domingo, 9 de octubre de 2016

EN AUTOBÚS Y PRIMER VISTAZO A CUENCA

7/10/2016. EN AUTOBÚS Y PRIMER VISTAZO A CUENCA

A las 7:00 estábamos en la Terminal terrestre tras habernos despedido de Santiago y cogido un taxi. Hemos comprado bollos en una panadería y pedido chocolate caliente en un puesto.

El bus ha salido puntual. Vamos en la primera fila. Yo voy escuchando podcasts, pero me quedo dormida a causa del calor. Menos mal que me he puesto una almohadilla en el cuello para evitar bamboleos. Juanjo también ha dormido a ratos por lo mismo. Cuando miramos el paisaje, vemos unos cortados espectaculares, en medio de montañas elevadas. Pasamos por el pueblo de dónde sale el tren que va a la Nariz del Diablo, Alausí, donde hemos decidido no ir, porque tiene de interesante un mercado, pero es en domingo, y vamos a pasar del tren, porque es tipo "guiri", te cantan y te bailan, y  como que no...Y además está a 4 horas de Cuenca, entonces lo de ir y venir queda descartado.

Fritos por el viaje, llegamos a Cuenca 6:30 horas después de haber salido. Hemos pasado por Ingapirca, Cañar, Azogue...y se nos han subido un par de "amigos lindos" a los que no hemos hecho ni caso. Uno vendía remedios milagrosos y otro joyas de acero.

Llegamos a Cuenca achicharrados de calor, y no había forma de que nos parara un taxi. Ponían la excusa de las maletas, ya ves tú, que no llevamos nada. Finalmente ha venido uno de Seguridad a ayudarnos. Dijo que no dijéramos dónde íbamos hasta que estuviéramos dentro. El centro de la ciudad está en obras por el tranvía que van a poner y los taxistas no quieren pasar porque hay muchas calles cortadas.

Llegamos finalmente al hotel Casa San Rafael, molidos vivos y locos por darnos una ducha e ir a comer algo.

Nos han dado una habitación grande, con una cama grande y otra supletoria, dos armarios, caja fuerte, y aislada el resto, ya que vamos a quedarnos varios días.

Salimos a comer, viendo que lo que nos rodeaba era espectacular, con unos edificios asombrosos, en piedra veteada rosada extraída de Tomebamba - Andesita- y mármol. Otros están recubiertos de ladrillo, que siguen la tonalidad del resto, y hay muchos completamente blancos, de tipo colonial, con  balcones, aleros decorados con frisos, de estilo europeo, francés, etc, pero formando un conjunto arquitectónico realmente notable.

Comimos en La Placita, que pertenece al Hotel Santa Lucía, hermano del hotel en el que estamos. El restaurante está decorado con pintura mural, igual que el nuestro, es blanco y tiene algún trampantojo. Comimos bien y no nos clavaron.

Ya más animados, hemos salido a dar una vuelta por la ciudad, que nos parece impresionante. Parece que no quieres acabar nunca porque, a cada calle que te asomas, descubres cosas más impactantes, y conjuntos de edificios que quitan el hipo. La ciudad tiene ahora mismo las obras del tranvía, que le desmerecen un poco, pero es muy agradable de pasear, porque todo son detalles arquitectónicos que merecen la pena ver despacio. Hay calles en las que una acera es de casas de distintos colores y la otra acera totalmente blanca.

Yo me lié a hacer fotos, aunque ya estaba oscureciendo. Juanjo no se ha llevado la cámara, pero sospecho que mañana se va a hinchar a hacer fotos.

Para finalizar el día tomamos un gin tonic en el lobby del hotel Santa Lucía, que nos cobraron como si fuera España, pero bueno, nos apetecía tomarnos una copa en un sitio tan chulo.



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