sábado, 24 de enero de 2015

DIA 92 LOS AUTOBUSEROS CANTANTES

DIA 92

18/ENERO/2105 LOS AUTOBUSEROS CANTANTES

El empacho de Juanjo ha acabado en gastroenteritis, que empezó ayer y no dijo ni pío. Íbamos a ir a Nara hoy y mañana con Joyi, pero ha mandado un correo diciendo que se le ha muerto un cuñado y que tenía que irse a Tokyo.

Juanjo ha pensado que mejor nos quedamos por aquí. No quiere tomar té ni nada. He comprado unos sándwiches y una ensaimada de Matcha en la estación para tomarlos por el camino. Hemos buscado un autobús que nos lleva a Arashiyama, que está bastante lejos, al noroeste de Kyoto. Tardamos como una hora en llegar. El templo se compone de varios recintos por los que se pasea descalzo, con zapatillas que coges dentro, Para entrar dentro de las salas de oración, en los tatamis, hay que quitarse también las zapatillas. Desde los templos se va viendo el jardín, que tiene un estanque y se prolonga por la ladera. Luego te pones los zapatos y recorres el jardín. Hay varios senderos que llevan a bordear el estanque y a la ladera. El jardín es muy bonito. El estanque está lleno de carpas que se acercan a un chorro de agua, una pequeña cascada, con ganas de saltarla para convertirse en dragones.

Después de pasear un rato por el jardín, salimos por la puerta Norte para llegar al Bosque de Bambúes. Es un paseo por la ladera entre el bosquecillo, parte del cual está dentro del jardín que acabamos de dejar, pero el paseo bonito está por fuera y tiene más gente que el mismo templo. La luz se filtra entre los troncos de los bambúes. Es un espectáculo precioso.

Hemos salido luego paseando tranquilamente hacia la zona donde nos dejó el autobús. Para llegar a ella, hay que cruzar un puente de madera sobre el río. Hace mucho viento sobre el puente.

Volvimos a la estación. Hemos leído que el autobús numero 5 te lleva a Higashiyama y, nada mas bajar del otro, hemos visto un 5 llegando. Nos hemos tirado en plancha a cogerlo porque hoy, al ser domingo, hay menos autobuses. Nos hemos montado en el autobús y, al rato, dice Juanjo que cree que nos hemos equivocado, porque tenemos que ir hacia el norte. Le preguntamos al conductor en una parada y nos dice que tenemos que volver a la estación, pero que nos lleva él, porque ya va a dar la vuelta. Entonces nos enteramos de que hay varios 5, depende de la dársena de donde lo cojas. Nosotros lo hemos cogido en D3 y tenía que ser en A1. Así que hemos vuelto y esperado un ratito. El bus que ha venido se ha metido en un atasco de mil, demonios, porque por el centro hay una calle semicortada por obras y hay un tráfico tremebundo, para ser domingo. Pensamos que vamos a tener que darnos la vuelta nada más llegar pero, al menos, de autobús en autobús, vamos viendo la ciudad y los autobuseros a veces son muy graciosos. El City Bus tiene un mensaje continuo grabado con las paradas y los templos cercanos, en japonés y a ratitos también en inglés. Mientras, los conductores, que llevan un micrófono, van diciendo también cosas y dando las gracias a los que se bajan del autobús pagando o enseñando tarjetas. Algunos hablan con voz susurrante, como sensual. El que nos ha tocado esta tarde para el atasco, va radiando todo lo que ocurre pero como cantando, y nos vamos muriendo de risa.

Llegamos, finalmente a nuestro destino tras llevar calentitos desde la una en que salimos de Arashiyama. Caminamos un rato para llegar a Nanzen-Ji, un recinto de templos que contiene una escuela de una de las ramas budistas. Hay un acueducto de color rojo en el que las chicas en kimono se hacen fotos porque quedan resultonas. 

Juanjo está verdecillo y con mala cara y sin ganas de nada,mini ganas de ver el templo por dentro ni un jardín porque hay que pagar y dice que pasa...damos una vuelta por el recinto y nos dirigimos al Paseo de la Filosofía  -Tetsugako-no-michi- que era lo que a él le tenía ganas. Es un camino enlosado que cursa junto a un canal. Toda la zona está abarrotada de templos y jardines. Hemos dado un paseo durante media hora o así y luego hemos dado la vuelta, porque Juanjo solo quiere meterse en la cama.
Total, que hemos vuelto a coger el bus y al hotel, pasando por el supermercado a comprar algo para cenar. Yo he vuelto al Onsen a calentarme antes de cenar. Había comprado una tortilla de verdura que finalmente ha resultado ser de patata y cebolleta y he visto que en las zonas de máquinas de bebidas del hotel, hay microondas. Así que me la he podido calentar. Estaba buena. Juanjo ha tomado una cerveza y sándwiches. No ha comido en todo el día y me parece de locos empezar con cerveza, pero no le ha sentado mal.



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