miércoles, 2 de noviembre de 2016

BAEZA COLONIAL

1/11/2016. BAEZA COLONIAL

No nos da tiempo a desayunar, porque el bus sale a las 8:30 y los desayunos empiezan a las 8. Además, hay que buscar un taxista que nos quiera hacer el corto trayecto hasta el centro del pueblo. Ana llama a varios, que están desayunando, pero acaba dando con uno que llega en un momento.

Compramos los billetes y compro también yogur y galletas en una tiendecita, para ir tirando. Juanjo pretendía desayunar algo que subieran a vendernos, pero el único que ha subido ha sido un "amigo lindo" de los plastas, que vendía un purgante.

El bus ha parado en Tena un buen rato y en Archidona se ha roto y han estado un rato para arreglarlo. El calor es tremendo y hay pasajeros cabreados.

El trayecto hacia la sierra ha sido precioso de verdad. Pasamos entre montañas llenas de vegetación y al borde de profundos barrancos, impresionantes. Pasamos de la llanura a la montaña de nuevo. La primera parte del trayecto ha sido muy calurosa, pero ha empezado a sentirse un aire fresco al subir.

Nos dejan en Baeza, ciudad, y un taxi nos traslada a Baeza colonial, que está a un par de km, o así. Este es un pueblo de casas dispersas, mágicamente situado entre montañas, donde corre un airecito fresco que nos alivia mucho. Luis Zapata es el afortunado dueño y tiene cara de felicidad. Su negocio es básicamente para ornitólogos y botánicos, que estudian sus orquídeas y van a buscar pájaros en la montaña.

Nuestra felicidad es ver colibríes. Hasta ahora íbamos mordiéndonos los puños, porque no veíamos ni uno. Aquí hay bebederos de agua azucarada donde se acercan colibríes de todos los tamaños y de quince especies.

Hemos ido a comer algo, a causa del parco desayuno. En casa Gilda tomamos unas truchas, que son la especialidad del lugar.

Descansamos un rato y nos acercamos a la cafetería, porque en la preciosa habitación que tenemos no llega Internet y porque allí se ven fantásticamente los colibríes cuando se acercan a beber. He hecho fotos de alguna orquídea en floración, en concreto de una de flor pequeña y preciosa. Y he intentado retratar a los colibríes, pero me han salido bien pocas fotos; los colibríes son rápidos como el rayo y te pasan zumbando junto a la oreja como aviones.

Hemos estado de tertulia. Una pareja alemana se aloja en la habitación de arriba y mañana intentan ir a Coca, pero Luis ha estado llamando por teléfono hasta al lucero del Alba y no ha encontrado una respuesta sensata. Me pregunta el alemán si por Internet es posible, y ya le digo que lo lleva claro. A no ser que vayas a una terminal, es imposible averiguar nada.

Luego Luis se ha comprometido a llevarnos al aeropuerto de Quito. Nos va a cobrar 70$, pero casi merece la pena. Un taxi desde el centro de Quito al aeropuerto ya vale 26 y, desde la terminal al centro, otros 15. Si nos lleva hasta el aeropuerto internacional, incluso puede merecer la pena y nos ahorramos un viaje penoso en autobús.

Luis habla por los codos y hemos estado de palique, viendo a los colibríes, que Juanjo se desesperaba por retratar, pero van flechados y no le apetece fotografiarles en los bebederos, que es donde están más quietos por un momento. De todas formas, yo intento sacar las fotos en ráfaga, porque se van en cualquier momento y a toda velocidad y te quedas con la foto vacía y la cara de paisaje.

Hemos ido a la famosa pizzería de un holandés que hay en las cabañas Kota, a tomar una de sus famosas pizzas. Está muy buena y la cerveza, muy fresquita. Pero el tipo cierra la cocina y se larga rápido. Luis le ha llamado para decirle que no fuera a irse, que íbamos nosotros ya mismo, aunque era temprano.

La habitación que nos han dado se llama Colibrí. Tiene dos ventanas en ángulo, por las que se ven las montañas y las plantas. Por la mañan pasan flechados los colibríes. Tiene un dibujo en la pared de un colibrí libando de una heliconia, y cuadritos de flores. Es de madera y ladrillo. Un armario de baldas ventilado por puertas de rejilla, un sillón bonito de brazos de madera, y un baño cuyo espejo tiene una rama de espigas naturales en la parte superior. Hay unas pequeñas máscaras de cerámica, con aretes en las orejas y nariz en el camino al baño. Es muy acogedora.











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