujeres. La presidenta estaba friendo las empanadas y preparando material para hacerles perritos calientes a los chavales que iban a jugar fútbol en la sala contigua, llena de trofeos, aunque nos han dicho que tienen muchos más de los expuestos.

Como hoy es Domingo, sólo hacen empanadas. De carne y de marisco. Así que tomamos varias de ambas clases y una ensalada, que se le olvidaba preparar al disertador.

Al rato vino a ayudar una chica a la que se le olvidaba lo que le habías pedido inmediatamente después de pedirlo. En todas las mesas ocupadas (3) fue a preguntar de nuevo qué era lo que queríamos, aunque era una o dos cosas en cada una, a saber: empanadas de carne o de marisco, y puede que alguna cerveza, para variar....

Dimos una vuelta por la ciudad, vimos la Costanera, bordeando el canal Señoret. Al fondo, montañas con mucha nieve y el Fiordo Última Esperanza. Hay unos pocos cisne de cuello negro.

Volvimos al hostal a registrarnos. Ya estaba Juan, que se lanzó a darnos explicaciones sobre el Parque. Debo aclarar aquí que en toda la Patagonia, EL PARQUE es Torres del Paine y punto. Tanto en Chile como en Argentina, el PARQUE es EL PARQUE y no hay más que hablar.

Yo estaba poco lúcida después de comer. Nos enteramos más o menos de lo que Juan nos explicaba, pero yo bostezaba, y Juan me ofreció un té, que tomé agradecida. Tras un ratito de palique nos fuimos a la habitación a meditar. Yo necesitaba descansar un poco, Juanjo también se encontraba cansado, pero no nos explicamos por qué. Hoy no hemos hecho nada que pueda cansarnos.

Intentamos recopilar la explicación que nos ha dado Juan y nos entran muchas dudas. Cuando salimos de la habitación volvimos a la sala del mapa donde Juan nos había explicado el Parque y sus refugios y senderos. Esa sala contiene también material de acampada y cajones para guardar equipaje con candado.

Aclaramos conceptos con Juan. Me dice que es normal el cansancio, por el viaje y el viento. Yo no sé si hace más o menos que en Punta Arenas, pero también es intenso. Estamos aún a 51 grados Sur, y el viento sigue siendo temible. Dicen que esto es algo más templado que Punta Arenas. Quizá, pero el clima, en un punto rodeado de montañas, como este, es absolutamente variable. Tan pronto hace sol como ventisca con lluvia, aguanieve, viento solo, lluvia a cántaros....y cambia cada cinco minutos.

Dimos otro paseo. En teoría mañana lo vamos a dedicar a reservar los refugios y a comprar comida para el camino. Entramos en un supermercado grande a por algo para cenar y a otear qué podemos llevarnos. A Juanjo se le ocurre la brillante idea de hacer una tortilla de patatas.

En los sitios de cocinas comunitarias, por lo general las sartenes están hechas una pena.
Vale, pero la haces tú- le digo

Yo no oso utilizar esos chismes. Yo pelo patatas, hago ensalada, pero paso de enfrentarme a esas sartenes.

El súper tiene liquidados todos los embutidos. Se ve que los senderistas lo han dejado listo. Pero hay vino, que es lo fundamental.

Volvimos al hostal. Entre pitos y flautas ya son las nueve. Así que nos ponemos a la labor de hacer la tortilla mientras charlamos con Juan, forofo del Madrid, del Racing de Avellaneda y del River. Sobre todo de éste. Nos dice que tiene una sala de billar que se llama River Pool. Ja!

Total, que hicimos la cena: ensalada de tomates cherry con atún y cebolla, y una hermosa tortilla de patatas que no sé cómo ha conseguido Juanjo darle la vuelta (yo no he querido ni mirar). Grande. Redonda (o_O). Familiar. Pero nos la hemos comido enterita aunque no parecía probable. Regada con la botella de vino. Hablando con Juan y viendo fútbol alemán. El canal ESPN es una joya. Ponen todo el fútbol: ingles, español, alemán, italiano, argentino...así que vemos los partidos de España sin problemas. Los de Madrid y Barcelona seguro!

Nos hemos ido calentitos a la cama. En la habitación se está caliente, además. Yo me puse un pijama de verano he dormido casi destapada.


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