DÍA 54
11/DICIEMBRE/2014 TE IKA A MAUI (ISLA DEL NORTE)
Nos fuimos sin ducharnos porque las duchas son muy cutres, aunque hay agua caliente. Pero el sitio no acompaña. Nos dirigimos a Picton por esa carretera tan chula que, o pasa entre bosques, o bordea la preciosa costa. Debo tener el a Síndrome de Stendhal, porque se me saltaban las lágrimas y tengo algo de opresión en la garganta de ver esos paisajes tan bonitos. Como fin de fiesta de la isla del Sur, vemos la costa llena de focas en las piedras. Una, incluso ha salido a la carretera, haciendo pararse a un coche que la tenía delante. La foca lo miraba curiosa.
Llegamos pronto a Picton. No lo habíamos visto porque el otro día llegamos de noche, pero no está nada mal. Es una ciudad pequeña albergada en una bahía rodeada de montañas por todas partes, tanto por el sur, como por la parte que da al fiordo. Como el fiordo es bastante cerrado y con muchas islas, no se ve mar, sino montes y vegetación por donde mires. Hay edificios de tipo colonial, con balcones, un puerto de yates pequeño en un recodo de la bahía, y los muelles donde atracan los ferrys. No veo barcos grandes de carga, supongo que irán a puertos más abiertos, como Christchurch.
Tenemos que esperar un rato porque hemos llegado algo pronto. Aprovechamos para dejar preparados unos sándwiches para el camino. Hacia las doce nos ponemos en la línea del checking de coches pero, una vez en la fila, vemos un aviso que dice que uno de los ferrys se ha suspendido y que saldremos con retraso. Tras un buen rato de esperar, decidimos tomarnos los bocatas y unas cervezas estando en la fila, porque vamos a salir hacia las dos, y la primera parte del trayecto es para ver paisaje, ya que transcurre entre fiordos.
Juanjo se ha hecho dos sándwiches y justo cuando se estaba comiendo el segundo, ha empezado a moverse la fila de coches. Punteria.
Este Ferry es muchísimo más grande que el otro en el que vinimos. Tiene montones de espacios diferentes, pero optamos por subir a cubierta para ver el panorama de salida. La cubierta está en el piso 10 y hay muchas sillas y espacio para moverte. Supongo que cuando salgamos al mar habrá que encerrarse dentro, porque soplará mucho viento.
El trayecto por los Marlborough Sounds es alucinante. El barco vira continuamente para pasar entre ellos. Están, además, plagados de islas. Todo lleno de vegetación casi hasta el final. En algunas pequeñas bahías vemos casas aisladas en el borde del agua y en las laderas. Supongo que solo puede llegarse por barco, aunque a un par de fiordos se puede ir por carretera. Ese trayecto dura algo más de una hora. Al acercarnos al mar, la vegetación cambia por completo y desaparecen los árboles, pasando a matorral, aunque verde. Pasando por un estrecho con islotes salimos al mar, y entonces nos metimos dentro del barco, porque el viento sopla un horror.
Dentro hay cafeterías, buffett, distintas salas con asientos, sofás redondos, una sala con una actuación en vivo -una chica con guitarra que no para de cantar- y en la popa encontramos una zona de dos pisos acristalado con plantas y sillones de mimbre tipo jardín. Nos quedamos por allí, y aprovecho para escribir algo, que voy fatal con el diario.
Llegamos a Wellington hacia las cinco. El coche lo teníamos en la cubierta, en las primeras filas, y salimos enseguida. Hoy vamos a llegar hasta donde sea, nos da igual. La meta es Taupo, pero no tenemos que llegar hoy. Juanjo se quedó con ganas de dormir en Hunterville, el pueblo que tenía una zona gratis de camping, con servicios. Está a una distancia prudente, así que paramos a comprar en un supermercado poco antes de llegar allí. Entre pitos y flautas llegamos hacia las ocho. Está lloviendo. Vemos que los servicios los cerraron a las 7, así que nos va a tocar hacer un pis en la hierba, aunque no está permitido. Hay una caravana grande aparcada, y gente cenando en una mesa que está a cubierto. Nosotros abrimos la mesita interior y cenamos dentro del coche. Mañana tenía pensado llegar a Taupo por una carretera que bordea el Tongariro más próxima a los volcanes, pero va a depender de cómo esté el tiempo.
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