DIA 73
30/DICIEMBRE/2014 CANBERRA Y A SYDNEY. DREAMTIME
Nos levantamos pronto y desayunamos fruta y galletas. No sé dónde demonios he puesto el paquete de té, pero este albergue tiene también cafetería, así que pedimos un café para acompañar.
Tenemos que pagar parking de calle si dejamos el coche donde está, así que piensa Juanjo que es mejor llevárnoslo al Museo, aunque esté cerca, y aparcarlo allí. Cerca?. Sobre el mapa, al lado. De verdad, en la quinta puñeta. Esta ciudad es como Brasilia. Me la recuerda bastante. Pero las distancias son enormes. El Museo, que está al lado, sobre el mapa, está a 4 km. Me quedo sin habla, cuando enchufo a Matilde para que nos lleve. Y se llega por autovias. Parece que estás fuera de la ciudad, cuando estás en el centro, en realidad. Apenas hay tráfico y, lógicamente, al movernos por autovias, o vías muy anchas, no vemos peatones. Supongo que solo puedes moverte en auto y, si vas a un sitio, ahí te quedas.
El Museo Nacional es gratis. Básicamente es sobre cultura aborigen. De entrada vemos un cuadro muy grande, de pintura aborigen. Pintura Dreamtime. Precioso. En tonos rojos. Describe un paisaje. En un recuadro al lado leemos toda la simbología. Se me ponen los pelillos de punta. Cuando veo pintura aborigen me entra una emoción especial. Me ha pasado siempre. Desde la primera vez que Elena, una técnico de laboratorio de Puerta de Hierro, me prestó un libro que era, básicamente, cuadros aborígenes del Dreamtime.
El Dreamtime existía antes de cualquier otra cosa. Antes de la creación del mundo. Pero sigue existiendo. Es una realidad que está entre nosotros, y a la que se acude en forma de pintura y leyendas. En la cultura aborigen son muy importantes los cuentos, junto con la relación con la tierra. Por eso, a las generaciones perdidas se les ha suprimido la posibilidad de conocer las historias de sus ancestros. Cada clan tiene sus historias y relación con una tierra, en concreto. Si no sabes a qué clan perteneces, no puedes conocer las historias de tu gente, ni identificarte con la tierra de la que proceden tus ancestros.
En el museo se describe la cultura de los aborígenes y de las gentes del Estrecho de Torres -llamado así por un navegante español que pasó por allí en 1606- diferenciándolos, aunque les pasó lo mismo a todos cuando llegaron los blancos. Perdieron sus territorios y a sus hijos. Vemos sus embarcaciones, ya que son isleños, los animales de la zona, entre ellos el Dugong, que debe ser un Manatí, un mamífero acuático. También hay tocados de plumas y conchas, armas, cosas para pescar, etc
Vemos los animales y plantas típicos, nos describen la perplejidad de los europeos cuando llegaron a Australia y encontraron que todo era al revés: los mamíferos ponían huevos, los cisnes eran negros...no pompones en ninguna parte, pero hemos visto que las piñas de los Pinos crecen para arriba -buscando el Ecuador?-. A los mamíferos que ponían huevos les llamaron Monotremas, porque por el mismo agujero ponen huevos y cagan, con perdón. Son el Ornitorrinco, que aquí se llama Platypus, como ya he comentado antes. Supongo que Ornitorrinco viene de pájaro, por el pico de pato , y por mamífero. Las patas son palmeadas pero tirando a zarpas, porque cavan. El cuerpo, como de castor. Por más que lo miras, parece que el pico es de otro. Como si lo llevara pegado. No es muy grande, menos de medio metro, como mucho. El otro Monotrema es el Equidna, con aspecto de erizo, un pico fino y corto, y también mamífero, ahí donde lo ves.
Un animal ya extinto es el Tigre de Tasmania, que era un marsupial, como te cuento. Llegaron a ofrecer recompensas por su captura. Hay una foto famosa del último capturado, colgado por las patas de atrás. Cuando quisieron protegerlo quedaba uno, que cascó hace ya muchos años, hacia 1930, creo.
Es divertida la historia de los conejos. Los introdujeron y se hicieron plaga, como es lógico. Hay una sección completa de los métodos que intentaron emplear para cargárselos, sin ningún éxito. Introdujeron la mixomatosis, pero se hicieron resistentes. Luego metieron otra enfermedad, y pasó igual. Hay una descripción y muestras de los métodos-barrera para intentar contenerlos. Nada que hacer. Los aborígenes fueron más prácticos y acabaron comiéndolos y vistiéndose con sus pieles, aunque les gustaban menos que los otros bichos a los que estaban acostumbrados.
Otro tema interesante es la quema controlada que hacían los aborígenes de los territorios para renovar la vegetación y facilitar el paso de canguros, de los que se alimentaban también. Al prohibirse las quemas controladas, los incendios que hubo después fueron aparatosísimos. Hay imágenes de dos incendios, en Sydney y en Canberra no hace muchos años, que fueron tremendos, devastando propiedades, matando gente...quemaron una enorme superficie y estuvieron totalmente descontrolados. Yo recuerdo el episodio porque salía en las noticias todos los días, mientras duró.
Hay secciones dedicadas a la construcción de las ciudades, como Sydney, Adelaida... Canberra se llamaba Kanberra en aborigen. No presté mucha atención a esa parte, porque me interesaba menos. Juanjo, en cambio, se entretuvo más allí.
Hay una parte dedicada a las generaciones perdidas. Es bastante triste. Proyectan documentales sobre gente que explica algo de ese tema. Una cosa curiosa en todo el museo es que, en distintas secciones, se advierte de que su contenido puede entristecer a los aborígenes, porque se habla de personas ya fallecidas. Esto tiene su aquél, porque cuando una persona muere, ya no se pronuncia su nombre, y se eliminan sus retratos. Esa es la tradición. No sé qué pasa ahora, con la fotografía. Pero hay secciones con fotos de personas ya muertas. En una de ellas, hay una especificación de que cuando murió el señor del que se proyecta un documental, y se exhiben unas fotos, la familia pidió que se mantuviera la muestra como estaba y que no se tocara nada.
Salimos del museo mucho más tarde de lo que habíamos planeado, pero a ambos nos había parecido interesante. Quería ver también la Galería de Arte, el museo de arte contemporáneo. Estaba al ladito, así que tardamos como quince minutos en llegar en coche, y un buen rato en aparcar, porque nos hicimos un poco de lío. En este museo hay una sección grande de arte aborigen, precioso, en lienzo, tela, corteza de eucalipto...Hay una sección de arte australiano, interesante, una sección de Asia, muy bonita, y arte contemporáneo de todo el mundo, pintura y escultura, bastante interesante. Tienen un poco de todo. En la parte inferior, hay unos pájaros de Brancusi, uno blanco y otro negro, muy bien montados en un estanque.
En este fuimos un poco más rápido, porque teníamos que irnos a Sydney. Pero me pareció bastante guapo, el sitio.
En la Lonely Planet recomiendan ver las embajadas de Papúa Nueva Guinea y Tailandia. Nos costó dios y ayuda encontrarlas, porque en esas avenidas tan anchotas, se nos dispersaban las cosas. Vimos el parlamento, con un hito metálico en forma de pirámide y la bandera encima, y acabamos encontrando las embajadas después de dar varias vueltas por las avenidas circulares que rodean el Parlamento y donde se encuentran todos estos edificios. Cada uno está construido con la forma que tienen las casas del país. La de Papúa es una Casa de Espíritus, la de Tailandia tiene forma de pagoda, pero hemos visto las de China y Japón, y son más bonitas. La de China tiene forma de palacio chino, con leones en las puertas, y la de Japón, parece una casa de té. Le sugiero a Juanjo ver qué forma tiene la de España, pero pasa de dar mas vueltas.
Emprendimos el camino a Sydney. Tuvimos que comer en un MacDonalds de la carretera, aquí donde nos ves, porque no encontrábamos otra cosa y, entre Canberra y Sydney solo hay dos o tres núcleos habitados.
Llegamos a Sydney puntualmente. Vamos a dormir en casa del hijo de un compañero de Juanjo. El chico, Aitor, ha venido a Australia hace diez meses, con una amiga, Natalia; y hace dos meses ha venido Carlos, otro amigo. Todos han estudiado químicas pero, con el panorama de España, han venido a buscarse la vida y les va estupendamente. De momento, han venido como estudiantes, ya que el visado es más barato y les permite trabajar. Están estudiando y trabajan en lo que pueden. Aitor está de administrativo en un colegio. Natalia, de cocinera en un Take Away y Carlos, de ayudante de cocina y camarero. Los tres se dedican, además, a hacer paellas en casas en las que se las encargan. Una empresa les contrata para eso y van cuando sale una ocasión y les viene bien. Todo lo que hacen está bien pagado. Aitor nos decía:
Vinimos aquí dispuestos a morirnos de hambre y yo me he comprado una moto, un ordenador chulo - un Mac-, una cámara de fotos buena, y tengo dos mil dólares en un plan de pensiones.
Eso sin trabajar en serio. Según la normativa, pueden trabajar 20 horas cuando están estudiando. Lo que hacen las empresas es hacerles el contrato por 20 horas y lo demás se lo pagan en Cash. Así que el rollo de que eso solo pasa en España es mentira. Natalia cobra todo en Cash. No tienen que preocuparse de impuestos, porque el banco les descuenta directamente lo que les toca.
Aitor empezó de maquillador, sin tener ni idea. Pero la prueba fue que una señora le maquilló a él, él le maquilló a ella, y le contrataron. Estuvo un día de cartero, pero acabó reventado, porque le tocó una zona de colinas y se pegó todo el día, así que no fue más. Natalia empezó limpiando,moro que no manejaba mucho inglés. Para encontrar el trabajo de cocinera, sin saber, se apuntó por Internet en una oferta de trabajo, le llamaron a los cinco minutos para que fuera hacer una entrevista, y al día siguiente estaba trabajando. Nos dicen que en el empleo más tonto se cobran 40000 dólares. Y que todo el mundo que quiere, trabaja.
Si les contrata una empresa para un trabajo fijo de más envergadura, tienen que pagar 5000 dólares por el visado, que paga la empresa. Pero yo creo que encontraran trabajo en lo suyo enseguida, porque nos cuenta Aitor quien un laboratorio, para un contrato, dicen -no exigen- que es conveniente o que se valorará algún conocimiento en Ciencias.
De momento, estos tres van a cambiarse a vivir a Manly, una de las playas guapas cercanas a Sydney, a una casa que da a la playa, van a hacer un curso de buceo y a marcharse a Filipinas de vacaciones en Febrero, y van a comprarse un barco. Llama la atención la cantidad ingente de barcos que hay en la bahía de Sydney, pero un barco como de seis metros vale 4000 dólares, el seguro y amarre, 2000 al año, y entre los tres tocan a nada.
Nos dicen que la gente tiene dinero, está bien pagada y trabajan poquísimo. Un profesor trabaja dos o tres días a la semana y gana unos 70000 dólares. Los chicos van al colegio unas tres horas, y un compañero de casa, que está ahora de vacaciones y está estudiando en la universidad, va a clase dos horas a la semana, no le ven nunca estudiando, y aprueba sin problemas. Suponemos que el nivel tiene que ser bajísimo, o quizá es que estudian exactamente lo necesario e imprescindible sin ningún añadido. Pero las matriculas de la universidad son caras, 40000 dólares, excepto si eres australiano o residente, que sin mucho más baratas. Los master valen 6000 dólares, es decir, como en España. En fin, que no van a volver ni locos. Tendrán que ir de visita, pero no parece un viaje que les haga ninguna ilusión.
Están compartiendo piso con un ucraniano-español y una china que son pareja, pero están ahora de vacaciones en España, por eso nos hemos podido quedar en su casa. Además, hay tres gatos que han semiadoptado. Los están cuidando, a petición de una veterinaria, hasta que se los quede alguien. O hasta que se vayan de vacaciones en Febrero.
Hemos salido a cenar, pero llegamos tarde a un restaurante de comida normal. Donde viven, en Canterbury, la población es básicamente China, y los restaurantes, pues ya te imaginas. Hemos tomado unas cervezas y luego hemos ido a cenar a un chino. Varios hemos pedido pato con arroz y nos han traído arroz picante con chisposas de algún tipo de carne.
Luego hemos estado de palique un rato, pero nos hemos acostado no muy tarde. Aitor madruga mañana.
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