sábado, 14 de febrero de 2015

DIA 111 BAKTAPUR

DIA 111

6/FEBRERO/2015. BAKTAPUR

No hago más que preguntarle a Juanjo si ya se ha dado cuenta de cómo mueven la cabeza. Es típico de la India y Nepal, al menos. En la India, cuanto más al sur, más meneo tienen. Utilizan ese movimiento para todo, para decir que sí, para decir que no, para dar las gracias, para saludar...es un balanceo difícil de describir. Una vez, en la India, muy harta de no saber si significaba sí o no, acabé preguntándole a un chico de Calcuta que significaba eso. La respuesta fue clara:

- Pues depende. Unas veces significa que sí y otras que no.

Pero Juanjo dice que no se ha dado cuenta. Me extraña mucho, porque generalmente es observador, y el movimiento se repite incesantemente, pero dice que no. En fin, supongo que acabará dándose cuenta.

Como ya hemos tenido receso de templos dos días, hoy nos vamos a Baktapur. Se puede ir en bus, en minibús...pero Juanjo dice que en taxi. Pues nada, en taxi. Está algo más lejos, pero tampoco mucho. Regateamos el precio a nuestro taxista de cabecera, que nos ha llevado a más sitios, Se empeña en esperarnos para la vuelta, aunque vamos a pasar allí todo el día pero claro, somos una bicoca.

En Baktapur te sacan los ojos por entrar. 15 dólares por persona. Pero hay que verlo. Y hay que verlo porque es una ciudad que tiene una plaza que, aunque no te lo creas, se llama Durbar. Y porque es una ciudad preciosa y está mucho más limpia y cuidada que cualquiera de las otras. Y hay menos jaleo y menos gente.

Empezamos quitándonos de enmedio a los guías "voluntarios", que es lo más trabajoso del tema. Luego hay que orientarse con las explicaciones de la guía e ir encontrando los templos en la lectura, porque nombre no tienen visible, o está en los dibujaros nepalíes y tienes que guiarte por los mapas. Pero una vez pillado el tranquillo fuimos viendo la plaza por orden y leyendo algo de cada edificio. Hay dos templos de estilo indio mongol y los demás son pagodas. Newari. El palacio tiene una puerta dorada espectacular y frente a él hay una alta columna con una escultura dorada de uno de los reyes de Baktapur, que antes había  un rey en cada ciudad, pero manejaban una pasta gansa, a juzgar por el dispendio en materiales y tallas. Visitamos el palacio, del que queda poca cosa. Tiene 55 ventanas enrejadas a la plaza y antes tenía 99 patios. Hemos visto nada más que tres. Parece que hay alguno más visible, pero los tienen cerrados. Gran parte de los edificios del valle se dañaron en el terremoto de 1934, este palacio entre ellos. Muchos templos se arreglaron, pero el palacio se ve que pasaron de él.

La plaza se divide en dos partes. La división la establecen dos enormes leones de piedra y una antigua  casa de peregrinos. En la otra parte de la plaza hay algún templo más, pero es un espacio más abierto. Seguimos la ruta hasta otra plaza más antigua, que se llama Thaumadi Tole. Allí encontramos un templo muy alto, con esculturas en la escalera y al lado un templo de Shiva-Bhairav, que tenía bastante animación. y al que se podía entrar. Yo entré a ver qué pasaba y Juanjo volvió a quedarse fuera. Voy a matarlo, me parece.

Al templo estaban llegando procesiones de gente llevando ofrendas, pero dentro estaban sacrificando distintos animales: pollos, cabras....en un foso de otro recinto les cortaban trozos de lana que creo que quemaban en unos braseros delante del templo.

Pasó una procesión con música y les seguimos. Llegamos a la plaza de los alfareros, donde todos estaban haciendo huchas, todas iguales, aunque de tamaños diferentes. La procesión ha ido hasta un templito de Ganesha, lo han rodeado y le han dejado las ofrendas. Un chico llevaba un traje doblado en una bandeja con flores o fruta y otro llevaba unos zapatos brillantes. El resto llevaba fruta o verduras. Y flores

Nos damos cuenta de que debe ser fiesta, porque parece que todo el mundo está dedicado a lo mismo. Las mujeres llevan saris rojos con brillos. Todos rojos. Vemos cabras atadas a cuerdas y Juanjo les augura poco futuro. Unas mujeres se han dado cuenta de lo que dice y se ríen.

Hemos retomado la ruta, que nos conduce a Tachupal Tole, la antigua plaza de la ciudad en época medieval.  Tiene un templo alto y, en una calle lateral muy estrecha, una, al parecer megafamosa Ventana del Pavo Real.
Hemos comido unos momos en un restaurante de la plaza, con cerveza tirando a caliente. Luego hemos retomado las rutas. Seguimos encontrando fiestas y gente arreglada. Volvimos a Thaumadi Tole. En la plataforma de danza hay un corro de gente comiendo en el suelo con músicos en el centro y los hombres bailando. Otros hombres y algunas mujeres servían la comida en cubos. Del templo de Bhairav siguen saliendo procesiones con banda de música y ofrendas. Entre ellas, unos nabos de un tamaño exagerado.

Están intentando cargarse un toro enmedio de bastante expectación. Los guiris hacen fotos por encima de la masa de gente con los palos de selfie. Yo he echado un vistazo pero me he quitado de enmedio, no sea que le corten la cabeza directamente, que ya vi anteriormente hacerlo así, estilo Apocalypse Now y no tiene maldita la gracia.

Volvimos a Durbar. En el refugio de peregrinos, en los soportales, ha habido otra fiesta. Aun queda gente comiendo, pero se nota que ya van en retirada. Aprovechamos para retratar saris rojos. Entre los soportales, hay un desfile de ellos, entre tanta mujer vestida de rojo. He hecho un vídeo de un corrillo en el que varios hombres más o menos bebidos bailaban alrededor de unos músicos. No se ven en ninguna parte mujeres bailando, la verdad. En el corrillo que digo, había un vejete bailando y cayéndose de la borrachera. Otros le empujaban para intentar tirarle definitivamente.

Dimos otra vuelta. No nos apetece mucho marcharnos, pero llega un momento en que tenemos que decidirnos a salir. El chofer estaba donde le dejamos, pero había limpiado el coche hasta dejarlo reluciente. Nos tragamos un atasco de vuelta bastante considerable.

Fuimos al hotel a soltar diversos tipos de lastre y luego nos acercamos a Durbar, a verla de noche. Paulatinamente van iluminando las pagodas, pero los templos ya han cerrado. En la plaza principal hay el mismo jaleo de siempre, pero en la zona del palacio se está a gusto. Me siento allí un rato, mientras Juanjo va a hacer fotos, observando el entorno, viendo la iluminación, y relajándome. Hay un sonido de música, pero procede de algún aparato, no es en vivo. La plaza tiene cierto magnetismo. Corresponde al recuerdo que tenía de ella. Quedarte ensimismado, simplemente observando, es la actitud a la que lleva ese entorno. Pero te quedas como pegado, sin ganas de irte.

Volvimos por las calles oscuras, casi únicamente iluminadas por los faros de las motos. Han limpiado de ofrendas los templos y capillas y los dioses dormirán limpios y relucientes.


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