31/Oct/2014 EL CABO DE LAS .....VÍRGENES?
Nos despertamos bastante temprano y salimos, pertrechados de provisiones para el viaje, sin esperar a desayunar. Si podemos, tomaremos un café por el camino, y llevamos galletas, alfajores, magdalenas...que nos sobraron del autobús de ayer.
El cristal delantero del coche tiene una buena capa de hielo, que intentamos quitar con la calefacción y un folleto. Pero estos coches tardan en calentar y tuvimos que esperar un rato.
Salimos sin problemas a la autovía con las indicaciones que nos habían dado, e iniciamos el camino hacia el Cabo de las Vírgenes, que puede que sea, por su significado, el hito más importante del viaje.
MAGALLANES
El 21 de Octubre de 1520, tres días después de salir del Río Santa Cruz, MAGALLANES descubre una lengua de tierra que comprenden que es un cabo a los 52 grados de latitud meridional y lo bautizan con el nombre del Cabo de las Vírgenes, por ser la onomástica de Santa Ursula y las Once mil Vírgenes.
PARÉNTESIS AL RELATO: Parece ser que lo de las once mil Vírgenes es una trola. Hay una página graciosa: Errores históricos, que explica el fundamento del error. No eran once mil, sino Once, y con nombres asaz divertidos. El más normalito es Ursula, no digo más. Os pongo el enlace.http://www.erroreshistoricos.com/curiosidades-historicas/religion/696-santa-ursula-y-las-once-mil-virgenes.html
Pensaban que podía ser una Bahia, así que enviaron dos Naos, la San Antonio y la Concepción a explorar, justo cuando se desataba una tormenta que sacudió a gusto a las Naves que quedaron a la espera: Trinidad y Victoria.
Tres días más tarde, los que quedaron vieron unos fuegos en tierra, que pensaron que eran los náufragos de las naves que habían salido. Cuando se disponían a ir en su rescate, vieron dos velas separadas que se acercaban: eran la San Antonio y la Concepción, que volvían con la noticia de que podían haber encontrado, al fin el paso buscado. Entraron primero en un canal de aguas quietas, luego en otra ensenada, y por fin llegaron a una bahía muy grande. Navegaron durante tres días sin encontrarle el fin, siendo el agua siempre salada. Deciden volver, cumplido el plazo ordenado,
Había dos vías opcionales, una al sudeste, y otra al sudoeste, que es el estrecho en sí. Magallanes envió dos naves, San Antonio y Concepción, a reconocer el canal del sudeste. La San Antonio dejó atrás a la otra, para perderse, y regresar a España. Inicialmente la dieron por perdida, al no encontrarla por la zona, por más que la buscaron. Pero la verdad es que habían desertado.
Explorando la zona, descubren un cementerio indígena con 333 tumbas. El lugar está marcado por las costillas de un esqueleto de ballena. Les inquietó porque la ballena para ellos, estaba rodeada de historias monstruosas. Al fondo, los montes que se divisan se elevan en cumbres nevadas.
La zona es un poco desconcertante, porque el continente se desmenuza en islas, formando un laberinto de agua y tierra. Como divisan muchas fogatas, la llaman Tierra del Fuego.
Encontraron muchas sardinas en una zona del estrecho, y lo llamaron, y se sigue llamando, Río de las sardinas. Enviaron una chalupa a reconocer el Río hasta su desembocadura y encontraron, a los tres días, que desembocaba en el Océano. Todos lloraron de alegría. Habían encontrado el paso tan deseado. Al cabo que desembocaba en el hasta ahora llamado La Mar del Sur (nombre dado por Balboa, por estar justo al Sur de donde él se encontraba en ese momento, en el Istmo de Panamá y el hombre, qué sabia...), le pusieron por nombre Deseado, porque era lo que iban buscando en la expedición.
El 21 de Noviembre, salen por fin al Pacífico.
EN COCHE
En la autovía hay un desvío hacia Cabo Vírgenes. A partir de ahí el camino es de tierra. Inicialmente, no nos parece que sea tan malo como nos dijeron. Los primeros 70 km, se va más o menos bien. Luego pasamos por la Estancia Cóndor, que viene a ser un pueblo con casitas blancas de tejados rojos, y unas casas grandes de techo azul el un cercado, que debe ser la zona de hotel. Estas estancias son apetecibles, pero carísimas, así que olvidamos la idea de pasar allí una noche.
Nos cruzamos con otras camionetas, que nos adelantan a toda pastilla, no nos explicamos cómo lo hacen, y algunos camiones de gas y petróleo. A nuestra derecha hay oleoducto y gasoducto. Pasamos por una petrolera bastante grande y, a partir de ahí, la carretera se pone peor, con bastante bache, progresando a mucho bache y a baches sin cesar a medida que avanzamos.
Hay mucha nieve y los charcos están helados. Vemos otra pareja de flamencos rosa (¿Qué está pasando aquí?), grupos de guanacos, muchas avutardas en pareja, ñandúes -la verdad es que son muy parecidos a las avestruces hembra, pero en pequeño- conejos (pensaba que eran Maras, porque son bastante grandes, pero son conejos muy grandes, van solos, no en pareja, tienen las orejas de conejo...o sea, son conejos). También hemos visto varios zorros y algunos patos. Y, por supuesto,muchas ovejas merinas, ya esquiladas, lo cual me parece una faena, con el frío que está haciendo.
Tras 3 horas de viaje para 135 km, divisamos el Estrecho de Magallanes a nuestra derecha y por fin, el Cabo frente a nosotros.
Subimos el camino que llega al faro. Junto al recinto del Faro hay una confitería, que pertenece a la estancia Monte Dinero. La confitería se llama Al Fin y al Cabo. Hace un viento gélido, así que no dudamos en entrar a tomar un café caliente y ver la zona del cabo desde sus grandes ventanales.
Dentro se estaba calentito. Charlamos un rato con el encargado, que nos cuenta varias cosas. Dudábamos al ver los mapas, ya que en la zona bajo el cabo, que pensábamos que era Atlántico, en los mapas pone Pacífico. Si veis los mapas, resulta bastante chocante. No debemos ser los únicos que han tenido esa duda. El encargado de la pastelería entiende el error. Dice que le explicó un marino que esto se debe a que la corriente bajo el cabo pertenece al Pacífico. O sea, que estamos sobre la desembocadura del Pacífico, aunque suene raro.
Dimos un paseo por el Cabo. El agua bajo nosotros tiene un color extrañísimo. Viendo la perspectiva, parece, efectivamente, una zona de desembocadura, con un color muy raro, con masas de algas quietas pero en una dirección, como cabelleras que se extienden todas hacia el mismo lado. Más al fondo, se ve la línea de mar más oscura.
A la derecha, el Estrecho, territorio chileno, que posee las dos orillas. Y una zona muy llana donde Sarmiento de Gamboa fundó una ciudad. Dos años más tarde, volvió y encontró únicamente un superviviente. El lugar está marcado con una cruz blanca, y hay un cementerio próximo de quienes allí murieron.
En la llanura hace frío pero no molesta el viento. Nos acercamos. La pingüinera. Es bastante grande. Aquí los pingüinos magallánicos, en lugar de excavar, anidan bajo las matas, que les protege, o eso pretenden, de las charrúas y las puñeteras Gaviotas Cocineras. Vemos muchos huevos rotos y mecagüen las gaviotas pedorras.
Recorremos un sendero. Son muy graciosos los grupitos de pingüinos que cruzan el sendero, rebuznando. Rebuznan cuando alguien les molesta, o para llamar a las hembras. Ponen los huevos (2 cada hembra) a finales de Octubre. Primero llegan los machos para preparar el nido, siempre el mismo. Por eso, junto a cada nido hay un palito con un nombre, que le han dado los guardas, como Alejo, que me gustó mucho para nombre de pingüino, Felipe, etc. Nombres comunes.
Una semana más tarde llegan las hembras. Una vez puestos los huevos, la pareja se turna para empollarlos durante 40 días. Mientras un miembro de la pareja empolla, el otro está en la playa, pescando. El mar y la playa están llenos de pingüinos que se reúnen en grupos para bajar por los senderos a pescar, charlando alegremente. Vemos muchos en el agua, buceando.
Dimos la vuelta para emprender el camino de vuelta. Es la una y pico, pero no tenemos hambre. Decidimos picar una galleta y comer en el hotel cuando volvamos, a las cuatro y media o así, porque comer y luego tanto salto en la carretera no nos apetece mucho. Además, estoy dando vueltas a la idea de ir a Calafate el finde, porque aquí no hay nada más que hacer, y pasarnos 5 días en Punta Arenas, me parece mucho. Me da pena irme de aquí sin echarle una miradita de nuevo, quizá por ultima vez, al Perito Moreno. Nos parece que ya va a ser descartable volver por esta zona una vez más. Esta es la segunda para ambos, aunque lo hayamos hecho de otra manera...no parece viable una tercera.
Para ello, necesitamos un tiempo en Río Gallegos, con conexión a Internet para ver autobuses, alojamientos...
Por la autovía paramos a hacerle una foto a una señal de tráfico muy graciosa para indicar viento. Es un árbol con la copa desmelenada hacia un lado. Y el tronco combado.
Aparcamos el coche y subimos a la habitación a hacernos los bocatas que íbamos a comernos por el camino. Mientras, voy mirando autobuses y compruebo que hay varios al día a Calafate. De hecho, una de las oficinas de venta está justo al lado del hotel. Pero había hecho una reserva para mañana a Punta Arenas. Originalmente pensábamos que íbamos a estar por esta zona hasta el día 4, e hice una reserva a Punta Arenas para ese día, porque allí no van tantos autobuses pero ayer descartamos la idea y pensamos en irnos, en todo caso, mañana a punta Arenas, así que cambié la reserva para mañana. Pero llevaba hoy mucho rato pensando, porque en Punta Arenas, aparte de ver un museo salesiano, que está bien, e ir a otra pingüinera, que no creo que repitamos, hay poco más que hacer. Encuentro un correo urgente del gerente de Buses Barría, diciendo que le confirme la reserva.
Finalmente, sacamos billetes de ida y vuelta a Calafate, de sábado a lunes, compramos el billete a Punta Arenas para el martes 4, yendo a la Terminal en el coche, que aún no hemos devuelto, reservamos habitación para el lunes en el mismo Hotel Comercio donde estamos, y nos pusimos a la tarea de encontrar alojamiento en Calafate. Yo pensaba que no habría problemas, pero me puse a llamar por teléfono a los sitios que seleccionamos, después de las pertinentes consultas, y en todos me decían que estaban completos. Es fin de semana, y parece estar petado. Por otra parte, no tengo maldita la gana de gastarnos una pasta en alojamiento, que hoy hemos hecho un gasto grande con el coche, así que, finalmente, hartos de buscar, cuando a mi ya me daba igual dormitorio compartido con los que fuera, encontramos un hotel de buen precio -nos va a costar igual dos noches allí que una en un hotel no caro- pero con baño compartido. A mi me da igual. Me lavaré bien mañana sábado, el domingo haremos lavado de gato y el lunes buena ducha de vuelta y listo....
Nos metimos pronto en la cama. Quieras que no, la carretera de batidora te deja el cuerpo molido. Hoy no ha tocado cena. No tenemos hambre, lógicamente.
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