domingo, 24 de noviembre de 2019

El campo de Corinto

Hemos ido con Patricia, de SOS Refugiados, a llevar ropa al campo de Corintos. Llevados meses funcionando y se encuentra a cierta distancia de la ciudad. Hemos parado a ver el famoso Canal, una obra de ingeniería impresionante del S XIX.

Había militares en el campo. Íbamos con la furgoneta y un pequeño camión, pero no nos han dejado entrar. Otra gente llegaba con coches llenos de cajas pero nos han echado a todos. Tuvimos que aparcar fuera, un poco desconcertados. Hay como una hora de viaje y no íbamos a darnos la vuelta, lógicamente.

Nos reunimos varias organizaciones decidiendo qué hacer. Steps estaba repartiendo comida dentro. Una polaca, que va todos los días a llevar cosas nos dice que los militares se van a eso de las cinco y que entonces podríamos pasar.

Corintos es un campo de tránsito. En dos meses les trasladarán a otros campos de Grecia. La incertidumbre es total.

Mientras, hemos dado una vuelta por el campo. La gente está alojada en carpas divididas por tabique de madera y cartón. Una mujer árabe iba en chanclas y nos pedía zapatos. Un hombre, que tenía un bebé, nos pide una estufa para que no se enfríe el niño, porque hace mucho frío, pero no tenemos.

Una chica argelina, Tina, que tiene una niña pequeña, abraza a Patricia. Estuvo en un squat en Atenas y Patricia le daba los pañales y todo lo necesario para la niña. Pero un día, a las 4 de la mañana, la policía entró en el squat y se llevó a todos sus habitantes a Corintos. Nos cuenta que la comida es muy escasa y un asco. No la pueden comer porque enferman. Todos los días les dan una manzana, un bote pequeño de leche y un zumo para la niña. Ha prometido enviarnos fotos de la miseria que reparte el ejército. Es una chica espabilada y simpática. Habla francés e inglés, ha estudiado criminología  e intenta aprender palabras en español. Ya no recibe ayuda del gobierno porque le han dado DNI y, supuestamente m tiene que buscarse la vida. Lleva año y medio esperando un pasaporte y viviendo como puede. Nos ha pedido que publiquemos su foto, por eso la he puesto.

Encontramos a unas profesoras griegas que van los fines de semana a jugar con los niños. Vemos que bastante gente va a ayudar. Hoy han llegado 100 personas. Les dan lo básico al llegar, una manta, una colchoneta, algo de aseo y ya no reciben nada más.

Finalmente se marcharon los soldados y el camión pudo dar una vuelta por el campo repartiendo cajas de ropa. No teníamos ningún contacto que se encargará del reparto. Basmilah, uno de los voluntarios afganos que ha venido al reparto, organiza a la gente por nacionalidades y encarga a uno de cada grupo que reparta entre los suyos. No sabemos si es la mejor opción, pero no hay otra.

Debe ser que la situación me ha dejado mal cuerpo. Al volver a casa no tenía ganas de cenar, solo de dormir. Pensamos que ver estas situaciones nos agota mentalmente. Por eso acabamos tan cansadas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario