DIA 65
22/DICIEMBRE/2014 VUELTA A HOBART.
Desayunamos en una salita donde nos habían dejado café, té, un hervidor, tostadora, pan, cereales de todos los tipos, leche, mantequilla, mermeladas...nos preparamos un desayuno guapo, aunque al principio nos confundimos y fuimos al bar, porque habíamos entendido que nos lo pondrían allí.
Después nos marchamos al PN Mount Field. Yo tenía muy poca información, y los puntos para ver, pensaba que estaban a caminatas largas. Pero en el centro de visitantes nos informaron que, previo pago, podíamos ir a ver las Cascadas Russelll y el bosque de árboles altos.
Las cascadas son una cosa espectacular. Se llega a ellas por un sendero de una media hora ida y vuelta, que pasa por medio de un bosque precioso, donde hay helechos, un río divino, wallabys, y parece que en el río hay ornitorrincos, pero es imposible verlos. Hemos visto unos cuantos wallaby. Las cascadas no son ni muy altas ni muy caudalosas, pero el escenario en el que se encuentran parece hecho a posta. Tienen dos alturas, y el agua se desparrama entre helechos. Les daba la luz del sol de lleno. Juanjo tenía cara de alucinado. Yo había visto fotos, pero me parecieron espectaculares. La información dice que son las mas bonitas de Tasmania. Desde las cascadas se puede llegar al Bosque de Árboles Altos pero, por ir más rápido, fuimos al inicio del sendero. Los árboles son eucaliptos de unos 70 a 90 m de altura. El más alto registrado tenía 93. Los incendios se los cargan de vez en cuando, pero el bosque se regenera. Está bien ese sendero, pero las cascadas han sido lo mejor del día.
Volvimos a Hobart para reservar un transporte para ir mañana al aeropuerto. Como nos quedaba tiempo, fuimos al Monte Wellington, desde donde, en días claros, hay una vista de Hobart y todo su entorno, con el entramado de bahías. Hoy está empezando a nublarse, así que hemos visto la parte de la ciudad, pero la otra con más dificultad, porque el monte se ha metido en niebla y apenas se distingue nada. La verdad es que no sabíamos que el monte era tan alto. Es la cima más elevada de todas las que se divisan.
Hemos continuado hacia el sur, donde hay un valle bonito, el valle Huon, en la península que se encuentra frente a la isla Bruny. Hemos hecho un recorrido por donde nos ha dado tiempo, bordeando las bahías, hemos comprado unos hojaldres para comer por el camino, y hemos vuelto a Hobart, donde entregamos el coche e indagamos en Hertz por si hubiera posibilidad de pillar coche en Melbourne, pero parece que es imposible.
Por la tarde fuimos a cenar al Shamrocks, y rehicimos el equipaje para el vuelo.
Ciertamente, Tasmania nos ha sorprendido mucho. Pero mucho, mucho. Es una isla preciosa. No nos la esperábamos, la verdad.
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