En la planta de Cirugía, no todo el mundo es de Granada y su provincia. Hay gente de Jaén, Córdoba, Almería y un gaditano, L. Éste también dice cosillas a su aire. Un día me vino diciendo que tenía fatiguita. Lo de la fatiguita me lo había preguntado hacía poco en Madrid un amigo de Huelva,, que me decía que si lo había oído. Pues no lo había escuchado, pero justo al volver, se lo oí a L. Lo que pasa es que en ese momento yo tenía bastante lío y no pude pararme a preguntarle. Luego me explicó que tenía fatiguita porque no había comido. (Aquí dicen estar esmayao, o esmayaíco).
De todas maneras Lolo siempre me mira alucinado y se troncha cuando hablo. Un día me dijo:
- Luego dicen de nosotros los gaditanos, pero anda que los de Madrid, no tenéis guasa ni ná!!!.
Un día que estaba con otro compañero que me estaba incitando, a meterme con él a final de la liga, porque L. es del Barça, le dije:
- Que dice Celso que los de Cái sois maricones y del Barça. (Menos mal que se lo tomó a juerga)
- Ay ete Selso, ete Selso!!! -decía riéndose
Ha dejado una camisetilla como de juguete que dice:
No todo el mundo puede ser de Cái.
Este es el auxiliar que es calvo como bola de billar y tiene toneladas de pañuelos que se lía en la sesera como Agassi. Un día acababa el turno con el pañuelo algo hacia atrás
- L. , te estás desmelenando –le dije
Cuando estamos de noche hay que tener mucho cuidado en tener el café hecho para cuando llega L. por la mañana, que si no, tenemos cantinela.
Le falta un diente delantero. Tuvimos un cliente argentino, que era dentista y se empeñaba en ponérselo, pero L. se resistía. Sólo consiguió que le cogiera la tarjeta.
Es costalero de varias cofradías, así que se pasa la Semana Santa cargando santos.
A Celso, un enfermero, le da por hacer rimillas:
- Adolonta, no quita el dolor pero atonta
Al Paracetamol le llama Paraselamó (anda dilo!!!) y así le llamamos todos.
También hay una auxiliar muy peculiar, bajita y como muy pispa. Es del Barça y, en Fórmula Uno, dice que ella va “con el negrillo”, que le gusta, ya sabes, Hamilton. Así que Celso se entretenía a veces en poner de fondo de escritorio del ordenador el escudo del Madrid cuando sabía que ella venía a trabajar. Una noche, de las primeras que yo hacía, nos fuimos a reunir para cenar en el control de Especialidades, que tiene una sala de estar más grande. Lo que solemos hacer con los timbres de las habitaciones, para escucharlos allí, es mover unas clavijas. También tenemos la posibilidad de que los timbres se escuchen únicamente en la sala de estar, para que por la noche no se oigan por todo el pasillo y empiece la gente a animarse a llamar, que ya sabéis que pasa eso. Y para que no molesten al resto de los pacientes, fundamentalmente, seamos serios. Total, que vino J. que estaba al lado, a preguntar si habíamos terminado, para preparar la cena. Yo ya me iba para allá, nos encontramos en el pasillo y, como yo era novata, me preguntó si había cambiado los timbres.
- No – le dije- le he dicho a Loli que los cambie cuando termine
Se me quedó mirando y riéndose
- ¿Le has dicho a L. que cambie los timbres?
- Si –le contesté algo desconcertada
Entonces se empezó a reír
- Ven, ven – me dijo, y nos escondimos tras la esquina, junto con Charo, que también venía a buscarnos.
Y así, escondidas, vimos cómo L. se subía de rodillas al mostrador para cambiar las clavijas, porque no llegaba. J. se tronchaba:
- Ay mi chica, cuánto ha crecido – decía mondándose de risa
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