DIA 118
13/FEBRERO/ 2015 CABO AGULHAS
Meg nos ha dejado preparado el desayuno en una salita de la casa con dos sillones, una mesita y muchos cuadros. Del azucarero ha salido una salamanquesa muy mona. Todo está cubierto con tules con pesas en los bordes. En un bote hay unas galletas y una nota al lado que dice que son típicas de Sudáfrica, que son caseras y que hay que mojarlas en el café o té. Efectivamente, son bastante duras, pero si se mojan, ese ablandan enseguida.
Meg sale a ver si necesitamos algo. Desayunamos en un porche al lado de la salita, enfrente de la puerta de la casa particular. Meg nos ofrece enseñarnos la casa, al menos la parte del salón. Tiene unos grandes ventanales y está decorada con gusto marinero y bastantes cuadros. Le pregunto si ella pinta y sí, pinta, pero también su hija, de quien son la mayoría de los cuadros. Hay un piano, que ambas tocan. Tiene bastantes humedades, pero es normal en esa casa. Me pregunto si el mar llegará hasta allí cuando hay temporal y parece que no, pero nos comenta que en ese caso a veces tiene que cambiar a otra habitación porque hay demasiado ruido.
Le damos la enhorabuena por la preciosa casa y seguimos nuestro rumbo. Hemos recorrido el pueblo con el coche. Hay casas preciosas, con jardines abiertos, sin cercas. Después de ver como era el pueblo nos acercamos al puerto, donde estaban sacando y pesando la pesca de los barcos. No hemos reconocido ninguno de los pedazo de peces que sacaban, todos muy grandes. Los iban metiendo en cajas y las cajas en furgonetas preparadas con montones de cajas. Estuvimos un rato haciendo fotos y nos fuimos a seguir la ruta por la costa.
Para empezar, por supuesto, hemos ido hasta la punta del Cabo Agulhas. Por supuesto, pone que es el punto más al sur de África, donde se encuentran los dos océanos. Pero hay uno de los muchos carteles explicativos que se pregunta dónde se encuentran de verdad los dos océanos. La respuesta es que depende. Depende de las corrientes y varios factores más, así que la cosa es complicada. Lo que si tengo claro es que las aguas que tengo al este del Cabo son el Indico. Así que, como hace mucho que no lo caro, he metido los pies en él. El agua no está fría, pero la corriente del Indico es cálida y tiene más vida que el Atlántico, que trae las aguas frías. Hemos vagado un rato por la zona, yéndonos justo a tiempo de evitar la peña procedente de un autobús en plan conquistador. Así que seguimos camino cagando virutas.
Hay una rut que debe ser ideal de la muerte que se llama Garden Route. Sobre el mapa parece que está cerca, pero esta costa es muy grande. Pensábamos hacerla, pero tenemos que dejarla para otro momento. También parece interesante la Ruta 62, que pasa por bonitos paisajes pero, después de ver el mapa y las distancias, nos decidimos por la costa, porque si se hace largo, podemos pasar a la carretera por la que fuimos ayer, directos a Capetown en poco rato.
Hemos llegado en dirección este hasta Pearly Point, donde hemos visto muchas tortugas despistadas por el camino.
El recorrido por la costa nos lleva a los puertos de donde salen los barcos con jaulas para ver tiburones blancos. Hay bastantes barcos de ese tipo, y todos huelen fatal a pescado. Supongo que llevan trozos semipodridos para atraer al tiburón. Están volviendo, así que supongo que salen temprano. La salida vale cara, ciento y muchos euros, y nos apetecía poco meternos en esa cosa. Lo habíamos pensado, pero entre el poco tiempo, la pasta gansa y demás, pusimos cero interés en intentarlo.
Hay una parte de la costa, pasado Hermanus, que es un pueblo de veraneo con chorro de casas residenciales, que pasa por una carretera entre las montañas y el mar, bastante chula. Pasado ese tramo, hemos entrado en otro pueblo costero y allí hemos comido algo de pescado en un chiringuito de playa.
El contraste de los pueblos con zonas residenciales es que suelen tener al lado unos barrios de chabolas impresionantes. Es ese que hemos comido, hay unas casas guapas, y cero gente por la calle. Pero en el barrio de chabolas que estaba al oeste del pueblo, había gente para parar un tren, caminando, comprando en mercados, etc. Unos contrastes realmente impresionantes.
Continuamos costeando hasta Muizenberg, que tiene una playa para surfistas enorme, y casetas de colores como imitando las casas de Bo'Kaap. A partir de allí, decidimos encaminarnos a Capetown, al albergue que hemos elegido. Que se llama Elefante verde, que tiene habitaciones privadas y podemos dormir, porque mañana nos toca madrugón.
Descubrimos que el albergue está en una zona poco recomendable y nos dicen que ojito, ojito, por lo que decidimos ir a comprar algo a un super no lejano y cenar en el albergue. Nos han dado una habitación en una casa anexa, bastante chula, que tiene tres habitaciones y un baño compartido, con pinta casa antigua, y tenemos nuestra propia entrada, cocina y comedor, además de salón. Hemos comprado queso, embutido, pan y vino y nos hemos montado la peli a nuestra bola. Hemos dejado todo pagado para salir mañana pitando a las cinco de la mañana. Ufff
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