9/10/2016 DE PUEBLOS Y MERCADOS
Hemos desayunado temprano y enseguida hemos cogido un taxi, a pesar de ser domingo, para ir a la Terminal Terrestre. Tardamos un poco en encontrar los autobuses que iban a Chordeleg, porque la terminal es bastante grande. Finalmente dimos con ellos. Tuvimos que pagar 10 centavos cada uno por pasar el torno que conduce a los andenes. Pero luego pagas el billete en el autobús, cuando el cobrador cree oportuno. Hemos montado en uno que va hasta Sígsig, así que decidimos ir hasta allí del tirón, porque es el,punto más alejado al que vamos a ir hoy.
Los autobuses paran primero en Guazaleo, que es un pueblo bastante grande. Luego en Chordeleg y, finalmente, en Sígsig.
Hoy, domingo, es día de mercado en los tres pueblos. En Sígsig venden, además de fruta y animales, las frazadas de paja de Toquilla con la que se hacen los sombreros de Panamá, como se conocen en todo el mundo, a pesar de ser ecuatorianos. Algunos autores los llaman jipijapa, que es otro pueblo, más cercano a la Costa, donde también los fabrican. Supongo que todo el mundo sabe que los sombreros acabaron llamándose de Panamá, porque se pusieron de moda durante la construcción del Canal.
En fin, que los indígenas de esta zona llevan otro tipo de vestimenta, van menos abrigadas las mujeres que las de Guamote y, aunque llevan las faldas con el borde bordado, me he dado cuenta de que a veces son de terciopelo, que las camisas se ven, no llevan chaqueta por encima, o al menos, si la llevan, dejan ver las camisas, que aquí son de encaje blanco y no blancas bordadas de flores como las de Guamote.
Los sombreros en Guamote eran de fieltro con una cinta y, a veces una pluma de pavo real de adorno. Estos de Sígsig son de paja toquilla, es decir, el clásico Panamá, aunque a veces son de distintos colores, no siempre blancos y los llevan por igual hombres y mujeres.
Las mujeres llevan atada a la cintura una especie de toquilla de lana que, cuando van a cargar algo en ella, se la cruzan y atan al pecho, dejando en la parte de atrás una especie de mochila donde pueden llevar mercancías o niños.
Nos hemos buscado la vida para retratar a las mujeres que llevaban las frazadas de paja para elaborar sombreros, que no se ponen a posar, lógicamente. Hemos visto senadoras, escupiendo aguardiente sobre un niño, dándole a beber un brebaje y a otra pasando un ramo de hojas por el cuerpo de una niña. Me he hecho un gesto y he salido pitando cuando se ha dado la vuelta, porque me ha dado la impresión de que quería curarme alguna cosa....
El mercado general está cubierto, predominando los puestos de fruta y verdura. En la parte de arriba las "casas de comida" tienen preparados pucheros y cerdos enteros asados sobre una parrilla caliente.
Hay un mercado "provisional", mucho más rústico, donde también venden frutas y verduras, algunas del Oriente, de la Amazonia. Hemos visto Guabas, aunque son más cortas que las que comíamos en Perú.
Hemos dado una vuelta más y hemos cogido un bus para Chordeleg, que es un pueblo donde fabrican filigranas preincaicas, en oro y plata. Hay tropecientas joyerías. Yo he comprado alguna cosa en plata, de recuerdo. Y no he podido resistirme a un sombrero de paja toquilla en color café, que me parece que me queda bien. Con una flor blanca de adorno hecha de paja.
El pueblo es más limpio y con mejores casas que Sígsig y también hay mercado, donde venden las mismas cosas. Menos paja toquilla, pero fruta y verdura, lo mismo. Hemos visto huevos verdes. Yo recuerdo que los vimos en Chile, en Valdivia.
Hemos comprado un vasito de mango para reponernos, y agua. Hace mucho calor, aunque la previsión era de más bien fresco, pero supongo que en estos pues los de montaña, donde el clima cambia constantemente, es imposible predecir nada.
Hemos visto que venden también sombreros sin terminar, con las puntas de la paja sin tejer. Nos aseguran que la gente los compra.
Íbamos a pararnos en Guazaleo, que también está animado, pero decidimos volvernos a Cuenca. Allí hemos investigado los buses para mañana y para el miércoles. Nos hemos dado cuenta de que teníamos hambre, al ver un puesto de bocatas y hacer mmmmm....
Así que nos hemos ido a buscar uña cebichería que nos han recomendado, pero la habían cambiado de sitio. En su lugar, hemos comido en otro sitio, que se llama El Fogón, donde tenían carne y pescado. A Juanjo le vuelven loco las conchas negras, que pienso que sólo se den en el Pacífico, así que hemos compartido una bandeja. Los segundos también estaban buenos. El seco de chivo que ha tomado Juanjo estaba mejor que el que tomó en Latacunga. Y yo he tomado unos camarones apanados, muy buenos.
Hemos vuelto al hotel andando porque no había forma de pillar taxi. Justo al llegar ha empezado a llover. Ya no hemos salido más. Hemos estado buscando información de transportes, porque la segunda parte del viaje irá por terreno complicado. Me doy cuenta de que podíamos haberlo aquilatado mejor, pero siempre pasan estas cosas. Hasta que no estás sobre el terreno no estás seguro de nada, y lo de Galápagos tenía que dejarlo cerrado. Nos vamos a tragar unos viajes larguísimos en autobús, pero qué se le va a hacer, porque los sitios más remotos tampoco tienen salidas por avión que nos convengan. En fin....
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