miércoles, 19 de octubre de 2016

BAHÍA TORTUGA Y PLAYA MANSA

17/10/2016 BAHÍA TORTUGA Y PLAYA MANSA

Hoy también hacemos una excursión andando. Pero nos llevamos comida, porque tenemos en la nevera jamón York y queso, y tenemos algo de pan y galletas y no vamos a estar transportándolo de isla en isla, que mañana nos vamos a Isabela.

Así que hemos cogido los trastos y hemos ido a desayunar a Lo&Lo. Juanjo ha pedido un desayuno americano, con huevos revueltos, que le han acompañado de croissant, fruta y jugo bueno de guanábana. Pero a mí me apetecía cambiar de rollo y he pedido un bolón de verde con queso y huevos revueltos. El bolón está hecho de masa de plátano maduro ( o sea, verde, macho) con trocitos de queso. Hacen una bola y la fríen un poco. Los huevos estaban jugosos y el bolón está bastante bien.

Luego hemos echado a andar en dirección a Tortuga Bay. Por el camino hemos entrado en el Centro de Interpretación, donde nos ha puesto el encargado un vídeo de galápagos, de sus recursos naturales. Luego nos ha ido mostrando la exposición, que incluye un cuarto pequeño donde estás a oscuras, se escucha el sonido de un regulador, como si estuvieras buceando, y proyectan un vídeo submarino.

Nos ha recorrido las otras pocas cosas que había y nos hemos ido a seguir caminando. Entramos en el sendero que conduce a Tortuga. Primero hay que subir una escalera con escalones altísimos, registrarte en la caseta del guarda y caminar durante aúna media hora por un sendero de piedra roja, lava, supongo. Nos rodean las Opuntias (chumberas) y los árboles Escalesias, con su tronco blanco. El paisaje vuelve a ser rarísimo, en su sequedad....de vez en cuando hay algún Manzanillo, el árbol cuyo fruto y leche son venenosos, excepto para las tortugas gigantes. De las Opuntias se alimentan los pequeños pinzones de cactus. No sé de qué se alimentan los sisontes, pero andan por ahí todo el rato, cotilleando a los caminantes.

El sendero sube y baja, pero es cómodo y está nublado, así que no nos cuesta mucho recorrerlo. Finalmente llegamos a Tortuga Bay, o Playa Brava. Nos ha advertido el guarda que allí está prohibido bañarse, porque es peligrosa. El Pacífico bate con toda su energía esa playa, donde únicamente puede hacerse surf. Es una playa muy larga, de arena muy fina y blanca. Por su borde transitan las iguanas de todos los tamaños. La recorremos entera para coger el camino de Playa Mansa. En el vértice de ambas playas hay una zona de manglar y lava. Por un pequeño sendero te colocas justo enfrente de esa zona y ya no puedes pasar de ahí porque unos letreros de STOP te lo impiden. Hay zonas marcadas con piedras de lava, con algo de vegetación, por donde se mueven o, mejor dicho, se están quietas las iguanas. Letreros explican que estos animales, cuando salen del agua, salen heladitos, las criaturas, y se quedan tan quietas para aprovechar el calor. Al atardecer, se apelotonan para darse calor, formando amasijos de iguanas que parecen un solo bicho.

Hacemos unas fotos, porque es imposible resistirse, aunque tenemos iguanas a porrillo en los dispositivos, pero es tentador retratarlas.

Playa Mansa es el lugar donde puedes bañarte, hacer Kayak, snorkel, tomar el sol, dar un paseo...es una preciosa playa rodeada de manglar, una ensenada que acaba en un rompiente violento. Dimos un paseo viendo pinzones de patas azules -en alguna literatura pone Alcatraces patiazules- alguna fragata planeando, pinzones de cactus y alguna iguana. Una muy quieta al final de la playa, que no se mueve en todo el día. También pasan y se posan algunos pelícanos. Los pinzones patiazules están todo el dia sobrevolando la zona y tirándose en picado a pescar. Juanjo ha hecho una foto fantástica de un pinzón saliendo del mar con un pez en la boca y, ha sido tan rápido, que en la misma foto está la salpicadura de la entrada del pájaro en el agua.

Los tours llegan a la playa, salen en Kayak a carrera y se van de la misma forma. Señor, señor, cada vez me alegro más de no haber contratado uno. Los llevan a "carajo sacao". O les entretienen un día entero en cosas que se hacen en un pequeño paseo y son gratis. En fin, "hay gente pa tó" y la verdad es que yo me he salvado de churro y gracias al consejo de Fredy Rizo, que ya anduvo por aquí hace un par de años.

Cuando la playa se despejó de tours, alquilamos un Kayak, porque hace fresco y a mí aún no me apetece meterme en el agua. Se supone que se pueden ver tortugas, tiburones tintorera, iguanas marinas....pero ni nosotros ni nadie ha visto nada, y hemos encallado varias veces en rocas, intentando entrar por los canales de los manglares, donde se supone que andan las tintoreras. Hemos dado una vuelta de una hora y,  ha sido agradable el paseo, pero ya está. Nos hemos llevado la cámara y el móvil en fundas estancas y llevo la GoPro por si apareciera un ser vivo interesante, pero no ha sido así.

El resto de las cosas las dejamos en un tronco-percha, que están dispuestos a a intervalos entre los árboles, donde también hay bancos de tronco, bancos de madera normales...la playa está muy bien y la gente tiene cuidado de no ensuciar.

Finalmente me he ido con la GoPro y la mascara y el tubo a nadar un rato, a ver si tengo más suerte y veo algo. He bordeado el manglar y me doy cuenta de que la visibilidad es igual a cero. De hecho, tengo que tener cuidado de no golpearme contra las piedras, porque ni se ven y son de lava y pinchan. Me he atado la cámara al tirante del bañador y he nadado a crawl para intentar ver si más adelante, antes del rompiente, se ve algo más, pero el fondo es arenoso y, cerca ya del rompiente he estado valorando la posibilidad de seguir o darme la vuelta. Entiendo que, cuanto más me acerque al rompiente, menos va a verse, así que decido darme la vuelta, con algo de máscara fuera del agua, porque me voy desviando hacia la izquierda en cuanto me descuido y me meto otra vez en el manglar, en el que, si se viera algo, seguro que contendría mucha vida, pero es imposible de comprobar.

Comimos lo que llevábamos, al menos lo perecedero, rodeados de piqueros que intentaban pillar cacho -no se puede darles de comer, porque tienen que buscarse la vida ellos solos y no adoptar costumbres ajenas a ellos-  yo me he tumbado un ratito a la sombra, escuchando el rugir del Pacífico detrás de mí, y rodeada por los pequeños piqueros y moscas y hormigas, por lo que le he pedido a Juanjo que me echara una toalla por encima, porque las moscas me tienen aburrida.

Yo creo que Juanjo está aburrido de playa, pero el sitio es muy agradable, no hace calor y no me apetece irme tan pronto, porque en Puerto Ayora no vamos a hacer nada nuevo. Metemos las piernas en el agua y yo acabo bañándome del todo, porque me apetece, aunque ya estaba casi seca. De pronto, Juanjo vio y yo también, una serie de peces saltando el en agua, como si algo los persiguiera. A continuación, un bulto redondeado oscuro, que no sabíamos qué podía ser. Juanjo me instó a que me tirara al agua deprisa. Cogí la mascara y me fui nadando a toda velocidad, intentando cortar el camino a lo que fuera. Paré cuando ya estaba suficientemente cerca. Era una iguana. Quizá la que llevaba todo el día en el manglar, que nadaba cruzando toda la bahía por la superficie. Yo no sabía si las iguanas nadaban bajo el agua o sobre ella. Le hice una seña a Juanjo con el pulgar, para que supiera que lo había logrado y salí para explicarle lo que había visto. La verdad es que intenté verla nadar por debajo pero no se veía una mierda. Tan sólo sobre el agua. La iguana daba la impresión de naranja únicamente moviendo la cola de un lado a otro, flas, flas... Una pareja que antes se había metido en el agua con neopreno, se metieron tal cuál detrás de mí, y allí nos quedamos los tres mirando a la iguan? Ellos se reían como locos. Quizá esperaban ver otra cosa, pero a mí me ha parecido chulisima.

Cuando le conté a Juanjo, me decía renegando que ya podria haberme llevado la cámara, pero si, además me llego a esperar a coger la cámara y enganchármela, no habría visto a la iguana ni harta de vino.

Total, que nos quedamos al borde del agua, junto al manglar otro rato, para secarme. Vino un tipo que tenía un barco atracado en el manglar a buscar a quien quisiera irse a Puerto Ayora por mar y evitar la caminata, pero nosotros preferimos volver andando.

Se fue el barco con algunas personas y nosotros seguimos en la orilla. La marea está subiendo bastante. Cuando llegamos esta mañana estaba bajísima. Juanjo, de repente, me avisó. Una pequeña tintorera estaba nadando alrededor del manglar, a un metro de nosotros. Pero se fue enseguida y no pudimos tampoco sacar la cámara. Pero mira, ya hemos visto dos cosas curiosas.

El alcatraz sigue pescando impertérrito. Ha pegado una clavada junto a un grupo de argentinas, metiéndose casi en medio, y hemos visto cómo sacaba un pez, se lo echaba al buche y se iba al manglar a comérselo.

Son las cuatro y algo y el parque lo cierran a las seis, y vemos que se aproxima una borrasca, así que decidimos marcharnos.

Al,pasar por el vértice de lava vimos muchísimas iguanas. Parece que están saliendo ahora. Unos imbéciles les hacen fotos con flash y les riño. Las iguanas se están apelotonando para darse calor. Hemos visto a una familia con una cría monisima, pero un guiri imbecil le ha hecho a la cría una foto a escasos centímetros de la cara y ha hecho que los padres se movieran y cambiaran de sitio, mosqueados.

Nosotros estábamos mirando otra cosa: en el rompiente, entre las olas, se veían cabezas y caparazones de tortugas, que salían a respirar. Pero había muchísimas, por todo el rompiente. Nos preguntamos si saldrían a desovar, pero no es época hasta diciembre. No sé por qué están todas en el rompiente a esta hora, pero es como, si de repente, todo lo que no había pasado en todo el día, ocurriera en un momento.

Nos fuimos al cabo de un rato de contemplar las tortugas y hacer alguna foto más de iguana. En Playa Brava, que esta mañana era enorme, ha subido la marea y ahora queda un estrecho margen para pasar, y vemos que ha estado más alta la marea, que ha bajado un poquitín. En el estrecho pasillo que ha quedado, venos el rastro de una iguana: el surco del rabo y patas a los lados. Observamos, con curiosidad que, a pesar de lo tarde que es, ya las cuatro y media, están llegando a toda velocidad tours de gente que van en dirección a Playa Mansa. Nos parece extrañísimo, porque el parque se cierra y no me Irene sentido llegar a esa hora.

Vimos a la iguana que dejaba el rastro. Iba a buena velocidad. Se paró cuando nos pusimos cerca, y tuvimos que recular para que no se mosqueara. Pero pilló una velocidad buena y, finalmente, subió hacia la zona de pastos.

Sigue llegando muchísima gente. Más de la que hemos visto en todo el día, pero todos van hablando en inglés, andando a toda pastilla y me pregunto si nos estaremos perdiendo algo, si irán a ver salir las tortugas, o yo qué sé. Paramos en el sendero a cambiarnos de zapatos y limpiarnos los pies. Parece que ya va viniendo menos gente, pero aún siguen y todos van caminando muy deprisa, es todo muy raro.

Recorrimos el sendero perseguidos por los sisontes y llegamos a la garita del guardia, porque tenemos que firmar la salida. No puedo más que preguntarle que que pasa, que va tanta gente en esa dirección. Que si hay visitas nocturnas o qué. Me vuelve a enseñar el mapa de esta mañana y me dice que van a Playa Brava y se vuelven, pero le digo que no, que siguen a Playa Mansa. Nos dice que todos los días pasa lo mismo y que mañana va a cerrar la puerta a las tres. Que normalmente cierra a las cinco, pero que toda esa gente va a esa hora para coger el último barco, que sale a las cinco. Sigo sin entender nada, porque en el barco caben, apretadas, diez personas, como mucho, y nos hemos cruzado con un montón, más de las que hemos visto en todo el día en la playa y eso que han estado yendo y viniendo grupos todo el rato. Pero le digo que pensaba que nos estábamos perdiendo algo y me dice que no, que no hay nada especial a esa hora.

Llegamos a Puerto Ayora a una hora estupenda para ducharnos y hacer la maleta. Yo descubro que estoy rota. Que tanto nadar y las caminatas me han dejado agotada. Y se me ha quemado la espalda por la cintura. Este año he llevado bañadores de cintura alta, tipo "retro" y estos días voy con uno deportivo, con la espalda más baja, así que se me ha achicharrado la zona. Y ambos llevamos las piernas enrojecidas, también.

Hemos vuelto a cenar en Soy y Mar y nos han recibido diciendo, encantados, que hoy tenían bacalao. Nos quedamos algo desconcertados, pero Camotillo no habían encontrado y el bacalao les parece buenísimo. La camarera me ha puesto ojos de felicidad diciendo "Hay bacalao". Total, que nos lo hacen a la parrilla, dividido en dos, y Juanjo pide que nos traigan aparte salsa de la que le ponen a la langosta. La verdad es que el pescado, que no se parece en nada al que nosotros llamamos bacalao, es muy fino y está muy bueno. Lo hacen en papillote a la parrilla. Cierto es que, hecho de esa forma, lo cocinan en un momento y queda jugosísimo.

No hemos podido finalizar la fiesta con un helado, porque hoy Deli está cerrado. Una lástima.

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