viernes, 30 de enero de 2015

DIA 99 ANGKOR. COMIENZA LA VISITA

DIA 99

25/ENERO/2015 ANGKOR. COMIENZA LA VISITA

Después del desayuno ha venido Bohn a buscarnos en su tuktuk. En la entrada de Angkor compramos un pase de tres días. Nos dan un boleto con foto, que nos agujerean antes de entrar. Pensábamos que podíamos pagar con tarjeta, pero nada. Cash. Vale 20 dólares el pase de un día, 40 el pase de tres y 60 el pase semanal.

Entramos al recinto por una puerta de piedra entre los árboles, que ya impresiona bastante. Nos dirigimos a Preah Khan (Espada Sagrada). Este es uno de los templos que construyó Jayavarman VII¡ el gran constructor, que vivió entre finales del S XII y principios del XIII. Este templo lo dedicó a su padre. El recinto del templo es bastante grande, con cuatro caminos procesionales en los que Devas (dioses) y Asuras (demonios) tiran de la serpiente Naga para batir el océano de leche y extraer el elixir de la inmortalidad.

Estamos fascinados con la estructura el templo, un crucero que conduce a patios en su contorno, con unos bajorrelieves, dinteles y tímpanos tallados, que quitaban el hipo. En ellos vemos Apsaras, las ninfas celestiales. En el centro hay una stupa, porque muchos de estos templos, que se iniciaron como hindúes, después se transformaron en budistas. Incluso hubo una época intermedia budista y luego volvieron al hinduismo. En esos intervalos, algunas imágenes se dañaron, por periodos  iconoclastas.

Me decía Luz que los templos había que verlos en silencio. En este no hay demasiados turistas, así que el comienzo ha estado bien. Hemos vagado cada uno a nuestra bola, encontrándonos a veces y comentando algún detalle, pero es cierto que estas cosas hay que verlas con una cierta introspección, nada de guías que  te den la lata y no te dejen pararte lo que quieres. Es mejor ir a tu aire. Con la información de ayer en el museo y las guías que llevamos, la de papel y otra de los templos que tengo descargada en el iPad, está bien. Así podemos vagar por los patios y estancias tranquilamente. Llevo una linterna pequeñita, que viene bien porque algunas estancias están oscuras, aunque lo que está así generalmente no tiene tallas, pero siempre mola curiosear. En el acceso contrario al que entramos hay un árbol, comiéndose el muro, la típica imagen de Angkor.

Hemos recorrido el templo también por fuera, entrando ocasionalmente por alguna de las entradas laterales, descubriendo más puertas labradas. Hemos visto también una estructura parecida a un templo griego, con dos pisos. Los dos estamos bastante impresionados con el templo. Está reconstruido en parte, aunque hay mucha piedra aún suelta, pero fascina.

Vamos con el tuktuk a Neak Pean., un templo-isla, rodeado por estanques, uno rodeando el templo y cuatro exteriores. Es pequeño y no se puede acceder a a isla. Lo vemos desde el borde de uno de los estanques. Hay esculturas de Nagas,y  caballos en la isla. A cada estanque exterior da una estructura de piedra labrada. Antes salía agua por ellas. Fue construido también el el S XII-XIII por Jayavarman VII. Se tarda poco en verlo, y vamos a ver otro. A eso de las diez nos ha preguntado Bohn si queríamos ir a comer, pero no nos apetece nada. Tomamos fruta y cacahuetes por el camino. Preferimos seguir viendo cosas.

Nos dirigimos a Ta Som, un templo de la misma época. Está en peor estado, pero me han encantado los bajorrelieves. Hay uno de esos árboles comedores de templos que rodean una puerta, y dan una "foto" muy angkoriana. En la guía en papel leo que es mejor verlo por la tarde y me quedo un poco sorprendida, porque  pensaba que Bohn sabia un orden sensato para ver los templos según la luz. Juanjo dice que estos van a su bola, tienen su ruta hecha por distancia.

Continuamos el circuito a East Mebon, del S.X, un templo-montaña al que se sube por unas escaleras empinadas con escalones de piedra muy altos. Ya hace bastante calor, y me he quedado un momento a la sombra, tómenlo el fresco, mientras Juanjo se iba a rodear el templo haciendo fotos. Una vez refrescada, me he animado a subir la escalera, aunque no sé cómo la voy a bajar, porque da algo de vértigo. He estado viendo las torres. Una de ellas contenía un Buda y las demás, restos de las peanas donde se coloca el Lingam de Shiva y por donde sale el agua sagrada. Hay falsas puertas labradas, muy bonitas, y elefantes de piedra en las esquinas de las plataformas, enjaezados. Todo está rodeado de bosque. Mientras Juanjo acababa de hacer fotos, me he sentado en una piedra al pie de un árbol, por si me entraba la iluminación, como Buda. De momento, lo único que siento es el calor del sol, aunque el árbol me protege y no estoy mal, pero no siento la clarividencia. Tendré que seguir probando.

Montamos en el tuktuk y dice Bohn que vamos al último. No entiendo nada. Hay mucho templo que ver en el circuito grande y sólo es la una y le hemos contratado por todo el día. Le decimos que no, que vamos a ver más templos. Nos queda la mitad del circuito grande. Estoy un poco mosca.

Vamos a Prea Rup., que es de la misma época que el anterior. Tiene torres en forma de loto y anteriormente estaba en el centro de un Baray, uno de los grandes estanque que servían para recoger agua con propósitos, quizá agrícolas, pero seguro que ceremoniales. Piensan que pudo haber servido como centro de cremación, aunque no está claro. Lo mejor es que la piedra es de color rojo, y le da un aspecto precioso.

Fuimos luego a Sras Srang, el estanque de las Abluciones, una plataforma con escaleras que da a un estanque, construido por Jayavarman VII a finales del S XII, igual que el templo del otro lado del camino, Banteay Kdei, un santuario budista. El rey empezó construyendo templos hindúes, dedicados a Shiva, pero luego pasó a convertirse al, budismo de la escuela Mahayana, que tiene como divinidad principal a Avalokiteshvara, el Boddittsava de la Compasión, así que este templo está dedicado a esta divinidad. Está bastante roto, pero tiene uno de esos árboles comedores de templos. En su interior, una monja me dio una varita de incienso para ponérsela al dios por el año nuevo y me puso una pulsera con dos hebras de lana con los colores budistas, el azafrán y el rojo. Juanjo me decía al verlo que parecía que llevaba la bandera española, pero no tiene ni idea. Es budista.

Después de eso fuimos al hotel, aunque es muy temprano. Yo sigo mosca, pero Juanjo dice que será así. De todas formas, dice que está cansado. Vemos muchos tuktuk que van hacia el parque. En el hotel, nos cambiamos para bajar a la piscina. El encargado me dice que hemos ido muy rápido y le digo que no era la idea, que el conductor nos quería traer de vuelta a la una y que yo pensaba que lo que habíamos pagado era por todo el día y no para volver tan temprano. Me da la razón y dice que va a llamar a Bohn y que si queremos volver hasta la puesta de sol. Pero ya no es plan de volver hasta allí. Me dice que va a llamar al conductor y a enterarse de qué ha pasado.

Nos damos un baño. Juanjo me dice que estaba ya un poco cansado y que no tenía ganas de quedarse hasta tarde, pero no me gusta que nos tomen por tontos. Hemos ido a cenar donde ayer, otras cosas distintas. Hoy hay menos gente, parece.

DIA 98 SIEM REAP

DIA 98


24/ENERO/2015 SIEM REAP

A las cinco y media de la mañana escucho cómo prueban un micrófono como si estuviera dentro de la habitación. A las seis empieza un terrible follón de música y cantos, junto con discursos con un jaleo que pa qué y un volumen endiablado. No me lo podía creer. Suena a ceremonia religiosa, pero ni el estruendo ni la duración son normales. Si es una ceremonia religiosa, la hemos cagado porque eso significa que tenemos un templo al lado y va a ser así todos los días. Pero dura muchísimo. Nos levantamos después de las siete y seguía el mismo lío. He mirado por la ventana pero o distingo de donde viene el lío, aunque tiene que estar justo al lado. El baño está limpio y tiene de todo, pero la ducha es de las de tipo turco, de las que cae el agua a todo el baño y se inunda. Hay que salir descalzo por eso. Hemos puesto la alfombrilla de baño por fuera para secarnos los pies antes de salir a la habitación.

Bajamos descalzos a desayunar porque hemos visto que la gente deja fuera los zapatos y todo el mundo se mueve descalzo. Entramos a desayunar. Todo está nuevo. Una camarera nos pone la servilleta en el regazo y elegimos el desayuno entre tres posibilidades: americano, inglés o pancakes. Viene un chico a disculparse por el ruido. Entiendo que es el jefe de la banda. Nos dice que hay una fiesta particular fuera. Vaya puntería, pienso, cuando nos asegura que solo será hoy.

Hablamos con él sobre posibilidades de hacer cosas y decidimos ir al museo antes de empezar a ver templos. Tenemos que sacar pasta del cajero, ir a una farmacia a buscar algo para los oídos de Juanjo, así que pensamos quedarnos hoy por aquí a todas estas cosas. Hemos visto de donde procede el follon. Han montado una carpa en la puerta de al lado con pocas personas, vestidas de gala, con mucho rojo y dorado, y el tipo del micrófono, al que he maldecido con todas mis ganas. La carpa es pequeña, no entiendo semejante volumen del micrófono. Y finalmente, la fiesta debió acabar a mediodía, no sé pa qué tanto madrugar...

En el cajero sacamos dólares, porque todos los precioso vienen en esa moneda. La moneda local queda para cosas pequeñas. El cambio de un dólar te lo dan en su moneda, Riels.

En la farmacia no nos ponen ningún problema por comprar un colirio con antibiótico sin receta. Compramos además Ibuprofeno, porque se han acabado los antiinflamatorios, y un lavamanos.

Vamos en tuktuk al museo, que está en la carretera a Angkor. En la Lonely Planet ponía que no tenía muchas cosas, pero la verdad es que hemos pasado varias horas en él. El edificio es bastante grande y una sala te va llevando a otra. Todas están cerradas. La primera que visitamos es la sala de los 1000 Budas, de todos los tamaños. Muchos pequeños y dorados en nichos en las paredes, y los más grandes en el centro,, de piedra en su mayoría, aunque hay unos cuantos de pie hechos en madera, bastante deteriorados.

El museo contiene muchos vídeos en los que eliges el idioma. En ellos dan información sobre el Panteón Hindú y sobre las salas que estás viendo, unas sobre religiones, otras sobre estilos artísticos y trajes, una sobre Angkor Wat, otra sobre Angkor Thom.

Hechos polvo con tanta información, comimos en el restaurante del Museo, que es un chino, pero es tarde y no sabemos si vamos a encontrar algo. La cerveza la tienen fría y la ponen en vasos helados.

Hemos cogido otro tuktuk para volver al centro. Hemos pasado por la oficina de turismo, pero nos dan únicamente un mapa fotocopiado de los templos bastante malo. Es mucho mejor una copia que me han sacado de Internet en el hotel. Además he comido prestada una guía que recomiendan en La Binlia, la Angkor and Siem Reap visitor's Guide, que proporciona información de todos los templos, clasificados por estrellas para indicar su importancia.

Fuimos a la habitación a hacernos una idea, con la guía y los mapas, de lo que teníamos que ver, y decidimos empezar por el circuito largo, para dejar para mañana el corto, que es donde están los templos más importantes.

Nos hemos dado un baño en la piscina, que tiene un bajo relieve con una barca ceremonial sobre el que cae el agua en cascada. Luego hemos ido a dar un paseo por la ciudad para ver los mercados, y comprar lago de fruta para mañana. De repente escucho en español:

- Tú cuanto darías por esto?

Me vuelvo hacia la voz y encuentro a un tipo vestido con una camisa de elefantes que me preguntaba. Le miro y digo que no más de cinco dólares.

- Eso pienso yo, pero me pide ocho, y yo mañana se la devuelvo, es para hacerme una foto.

Pensamos luego que es mentira, porque el hombre lleva una camisa de loros en tonos verdes chillones y la que estaba comprando era bastante más discreta. Nos dice que es de Gandia y que mañana va en bici a ver los templos, que viene desde Puket y que tiene que ir a Bagkok en bus. Le advertimos sobre el aire acondicionado para que se lleve algo de abrigo. Nos dice que los tuktuk para los templos valen 13 dólares.

Hemos comprado unos platanitos pequeños a una chica sonriente que nos enseña a decir Gracias y Adiós en camboyano, aunque ahora no seria capaz ni de escribirlo ni repetirlo.

Volvimos al hotel a dejar las compras, que incluyen galletas, cacahuetes y algodones para los oídos, y hablamos con el encargado de hotel, para que nos busque un tuktuk para mañana. Con él está el mismo conductor que nos ha ido a buscar. Nos dice el encargado que nos cobra 18 dólares por todo el día. Me parece caro, pero el encargado nos dice que conoce muy bien los templos y cuando ir mejor a cada uno. Quedamos con él hacía las siete y nos fuimos a cenar. Hay una calle que se llama Pub Street, por la cantidad de bares que tiene. Pasamos por el mercado nocturno, esquiamos a las de los masajes, manicura y masajes con peces -algunos bien gordos de tanto comerse humanos, supongo- y fuimos a cenar a uno de los sitios que vienen en la Biblia, un restaurante khemer de comida tradicional, que estaba. bastante lleno, pero nos han llevado a otra zona donde hemos podido sentarnos. La comida no está mal, muy especiada, con bastante verdura, pero la cerveza no está nada más que fresca.

Nos hemos acostado temprano, porque todavía andamos sonados después del festejo de esta mañana.

DIA 97 BUS QUE TE CAGAS

DIA 97


 23/ENERO/2015 BUS QUE TE CAGAS

A las seis y poco estábamos en la oficina de buses esperando para subirnos. Me he acercado a una panadería y he comprado unos bollitos para desayunar, pero no nos hemos atrevido con el café de dalle. Hemos subido a un autobús medio vaya pero cómodo, con tapicerías divinas de la muerte, en dorado y brocado, cortinas con flecos y esas cosas como colgaduras redondas por encima. No sé cómo se llaman, que en una casa, a lo mejor, pero en un bus dan como la risa tonta. Nos ha tocado una ventanilla perjudicada, así que el,paisaje lo vemos regular, pero hay muchísimos pueblos, arrozales, palmeras en un entorno muy llano, pero salir de Saigón nos ha costado una hora de atasco.

El aire acondicionado del bus es mortal de necesidad. Yo me lo olía y me he llevado un chal. Nada más subir al bus, nos hemos puesto a rellenar papeles como locos para la frontera. El guía del bus se ocupa de darnos papeles y entregarnos en la frontera, además de cobrarnos las tasas de entrada: 35 dólares por barba. Yo ando preguntándome si finalmente nos pedirán fotos, las llevo preparadas, pero no. Hemos tardado un rato en pasar la frontera de Vietnam, pero al llegar a Camboya hemos encontrado nuestros pasaportes con unos visados preciosos, igual que los de Vietnam, pero éstos los habíamos hecho en España, aunque caros. 95 pavos por múltiples entradas, ya que entramos dos veces. Hemos ido a Vietnam por un tema de conexiones, pero ha sido mortal porque, en realidad, era un sitio de paso para ver Angkor. El rollo nos ha costado, aparte de la pasta gansa. un viaje de mil demonios

A eso de las 10 han parado para comer, pero a esa hora no teníamos ganas de meternos un plato de arroz con algo,,así que hemos tomado un panini pequeño que nos dieron en una caja junto con un bollito dulce.

Para llegar a Phnom Pehn hemos cruzado el Mekong en un Ferry en el que se ha metido el bus de cabeza y no hemos tenido que esperar, porque el Ferry ha salido inmediatamente. Phnom Pehn parece bastante grande y vemos muchísimas pagadas con terminaciones puntiagudas y largas en cada piso y mucho dorado en tejados. Hay montones de ellas, Tardamos un ratito en llegar a la terminal de autobuses y, una vez allí, tenemos que esperar un poco en la terminal. Confiábamos en que hubiera algo para comer allí, porque ya es mediodía, pero no hay nada más que bebidas. He comprado una cosa hecha de arroz frito y seco, como un snack, espaciado y picante.

Hemos montado en un bus algo más incómodo que el primero. Nos han dado toallitas heladas y otra cajita de pasteles que ha sido nuestra comida. El camino a Siem Reap es largo, más de trescientos km, y la carretera está en  obras, porque están haciéndola de dos carriles por cada sentido. Este bus va tan decorado como el otro, la televisión tiene un ribete de flores y sobre el conductor hay una romántica imagen de una silueta de hombre y otra de mujer cogiéndose de las manos, con una enorme flor abajo. He visto que el conductor es joven. Apuesto a que el póster se lo ha regalado su enamorada novia.

Sobre las siete paramos para cenar. Esta vez sí hemos pedido un plato de comida, que hemos tomado rápido porque vamos a salir enseguida. Nos ha parecido caro y hemos pagado en dólares. Quizá hubiéramos tenido que cambiar algo en la frontera. Pero aparece que los.dólares es en lo que mejor puedes pagar y los precios vienen en esa moneda, no en Riels.

Llegamos a Siem Reap cansados del viaje, pero allí nos estaba esperando un chico con un tuktuk, que nos ha llevado al hotel. El trayecto no es corto. Cruzamos el río de la ciudad y vamos a la zona del mercado nocturno, donde vemos pasmados que están las calles abarrotadas de gente y en muchos locales están dando masajes de pies, con los clientes en tumbonas bebiendo cocacolas.

En hotel Friendly Boutique es muy nuevo, y el personal anda algo despistado. Pero nos han dado una habitación muy grande, con zapatillas, batas tipo kimono. Está muy limpio. Hay ruido fuera. Música y una señora que no paraba de gritar. Cerramos bien las ventanas para escuchar el menor ruido posible y me puse los cascos, por no oír a la gritona, pero no por esas. Estamos rotos y nos hemos dormido a pesar dl jaleo.


miércoles, 28 de enero de 2015

DIA 96 SAIGÓN (HO-CHI-MING)

DIA 96

22/ENERO/2105 SAIGÓN (HO-CHI-MING)

El hotel en el que estamos es normalito. El desayuno, tipo buffett, es vietnamita, con sopa, arroz, salteados de arroz, verduras y pollo, un pan malo, malo, huevos, etc. Tomamos lo que no nos parece muy extraño y fuimos a la calle a ver qué hay.

Lo que hay es una ciudad bastante moderna, con rascacielos muy altos, calles que no están sucias, muchos parques, pero un tráfico de motos impresionante. Hemos ido a pagar nuestro billete de autobús, que no había podido finalizar de comprarlo por Internet. Nos ha costado mucho dar con la dirección exacta, aunque no estaba lejos del hotel. Y el taxista, ni idea. Ahora que, los más desternilla te ha sido escuchar s Juanjo y al taxista. El taxista hablaba en vietnamita y Juanjo le contestaba en español, mientras a mí se me salían los ojos de las órbitas. Finalmente nos dejó donde le salió der jigo

Después hemos ido paseando a ver el mercado. En él vemos montones de centros de orquídeas, cantidad de puestos de ropa, algunos de jade y perlas y bastantes puestos de pescado. Los cangrejos están puestos en barreños en fila, atestados para que no se muevan. Y las nécoras tienen puesta una cinta azul para que no suelten las pinzas.

Nos intentan vender de todo, pero salimos ilesos. Hemos ido a pasear a la ribera del río Saigón, con barcos muy grandes, y después hemos recorrido parte de la ciudadanía, pasando por Notre Dame, una catedral recuerdo de los franceses, y la oficina de Correos, un edificio bastante grande, color amarillo, que parece una estación de tren. Recuerdo de los franceses, seguro, así como el Palacio de la Ópera, y un par de hoteles y centros comerciales tipo colonial.


Nos tiene fascinados el tráfico de motos, pero cruzar las calles es bastante complicado, porque hay muy pocos semáforos. A veces juntamos un grupo de gente para protegernos, porque cruzar uno solo es suicida.

Hemos visto la Pagoda del Emperador de Jade. Tiene varias capillas con estatuas doradas y mucho adorno.  Pero hay rincones llamativos. Una capilla escondida tiene una imagen bastante bonita, y una música agradable. No tiene turistas, así que resulta bastante agradable.

A continuación hemos buscado un sitio para tomar una cerveza fresquito y algo de comer. Hemos ido a parar a un bar de un checo que fabrica su cerveza a diario. Tiene unos alambiques en el centro de la barra, y te pone la amarga y rica cerveza  bastante fría. Lo hemos acompañado de una tempura de verduras, pero lo raro ha sido que nos la han puesto con mayonesa -ya ves tú- y me ha costado dios y ayuda que me trajeran salsa de soja. Muy raro.

Hemos descansado un rato en el hotel, estudiando un rato, escribiendo y tal, y luego salimos a cenar. Hay bastante ambiente en nuestra zona, pero nos hemos alejado un poco para ir a un sitio de comida tradicional,  donde hemos tomado uno de esos menús vietnamitas en los que eliges un plato de cada. Hemos elegido distintos cada uno y así hemos probado de todo. Tiene poca proteína y mucha verdura, pero está bueno. Luego a dormirse que mañana toca madrugar.

martes, 27 de enero de 2015

DIA 95 SAYONARA

DIA 95

21/ENERO/2015 SAYONARA

Originalmente, habíamos pensado en pasar la mañana dando una vuelta por la zona de Ueno, porque hay un parque que contiene un montón de templos. Pero cae agua y aguanieve sin tregua, y no tiene sentido ir poniéndonos como chupas. Hemos tardado un poco en salir de la habitación, porque daba una pereza horrorosa salir al frío. Como hay hervidor y té, he preparado uno calentito, para pensar en salir.

Finalmente hemos dejado la llave y nos hemos ido a la estación a desayunar, un poco tarde. Luego decidimos ir al aeropuerto en un tren de ritmo no tan rápido, porque no tenemos prisa. Nos ha costado muy barato. Lo que hemos ahorrado por no comprar el billete del Skyliner es lo que hemos gastado en desayunar abundante.

Pensábamos que en el aeropuerto de Narita habría muchas tiendas, porque queríamos ver alguna cosa pero, para nuestra sorpresa, apenas hay comercio, aunque el aeropuerto está bien y es tranquilo. Hemos aprovechado la conexión a Internet, que va mejor que la del hotel, para reservar un alojamiento en Siem Reap. Luego hemos dado una vuelta, comprado alguna cosita y hemos tomado algo de picar en uno de los restaurantes. Descubrimos que es el único aeropuerto del mundo en el que los oréis son los mismos que en la calle.

En el vuelo hemos ido separados, porque no ha habido posibilidad de cambiar. Yo iba con una vietnamita toda nauseosa que no quiso cenar y sólo dormía, casi hasta el final del vuelo. Hemos llegado a Ho-Chi-min con retraso de casi una hora, a las once y veinte. Pero, para nuestra sorpresa, los trámites han ido disparados y había taxis sin problemas y a menos de una hora del aterrizaje ya estábamos metidos en la cama. No lo podemos creer!


DIA 94 JARDINES DE KYOTO

DIA 94

20/ENERO/2015. JARDINES DE KYOTO

Hoy nos vamos de Kyoto, pero hemos sacado billete para las cinco de la tarde, así que os da por ir po a visitar alguna cosa más. En Kyoto hay 1600 templos hinduístas y 400 budistas. Así que es difícil elegir. Pero vamos a ver unos jardines y un templo que nos recomendó  Joyi.

Juanjo sigue con precauciones para comer. Hemos desayunado en la estación, y luego hemos ido a pillar autobuses. El número cinco, que ya nos lo sabemos,maque va a llevarnos de nuevo al Paseo de la Filosofía, a la zona donde lo dejamos anteayer. Al poco de recorrer el sendero hemos ido a Ginkaku-Ji, el Pabellón Plateado. Este templo es Zen. Su atracción principal es el jardín, aunque los pabellones, que no pueden visitarse, tienen una estructura interesante. El jardín se inicia con una zona de jardín seco.,Los jardines secos están hechos con tierra trillada y piedras. En este caso, un montón de tierra blanca gruesa está colocada en un montón con forma de cono truncado. Frente a ella se encuentra una plataforma de la misma clase de tierra que simula las olas del mar. El como es el Fujiyama. Rodeando el conjunto, hay un estanque y plantas verdes, que contrastan con el jardín seco. Lo divertido de estos jardines es que, a cada paso que das, cambia la perspectiva. Así que no paras de echar fotos. Y eso que es invierno. En primavera o, mejor aún, en otoño, tiene que ser para no irse.

El jardín continúa bordeando el estanque y por un sendero que sube un poco la ladera. Hay un pequeño bosquecillo de bambú que bordeamos. Ha pasado algo curioso. Le dije algo a Juanjo y sonó un eco entre los bambúes. Juanjo también lo escuchó, y volvimos unos pasos atrás a ver si se repetía pero, aunque caminamos paso a paso para localizarlo , no fuimos capaces de hacerlo. Raro, raro.

Juanjo está encantado con el jardín, venga a echarle fotos. Pero finalmente dejamos de maravillarnos y salimos al Paseo de la Filosofía para buscar otros templos cercanos. Llegamos a Honen-Ji, un templo en el que no hay que pagar, y tiene pocos turistas. Nada más entrar hay dos montículos rectangulares trillados. Uno es geométrico y el otro de flores.

El resto del jardín es muy sencillo, pero agradable, y te encuentras a veces de forma sorpresiva con pequeñas grutas con Budas, que tiene e ofrendas de flores y frutas. Al final del jardín hay una pequeña pagoda y una escultura que tiene una columna central azul oscuro hecha de bolas que van disminuyendo de tamaño hasta la cima, y alrededor, una especie de parterre de piedra en el que se encuentran muchos pequeños elementos de cerámica azul, como la columna, con forma de peces que miran hacia ella. En la esquina más cercana a mi, hay una pequeña placa de piedra con una inscripción y su traducción en otro sitio cercano: Escucha, Piensa, Acepta, Practica, Cree, .....decía la placa. Le hice fotos porque me gustó el mensaje.

Después visitamos Shoren-Ji. Este templo tiene delante dos árboles Alcanforeros que son de traca. Muy grandes. Tienen alguna de las ramas sujetas con una especie de muleta, para que no se partan por el peso. Entramos en el templo, descalzándonos, y pagamos la cuota correspondiente. Hemos pasado un frío en los pies que ni te cuento, paseando por los pabellones uno nos han dado pantuflas. Vamos en calcetines, con los dedos helados. Los pabellones se suceden alrededor de un jardín, al que no vemos cómo bajar. La verdad es que tenía unos murales muy chulos, de flores, varias salas de oración, y una sala donde había una silla de manos y varios baúles muy bonitos. Pero estamos con los pies pasmados. Finalmente encontramos el camino al jardín. Recuperamos las botas y lo recorrimos, aunque no es tan bonito, ni de coñá, como el del Pabellón Plateado.


Volvimos a coger el bus para ir a otro templo, que estaba en obras, así que fuimos, atravesando un parque, caminando hasta Gion, donde cogimos un bus hasta Sanjsusangen-Ji.  En este pagamos más que en el resto. Juanjo renegAba porque estaba prohibido hacer fotos, pero a mi me ha gustado, y he aprendido cosas sobre Budismo que no sabia. La verdad es que de Budismo sé bastante poco, pero el tema es que la relación Hinduismo-Budismo es diferente a lo que yo pensaba. Aquí he aprendido que el panteón hindú y el budista son muy parecidos. Pero a los dioses se les otorgan misiones diferentes, y las historias que los avalan son distintas. Yo conozco el Panteón hindú, hasta cierto punto, pero del budista no tenía ni idea. De hecho, pensaba que no había Panteón, sino  la Iluminación y las reencarnaciones, y su sistema filosófico. Pero encontré a muchos de los dioses hindúes, como Shiva, Visnú, Laksmi e incluso Garuda.

Lo más llamativo de este templo es que contiene 1000 estatuas de Boddittsava Kannon, que me estoy enterando que es la Diosa de la Merced. Las estatuas son de de tamaño natural, de pie y de bronce, todas distintas, algo así como los Guerreros de Xian, con algo distinto en cada una. Cada estatua puede converirse en 33, dicen, así que, en realidad,s estamos viendo 33000 estatuas. Cada una tiene 20 brazos, que pueden multiplicarse, así que dada una tendría 1000 brazos. Si echas la cuenta, te sale que estás viendo una cantidad de peña alucinante. Además, en el centro hay una diosa Kannon muy grande, esta sentada. Pero detrás tiene un trono con muchos atributos, sus 20 brazos correspondientes, y puede multiplicarse lo mismo. Delante de las Kannon exentas están los veinte y pico de dioses que las escoltan, que son los del Panteón budista que os comento, delante de casa uno hay una explicación de su equivalencia en el Panteón Hindú y su significado budista. Estas estatuas son de bronce pero en negro. Muchas tienen delante botellas de Sake que les llevan como ofrenda.

Bueno, a mi me ha gustado ir a ese templo, a pesar de que hay polvo para aburrir. No parece que limpien a las Kannon en años. Juanjo anda mosca porque no ha podido hacer sus fotos.

Hemos vuelto a pillar el bus y fuimos hacia la estación, donde comimos unos platos de pasta, que es lo único que le apetece a Juanjo. Luego recuperamos el equipaje en el hotel y volvimos a la estación. Tenemos tiempo, así que hemos cambiado el Billete del Shinkansen para una hora antes, porque íbamos a llegar muy tarde.




Cogimos el tren a las cuatro. Nos han puesto en las primeras filas del primer vagón - hay 16 vagones, es un tren larguísimo- pero hoy no vemos el Fujiyama porque se ha hecho de noche. Perita.

sábado, 24 de enero de 2015

DIA 93 NARA

DIA 93

19/ENERO/2015 NARA

Parece que Juanjo hoy está algo mejor de sus múltiples males, así que vamos a pasar el día en Nara, donde hay un templo de los más importantes.

Para llegar a Nara hemos comido un tren. En él hemos estado de palique con una pareja de sevillanos de adopción, que se vuelven hoy a España, vía Estambul, como hizo Ana.

No hemos salido muy temprano, pero llegamos a Nara a eso de las once. Pedimos un mapa en Información de la misma estación, donde te dan unas instrucciones casi automatizadas. Veinte minutos entre cada punto de los que hay que visitar.

Nara parece una ciudad más manejable que Kyoto, que es bastante extensa. Aquí se puede ir andando a todos los puntos principales. Fue capital del Imperio antes que Kyoto.

Recorrimos una calle que acaba siendo peatonal, y llegamos al primer templo que hay que visitar, un templo budista que tiene una pagoda de cinco pisos y otra de tres. Me dice Juanjo que ese templo le gusta mucho, por la estructura del edificio principal, más que los otros que hemos visto. Allí empiezan a verse ciervos, que se acercan a pedir comida. Son pequeños, no sé si serán corzos, y tienen la cara redondita, aunque puede que sea de comer las galletas que les dan los visitantes. Se consideran animales sagrados, mensajeros de los dioses.

Nos dirigimos, por el Parque de Nara, donde se encuentran todos los templos, al Daihatsu del Buda grande. Para llegar a él recorremos una amplia avenida plaga da ciervos que se nos arriman en busca de comida. Pasamos una puerta bastante grande, pagamos la entrada y entramos en el recinto del templo en el que, afortunadamente, no hay que descalzarse. El templo principal es enorme, es el edificio de madera más alto del mundo, o uno de los más, pero una vez tuvo un tercio más de altura que ahora. Ha tenido varias reconstrucciones a causa de incendios. Recomiendan no levantar la vista hasta tener delante al Buda y eso hice. De esa forma, la impresión es mayor. El Buda tiene 14 metros de altura, está hecho en bronce, es de color negro y detrás tiene un trono dorado con muchos más Budas sentados que forman una especie de manto detrás del Buda principal. A los lados tiene otras dos divinidades, y dioses protectores detrás de él. El conjunto es bastante impresionante. Como el Buda, además de su altura, está en posición elevada, han puesto a nuestra altura una reproducción de los pétalos del loto que lo sostiene. Cada pétalo puede tener un metro y medio de altura, al menos. En ellos están grabados templos y Budas dorados.

Los dioses que están a los lados del Buda, la diosa Kannon, una de ellas, son de color dorado, algo más pequeños que el Buda, pero muy adornados. Desde los laterales se aprecia mejor el tamaño del Buda, ya que por delante el altar no permite verlo en su totalidad. Vamos dandole la vuelta, viendo a los dioses de piedra que le sirven de protección. Uno de ellos es el de la Visión Ilimitada y pisa al demonio de la ignorancia. Tiene en sus manos un pincel de escritura, como símbolo de sabiduría.

En la parte de atrás, una de las columnas tiene un agujero del tamaño de una fosa nasal del Buda,mporque donde pasan los niños. Si entran, conseguirán la iluminación. Todos los padres están pendientes. Ana me dice que pasó por el agujero, y Juanjo me pregunta cómo es, porque el agujero es bastante chico para una persona. Ella es bastante menuda, pero a mí también me parece imposible que haya podido pasar.

Pasamos parte de la tarde recorriendo templos del parque. Desde uno de ellos se divisa toda la ciudad. En medio de un bosque hay un templo sintoísta. Decido que los templos sintoístas, aunque no tienen esculturas, excepto las de los animales mensajeros de los dioses, están en unos sitios preciosos. Este, en concreto, está rodeado de linternas de piedra de distintas formas, que deben ser donaciones. Las linternas están cubiertas de musgo. Al fondo, se escucha un suave batir de tambores. Da muy buen rollo. En el camino en medio del bosque, hay una puerta Sinto y nada más. Una chica reza delante de ella. Juanjo me pregunta, para fastidiarme, a qué está rezando y le digo que se lo pregunte a ella. Yo creo que está rezando a los espíritus del bosque, de los árboles y animales. Me parece bien. Las religiones que se basan en elementos naturales no le hacen daño a nadie, no como las principales, que solo producen sangre y muerte. El budismo en todas sus ramas, el hinduismo y el sintoísmo son de las religiones inofensivas, salvo muy raras excepciones, pero las raras excepciones, como los problemas con los Sij están producidos por su proximidad o incluso convivencia en el mismo territorio con los musulmanes, aunque los Sij son guerreros. Pero las demás religiones de Asia son totalmente inofensivas, lo cual ya es importante. Me parece que el sitio en el que reza esa chica, donde sopla una brisa que mueve las hojas de los árboles, es mejor que rezarle a un palo de madera vestido de gala. Juanjo dice que no me pase, pero es lo que creo.

Salimos del bosque por uno de los senderos, que sigue lleno de linternas con su musgo. Pienso que ese sitio me produce mucha tranquilidad. Definitivamente, los santuarios sintoístas me gustan, aunque no tengan esculturas chulas.

Hemos vuelto al centro y me he comprado una galleta de arroz espaciada, porque, según tiene Juanjo el estómago, no sé cuándo vamos a comer algo. Y le da asco el,olor a sopa. Ha comprado unas manzanas, pero yo quiero algo caliente. Finalmente, decide que quizá pueda comer un poco de pasta, que es lo que yo supongo. Cuando tienes el estomago mal, es mejor dejarte de líquidos y comer cosas secas. Esa idea tengo yo para los que no toleran y la misma idea tenían en el barco de Chile para los mareos, diga Izagoñola lo que quiera, que se ríe de mi porque a la gente que vomita le doy tolerancia con galletas. Pero funciona.

Total, que Juanjo se ha comido un plato de spaghetti y yo he tomado una hamburguesa de carne australiana. Ignoro por qué es lo de la carne australiana, con las carnes alucinantes que tienen en Japón, como el Kobe y el Waiyu (no sé si se escribe así)

Algo más repuestos, hemos ido al tren. Los sevillanos iban a ver un templo que estaba en una ciudad intermedia, en Iju, pero se está haciendo de noche y Juanjo está adormilado, así que vamos a Kyoto. Hemos comprado en Nara, ene le supermercado de la estación algo para cenar. Como hay microondas, yo he pillado tempura y rollitos. Y unos dulces de arroz.




En el hotel he vuelto a ir al Onsen. Juanjo no quiere probarlo, aunque pienso que le sentaría bien, porque tiene mucho frío. Pero no se deja convencer. Yo voy allí a calentarme. Te deja el cuerpo fenomenal para dormir. Y un calor que tarda mucho en quitarse. En la recepción, cuando he ido tiritando a pedir la clave de hoy, se reían al verme helada, y me la han dado casi si. Darme tiempo a pedirla.

DIA 92 LOS AUTOBUSEROS CANTANTES

DIA 92

18/ENERO/2105 LOS AUTOBUSEROS CANTANTES

El empacho de Juanjo ha acabado en gastroenteritis, que empezó ayer y no dijo ni pío. Íbamos a ir a Nara hoy y mañana con Joyi, pero ha mandado un correo diciendo que se le ha muerto un cuñado y que tenía que irse a Tokyo.

Juanjo ha pensado que mejor nos quedamos por aquí. No quiere tomar té ni nada. He comprado unos sándwiches y una ensaimada de Matcha en la estación para tomarlos por el camino. Hemos buscado un autobús que nos lleva a Arashiyama, que está bastante lejos, al noroeste de Kyoto. Tardamos como una hora en llegar. El templo se compone de varios recintos por los que se pasea descalzo, con zapatillas que coges dentro, Para entrar dentro de las salas de oración, en los tatamis, hay que quitarse también las zapatillas. Desde los templos se va viendo el jardín, que tiene un estanque y se prolonga por la ladera. Luego te pones los zapatos y recorres el jardín. Hay varios senderos que llevan a bordear el estanque y a la ladera. El jardín es muy bonito. El estanque está lleno de carpas que se acercan a un chorro de agua, una pequeña cascada, con ganas de saltarla para convertirse en dragones.

Después de pasear un rato por el jardín, salimos por la puerta Norte para llegar al Bosque de Bambúes. Es un paseo por la ladera entre el bosquecillo, parte del cual está dentro del jardín que acabamos de dejar, pero el paseo bonito está por fuera y tiene más gente que el mismo templo. La luz se filtra entre los troncos de los bambúes. Es un espectáculo precioso.

Hemos salido luego paseando tranquilamente hacia la zona donde nos dejó el autobús. Para llegar a ella, hay que cruzar un puente de madera sobre el río. Hace mucho viento sobre el puente.

Volvimos a la estación. Hemos leído que el autobús numero 5 te lleva a Higashiyama y, nada mas bajar del otro, hemos visto un 5 llegando. Nos hemos tirado en plancha a cogerlo porque hoy, al ser domingo, hay menos autobuses. Nos hemos montado en el autobús y, al rato, dice Juanjo que cree que nos hemos equivocado, porque tenemos que ir hacia el norte. Le preguntamos al conductor en una parada y nos dice que tenemos que volver a la estación, pero que nos lleva él, porque ya va a dar la vuelta. Entonces nos enteramos de que hay varios 5, depende de la dársena de donde lo cojas. Nosotros lo hemos cogido en D3 y tenía que ser en A1. Así que hemos vuelto y esperado un ratito. El bus que ha venido se ha metido en un atasco de mil, demonios, porque por el centro hay una calle semicortada por obras y hay un tráfico tremebundo, para ser domingo. Pensamos que vamos a tener que darnos la vuelta nada más llegar pero, al menos, de autobús en autobús, vamos viendo la ciudad y los autobuseros a veces son muy graciosos. El City Bus tiene un mensaje continuo grabado con las paradas y los templos cercanos, en japonés y a ratitos también en inglés. Mientras, los conductores, que llevan un micrófono, van diciendo también cosas y dando las gracias a los que se bajan del autobús pagando o enseñando tarjetas. Algunos hablan con voz susurrante, como sensual. El que nos ha tocado esta tarde para el atasco, va radiando todo lo que ocurre pero como cantando, y nos vamos muriendo de risa.

Llegamos, finalmente a nuestro destino tras llevar calentitos desde la una en que salimos de Arashiyama. Caminamos un rato para llegar a Nanzen-Ji, un recinto de templos que contiene una escuela de una de las ramas budistas. Hay un acueducto de color rojo en el que las chicas en kimono se hacen fotos porque quedan resultonas. 

Juanjo está verdecillo y con mala cara y sin ganas de nada,mini ganas de ver el templo por dentro ni un jardín porque hay que pagar y dice que pasa...damos una vuelta por el recinto y nos dirigimos al Paseo de la Filosofía  -Tetsugako-no-michi- que era lo que a él le tenía ganas. Es un camino enlosado que cursa junto a un canal. Toda la zona está abarrotada de templos y jardines. Hemos dado un paseo durante media hora o así y luego hemos dado la vuelta, porque Juanjo solo quiere meterse en la cama.
Total, que hemos vuelto a coger el bus y al hotel, pasando por el supermercado a comprar algo para cenar. Yo he vuelto al Onsen a calentarme antes de cenar. Había comprado una tortilla de verdura que finalmente ha resultado ser de patata y cebolleta y he visto que en las zonas de máquinas de bebidas del hotel, hay microondas. Así que me la he podido calentar. Estaba buena. Juanjo ha tomado una cerveza y sándwiches. No ha comido en todo el día y me parece de locos empezar con cerveza, pero no le ha sentado mal.



DIA 91 NEVADA EN KYOTO

DIA 91

17/ENERO/2015 NEVADA EN KYOTO

Hemos desayunado en la habitación, porque hay hervidor de agua y té. Ayer compramos algo para acompañarlo, porque hoy vamos a comer a hora japonesa, a las 12:30 o 13, seguramente, y no es cosa de ponerse morado, aunque hay Buffett de desayuno japo y occidental, si quieres.

Hoy viene a buscarnos un guía gratuito que hemos pedido por Internet, gracias a Ana, que me dio el "soplo".   El que ha venido es el mismo que estuvo con ella, un señor jubilado, que se llama Joyi y que es el único guía gratuito en español de Kyoto. Pasó algún tiempo en Argentina y habla español porque lo ha aprendido desde que estuvo y lo está estudiando con un cura español que vive aquí. De paso, practica con los turistas, como nosotros. Nos dice que en temporada, sale casi todos los días con turistas.

Un poco antes de las 9 bajo al hall a esperarle y apareció puntual. Hoy hace mucho frío y él ha venido con paraguas. Nos dice que nos tuteemos. Como los japoneses son tan ceremoniosos, no sabía qué hacer. Vamos a la estación de tren, pero al lado de donde salen los autobuses y fuimos a coger el primero del día para ir a Ninjo-jo, el castillo que ocuparon los Shogun entre 1603 y 18... El Shogun no vivía aquí, pero lo utilizaba para las ceremonias. El,recinto es bastante grande y está rodeado de un foso. Hemos tenido que descalzarnos para entrar al recinto interior, pero nos hemos puesto unas pantuflas de una caja. Las salas están pintadas con dibujos de la naturaleza, con un fondo dorado. Jogy nos describe al pintor que las hizo, bastante famoso. Una particularidad de este recinto es que, cuando caminas, se escucha un sonido como el trinar de un pájaro. El sistema se llama Ruiseñor y es un medio de defensa ya que, al pisar, suena inevitablemente. Si entrara un grupo de gente con aviesas intenciones, el piso trinaría por más cuidado que pusieran. El sistema está compuesto de tirantes de hierro bajo los tablones del pasillo exterior a las salas, que chirrían al pisarlos.

El Shogunato, que había adquirido mucho poder en ese tiempo, decidió, a finales del S XIX,  decolore el poder al emperador quien, al no poseer ejército propio, dependía enteramente de los Shogun, los señores feudales. Vimos la sala donde se reunió el Shogun con los señores feudales para proponerles la cesión de poder en presencia del mensajero del emperador. Por si acaso, en una sala adyacente, se encontraban Samurais armados. Pero los señores feudales accedieron y el Emperador volvió a tener las riendas del Imperio del Sol Naciente, el Imperio más al Este de la Tierra. De ahí viene el sol rojo de la bandera, el sol de amanecer.

Kyoto fue la capital del imperio hasta hace no muchos años, en que pasó a Tokyo. Nara fue capital antes que Kyoto. 
 
Hemos visto las dependencias privadas del Shogun. En ellas hay figuras del Shocgun y sus sirvientas, mujeres de alto rango que llevaban unos grandes cuchillos enganchados a la cintura para defender en último caso al Shogun si los sistemas defensivos primarios fallaban.

Hay varias salas de recepción, dependiendo de la categoría de los visitantes. La de los próximos, la de la gente de rango, la de los mensajeros...en todas ellas la tarima del Shogun está en un nivel superior, excepto en el caso de la sala donde recibía al mensajero del Emperador. En ese caso,el mensajero se colocaba en el tatami superior, quedando el Shogun por debajo, en señal de respeto.

Hemos paseado por el parque. Ahora en invierno están muchos àrboles pelados, los cerezos y arces, pero entendemos la diferencia entre pino macho y pino hembra. Todos los tienen recortados por las ramas en redondo, pero los machos tienen el tronco negro y las agujas duras. Las hembras tienen el tronco rojo y las agujas suaves.

Está empezando a llover. Hace un día de perros, mucho frío y muy nublado. Joyi nos informa de que ya no nos va a llover más días, pero que hoy nevará.

En otro autobús fuimos al primero de los templos de hoy, el Pabellón Dorado, Kinkaku-Ji. Es una pagoda de tres pisos cubierta de pan de oro, hasta un total de 20 kg. La pena es que no se puede ver por dentro, debe ser preciosa, pero la vista de la pagoda desde el otro lado del estanque hacia el que mira, es una chulada. El estanque también es precioso. De vez en cuando suena una campaña grande que hay a la entrada del recinto. Cobran 200¥ por tocarla. Joyi se ríe de eso. Cada es que toca alguien, dice: " Doscientos" y se ríe.

Hemos subido a otro bus para ir a comer a un sitio de comida tradicional. Joyi mide las paradas por tiempo. Es inútil que preguntes el nombre de una parada, no sabe; lo que te dice es el tiempo al que está. El restaurante está a 30 minutos del pabellón dorado. Es el típico restaurante japonés al que no entraríamos ni locos, pensando que nos iban a clavar. Tiene una entrada ajardinada, con plantas, piedras y agua, paredes acristaladas si dan al jardín o empapeladas de blanco si dan dentro, cubierto de tatami  -o sea, que hay que descalzarse para entrar, como en todas las casas- y un jardín interior de película, diseñado hace muchísimos años, y perfectamente conservado. Hemos pedido la comida y, mientras la preparaban, hemos ido a pasear por el jardín, calzándonos con pantuflas. Juanjo se ha puesto moraditos a hacer fotos al riachuelo, las cascadas, los paseos...es un jardín pequeño, junto al río, pero el diseño es precioso.

A la entrada nos habían dado un vasito de Sake dulce caliente. Al entrar desde el jardín, Joyi ha pedido que nos dieran otro. Estaba buenísimo, algo denso, parecía arroz con leche licuado. Hemos comido sushi. Tempura, huevo en caldo y Ramen. Hemos pedido sake, porque a Joyi le gusta. Nos lo sirven caliente. También nos han puesto té calentito. Y las toallas calientes y húmedas con las que se inician todas las comidas en cualquier sitio.

En el restaurante hay una sala con una celebración en la que hay música de Geiko. Al ir a pagar, había una Maiko, que nos ha permitido hacerle fotos. Luego hablo de estas mujeres. Era alucinante ver el maquillaje de la parte de atrás del cuello de la Maiko. En forma de M, muy perfilado, para resaltar el cuello. No podías apartar la mirada. La cara blanca, nos ha explicado Joyi que se la maquillaban así para que se las pudiera ver bien en habitaciones mal iluminadas con velas.

Después de la comida hemos ido a visitar otro templo, el del Agua Pura, Kiyomizu-Dera que está bastante concurrido. Para empezar, visitamos la zona del Dios del Amor, cuyo mensajero es un Conejo, ahí donde lo ves. Hay dos piedras en el suelo a una cierta distancia. Para conseguir el amor verdadero, hay que tocar una e ir con los ojos cerrados a tocar la otra. No es fácil. Hemos visto a una chica intentarlo partida de risa. Alguien tiene que "soplarte" por donde está la piedra.

Subimos al templo principal. Ahí Joyi nos manda quitarnos los zapatos y leernos unas instrucciones. Nos dice que él no es espera arriba. Estamos en manos de la Diosa de la Merced y hay que pedirle un deseo, pero sólo uno, o te deja sin nada por ansioso. Para ello, hay que bajar unas escaleras empinadas agarrando un pasamanos que está a la izquierda. Al llegar abajo no ves nada. Y cuando digo nada, es nada en absoluto. Tienes que moverte agarrando el pasamanos. Yo no me fiaba de que no hubiera escalones e iba arrastrando primero un pie para asegurarme. De esa forma estás dando vuelta a un recinto hasta que aparece, tenuemente iluminada, la piedra ovalada que representa un útero. Lo que estamos haciendo es una especie de renacimiento, saliendo del útero de la Diosa. A partir de ahí se empieza a ver de nuevo algo de luz y subes la escalera al exterior.  

Entonces nos hemos asomado a la terraza del templo, que da a una zona profunda donde se encuentra el Manantial del Agua Pura, que tenemos que tomar para pedir salud, o lo que sea. Antes de bajar nos hemos acercado. Una pagoda  ron desde la que se divisa el templo. Joyi dice que es la Alhambra de Japón, y estamos ahora en el Albaicín. Nos está haciendo fotos todo el rato. Van a ser casi las únicas que tengamos juntos.

 Bajamos al manantial. Hay que subir a un altar desde el que se coge el agua que cae en cascada con unos tazones de palo largo, más largo que el de los otros templos, y bebes algo de agua después de purificarte las manos. Una vez utilizados, los tazones se meten en un artefacto esterilizador de luz ultravioleta.

Salimos de allí por el barrio tradicional. Para llegar, habíamos subido por una calle cuesta arriba donde hay muchas tiendecitas. Joyi nos lleva a ver a un chileno que lleva veinte años en Japón haciendo bicicletas de alambre. Joyi dice que sale mucho en televisión y no me explico por qué, ya que a las bicis no les encuentro ningún chiste.

Habíamos comentado con Joyi que nos parecía chocante que hubiera tantas chicas con kimonos. Nos dice que los usan como traje de gala, pero que muchos son alquilados y, que de las que los llevan, muchas no son japonesas. Dice que nos fijemos como andan: sin andan como pingüino, son japonesas. si andan como un pato, chinas. Cada vez que nos cruzamos con alguna dice::

- Pato o pingüino?

Y nosotros tratamos de adivinarlo, así que ahora casi solo nos fijamos en sus pies.

La calle donde se encuentra es peligrosisima. Si re caes en ella, morirás en tres años. Tenemos mucho cuidado al subir. al salir del templo, vamos por otra, más peligrosa aún.

Esta es de dos años- nos advierte Joyi

Vosotros, los japoneses, sois unos cachondos - le digo, convencida.

Además nos ha caído una nevada de verdad,mientras enfilábamos de bajada la calle de los tres años. Pisamos con muchísimo cuidado, no vaya a ser....pasamos por el templo de Gion en el que muchas Geiko han dejado linternas como ofrenda. En las linternas pone sus nombres.

El barrio por el que pasamos es una maravilla. Joyi nos mete por callejuelas de casitas de madera. Nos dice que muchas son Ryokan (posadas carísimas) o restaurantes de lujo. Desde allí bajamos al barrio de Gion y al Ponto-Chô, la zona del Puente (la palabra viene de la época de los portugueses). En esas zonas hay muchos restaurantes. El barrio de Gion es la zona donde, tradicionalmente, se encuentran las casas dd Maiko y Geiko.

Nos ha acompañado Joyi, antes de irse, a una Farmacia para intentar comprar unas gotas para el oído de Juanjo, pero tenemos el problema de siempre: nos dicen que hay que ir al médico a por una receta.

Nos despedimos de Joyi, nos ha regalado un librito de Kyoto hecho por él, con fotos, y le hemos regalado una caja de bombones. Ha quedado en recogernos de nuevo el lunes, porque no tiene más gente. Estamos encantados con su oferta.

Paseamos por las calles del barrio de Gion, que está cubierto de soportales con farolillos blancos. Muy bonito, especialmente porque ya se está haciendo de noche y los farolillos están iluminados. En una de las callejuelas estrechas que nos ha indicado Joyi que podíamos ver Geiko, me he dado casi de bruces con una. Joyi nos había dicho que lleváramos la cámara preparada, porque andan muy deprisa.

Las Geiko son de más de veinte años, las Maiko son las aprendizas, de menos de veinte. Se dedican a bailar y servir la comida en las fiestas. Nos dice que la denominación y la característica es propia de Kyoto. Ciertamente, no tienen nada que ver el porte, el maquillaje y el vestido con las chicas que intentan imitarlas. En la calle de las Geiko hemos visto a una Geiko y una Mayko, que llevan una bandejita, que no sé para qué es, tengo que preguntarle a Joyi, Han entrado en una casa. Para entrar, un señor ha levantado una cortina para dejarles paso y hemos podido ver algo. En el patio había mucho señor trajeado, y una señora esperaba a las Geiko de pie en una tarima. A mi me ha dejado sin respiración el porte de la señora, que llevaba un kimono sencillo. A Juanjo no le ha impresionado, pero a mi se me ha quedado clavada en la retina.

A las Geiko todo el mundo intenta hacerles fotos en cuanto aparecen, pero es verdad que se mueven rápido. Hemos seguido cotilleando, sobre todo, las entradas a los restaurantes, que son una joya en su sencillez, con ikebana, agua, piedras y tenues luces de farolillos blancos. En la tiendas, también, los efectos decorativos son de lo más especial. He visto una en que han dejado varias cosas a la venta en bandejas o cuencos sobre un tatami y nada más y el efecto es espectacular.

Paseando por la calle principal, vimos a unas chicas haciendo fotos a un pequeño callejón. Juanjo metió la cabeza, a ver qué veía y las chicas dijeron que era un restaurante Tres Estrellas Michelín. En el callejón solo había un farol rojo que indicaba restaurante y nada más. Yo me metí un poco hacia dentro y solo vi una especie de patio trasero. No sé si será esa la entrada, para despistar, o si habrá otra.

Después de pasear un rato, cumplida la misión que nos había encargado Joyi de ver a las Maiko, volvimos en autobús a la estación. Juanjo no quiere tomar nada esta noche, porque se pidió un plato bastante grande y se encuentra empachado. Yo he comprado algo para picar. Ayer no fui al Onsen porque tenía mucho frío y estaba muy cansada y no me apetecía investigar, pero hoy, con el frío que he pasado, me meto en el baño caliente como sea.

He bajado vestida con el traje japonés de casaca y pantalón que me han dejado en la habitación junto con zapatillas y una bolsa para la toalla y demás. El baño de las chicas tiene una contraseña que se cambia a diario. En el Onsen te bañas sin ropa, ni bañador. Primero hay que lavarse con jabón. Para ello hay unos cubículos en los que te sientas en un taburete y tienes una pequeña palangana y una ducha, con todos los artilugios: gel, champú, acondicionador. Una vez bien limpia, te metes en el baño, que es una piscina que cubre hasta mitad de muslo. Te sientas o te tumbas y te calientas bien en el agua humeante. Normalmente, la gente se sale a los pocos minutos, se ducha de nuevo y se viste. Yo he hecho como en los hammam y he alternado el baño caliente con duchas heladas. Al salir, en la zona de vestuarios, has dejado la ropa en taquillas y las zapatillas en zapateros en la entrada. Hay lavabos con cremas limpiadoras e hidratantes, tónico, etc, secador de pelo, una báscula y una fuente de agua helada para beber. En la misma zona hay lavadoras y secadoras de ropa de monedas.

Al salir del baño, he encontrado a un empleado del hotel y le he saludado. Él se ha inclinado, como todos pero, cuando me he metido en el ascensor, he visto que el tipo seguía inclinado en la misma postura mientras se cerraban las puertas.


He subido a la habitación bien caliente, como estaba puesta la calefacción y yo estaba tan calentita, he tenido que apagarla. Subía con una sed tremenda, así que me he tomado una cerveza que hemos comprado y guardado en la nevera y algo que he comprado para picar.

Después me ha dado un sueño que no veas. Imposible leer ni escribir. Me he metido en la cama a dormir.


lunes, 19 de enero de 2015

DIA 90 EL FUJIYAMA

DIA 90

16/ENERO/2105 EL FUJIYAMA

Hoy no hemos desayunado Japonés. Hemos ido a la estación, tras dejar los equipajes, excepto las dos mochilas, en el hotel, y hemos desayunado torrijas y bollos con chocolate.

Hemos llegado bastante pronto, así que nos hemos "comido" la hora punta, empujones incluidos, aunque no es muy grave. Hemos tenido que quedarnos un rato en la sala de espera de la Estación Central, pero había Wifi y he aprovechado para hacer esas cosas para las que nunca tengo tiempo.

Hoy el día está totalmente despejado, con un sol radiante, hay que ver!. Se conoce que ayer llovió todo lo que tenía que llover y hoy el sol ha salido luminoso, aunque frío hace.

El tren bala es muy cómodo. Tiene un ingenioso sistema de perchas para las chaquetas y camareras con carritos ofreciendo comida y bebida, pero estamos servidos con el desayuno. Al poco de salir de Tokyo hemos visto el Fuji, y lo hemos tenido a la vista durante más de la mitad del trayecto. Yo tenía la esperanza de verlo, aunque no quería hacerme ilusiones, pero hemos tenido la suerte de verlo totalmente despejado, muy cerca y cubierto de nieve. Qué más se puede pedir!

Yo estaba entusiasmada y Juanjo, a pesar de la velocidad del tren, le ha sacado fotos decentes. La verdad es que ha sido un regalo, en estos días de invierno en los que los días despejados son raros.

Llegamos a Kyoto a mediodía. El hotel Almont está casi enfrente de la estación, pero hemos preguntado en la oficina de turismo a unas amables señoras que se han desecho en reverencias y Arigatos. Hemos caminado unos cinco minutos. El hotel nos ha salido barato, se ve que esta época está todo rebajado, pero es un hotel estupendo. Tiene un Onsen (Baño Público) y unas habitaciones pequeñas pero súper equipadas, muy agradables e impolutas. La gente se deshace en reverencias y Arigato Gozaimasu. Un poco exagerado, la verdad.

Mientras nos daban la habitación hemos ido a comer a un restaurante de la estación, donde hemos tomado un Ramen (fideos en caldo con unos trozos de carne y verduras) que estaban buenísimos y muy calientes. Mientras nosotros comíamos, han entrado y salido distintos comensales. La gente come rapidísimo.

Hemos hecho el check-in y nos hemos marchado a ver el templo de Fushimi-Inari-Taisha, que está a dos paradas de tren. Es un templo en la ladera de una montaña, cuyo recinto llega hasta la cima. Está cubierto de puertas rojas que son donaciones. Estas puertas están a recubriendo los distintos senderos que rodean la montaña y llegan a la cima. El altar principal está en la parte baja y alrededor de la montaña hay diversos altares más o menos grandes. Es un templo sintoísta, en medio de un bosque. Hemos tenido la suerte de ver danza Sinto en el recinto de la danza. En la plataforma había un grupo grande de señores trajeados viendo la danza. Uno de ellos se caía de la borrachera.

Hemos subido poco a poco el camino. Juanjo se ha puesto tibio a hacer fotos, todas de las puertas rojas y muchas a las chicas que van en kimono, que son bastantes, aunque a todas las saca de espaldas por no pedirles permiso, aunque a ellas les encanta que les hagan fotos. Para eso se visten de gala.

Hemos recorrido distintos senderos, pasado por lagos y hemos conseguido llegar a la cima. La subida no es demasiado difícil, aunque hay tramos de escalera bastante empinados. Para sudar. Hemos encontrado un cementerio. En él había ofendas de habas, rábanos y zanahorias en algunas tumbas.

Hemos bajado anocheciendo, cuando estaban encendiéndose las luces, así que hemos visto las puertas con la iluminación nocturna.

Hemos vuelto a Kyoto y buscado un sitio en la Estación para cenar, pero andábamos buscando las plantas altas y hemos tardado en dar con ellas. La estación es una ciudad subterránea abarrotada de comercios, restaurantes y gente. Como hay frío fuera, la gente se concentra en los centros  comerciales de la estación. Uno de ellos, que se llama Cube es un centro tipo Corte Inglés muy grande, pero incluye tiendas de todas las marcas principales, Dior, Fendi, etc. En las plantas altas hay restaurantes y puestos de comida para llevar. Decidimos llevarnos unas bandejas de carne a la habitación y unas cervezas. La carne que nos han puesto son unas pequeñas rebanadas en unas cajas monisimas, con arroz y salsas. Nos dan una hoja informática, porque debe ser una de esas carnes especiales que hacen en Japón, pero he pasado el BIDI y la página web viene en japonés solamente.

Nos hemos acostado poniendo el despertador, que mañana hemos quedado con un japonés

DIA 89 ARIGATO GOZAIMASU

DIA 89

15/ENERO/2015 ARIGATO GOZAIMASU

Brrrr, el día se ha levantado nublado de matarse. Yo llevo el cortavientos impermeable, pero la predicción es de lluvia y frío. Nada de fresquito, 6 grados de máxima. Es mi primer día de vacaciones "oficiales" de 2015. Y el cumple de mi hermano Jaime.

Hoy nos hemos levantado bien pronto para ir al mercado del pescado. La idea es picar algo a media mañana en los restaurantes del mercado. Por eso hemos tomado un té y unos bollos que tenía metidos en una bolsita de plástico bien envasados, que había comprado en Filipinas y se habían quedado guardados. Algo tiesecillos ya, pero comestibles.

Hemos pillado hora punta, pero no ha sido demasiado horrible. Al salir del metro llueve. Un guarda nos atiza un plano con instrucciones. El Mercado es de intermediarios. En él se hace la subasta del atún a las cinco de la mañana, pero este mes no está permitida la entrada de visitas y seguramente haya que reservar. Nos indican que no entorpezcamos la marcha del mercado, que cuidado con los carros que van rápido y no se hacen responsables de accidentes. La verdad es que los carros motorizados van a toda pastilla sin mirar. Tienes que apartarte tú. A Juanjo le ha pasado uno rozando y se me han puesto los pelos de punta. Pasamos las naves donde tienen el pescado en cajas de corcho y una pescadera nos indica el camino hacia los puestos del mercado.

Es un sitio antiguo, de suelo adoquinado. Los puestos se distribuyen en "calles", estrechas, por donde solo pasamos gente, y de uno en uno, y "avenidas", que evitamos, porque pasan los carritos "follaos". En fin, es un sitio con pescado "a punta de pala", de todos los tamaños, predominando los gigantes. Hemos visto cajas de mejillones en las que solo caben cuatro. Unos moluscos rarísimos, que se salían de su concha por mucho, pulpos grandotes, lenguados y meros que no te cuento, carne de ballena, que nos da repelús, y atún a mansalva. Es el Rey del mercado. Vemos como lo trocean, distinto del ronqueo de Cádiz, esto es más a lo bestia. Los atunes vienen en cajas de cartón con plástico del de burbujas. Una vez troceado, lo congelan o lo envasan al vacío, o lo envuelven en telas y los meten en cajas, o lo cortan en sashimi que te venden allí mismo. Algún pescado está vivo, en cubos. A esos les meten unos artefactos que sueltan burbujas. Otros, ya difuntos, los llenan de hielo, o los venden tal cual. O a trozos.

Se me hielan los pies. Llevo botas: en este sitio es imprescindible, porque tiran cubos de agua caliente o fría al suelo, hay agua, hielo...pero llevo calcetines no muy forros y con la humedad se me están quedando los dedos como cubitos. Juanjo no se ha puesto el chubasquero, aunque daba lluvia, y vemos que está lloviendo bastante. Teníamos pensado ir a dar un paseo hacia la zona centro, pero va a ser imposible.

Cuando empiezan a recoger los puestos, buscamos un sitio para comer. En el recinto del mercado, fuera de los puestos, hay varios restaurantes pequeñitos. Los más baratos tienen una cola de miedo, pero llueve mucho para estar esperando bajo la lluvia. Encontramos otro algo más caro, aunque los precios no son un disparate en ninguno. Unos 24 euros el plato más caro. Como un plato principal en un restaurante medio de España. De todas formas, nos toca esperar un poco. Tenemos una pareja de asiáticos delante de nosotros, y detrás una familia occidental.

El japonés en jefe, un señor mayor, sale a contarnos y luego vuelve con unos vasos de té caliente, que tomamos agradecidos. Poco después entramos a comer. El restaurante tiene el ancho de la barra con taburetes y el sitio justito para pasar por detrás. Los platos están en fotos en un folio grande, y se llaman A, B, C...Para empezar, pedimos una bandeja con cuatro tipos de atún presentado en nagiri (sobre un lecho de arroz) y algo de Maki (El enrollado con alga nori) Dos piezas para cada uno de cada clase. Uno viene marcado a la plancha, otro es tataki (el que se marca a la plancha solo por fuera), hay un trozo de lomo y otro de ventresca, con tiritas de grasa. Los dos últimos eran un espectáculo, especialmente el ultimo, que se deshacía en la boca. El Maki era de Tartar de atún, riquísimo. El señor mayor nos indicaba en alguno que no lo mojáramos en soja, porque ya traía su salsa. Nos han dado té y una sopa de miso que nos ha venido como dios, para el frío, y estaba buenísima. Hemos pedido otro plato más variado, de distintos pescados, con más Maki, uno de ellos con huevas y otro con un tipo de almeja, y otros de los de atún normal. Muy buenos todos, pero el primero que hemos pedido, el de atún, estaba colosal. También llamaba la atención la almeja, con un sabor especial, y las huevas, que tenían un sabor a mar intenso.

Después de pagar le he hecho un gesto al señor mayor de que se me saltaban las lágrimas. Preguntaba si por el picante, pero le dije que no, que estaba exquisito, y se tronchaba de risa.

Sigue cayendo agua sin tregua. Como estamos a pie de Metro y tenemos pase para todo el día, volvemos al hotel a coger chubasquero, cambiarme de calcetines y, ya de paso, organizar para dejar mañana el equipaje.  Le dije a la señora que queríamos volver el día 20 y se deshizo en Arigato Gozaimasu si de jar de inclinarse. Yo le sonreía, Juanjo me decía que no me riera, pero no me estaba riendo, le estaba sonriendo y ella a mi también,

Qué podemos hacer en un día que no tiene pinta de dejar de llover ni un ratito? Pues ir a un Museo, que estaremos a cubierto y calientes. Elegimos el Museo Nacional, que tiene más cacho. Está al lado de la estación, pero tenemos que andar un ratito.

Hemos pasado allí la tarde, viendo cerámica, esculturas, kimonos, objetos de decoración, armaduras y espadas, caligrafía, poemas, murales, biombos...todo exquisito. Hay varios recintos. En el principal vemos las obras de arte más importantes. Después visitamos un pabellón de arte asiático y, finalmente, otro que está precedido por estanques y que expone un tesoro ceremonial en el que había una cantidad enorme de pequeños Budas y Boddittsavas dorados en pedestales. No sé cómo lo hago que siempre voy directa, cuando hay templos o figuras a espuertas, a encontrar a Avalokiteshwara, el Buda de la Compasión. Debo tener algo en el inconsciente con ese Buda en concreto.

Ha sido divertido que, en todo el museo, hay montones de sitios para sentarse. En los sillones y bancos estaban sentados la mitad de los visitantes del museo, y la mitad de ellos dormidos. Con el día que hace, no nos extraña. Haríamos lo mismo. De vez en cuando escuchamos caer gran cantidad de agua sobre el tejado. Diluvia.

Hemos ido a cenar a un restaurante de la estación, después de darle una vuelta. Hoy no está el día para comer en la calle. Entramos en uno que nos gustó y nos sentamos en la barra. Juanjo salió con la camarera a enseñarle unos platos de plástico del escaparate para pedir la comida, porque no lo teníamos claro con la carta. A nuestro lado, un japonés que se estaba poniendo tibio a sake nos preguntó si nos ayudaba. Pegó la hebra con Juanjo y nos invitó a sake caliente, que venía fenomenal para el frío, y me dio un huevo en caldo con un pequeño trozo de grasa de atún por encima. Estaba buenísimo. El hombre estaba pidiendo unos rollos de Maki para llevar a su mujer, y se los prepararon en cajas. La verdad es que, en las tiendas donde venden Maki preparado, lo mismo podrías estar comprando comida que una pulsera, porque las cajas son espectaculares.

El señor se marchó sin consentir que le invitara Juanjo a nada, y pagamos la cuenta para irnos a dormirla.



sábado, 17 de enero de 2015

DIA 88 SENSACIÓN DE IRREALIDAD

DIA 88

14/ENERO/2104 SENSACIÓN DE IRREALIDAD


Hoy hemos pedido un desayuno en el hotel, por no ponernos a buscar y llevar esa tarea hecha. Pero el desayuno que ponen es japonés, así que hemos tomado un cuenco de arroz y otro de sopa con tofu y gamas, una rodaja de salmón al grill, un cuenco pequeño con algas, otro con jengibre, otro con verduras encurtidas, otro con algo en vinagre que tenía huesecillo, unos trozos de tortilla dulce y varias tazas de té verde.

Moraditos. Juanjo no se ha comido todo el arroz, porque dice que no puede con los palillos, pero tendrá que acabar aprendiendo. Aquí no ponen otra cosa, ni cuchara para la sopa, que te la tomas bebida. A todo esto, tiene el oído fastidiado, parece que se ha pillado una otitis. Le estoy dando antiinflamatorios, pero no tengo antibiótico y no quiere que vayamos a un médico. Me tiene preocupada.

Hemos ido al metro. Para sacar el billete lo hemos hecho en una maquinita. Tras varias dudas,memos sacado el abono de un día para metro y tren. La única dificultad ha sido que al meter la tarjeta de crédito la devolvía. Una chica nos ha preguntado si podía ayudarnos y nos ha dicho que sólo admitía efectivo esa maquina. Hemos buscado la línea por la que tenemos que ir. No ha sido difícil y las estaciones están escritas en caracteres latinos y japoneses y van numeradas con números normales.

Hemos llegado a Asakusa, para ver el templo de Senso-Ji. Está muy bien indicado, y al lado de la salida del metro. Hay ricksaws que nos ofrece un chico, que acaba hablando con nosotros un poco de español. Anoche otro chico de una pescadería también nos dijo algo. Ambos lo están estudiando. En fin, sorpresas...Llegamos en dos minutos al templo, que es budista. En él se adora la imagen del  Boddhisattva, Kannon, que es compasivo y se ocupa de aliviar las miserias. Su imagen fue encontrada milagrosamente en el río. Esa imagen está oculta por un lienzo, para esconderla de las miradas humanas, pero hay otras reproducciones en distintos templos más pequeños del recinto. La primera puerta del templo da a la calle. Y contiene una linterna roja muy grande, unos demonios que intentan dar miedo y las imágenes de los dioses del viento y del trueno Por ella se accede a la calle Nakamise, que son comercios de la época Edo, la época de los Shogun que abarca de mitad del SXVII hasta principio de 1800, en que se restauró el imperio. En ellos venden dulces, regalos, cacharritos a montones, etc. Después de la calle, se entra por otra puerta similar a la primera, pero con tres linternas, una roja en el centro y dos blancas a los lados. A nuestra izquierda tenemos la pagoda de cinco pisos. Antes de entrar en el altar principal, hay unas fuentes con cacitos parecidos a los de la sopa para lavarte las manos y purificarte antes de ir a rezar. También hay unas caritas de incienso que compras por 7 céntimos, que enciendes en un brasero y las pones en un pebetero, aspirando el humo del incienso para curar enfermedades. Como no tengo antibióticos para Juanjo, pongo unas varitas y aspiro el humo, a ver si a él le hace algo por proximidad. La gente saca de unos cacharros de metal con una ranura unas placas de metal, agitando el recipiente y haciéndolas salir por una ranura como las de las huchas. La placa tiene un número y hay que abrir el cajoncito de madera que corresponde al número que te ha salido. Si sacas un papel de buen presagio, te lo llevas. Si lo que sale es un mal presagio, mala suerte, entonces lo anudas en unos marcos de madera que tienen listones de alambre.  También venden amuletos para la buena suerte, para la buena conducción, etc.

Una vez purificados, te acercas al templo. Se ve tras una red metálica, pero dentro hay una ceremonia a la que asiste un puñado de fieles. No hay mucho espacio en los lugares de oración, un sacerdote está de espaldas a los fieles frente al lienzo que tapa al Boddittsava, rezando, echando incienso, tocando un pequeño instrumento que suena a campaña suave. Los fieles rezan con él. El,templo está lleno de ornamentos dorados. A los lados del altar principal hay dos capillas pequeñas más hacia dentro, con Figuras que no distingo si son Budas, porque están más a oscuras. La gente del exterior se acerca y echa monedas en unos depósitos frente al altar con unas barras metálicas. Al tirar la monedas, resuenan en las barras. La gente se inclina, como cuando se saludan, y rezan. Al acabar, vuelven a inclinarse.

El recinto del templo contiene jardíncillos con Budas, esculturas, un estanque con carpas y varios templos más, que contenían varias imágenes de Kannon y templos dedicados a otras divinidades. No me di cuenta y pasé sobre un parterre de tierra. Cuando estaba ya metida en él, me di cuenta de que los habían rastrillado haciendo un dibujo en curvas. No sé si daba igual haberlo pisado, pero me dio mal rollo.

Recorrimos el recinto visitando los distintos rincones. Los recintos budistas están impregnados de un ambiente de paz, que te deja muy relajado, Me daba pereza irme de allí, pero salimos a la zona comercial, y a una galería que había en otra de las calles adyacentes, con muchos restaurantes, uno con una cinta en el mostrador que daba vueltas cargada de platillos que la gente iba cogiendo. Como hemos desayunado potente, no tenemos hambre para meternos en él, pero habría estado bien pillar una tapioca de esas. Lo que digo yo es que en esos sitios, debes tener que dejar que la cinta dé un par de vueltas antes de coger algo porque, si no, puede darte un ataque de ansiedad por querer probarlo todo.

Hemos ido a la estación central a sacar un billete para ir pasado mañana a Kyoto. La estación central se llama Tokyo. Para llegar hemos cogido metro y tren. Es enorme. Hemos preguntado en una Información, aprovechando que aquí no faltan, y nos han indicado como ir. La chica se ha despedido en español y nos ha hecho mucha gracia.

El billete lo hemos comprado en la boletería. Esta vez la vendedora hablaba inglés lo justo, así que me he esforzado en lo que recomiendan los libros, centrarte en las palabras clave, o sea, hablar en "indio". Con eso, un calendario, y una tabla de horarios,,hemos comprado el billete para el tren bala sin más problemas. Que los billetes son caros, pero eso ya lo sabíamos.

Luego hemos salido a ver la parte antigua de la estación, de ladrillo. Y a continuación nos hemos dirigido hacia el Palacio Imperial, para verlo por fuera, porque solo muestran a grupos muy restringidos una pequeña parte del palacio.  Los árboles que lo rodean son los de las estampas japonesas, esos pinos cortados en ramas redondeadas. El,palacio está amurallado, con una construcción similar a las de los templos peruanos, pero no tan bien hecha, excepto un muro que hemos encontrado en las. Cercanías, y parecía totalmente de Cuzco. Al muro lo rodea un foso lleno de algas y con patos. En un estanque verano nadaban unos cisnes preciosos, con el cuello algo amarillo y las alas muy blancas, que abrían como los tocados de las bailarinas de El Lago de los Cisnes, algo precioso.

Dentro de las murallas distinguimos varios edificios tipo pagoda, de paredes blancas y el tejado negro. Unos estaban pegados a la muralla, como si fueran defensas, y había otros en el interior, uno de ellos más alto, y un edificio moderno, grande, pero de un estilo similar, que debe ser el que está en uso por los emperadores.
Hay unos puentes de acceso al palacio, uno con un arco y otro con dos, que son el objetivo de las cámaras de fotos.

El recinto amurallado tiene que abarcar un montón de hectáreas, parece enorme, pero no menos enorme es el parque que lo rodea. A lo lejos pasa el tráfico por una avenida ancha, en un silencio absoluto. Ha sonado una bocina a lo lejos y me ha sorprendido, porque en al ciudad no se oyen ruidos de motor, ni nada. Un ligero campanilleo cuando se ponen en verde para los peatones algunos semáforos. Pero en una ciudad de 36 millones de seres humanos que no se oiga nada, me parece de lo más sorprendente. Para seguir llamando la atención, vemos bastantes mujeres llevando bonitos kimonos, calzadas con chanclas con alzas y calcetines gordos. El silencio de las calles y las mujeres en kimono producen un efecto irreal.

Hemos vuelto al metro para visitar otro templo, esta vez sintoísta. Se llama Meiji Jingu, y lo recomiendan en todas partes, porque es un templo muy visitado. A la entrada hemos comido un plato caliente de caldo con verduras, fideos gordos y tempura en el mismo caldo, caliente que te matas, pero viene bien porque hace frío.

 Para entrar al recinto del templo se pasa por una elevada puerta de madera, ante la que se inclina la gente que entra. A continuación recorres un parque muy grande. En la zona de restaurantes hay un museo con el tesoro. Este templo está dedicado a la memoria de unos emperadores que debían ser muy queridos, porque la gente llevó al sitio que eligieron para su recuerdo - ya que están enterraos en Kyoto- cientos de árboles de Japón y de todo el mundo.

Hay unas estanterías muy grandes en el camino. Las primeras contienen barriles de Sake. Los productores mandan una cada año. Enfrente, barriles de vino de Borgoña. El emperador quiso modernizar un poco el país e importó ese vino. Los productores le hicieron el regalo de esos barriles, que allí están expuestos.. A la derecha dejamos los jardines de lirios, a los que no entramos,porque los lirios florecen en Junio. Un poco más allá, hay un lateral cubierto de linternas blancas, con un símbolo pintado. Te deja estupefacto. Después se pasa por otra puerta similar a la primera, y ya se entra en el recinto del templo, propiamente dicho. El templo es de tipo pagoda, pero muy sencillo. El Sintoísmo es la religión original de Japón y se basa en los principios de la naturaleza. Los espíritus a los que adoran se llaman Kami. No se puede entrar dentro del templo, hay que quedarse fuera. Pero en el patio hay unas piletas para purificarse las manos. Yo volví a lavármelas, como en el templo anterior. Y luego vi que la gente daba palmadas y se inclinaba, cuando llegaba a la parte superior del templo, después de tirar una moneda, como en el anterior, que rebotaba en las barras de hierro. Leí las instrucciones para el rezo: tirar la moneda, inclinarse dos veces, dar dos palmadas, rezar, volver a inclinarse. Vi hacerlo a la gente y de repente tuve el impulso de hacerlo yo también. Hice el rito y me concentré un momento pensando en los espíritus de la naturaleza. Entonces sentí una sensación rara, como si algo me tirara de dentro del cuerpo y me llevara hacia arriba. Me sentí rara y dejé la concentración, me incliné y me fui, mientras Juanjo se reía y me decía que me había pillado inclinándome.

Hay una fila larga de gente frente a la tienda que vende amuletos y flechas! . Enfrente hay un espacio para los matrimonios sintoístas, pero dice en la puerta que ni se entre si no se participa del acto. Nos hemos marchado. Arquitectónicamente, este templo es menos interesante, aunque el espacio que ocupa es realmente grande.

Hemos fue,to a coger el metro para ir a ver el cruce de Shibuya. Es un cruce de calles e el que hay varios pasos de peatones entrecruzándose. Parece ser que cruzan a la vez mil personas cuando se abren los semáforos. Nos han hecho una entrevista un poco absurda en la plaza, con una cámara.

A estas alturas me encuentro un poco cansada. Ya se va a hacer de noche, y decidimos ir hasta el templo que hemos visto esta mañana, el de Senso-Ji, para verlo iluminado. Tenemos que recorrer una línea entera del tren. Como lo hemos cogido al principio de la línea, podemos ir sentados y así descansar un poco.

El templo ya estaba cerrado, pero no el recinto, que estaba todo iluminado, La pagoda de cinco pisos y ele edificio principal iluminados, tienen un encanto especial. Hemos visto las figuras de los demonios guardianes, que esta mañana no distinguíamos, por el reflejo del sol. Son bastante feos. Las,linternas iluminadas, algunas linternas de templos pequeños, etc, dan un encanto especial a la zona. He vuelto a pasear por todo el recinto y decido que en ese sitio me encuentro muy a gusto. Me da mucha tranquilidad.

Vuelta hacia Ueno, nuestro barrio, que no está lejos de ese templo, y nos dirigimos hacia la calle de ls tiendecitas para cenar. Antes he preguntado en todas las farmacias que he encontrado para comprar un colirio para Juanjo, pero en ninguna tienen nada que contenga antibiótico. Nos dicen que vayamos a un médico, pero Juanjo no quiere.

Decidimos ir a cenar a un puesto de la calle que vimos ayer. Algo pasa, porque están cerrando todos los puestos. El que buscamos está casi vacío, me pongo junto a una estufa y pedimos la cena, sashimi de atún y salmón, que nos ponen en rodajas abundantes en un cuenco de arroz, Nos ponen también unas cervezas bien frías y una bandejita de tapa con otras clases de pescado. Tanto en los platos como en la "tapa" nos ponen una buena cantidad de wasabi.

Al acabar, hemos ido por otras callejuelas y hemos visto casas de comida abarrotadas de gente. Lo tenemos en cuenta para otro día. En una, con cinta giratoria en el mostrador, hemos visto un "tiesto" de wasabi enorme que rebosaba, y nos ha dado la risa. Madre mía, con los tobillos de mierdecilla que venden en España...pillas un "tiesto" de estos y flipas.

Nos hemos ido a dormir a continuación. Creo que Juanjo habría cenado algo más, pero yo estoy satisfecha con el plato que hemos comido. Lo que pasa es que Juanjo se cansa de coger arroz con los palillos y no se lo termina.

DIA 87. IMPERIO DEL SOL,NACIENTE: PRIMER CONTACTO

DIA 87

13/ENERO/ 2015 IMPERIO DEL SOL NACIENTE: PRIMER CONTACTO

Nos hemos levantado a las cinco y media. A las seis, el taxi estaba en la puerta, puntual.  Hay una actividad frenética en la calle y me doy cuenta de que no le he hecho una foto a un Jeepney.

Llegamos, a pesar del tráfico, enseguida al aeropuerto, que no está lejos de Makati. Nos ponemos en la larga fila de Japan Airlines, cuyos mostradores aún están sin gente, aunque encendidos. Sigo teniendo en la cabeza la machacona música del Sinulog. El destino anunciado en las pantallas no es, curiosamente, Tokyo, sino Narita, el nombre del aeropuerto de destino, uno de los dos de Tokyo.

Justo tres horas antes de la salida, aparece el personal de JAL, todos juntos e inician los ordenadores. Un poco después, se ponen todos en formación y hacen un saludo. Alguna gente aplaude. Abren muchos mostradores, así que la fila va muy rápido. No sé qué ha pasado con nuestros billetes, que la azafata que estaba haciéndonos el check-in, se ha llevado los pasaportes y ha tardado bastante tiempo en volver. Le he preguntado, pero no me ha explicado nada más que iba a hacer algún ajuste en nuestro billete.

El aeropuerto del que salimos es el doméstico, y ayer llegamos de Cebu por el internacional. Parece que, una vez construido el Internacional, que está nuevo, descubrieron alguna deficiencia con las pistas o algo así, y por eso tienen que utilizar los aeropuertos cambiados. Pero el aeropuerto del que salimos está en obras entero. Hay abierto únicamente un Starbucks en el interior, un par de tiendas de colonias, y hay chocolates y poco más en estanterías en paredes provisionales. Tenía que comprar un par de cositas y buscar una farmacia, porque Juanjo tiene un oído fastidiado, pero no hay nada más.

Desayunamos -carísimo- en el Starbucks y fuimos a comprar unos chocolates para llevar al guía de Kyoto. Parece que se debe llevar un regalo, y no hemos traído nada. Mi compañera Ana me mandó un correo muy extenso con multitud de detalles que nos han venido fenomenal, pero habíamos dejado su lectura detallada para pocos días antes de ir a Japón, porque eran muchas cosas a tener en cuenta.

Los baños de la sala de embarque no tienen agua corriente en las cisternas, y hay que echar cubos o daditos de agua de un depósito de plástico. Además, yo había ido a hace el "número 2", como me preguntó una limpiadora, y tuve que echar cubo y no cacito.

No he podido pasar el limpiamanos porque no es en gel, aunque es un botecito pequeño. Da igual, me costó dos perras en Manila, pero tengo que adquirir otro. Todo lo pendiente de farmacia y tal va a tener que ser en Japón y no sé yo cómo irá la cosa. De momento, le estoy atizando antiinflamatorios a Juanjo, Ya tuvo una otitis otra vez por una inmersión, y piensa que le toca de nuevo. Esperemos que no tenga fiebre, por las medidas del Ébola..

Mientras estábamos esperando, ha aparecido los pilotos. El comandante de la nave se ha presentado. Mientras entraba, daba las gracias  todo el mundo. Ha hecho un pequeño discurso y ha saludado con la clásica reverencia.

En el vuelo nos han dado una comida fantástica, precedida por las tristemente olvidadas en las demás compañías toallitas calientes. Hemos tomado fideos con gambas, un rebozado de arroz, tortilla y fideos de alforfón para empezar. Luego un plato caliente de pollo con repollo y arroz. El detalle impresionate es que las bandejas vienen con una piedra caliente bajo el plato principal. Nos han dado vino, ofrecido té y café, nos han dado una botella de agua, fruta y helado.  

El vuelo ha sido no muy largo y he visto una,peli en español. Juanjo ha tenido la suerte de ver el Fuji, que se ha visto por el lado opuesto, pero él ha alcanzado a verlo.

Hay dos tipos de pantallas: las individuales de los asientes, donde te pones la peli, programa o juego que quieras, y unas en los pasillo, En las maniobras de despegue y aterrizaje, ponen en estas ultimas,la costa desde la cabina.. Y en medio, noticias y documentales. En la pantalla personal puedes ponerte el mapa de ruta, como en otras compañías, pero también la "vista de pájaro" que es la cámara exterior.

Hemos llegado a la hora prevista. Pensábamos que el aeropuerto de a sita, que tiene tanto trajín,mi a a ser un lío, pero es de lo más tranquilo. Llama la atención el,poco ruido que hay. Un guardia -van muy acicalados, con guantes- me escucha comentar a Juanjo que tenemos que buscar un cajero y me indica dinero frotándose los dedos y me dice que en el Hall. Nos reímos.

Los cajeros nos dan dinero sin problemas, aunque el primero daba poco. El CITY Bank, OK, nos da bien de pasta. Hemos comprado billetes para el tren. Hemos escogido el Skyliner que es más caro, pero es muy rápido. Llega en 36 minutos. El otro tarda 73. La precisión es absoluta. Te pones en la marca del anđén donde va a abrirse la puerta del coche que te toca y entras derecho. El silencio es absoluto. Solo hablamos nosotros.

En Ueno, que es donde vamos a quedarnos, seguimos las instrucciones de la página del hotel. Por la calle no se oye ni un ruido. Al llegar nos saludan repetidamente con reverencias y Arigatos y nos dan una habitación que no es tan chica como dicen, tiene hasta sofá y váter eléctrico. Yo ya lo he probado en el aeropuerto. La taza se calienta y salen chorritos de agua que te limpian en tres zonas. En el del aeropuerto hay opción sonido de agua de fondo.

Con el permiso de mi compañera Ana, voy a poner la descripción del váter que me mandó su marido al correo cuando me pasaron la información de Japón:


.......Aquello todo es moderno, sobre todo los waters. En el sur tienen mucho water tipo turco, de esos de un agujero en el suelo, pero también tienen los wc modernos con el chorrito de agua caliente en el ojete, o debajo de los cataplines, luego te secan el culo. Tambíen te calientan el rosco, y te sueltan ambientador para que no huela tu mojón. Algunos tienen hasta música para que la gente que esté cerca no oiga como cae tu truño al agua. Aunque más que música parece una batalla de la guerra de las galaxias xDDD es un puntazo aquello. Algunos levantas la tapa con un botón, y llevan hasta luces de neones, una pasada tío....en cuestión de wc nos llevan años de distancia. Plantar un pino allí es una experiencia inolvidable jajajaja



 En el hotel nos han dejado una especie de kimonos para dormir con cinturón, y zapatillas de cuero. Y eso que es un hotel barato para la media! Los productos del baño son fantásticos, botes grandes de gel y champú de hierbas, color verde intenso y un acondicionador con color de jade.

Una vez instalados salimos a dar una vuelta y a cenar algo. Me impresiona el silencio de la ciudad. No hacen ruido ni los coches, la gente camina en silencio, no escupen, como creía que iban a hacer todo el tiempo, muchos llevan mascarillas...

Hemos pasado por las tiendas y restaurantes de la estación, pero buscamos otra cosa. Finalmente hemos dado con una callecita estrecha plagada de puestecillos de todo tipo. Unos de verduras y fruta, otros de pescado, farmacias, tiendas de ropa...todo mezclado. Y garitos y restaurantes para comer de todo. Hemos dado una vuelta. Nos apetecen mucho los puestos de comida de la calle, pero hace frío.

Finalmente entramos en una casa de comidas, una Izakaya, un sitio corriente con comida apetecible. Las comidas las anuncian o bien con platos de plástico imitando a los que ponen dentro, o con carteles con fotos. Tomamos yakitori, tempura y un cuenco de caldo que nos sirvieron en un quemador a gas, en el que echaron verduras y mariscos. Estaba impresionante. Antes había pedido una tacita de caldo, con un sabor ahumado buenísimo.

Lo hemos regado con cerveza pero al final nos hemos animado a tomar unas copias de sake, tras de lo cual nos hemos ido a dormir como reyes

DIA 86. VUELTA A MANILA

DIA 86

12/ENERO/2015 DE VUELTA A MANILA

Hemos desayunado en el buffett como ayer, pero hemos bajado más tarde. Hay menos gente hoy y menos cosas, pero hemos comido nuestros huevos con salchichas, bacon y pancakes y tostadas francesas. Juanjo sigue sin probar el pescado seco. Me tiene preocupada :((

Hemos vuelto a la habitación a recoger, hecho el check-out y nos hemos quedado en el hall a escribir y seguir consultando. He tenido que resolver on-línea un par de pijadas. Que un hotel de Tokyo no acepta la American Express como aval, que si he tenido que cambiar la tarjeta de PayPal porque la que había estaba caducada...chuminás que pasan viajando,my que me han tenido un rato entretenida.

Hoy está lloviendo, a ratos fuerte. Habíamos comentado ayer que nos está haciendo un tiempo bárbaro, todo el viaje. Hoy, que no tenemos ningún plan especial, excepto ir al aeropuerto, es cuando llueve.

Hemos cogido un taxi para ir al aeropuerto. Pensábamos que nos clavarían, porque está en la isla de Mactán, pero ha sido barato. Nuestro vuelo va con retraso. Habíamos pedido adelantarlo. Nos dijeron que si iba con retraso, si, si no, no. Pero, cuando ya parecía que todo estaba OK y han abierto el check-in, hemos facturado y justo entonces han anunciado el retraso. Cagonlá.   Una hora, nada menos. Pensamos que han cancelado el anterior, además.

Para más guasa, la maleta que hemos tenido que facturar ha tardado en salir la intemerata y, además, para coger taxis había una fila eterna. Para salvarla, nos pedían que pagáramos por un taxi diferente 10 veces más de lo normal, pero no nos hemos dejado liar.

Ya que estábamos esperando, he preguntado a uno de los encargados de los taxis si podían recogernos mañana en el hotel. Hemos acordado la recogida con el conductor que nos lleva.

Hemos llegado a eso de las diez y media al hotel  Lorenzzo Suites y recuperado nuestro equipaje. Nos hemos puesto a rehacer la maleta para dejar a mano la ropa de invierno y guardar la de verano. Hemos aprovechado para tirar alguna cosa: una camisa, camiseta, zapatos rotos...mientras, en la recepción nos pedían unas hamburguesas en un "delivery".




Nos han traído cuatro hamburguesas pequeñas -no había grandes y había que consumir un mínimo para la entrega, y Coca-Cola no queríamos-. Hemos disfrutado de una ducha templada y nos hemos ido a dormir. Tengo metida en la cabeza la musiquita del Sinulog todo el día.

DIA 85. CEBU DE PISCINA

DIA 86

11/ENERO/2015 CEBU DE PISCINA

Hoy toca desayuno buffett. Como en todos los buffett de los hoteles buenos, hay abundancia de platos, incluyendo pescado seco. Quede aquí constancia de que Juanjo no ha querido probarlo, y eso que siempre lo odie de tapa en España. Hay platos de pescado, de carne, arroz, fruta no mucha, algo de ensalada, salchichas y chorizo, huevos de varias maneras, bacon a espuertas, tostadas francesas, pancakes, bollería...A nuestro lado hay una máquina de comer que come con palillos, pero ni se sabe las veces que se ha rellenado el plato de huevos, salchichas, chorizo...nosotros nos hemos puesto moraditos y luego hemos ido a ponernos los bañadores para ir a la piscina, que está en el piso 7. No hace calor, pero nos hemos bañado. Hemos llevado libros y cacharritos y aprovechado para estudiar itinerarios en Tokyo, que no es nada fácil en dos días.

Parecía que ponían cerveza de grifo en vasos fríos, y Juanjo ha ido a pedir dos, pero ha vuelto todo cabreado, porque lo que parecían jarras frías, era plástico con disfraz de vaso frío, la cerveza era un botellín vertido en ellas y le han cobrado una pasta. En la piscina están poniendo una música que son exclusivamente dos canciones que se repiten sin cesar y nos tienen la cabeza loca. Una dice Cebu, Cebu y otra UUU Sinulog y así todo el rato. Creo que son las canciones de la fiesta. 

Hoy tenemos maldita la gana de comer, con tanto desayuno. Después de la piscina hemos estado un rato en la habitación y luego hemos ido al centro comercial de nuevo a tomar cervecita fría en la pizzería y al chino de siempre. Yo he pedido un plato de carne que pensaba que iba a ser muy grande y luego era muy chico. Juanjo, después de acabar su calamar, ha pedido un plato de fideos que no se ha podido terminar. Yo he tomado un postre de plátanos metidos en un rollito, con salsa tipo caramelo por encima.pero el plátano estaba algo duro. Habría ayudado a Juanjo con los fideos, pero han traído primero el postre. Aquí, eso si, en todos los restaurantes, traen los platos sin ningún orden. Es inútil pedir uno primero para compartir porque lo traen todo junto o al revés. Juanjo se ríe de mi porque pido primero tal para compartir y como palto principal este otro, porque da lo mismo. Esta vez, que hemos pedido los fideos y el postre, nos han puesto el postre en medio y luego han traído los fideos. En fin. Como dice Juanjo, no nos enteramos hasta que vamos a marcharnos. El caso es que luego Juanjo, que al final se ha puesto tibio, ha dormido mal con tanta comida, según dice. Yo había comido ligero, así que nada. OK. 

Me dice Juanjo que si me doy cuenta de que estamos acorralados y atascados como Magallanes. Espero que acabemos mejor, al menos.

DIA 84 CAMBIO DE HOTEL

DIA 84

10/ENERO/2015 CAMBIO DE HOTEL

Hoy está nublado, parece que el cielo no va aclararse. Hoy vamos a desayunar a una cafetería de Pancakes. No recuerdo yo que ayer pasáramos un control para entrar en el centro comercial, pero hoy había un poli que nos ha preguntado donde íbamos, hemos dicho que a desayunar, nos ha mirado por si llevábamos algo, y hemos pasado a comernos unos pancakes y tostada francesa.

Luego hemos seguido mirando cosas y escribiendo en los aparatillos, aprovechando que tenemos Internet y poco que hacer. Hemos bajado un rato al hall. Hay unas Biblias de distintos países, pero no de las que nos interesan,

A eso de las doce nos acercamos al nuevo hotel, que se llama Quest y está muy cerca. Aunque el check-in es a las 3, nos han dado la habitación nada más llegar. No tenemos ganas de ir a la piscina, porque no hace calor y en la habitación se está bien, así que aprovechamos la tarde para seguir estudiando las siguientes jugadas. Antes fuimos a comer algo y nos hemos tomado unos helados de chocolate picante en una heladería italiana.

Pasamos el resto del día leyendo y mirando cosas de Japón. Me ha escrito un japonés de Kyoto que es un guía gratuito al que se accede por una página de Internet que me ha pasado mi compañera Ana, que estuvo en Japón este verano. Hemos quedado con él en día y hora, pero falta mandarle el hotel al que irá a buscarnos.

Por la noche fuimos a cenar al "chino" y antes tomamos cervecitas frías en la pizzería.

Como hoy no tengo mucho que contar, voy a relatar cosas de los filipinos.

Lo del idioma: eso es bastante divertido. Yo pensaba que todo el mundo hablaba inglés, lo que no es cierto, y que mucha gente hablaba español, que tampoco. Pero lo gracioso es el revoltijo cuando hablan Tagalo, que está mezclado con el español. Por ejemplo: Número se dice tal cual, y las cifras se dicen en español. Juanjo preguntó a una señora en el puerto a qué hora sale el barco y le dijo en español: A las seis. Cuando decimos los números en español, la gente se sorprende y se ríe. Me preguntó Amy por este asunto y se lo estuve explicando. Otra cosa graciosa es que a veces, cuando ves algo escrito, puede haber palabras escritas en español correctamente, o cambiada la forma de escribirlas pero que, al leerlas, te sale la palabra en español. Recuerdo por ejemplo: Pasahero, pero hay muchas más que les pasa eso.
En cambio, el inglés que hablan no lo entiendo bien. Entiendo bien el inglés de la India, por ejemplo, pero el hablado en Filipinas suena raro por lo general.
El Tagalo parece tener pocas consonantes y muchas A. Los nombres y apellidos son casi todos españoles.

La información: por lo que he relatado, puede observarse que no existe. Pensamos que la gente habla de oídas, que por lo general no salen de su pueblo y, aunque estés en un hotel, no tienen nada claro lo que preguntas, aunque sean cosas habituales en un turista, como dónde está la oficina de información o cómo se va de un sitio a otro. Juanjo dice que su mundo es donde llegan en bici a diario, pero no se ocupan de ver ni siquiera qué pasa donde llegan. Ni lo saben ni les importa. Lo de Donsol con Pilar fue especialmente llamativo. Hay veinte minutos en triciclo, o sea, hay muy pocos km. En cambio, el chico del hotel no sabia claramente qué tipo de barcos salen de allí, y es un puerto muy pequeño, más pequeño que una terminal de autobuses de las de aquí. Con que te asomes al puerto por curiosidad lo ves. Pero no sabían decirnos. Además, da igual que lleves La Biblia, porque los súbitos cambios en los transportes no los contempla ni la Lonely Planet, que no es nada concreta para Filipinas, a diferencia de otros sitios, pero quizá no pueda serlo, dadas las circunstancias. Un amigo de Juanjo estuvo aquí un mes hace años y le encantó. Juanjo se pregunta cómo pudo llegar a algún sitio. Supongo que vendría con tiempo. Aquí una semana es tontería, pero no lo hemos sabido hasta padecerlo.
A mi lo más raro que me pasó fue en la India, donde tuve que convencer a un tipo que vendía billetes de tren que existía un tren, que pasaba por ese sitio y que llegaba a otro, que el tipo no sabia cual era, porque  era otro estado.  Todo esto me llevó cerca de una hora. Finalmente compré billetes de tren y ya me apañé para llegar a donde quería, porque tenía la información de la Guía. Pero, sin ir tan lejos, en Noruega nos pasábamos la vida preguntando a un chico por los horarios de un barco y no había manera de que lo supiera. Finalmente, era él quien vendía los billetes. No nos lo podíamos creer!.

La comida. Juanjo está empeñado en que todos los restaurantes son chinos, pero no es verdad. Lo que pasa es que la comida de esta zona es muy parecida. Pero hay platos en español, como Baka Kaldereta, que es un estofado como el nuestro. Hojaldre, Galleta de Huevo, Rosquillos, estaban en una caja de dulces del aeropuerto de Cebu. Calamares son calamares a la romana. Los platos no vienen con arroz por narices, a menos que lo especifique, pero la parte proteínica no es mucha, así que conviene pedir algo de relleno, arroz o fideos. Nosotros no lo hacíamos, pero no acababas muy lleno. El arroz hervido lo sirven sin tino, repitiendo las veces que sea necesario. En el "chino" donde hemos comido estos días la mayor parte de las veces, el arroz es gratis para los niños que midan menos de medio metro. Tienen un gran recipiente enchufado que contiene el arroz hervido. Los camareros van constantemente a rellenar los cuencos de la gente que está comiendo.
La comida tiene casi siempre un leve sabor dulce, aunque sin exagerar. Yo la encuentro buena, aunque Juanjo un día iba desesperadito por tomarse un filete. El marisco es fresco, y las comidas no son grasas.

Los filipinos  Aparte de su desinterés por lo que les rodea, son gente menuda, de rasgos finos, aunque no tanto como vietnamitas, de cuerpo muy menudo, poca gente gorda, a pesar de las pechás de arroz que se meten, sonrientes, amables. Escupen, pero no mucho y siempre en algún tiesto o así, nunca en la calle. Casi nunca intentan engañarte. Solo hemos tenido un episodio de polémica con un taxista. Los demás han cobrado lo que marcaba el taxímetro. Todo el personal del hotel en el que estamos nos saluda poniéndose una mano en el corazón. No había visto este gesto antes en Filipinas, o no me he dado cuenta. Juanjo pensaba si podía ser un hotel musulmán, pero hay misas en el hotel el Domingo, así que no creo. Hablando de eso, son gente religiosa, de los que, cuando hablas con ellos, acaban preguntándote cual es tu religión. Con los turistas dan en callo, porque casi todos les respondemos que pasamos de ese tema. Las islas del Norte están dominadas por el catolicismo, pero hay en el sur una zona musulmana, que abarca parte de Palawang y las islas más al sur. Hace pocos años hubo un atentado islamista y hundieron el Ferry de Cebu a Manila, el que no vamos a coger. Los católicos parecen fanáticos, así que supongo que los musulmanes serán la pera. En el Museo de Manila había una parte importante dedicada a la religión musulmana.