8/10/2016 PASEOS POR CUENCA DE ECUADOR
Iniciamos temprano nuestra andadura por las calles de Cuenca. Es sábado y casi todo está cerrado. Pero la ciudad está en un momento tranquilo y con bonita luz. Bajamos hacia el río Tomebamba. Hay un sendero tipo "ruta del colesterol", compartida entre paseantes y ciclistas. La ruta bordea el río, que desciende sonoro en rápidos, aunque no muy caudaloso. Al menos eso parece ahora, porque uno de los hitos del sendero el El Puente Roto. Es una construcción poderosa, de gran anchura pero, lastimosamente, se perdió una mitad en una crecida del río. Mucho tuvo que crecer el Tomebamba para llevarse semejante mole, un 3 de Noviembre, pero ahí se reúnen artistas, gente bohemia, y es el hito más importante.
Desde el sendero vimos las ruinas incas y españolas de Todos los Santos. Son los cimientos de casas y molinos. Es curioso ver pegadas ambas construcciones y la diferencia en que están hechas. Por supuesto, las incas les dan sopas con honda a las españolas. Las Incas, aunque en esta ocasión no se trata de piedras muy grandes, están encajadas sin argamasa y de una forma que parece imposible. Las piedras españolas están puestas unas sobre otras, unidad con argamasa y, al lado de las otras, parecen hechas por un novato. Además,las incas tienen una estética que no tienen las españolas. Transmiten algo y siempre dejan estupefacto a quien las ve, por la forma de ensamblaje, casi sobrenatural.
Una zona de casas sobre el río, con balcones de madera, recuerda a las casas colgadas de la Cuenca Ibérica. Nos ha hecho gracia el detalle. También vemos un convento en lo alto en estilo colonial, todo blanco con ventanas en madera.
El río sigue cantando su canción mientras dejamos su curso para adentrarnos en las calles de la ciudad, que ya se van animando de gente y comercios.
Volvimos a admirar las casas que vimos ayer, deteniéndonos en los detalles, en los aleros, en los frisos, en los balcones, en los patios...los patios se dejan ver, como los cordobeses, tienen el aire andaluz, aunque las casa por fuera sean neoclasicas, pero el patio no lo perdonan. Con tragaluces y plantas, a veces una fuente, generalmente de dos pisos, con arcos y galerías. No nos ponen problemas cuando queremos asomarnos a alguno. En su mayoría pertenecen a restaurantes y hoteles.
Los bajos de las casas están ocupados por comercios de todo tipo. Es una pena que no se conserven los originales, pero la ciudad tiene que vivir y no todo puede ser ornato. Además, originalmente los dueños de muchas casas alquilaban las plantas bajas para comercios.
Bajo el Consulado Honorario Alemán, hay una Farmacia de época, donde venden sodas y cervezas, además de medicamentos. Está toda forrada en madera,
En el kiosko de música de la Plaza de la Catedral hay un concierto de música de un grupo actual, que atrae a mucha gente. Un oso reparte abrazos gratis bajo los soportales de la Catedral, y pululan los vendedores de merengues y helados.
La Catedral, toda rosada, excepto el exterior de sus cúpulas, tiene una enorme puerta con escenas en paneles de bronce y un gran arco con relieves y varias volutas. Las columnas son de mármol rosa y el resto está hecho de Andesita rosada.
Vamos haciendo un trazado de la cuadrícula de las calles para no perdernos detalle. Pasamos por la Plaza de San Francisco, con un mercado de artesanías al que no hacemos ni caso y por detrás de la Catedral, donde hay un mercado de flores, que huele estupendamente.
Aprovechamos que, de momento no llueve, pero cae un sol de justicia, por lo que vamos buscando las aceras en sombra. Finalmente, a eso de la una de la tarde no se podía estar por la calle, porque el sol achicharraba, y fuimos a una de las plazas, la de San Sebastián, donde hay una cervecería de cerveza artesana, y nos sentamos un rato a descansar y refrescarnos, acompañando la cerveza de un platillo de croquetas de coliflor.
Continuamos caminando un rato, hasta que empezó a llover y tronar. Entonces nos acercamos al hotel a esperar a que pasara la tormenta y a leer un rato. Luego salimos a cenar a uno de los lugares donde van turistas y oriundos, junto a la oficina de Información. No cenamos mal, a pesar de que no nos fiábamos mucho....
Luego fuimos al Café Austria a tomar un gin tonic. Ese fue el final del día. Nos fuimos a dormir a continuación. Mañana queremos irnos temprano, de mercados.
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