miércoles, 25 de febrero de 2015

DIA 125 VICTORIA FALLS

DIA 125

20/FEBRERO/2015. VICTORIA FALLS

 Fuimos en taxi al aeropuerto de Johannesburgo, que se llama Tambo. Es bastante más grande y esta mejor de lo que me pareció al llegar. Tiene mogollón de tiendas. A la vuelta tendremos que pasar aquí cinco horas de conexión, así que mas vale que le cojamos cariño...

Vamos con British Airways hasta Victoria Falls, en Zimbawe. Esta despejado y hemos podido ver el "humo" de la catarata, iluminado por el sol.

Los trámites del aeropuerto han sido una pesadez espantosa. Hay que pagar 30 dólares por.barba si entras solo en Zimbawe. Si quieres doble visado, para Zambia, son 50 pavos. El poli de la aduana al ver mi apellido me dice: Sergio Ramos, Real Madrid...le,he dicho que era primo mío y se me ha quedado mirando, pero le he confesado que es mentira.

Habíamos pedido que nos mandaran un taxi, así que nos estaba esperando un chico que hablaba tan bajito que no tenía ni idea de lo que me decía, pero nos ha estado indicando las cosas que veíamos por el camino, parques nacionales, la carretera a Botswana y el camino a Harare.

Las señales de la carretera son de precaución por paso de búfalos, antílopes  y elefantes. Cada ves vemos señales más curiosas, la verdad.

No he encontrado otra cosa para alojarnos que backpackers. Los demás alojamientos no bajan de 250 euros la noche y llegan hasta mil y pico. Cogimos este desesperadamente, o habríamos tenido que irnos a Zambia. Entre dos backpackers, Juanjo eligió el Shoestrings. Ayer vimos en un blog de Paco Nadal que lo llama "Mítico". El "mítico" en cuestión, es muy básico, menos mal que tenemos una habitación con baño, pero muy calurosa, con ventilador. Pero es lo menos sugerente que hemos tenido en todo el viaje, la verdad.

Hay una piscina con el agua verde, una zona de artesanos, varios bares donde los fundes viene toda la gente de Victoria Falls a correrse una juerga, ya que hay actuaciones los fines de semana. Una guía de Vic menciona su restaurante como un buen sitio para cenar y desayunar.

Hace un calor horroroso. Hemos estado un rato en la habitación, pero tampoco se puede estar. Finalmente, nos vamos a inspeccionar para mañana. Hemos ido a la entrada del parque,de las cataratas donde nos comunican que la entrada vale 30 dólares, que puedes estar todo el día, pero sin salir, Y que dentro hay restaurantes.

Huyendo de los vendedores de elefantes de madera, nos vamos a ver el puente que comunica Zimbawe con Zambia, se construyó,por idea de Cecil Rhodes, quien quería unir El Cabo con El Cairo por ferrocarril. El tren todavía pasa por el puente. En la salida de Zimbawe te hacen un pase para el puente, desde el cual, aparte de ser frontera, se hace Bungy Jumping sobre el río Zambezi -que no pensamos hacer- y, lo mas. Importante, se ven la parte de la catarata que da a la garganta y la zona de Zambia, que es el tramo menor de la catarata.

Íbamos por el lado de la carretera del lado de la catarata, escuchando su bramido - el trueno- y, aunque estamos bastante lejos, aunque no sabría precisar cuánto, nos está cayendo una fina llovizna que procedes de las salpicaduras de la catarata. Cecil Rhodes quería que el agua cayera sobre el tren al pasar por el puente.

Nos vamos acercando y me paro antes de llegar. Va a ser mi primera visión de las cataratas, uno de mis "sueños dorados"  y respiro hondo antes de mirar. Finalmente me decido a hacerlo. El salto de agua es impresionante, muy alto.  Es la catarata más alta del mundo, si exceptuamos el asalto del Ángel, en Venezuela, pero eso es una cascada, muy alta, eso si, pero con una cantidad de agua mas bien pequeña.

Estamos viendo únicamente el salto de agua que está frente a la garganta del río. Por debajo de nosotros, se forman unos hervideros en los que se hace rafting. A nuestra derecha, se ve, por un claro de la selva, el salto de agua que corresponde a Zambia. Desde Zambia se ve el 25% de la catarata. El resto se ve  desde  Zimbabwe. Teníamos que elegir un sitio para quedarnos y nos hemos decidido por Zimbawe por ese motivo. El lado de Zambia está más próximo a la catarata y su atracción principal es la Piscina del Diablo, donde se mete la gente a bañarse en el mismo borde de la catarata, pero únicamente en la estación seca. Ahora no se puede. Cae muchísima agua.

Nos quedamos absortos intentando aislarnos de los vendedores, que no nos dejan en paz. De la catarata sale una nube de agua vaporizada que el lo que hemos visto desde el avión. La estructura de la catarata, si se ve desde el aire, es una hendidura de 1700 m en medio de la selva. Se produjo, lógicamente, al abrieres una falla. La hendidura vierte sus aguas en el cañón que vemos bajo nosotros. Por el puente pasan coches, camiones y el tren, además de los guiris que vamos a cotillear.

Hemos pasado al otro lado del puente para ver los rápidos del río Zambezi cuando se al Jan de la catarata. Es un paisaje precioso, pero la catarata es demasiado fascinante como para alejar la vista de ella. Bajo nosotros, se forma un arco iris.

He subido a un café que está por detrás del puente y le digo a Juanjo que vayamos a tomar algo allí. Yo tengo mucha sed y necesito agua. Desde allí se ve la catarata, así que hemos subido a hidratarnos un poco.

A eso de las cinco y algo, Juanjo quiere volver al pueblo porque no quiere que se nos haga de noche, aunque queda mucho rato. Yo voy bastante a regañadientes, porque la catarata me parece demasiado fascinante como para irnos, y hay gente que está llegando ahora.

Volvemos rodeados de vendedores de elefantes. Es muy pesado esto. Nos ofrecen cientos de millones de dólares de Zimbabue, que es una moneda que ya no existe, para cambiarlos por dólares. Juanjo se pregunta si habrá gente que trague. Yo entiendo que es para gente que coleccione monedas.

Volvimos al Shoestring. Hace falta otra ducha antes de cenar. Yo voy sudando como un pollo. Hay calor y humedad y el sol abrasa, aunque es tarde. Hemos cenado unas pizzas al horno de leña. La música en el bar es más atronadora que la catarata. Después de cenar he recorrido el pueblo de artesanos que hay en el Lodge, por pasar el rato y no acostarnos tan pronto. Venden figuras de madera, unos cuellos de jirafas de madera bastante atractivos, y me han parecido divertidos bolsos hechos con discos de vinilo. LPs y de 45 revoluciones. He estado de palique con los artesanos.

En el último puesto, que solo tenía quincalla, me dice el artesano que va a tocar en el Lodge dentro de un rato y que me quede a verlo. Amenaza con sacarme a bailar, que es lo peor que me pueden decir. Deben tocar música tribal con tambores y tam-tam. Me dice que solo actúan los viernes en el Lodge. Pienso que quizá vaya a verlo, pero escondida, para que no me vea el tipo.

Me siento un momento con Juanjo en una zona del jardín que tiene unos bancos de madera y se está fresco, pero nada más sentarme, me engancho el pantalón en un clavo y se me hace un agujero. El pantalón es perfectamente tirable, pero la puntería ha sido fantástica. De todas formas, tiene otros rotos en lugares ignotos, así que este es el remate final.

He vuelto a ducharme y me he puesto a escribir tumbada en la cama. Si escucho tambores, quizá me levante a verlos, pero me empieza a dar sueño, así que me lavo los dientes, pongo la mosquitera, me acuesto y, justo entonces empiezan a sonar. Ya no, majos, me estoy quedando sopa....





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