sábado, 14 de febrero de 2015

DIA 108 KATHMANDU

DIA 108

3/FEBRERO/2015 KATMANDÚ

Nos levantamos helados de frío. La estufa dejó de funcionar y al amanecer hacia una rasca muy mala. Intentamos darnos una ducha caliente, y el agua salía fría. Por la mañana no había luz. Un desastre. Bajamos a desayunar, algo moscas, haciendo recuento de daños en recepción. Unos argentinos nos dijeron que el agua por la tarde salía hirviendo, y que la dejáramos correr, pero yo he tenido un buen rato el grifo abierto y no salía nada más que medio templada.

Desayunamos y nos preguntaron si queríamos que nos limpiara la habitación. Dije que si, porque el baño, con el trajín del agua, está hecho una pena, y la ducha cae al suelo. Me sorprendió que me preguntaran eso. Será porque hemos llegado tan tarde, pensé.

Hemos salido a ver Durbar Square. Par llegar, desde la zona de Thames, recorrimos unas calles muy estrechas, complicadas de recorrer a causa del tráfico de motos y coches que tocan la bocina sin parar. Estamos en la estación seca y el polvo es una cosa mala.

Hoy no tenemos planteado nada más que ir a Durbar, porque la plaza es entretenida. Pero tuvimos que pagar a la entrada. En todos los accesos hay quioscos donde cazan a los guiris para cobrarles. Los nepalíes no pagan, claro. Yo no recuerdo haber pagado la otra vez

Nos dieron un plano y fuimos a ver a la Kumari, la diosa viviente.  La seleccionan entre las familias de joyeros. Para ser elegida tiene que pasar una prueba. Primero meten varias niñas candidatas en una habitación e intentan asustarlas con danzas, música estridente y máscaras horribles. La que no se asusta es preselección anda, pero aún tiene que pasar la prueba de reconocer en un montón de ropa las de su predecesora. Una vez elegida, la mantienen en la casa de la Kumari con algunas niñas que la acompañen. Ella no puede hacerse sangre de. Ninguna manera, así que apenas se mueve, por lo que suele ponerse gordita. Cuando tiene la primera regla, abandona el puesto y eligen a otra. Da mala suerte casarse con la Kumari, así que se queda para vestir dioses. Pero le dan una pensión. De vez en cuando se asoma a la ventana para que la vea la gente, pero no se le puede hacer fotos. Juanjo la vio, pero no sabia de qué iba la cosa. Yo me la perdí, pero no parecía tener mucha intención de repetir la salida, así que nos fuimos. Lo que sí retratamos fue el patio, que es bastante bonito. Hay más Kumaris en Nepal, pero la Real, o principal es la de Katmandú.

Fuimos a la oficina del Sitio, que está en la zona de la plaza a la izquierda de la das de la Kumari,msegún se mira a la fachada. Entregamos una foto y nos hicieron un carnet enseñando la entrada, para poder entrar en la plaza el resto de los días. La zona de la plaza donde está la oficina da a la parte de atrás del Palacio y es más tranquila. Hay una zona grande que usan para celebraciones y para mercado de quincalla.

Luego nos dedicamos a ver los templos de la plaza. Había un barullo de coches y motos impresionante. No recuerda a que hubiera tanto vehículo. Mucha gente si, pero lo de los vehículos de todo tipo es tremendo. Es muy difícil moverse por esa zona. Subimos al templo más alto para ver la perspectiva. Hay una procesión de gente en uno de los templos pequeños llevando ofrendas. La cola es bastante larga. Son muy bonitos los puestos de los floristas, que venden largas ristras de caléndulas. Por supuesto que, además, hay puestos de todo. Hay que evitar a los guías y a las vendedoras de collares, pero es casi imposible.

Es divertido el templo de Shiva y Parvati. Ambos se asoman a una ventanita. Nos dirigimos hacia la zona de la plaza donde está la entrada del Palacio. Esa zona es mucho más tranquila. Pasa alguna moto pero no coches. En ella se concentran varios templos y la escultura de Bairav, la parte violenta de Shiva, que da bastante miedo, enseñando los dientes, pisando un cuerpo humano y con un cinturón de cabezas. Tiene muchísimos devotos que le tienen perdido de manteca, plasta roja, pétalos, etc. Su campaña suena constantemente y te envuelve el humo de las velas de manteca.

Nos quedamos bastante rato en esa zona,,porque los templos son bonitos y se está agusto. Las pagodas tienen unas cenefas rojas con el borde dorado en cada piso, que se mueven con el viento. En la entrada del palacio hay una escultura de Hanuman, todo rojo. Entramos a visitar el antiguo palacio. Como ya no hay familia Real, porque todos los miembros fueron asesinados por uno de ellos en un arrebato en 2001, los Palacios ahora son museos no muy interesantes. De todas formas subimos a una de las torres-pagoda, de nueve pisos, por estrechisimas escaleras de madera. Desde arriba se divisan las zonas circundantes a través de ventanas enrejadas de madera. Hay un patio con un estanque tallado muy bonito, pero no permiten hacerle fotos.

Fuimos a comer a un restaurante que está en una terraza de un piso alto de la plaza principal. Tomamos momos. Los momos son como los chismínes chinos (no confundir con los chismínes-moneda). Los hacen al vapor fundamentalmente, pero también pueden ser fritos. Hay variedades: pollo, búfalo, vegetales...A mi me encantan y había prometido no comer otra cosa en Nepal. Y hoy empiezo a cumplir mi promesa, aunque también hemos probado unas bolitas de queso.

Seguimos paseando por la plaza por la tarde, y luego recorrimos, de vuelta hacia el hotel, varias de las calles circundantes, observando que los nepalíes escupen muchísimo, que tocan la bocina insistentemente, que el polvo de la ciudad es una cosa mala y que los vendedores son bastante plastas. También hemos observado que hacen ofrendas en los templos, templitos, capillas, capillitas y todo lo que asemeje una deidad, aunque sea una piedra que se le dé el aire. Toda cosa o piedra con un vago recuerdo a un elefante (Ganesha) o a un Lingam (el falo de Shiva) es marcado con plasta roja, polvo amarillo, rociado de pétalos y se le añaden unas velas de sebo y ya es un altar.

Las calles están bordeadas de tiendecitas que venden figuritas de bronce, Tangkas (telas de algodón pintadas con intrincados dibujos, no confundir con Batik, no tienen nada que ver), Mandalas  (en Tangkas, la mayor parte de las veces), collares, bangles (pulseras de manos y tobillos), etc.

Para llegar a nuestro hotel tenemos que pasar por una pescadería a la derecha, donde vemos los mismos peces -bastante grandes, por cierto- que por la mañana, más adelante, a la izquierda, un puesto de pollos al soplete (para quitarles las plumas: les queda la piel brillante) y al llegar al puesto de las cabezas de cabra tostadas a la izquierda, hay que tirar a la derecha y ya está. No tiene pérdida.

Llegamos cansados. Yo, al menos. Hemos subido a la habitación a ver si conseguimos ducharnos. Nos ha dicho el dueño que nos podemos cambiar, por el mismo precio, a una mejor, con bomba de calor. Hoy nos quedaremos en la que estamos y mañana vemos.

Hemos ido a cenar a un restaurante de la zona de Seven Córner. Un patio bastante oscuro. Nos ponen velas y nos encienden una estufa, porque hace frío y se ha puesto a llover. Cenamos unos momos diferentes, al vapor, pero pasados por una parte por la parrilla. Las salsas que ponen para los momos son amarillas, masala, picantes, pero bastante buenas.

Nos hemos duchado con agua bien caliente, por fin. Y hoy hemos dormido algo más calientes, porque nos hemos puesto ropa de dormir de frío polar.







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