lunes, 8 de octubre de 2018

Templos y playa

Hace un día de sol espléndido, como corresponde en domingo, con lo cual hacemos planes para ir a la playa.

Como hay tiempo de sobra, decidimos ir a ver el templo de Skorba, el más antiguo dentro de lo antiquísimos que son todos. Éste tiene restos del 4500 ac, aunque el cuerpo principal es del 3500. Al llegar nos pareció que la entrad era un poco rara y pregunté a una señora que paseaba a un perrito. Nos informó de que aquella, efectivamente, era la entrada y que los tickets se compran en el bar de la esquina. El bar, una taberna de pueblo, estaba lleno de gente. Hay un encuentro de coches antiguos y se han concentrado justo allí. Compramos las entradas y nos disponíamos a entrar en el templo, pero ha salido un señor de una grita de entrada y me ha pedido los billetes. Se ha metido dentro con ellos, ha escrito la fecha y me los ha devuelto junto con un folleto después de un buen rato. 

Iniciamos la visita un tanto perpleja. Hay grandes megalitos, y tres ábsides, en forma de trébol. Alrededor hay restos más antiguos. Hemos dado una vuelta comentando lo que veíamos y nos hemos marchado. Hasta el día siguiente no me he dado cuenta de que la entrada era válida para visitar los templos de Ta Hagrat. 

Como en ese momento no lo sabíamos, nos hemos ido tan contentitas a Meliheha, para ver un poco la ciudad y bajar a la playa. 

Hemos dado una vuelta con el coche, nos hemos asomado a un mirador desde donde se ven Comino y Gozo y la parte de la isla donde nos hospedamos y hemos bajado a la playa. Es muy complicado aparcar, es domingo y hace un día buenísimo, pero hemos encontrado un sitio estupendo para dejar el coche, junto a un sitio de comida y copas muy estilos. 

Tomamos un café viendo a tres grupos de chavales en el agua, en clase de buceo y luego hemos buscado un sitio en la playa. Esta es de arena, así que hemos alquilado sombrilla y tumbonas y nos disponemos a pasar el día descansando y bañándonos. 

Lola se había preparado ayer unos bocatas para el viaje y se le olvidaron en la nevera, así que nos los hemos tomado a su salud. 

El agua está muy buena, aunque hay una barrera de algas, pero hemos disfrutado de unos baños, unas cervecitas... Y nos hemos ido cuando estaban terminando de recoger las sombrillas. Nos hemos despedido tomando Aperol en el bar estiloso, aunque vamos vestidas de playa y no podemos marcar estilo ni de coña. 

Volvimos al apartamento a ducharnos y bajamos a cenar a la playa, al Apple Eye, observando el descomunal saque de una pareja mayor que se sentaron en la mesa de al lado, carnes a tutiplén y postres tremebundos. Pero no han dejado ni miguita, mientras que nosotras no somos capaces de acabarnos nuestros platos, vaya tela! 





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