Iniciamos el viaje en Madrid. Lourdes llegó de Orense y Lola de Granada.
Curioso que nos dieron las tarjetas de embarque con nuestras iniciales. Se dio cuenta Lourdes. Lola (Dolores) llevaba la D Lourdes Estevez llevaba la E. Y yo la F de mi apellido, de la Fuente. Y, sin hacerlo de forma premeditada, nos sentamos cada una en nuestra letra.
El viaje tuvo muchas turbulencias. Especialmente al descenso y aterrizaje.
Por eso y para llevarlo con paciencia, pedimos unos gin tonic y algo de picar.
Habíamos reservado un coche automático. Es largo de explicar pero lo anulamos y fuimos a una compañía diferente.
Lola se ha puesto a conducir con toda su energía. Coche manual, marchas a la izquierda, conducción por la izquierda y carreteras sin asfaltar.
Los navegadores de los móviles nos conducen por una ruta rara, rara... Pero ambos coinciden, así que no nos queda otra.
Llegamos a la puerta de Village Corner. Harold, el dueño, me había MSN dado un whats app preguntando si estábamos bien. Justo cuando nos montábamos en el coche. Al llegar al Village Corner nis estaba esperando.
El coche fue encerrado en su garaje particular y fuimos todos al apartamento, grande, con tres habitaciones, dos baños - uno de ellos grande y con bañera-, terraza y azotea.
Estuve un rato escuchando sus explicaciones. Nos había dejado café, pan, leche, jamón york, queso.. Nos hicimos un sandwich antes de ir a dormir. Nos animaba a salir a dar una vuelta, pero estamos rotas..
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