DIA 29
15/NOVIEMBRE/2014 BORDEANDO LOS CUERNOS
Hoy Juanjo ja decidido quedarse en la cama todo lo que pueda. Ayer se acostó con frío después de la ducha y hoy pasa. Dice que con lo que cobran por la cama, va a aprovecharla. Se me ha olvidado comentar que cada habitante tiene un nombre, y la nuestra se llama PINGO. En ella durmieron la primera noche las americanas rubia y morena que nos vamos encontrando por todas partes. Hoy está una pareja alemana jovencita que han dormido juntos en la misma cama, muy apretaditos, y una pareja, creo que de americanos, a los que apenas he visto.
He revisado la bota y parece que ha pegado bien. Me las pongo, para ir a desayunar y ver si están bien fijas. Después de desayunar he ido a ver a Juanjo y sigue en la cama. La verdad es que tenemos maldita la prisa, porque el Catamarán no sale hasta las 12:30, al menos. La habitación hay que dejarla a las 10 pero, como no hay llaves que entregar, nadie se fija mucho, la verdad, si te quedas un poco más.
Con el ultimo té, he ido a la sala de la chimenea, a sentarme en un sillón con vista al Lago Pehoé y a los Cuernos del Paine, a leer un rato. Acabé el ultimo libro que tenía descargado en el iPad, y hoy no hay conexión a Internet. Pero he recordado que tenía algunos libros metidos en una aplicación del teléfono y me he puesto a leer a Ágatha Christie. Una de Poirot y otra que no es de asesinatos, sino de las relaciones madre- hija. Muy raro. Nunca había leído nada de ella que no fueran asesinatos.
No sé qué ha hecho Juanjo mientras tanto. A eso de las 11:45 ha pasado por la sala a decirme que iba al embarcadero. Hoy el día ha amanecido nublado en los Cuernos, pero se va despejando muy lentamente. Supongo que quiere hacer unas fotos desde allí, ya que hay mejor vista de los Cuernos.
Yo estoy a gusto. El sillón es cómodo y da el sol, así que estoy caliente, y leyendo, se me va pasando el tiempo tan ricamente. Hay unos americanos y franceses sentados en la sala, pero todos están leyendo. No hacen ruido.
Me acabo de acordar que anteayer, mientras caminábamos y veíamos los hitos que se marcaban por el camino, recordaba el hecho que siempre me ha parecido gracioso, seguramente hecho adrede, de que el Instituto Geográfico Nacional se encuentra en la Calle del General Ibáñez de Ibero, que fue quien inventó, o al menos, organizó, la red de Triangulación en España. Los más jóvenes, con lo de los GPS, no sabrán lo que es, ni ya tiene sentido, por ese motivo, pero sirvió para realizar la medición exacta del territorio. Todavía pueden verse algunos de los hitos de la red, que eran de diversas categorías, Los de categoría mayor eran unas torres triangulares que aún se ven en el campo, aunque van quedando pocas y a veces las miras sin darte cuenta de lo que son.
En fin, vaguedades de caminante. Cuando caminas te abstraes y piensas cualquier cosa. Eso comentaba hoy con Juanjo. Al caminar, especialmente cuando lo haces solo, piensas en muchas cosas y en nada en particular. A veces se queda la mente casi en blanco. Juanjo me pregunta qué pienso cuando camino sola. A veces voy hasta Adra andando, que son unos doce km. Generalmente, salgo con ímpetu y empiezo a pensar en las cosas que me fastidian, tengo conversaciones internas con gente a la que quiero decir cuatro cosas, se las digo mentalmente y entonces, parece que me relajo, empiezo a fijarme mejor en el paisaje y a abstraerme hasta que prácticamente no pienso en nada, hasta que me quedan dos km y empiezo a tener ansia por llegar, sentarme un poco, meter los pies en agua de mar, o darme un baño, y beber algo fresco.
A eso de las doce, vi que los Cuernos estaban bastante despejados y me acerqué también al embarcadero, a hacer unas fotos que ayer no pude, porque no estuvieron despejados totalmente en todo el día.
El sol engaña. Hace frío. Pienso que más que ayer. Aunque el viento es más suave, llega helado. Ha venido al embarcadero una chica de Recepción y nos ha dicho que está nevando en el Paso y que lo han cortado. Qué sólo se puede pasar con guía o acompañados de un Ranger. Me preocupo pensando en Yoli y Jose, que deben estar llegando a ese punto. Si no pueden pasar, van a tener que hacer todo el recorrido que han hecho hasta ahora y volverse sin llegar al Glaciar. Ellos han empezado el recorrido por la parte norte, que es como se hace. La segunda mitad de la O que tienen que trazar, es la parte donde estamos nosotros. Además, el paso tiene una marca de viento. Cuando hay una marca de viento, es que sopla de forma insoportable. Había una marca de viento en lo que Juanjo llamó " el ventisquero asesino", en la cumbre que da al Glaciar. Yoli nos decía que a veces lo pasaba fatal cuando hacia trekking, que a veces lloraba. Pensamos en ella en el Paso en estas condiciones y nos da algo de angustia.
Nos ha contado la chica de la recepción que el año pasado se perdió un argentino en la O y que no le encontraron. Que la semana pasada han aparecido sus restos: parte de una mochila, con documentos argentinos, y el cráneo. Nos dice que puede haberse caído, o salido del sendero y caerse, y que por allí anda el puma, quizá morir por frío. Desde luego, de lo que quedara, si quedó algo darían cuenta los cóndores, supongo. Es estremecedor. Le comento a Juanjo que eso de hacer senderismo en solitario me parece una temeridad. Por mucha experiencia que tengas, nadie está libre de resbalar y lesionarse.Como te hagas un esguince en un sitio donde no haya nadie, lo llevas claro. En el Parque solo funcionan teléfonos satelitales. Como te hayas salido del sendero, lo que está prohibido y te caigas, que puede ser lo que le pasara, no te encuentra nadie. No creo que le atacara el puma si iba andando. Pero si salió del sendero, puede haberle pasado cualquier cosa.
Llega el Catamarán y montamos cuando desciende toda la peña. Hay que ver la cantidad de gente que entra todos los días!. Enseguida empiezan a recorrer el sendero al glaciar casi todos. El camino se llena de ropa de colores y grandes mochilas que llevan debajo humanos helados que emprenden la marcha con frenesí y con sus palos de caminante. Seres a cuatro patas que deben dejar perplejo al puma y a los cóndores. Me estoy acordando que en África una vez, creo que en. Tanzania, estábamos en la piscina de un Lodge en tumbonas al sol, y había muchos buitres. Nos advirtieron que nos moviéramos de vez en cuando porque si estábamos muy quietas, los buitres podían pensar que nos habíamos muerto y venir a atacarnos. Supongo que los cóndores estarán pendientes de los mismo, de carne quieta. No sé si habrá mucha carroña por aquí. La vez anterior, hubo un invierno especialmente crudo. De hecho, llegamos a Puerto Natales para visitar el Parque y nos dijeron que no se podía pasar por la nieve. También es cierto que no se preocupaban mucho de llevar a gente porque apenas había turistas entonces. Al fin, conseguimos llegar. Pero había tanta nieve, que habían muerto muchas ovejas ese año. Y ahora, al ir deshaciéndose la nieve, estaban quedando los cadáveres congelados al descubierto. Recuerdo las cunetas llenas de cóndores comiendo las ovejas heladas. Ahora hemos visto dos o tres volando, pero ninguno cerca.
Me está quedando un capítulo muy macabro!
Subimos al Catamarán. Hoy hay menos gente en dirección a Laguna Amarga, donde está la Administración. Y los Cuernos ya se han despejado de nubes. Al navegar por el lago, vamos viendo el macizo de los Cuernos y el Paine Grande desde diferentes perspectivas. Juanjo me enseña la parte que visitó ayer, la imagen que veía, aunque más nublada, y vimos el torrente y las caídas de agua por la montaña. La imagen de los Cuernos desde el lago es fantástica. Es un macizo precioso, con unas formas espectaculares. Los cuernos, de roca pura, están separados por un valle en altura cubierto de nieve. El conjunto con el Gran Paine es algo digno de ver.
En la parada del Catamarán, en Pudeto, esperaban los autobuses. En el mismo en que llegamos hasta aquí, podemos llegar hasta Puerto Natales o quedarnos en Laguna Amarga para esperar el Transfer hacia las Torres. El autobús pasa entre los Lagos Nordesnkjöld y Sarmiento. Nosotros nos bajamos y el resto de gente sigue a Puerto Natales. Van el francés y la japonesa. Una pareja rara y poco agradable. La japonesa no saluda ni aunque la maten, aunque los vamos encontrando en distintos sitios. Y él, solo cuando le viene bien.
El transfer es un autobús viejo y desvencijado. Tuvimos que esperar un buen rato, porque no sale hasta que se aseguran de que no queda nadie mas por recoger. Hasta las tres y pico no salimos hacia Torres. El autobús se cala varias veces y tiene que tomar carrerilla para pasar los puentes de madera que cruzan el Río Paine, bastante ancho y caudaloso.
Las Torres empiezan a verse sólo desde poco antes de llegar a Laguna Amarga. Desde allí, hay una vista estupenda de las Torres, el río y la pradera que los circunda. Hay muchos guanacos por el camino. No los hemos visto en la zona del Pehoé y Grey.
Hoy hace un día espectacular para pasarlo en transportes. Le comento a Juanjo, un poco mosca que, si la información hubiera sido buena, podríamos haber hecho todo este recorrido ayer tarde, en el Catamarán de las 18:30, llegar a dormir a Torres y haber pasado hoy el día subiendo al Chileno y Mirador. Las predicciones para mañana son peores. Yo tengo la bota bien pegada, y hoy podría haber hecho el recorrido, con tiempo, pero no me arriesgo a hacerlo mañana, para llagar a tiempo de coger el bus, porque no sé cómo va a estar el camino. Revisamos el mapa. Pone hora y media hasta el Chileno (calculo que al menos dos para mi) y otra hora y media hasta el Campamento Torres. Impensable que yo vaya al Mirador, porque es un sendero marcado en rojo y todo el mundo nos ha dicho que es muy complicado. Estoy echando cuentas y cargándome en tó, porque hoy es un día perdido.
Llegamos a las tres y media al Refugio. Es mucho mas caro que el otro, porque no hay camas con saco, tienen que ser armadas, o sea, con sábanas y edredón. Y la comida es más cara, también, aunque creo que es mejor, pero no nos queda más remedio que cenar, porque no tenemos ya suficiente embutido y queso para tantas comidas, y aquí solo venden galletas y pasta, pero no llevamos vajilla, claro...Encargamos dos cenas y vamos a la habitación, donde vemos que hay tres camas ya ocupadas.
Tanto correr, tanto correr...se supone que las habitaciones hay que dejarlas libres a las 9:30 ya llegar nos dicen que la habitación está sin terminar, que hay que esperar a que la hagan. Mientras, vamos a la sala común, donde comemos de lo que llevamos. Le propongo a Juanjo que vayamos a inspeccionar el sendero al chileno o que, incluso, lleguemos al chileno, y así decido si voy mañana con él o no. Como hace una tarde estupenda, le parece bien, porque tampoco hay otra cosa que hacer aquí en toda la tarde y es una pena desaprovecharla.
De momento, hay que llegar hasta el Hotel, a 1 km., donde hay muchos coches aparcados y muchos caballos pastando.
Hay una carretera de tierra ancha. Me pregunto si se podrá llegar al chileno en coche, pero ha sido una verdadera fantasía. Preguntamos a una pareja el camino, porque el indicador está caído y nos chapurrean en español que hay que pasar dos puentes antes del llegar al sendero. De momento, el camino no está mal, el sendero no parece complicado, aunque hay subidas muy empinadas....muy empinadas...y cada vez más empinadas y además veo que mucha de la gente que baja o sea cae o resbala, porque hay mucha piedra suelta, grava, y la bajada es una pendiente importante.
Una pareja que baja intenta dejarme pasar. He cogido un palo grande y estoy apoyada en él. Le digo al chico que no. Él insiste. Ya le digo: "Déjame que tenga una coartada". Él se ríe "Ah, que estaba descansando". Nos reímos todos.
Tras otra pendiente de perder el resuello entiendo que el camino esté marcado en amarillo. No porque haya las dificultades del sendero del glaciar, sino por el desnivel. En un letrero he visto que hasta el Refugio chileno que está a unos 3 km del hotel, hay que pasar de 135 a 450 m y me parece mucho, en el del Glaciar pasamos de 50 a 280 o 90. No sé en qué cota está la cumbre, pero esto me parece una burrada, y yo, en las subidas, tengo que pararme cada 50-100 pasos a respirar un momento. Y las bajadas me dan canguelo.
Tras una subida especialmente empinada, le digo riéndome a Juanjo, que me estaba esperando:
- Me parece que yo, como el gato del chiste, follo una vuelta más y me voy a casa
La verdad es que es muy fuerte. Unas americanas, que iban con prisa, se han dado la vuelta. Casi toda la gente con la que nos cruzamos va de bajada. Al acabar esa subida donde casi me rajo, hay una llanura. Pienso que a las 6 me voy a dar la vuelta desde donde esté. Recorremos la llanura a ver si se ve algo porque, a todo esto, parece que en lugar de dirigirnos a las Torres, vamos en dirección contraria, y cuando parece que el camino gira en el sentido de donde están las Torres, te crees que vas a ver algo, y vuelve a girar a la izquierda. Al acabar más o menos el llano, veo que hay una subida casi vertical y que no se va a ver nada, de momento. Le digo a Juanjo que hasta aquí hemos llegado. Además, me dice que se me está despegando la otra bota. La que pegué ayer está bien, pero la otra va a despegarse en cualquier momento. Eso termina de decidir la cuestión. Mañana no subo. Además, mi curiosidad por algo está en relación inversamente proporcional con lo empinado que esté el camino para verlo, a menos que se pueda llegar en coche. Y, en este momento, el MIrador del Paine ha perdido todo el interés. Aparte del hecho de que sólo habría podido, en el mejor de los casos, llegar hasta el campamento base y de ninguna manera habría intentado llegar al Mirador.
Le digo a Juanjo que siga él más arriba, si le apetece. Yo me quedo sentada en una piedra cómoda, mirando a un lago y a una laguna que están muy por debajo. El lago es de color azul hielo y la laguna, azul oscuro. Corre un vientecillo fresco y agradable, y me he quitado la chaqueta, porque al subir me dio mucho calor, ya que el día está tan soleado. Mucha gente baja en manga corta.
De repente, escucho por detrás de mí un sonido de viento fuerte. Me vuelvo, y veo que el viento se está llevando la nieve de las cumbres en lo que parecían nubes, pero es ventisca. Casi inmediatamente después el viento fresco tan agradable se convierte en un viento helado y tengo que taparme de nuevo.
Tres cuartos de hora más tarde llega Juanjo con malas noticias. Me dice que para mí sería muy difícil el siguiente tramo, que se complica mucho y que él no ha podido ni siquiera llegar al Chileno.
Menos mal que no había sitio allí para dormir -me dice, porque habríamos tenido que subir cargados, como a alguna gente con unos mochilones que da miedo verlos. Nos cruzamos con una chica muy -cargada
Esa no llega- dice
Iniciamos la bajada con cuidado y me dice Juanjo - de ahí lo de caminar solo que comenté antes- que al andar él solo ha pensado una cosa, a ver si me parece bien:
Que como el camino es muy chungo y no voy a subir, que mañana él va amar harte muy temprano. Que yo prepare las cosas, que me quede con mi documentación y billetes y que me marche en el bus de las 2:00. Que él intentará llegar a coger el de las 2 pero, que si no le da tiempo, que esperará al de las 7:30 y que mientras, yo vaya a por algo caliente para cenar, y una cervecita, por fa...Le digo que Ok, pero que no vaya a matarse por intentar llegar a las 2. Que vaya a su ritmo, que se lleve bien de comida, frutos secos, chocolate, galletas para desayunar...que se lleve toda el agua, porque en este camino no sabemos si hay rios, aunque siempre puede recargar en el Chileno.
Volvemos al refugio, viendo como grupos de senderistas con guía se hacen la foto de haberlo logrado, y nos damos una ducha hirviendo antes de cenar. Preparamos unos bocadillos para que se lleve Juanjo mañana. Le insisto en que se ponga en el bocata la mayor parte de lo que queda, porque yo voy a pedir un desayuno y, con picar cualquier cosa a mediodía voy que ardo. Lo importante es que él vaya surtido para el camino, que yo me arreglo aquí, que venden cosas.
Cenamos muy bien. Muy caro (27 dólares cada uno) pero bien. Leyendo un letrero veo que si te hacen la cuenta en dólares te quitan el IVA. Yo no lo sabia, y en la recepción antes me preguntaron si quería la cena en dólares o en pesos. Como me daba igual, les dije que en pesos valía, pero no me contaron esta historia. No es gran cosa, pero un 19% con estos precios es mucho.
Nos sirven la cena en mesas corridas. A nuestro lado se sientan unos segovianos. Van mañana al Mirador y han alquilado un coche. Les preguntamos el precio y no es caro. Quizá podamos alquilarlo para ir a Chiloé. Me parece raro alquilar coche aquí, no creo que lo usen mucho, pero han tenido la suerte de encontrar alojamiento en la Hosteria Pehoé, aquella en la que tomé café la otra vez, pero no había sitio y los precios, en principio, me parecieron carísimos, aunque, visto lo que estamos pagando aquí, puede ser hasta barato. Ninguno nos animamos a preguntarles lo que les ha costado, porque no nos vaya a dar un algo...estos vienen tres semanas y nos dicen que qué suerte tenemos, porque les decimos que llevamos viajando desde Mitad de Octubre. No queremos decirles más por no desanimarles. Nos llaman de "usted", así que debemos tener aspecto de personas de la tercera edad (snif!). Ellos nos comentan que, al ser tres, y con lo caro que cobran todo por aquí, casi les sale más rentable alquilar el coche que andar pagando autobuses por tres.
Nos despedimos y nos fuimos a la cama. No os lo vais a creer, pero volvemos a compartir habitación con las americanas morena y rubia. Ya se tronchan de risa al vernos oootra vez!.
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