Tuvimos una conversación en Lesvos con una afgana que nos contó su historia. Amenazada por los Talibán, que querían de ella pagarle por realizar un acto ilegal. Como se negó, amenazaron a su marido y a su hijo de 3 años y a ella misma le dieron un culatazo con una pistola intentando secuestrarla. La familia política, en lugar de protegerla quería su muerte. Su suegra quería que trajeran su cadáver.
Su marido la apoyó y huyeron primero a Irán, donde pasaron un tiempo, y luego a Turquía. Tuvieron dos intentos de salir. En el primero les atrapó la policía y les metieron a los tres en la cárcel. Pasaron allí dos meses.
Finalmente consiguieron salir y llegaron a Lesvos. Llevan allí más de un año. En cuanto les den el pasaporte se irán a Francia. Tienen miedo de que el nuevo gobierno griego les deporte. Ya han deportado a 3 familias de Kara Tepe. Eso antes no se hacia, pero ahora la inseguridad es total.
Ahora estamos en Samos. En el campo militar, donde hay capacidad para 600 personas, hay 6000. En el recinto cerrado viven 2000 personas, 1000 en contenedores, hacinados, el resto en tiendas. Los otros 4000 se extienden por el campo que rodea el recinto militar.
La comida es del mismo catering oficial que en las demás islas, pero aquí sólo les dan una botella de agua al día.
Nos hemos acercado al campo. La policía controla la entrada. Una cascada de aguas fecales ataca el olfato al aproximarte. Los senderos a las tiendas del campo, en terreno arcilloso, se volverán impracticables en cuanto llueva. Se esperan lluvias para el viernes. Movement on the Ground está trabajando a destajo para acondicionar lo que sea posible antes del invierno. La situación de desbordamiento nunca antes se había dado como este año. No saben lo que puede pasar.
Hace dos semanas hubo un gran incendio. Parece que no murió nadie pero las ONGs, que tienen prohibido el paso al campamento, no saben cuál pudo ser el alcance ni el número de tiendas afectadas. Hay un silencio absoluto.
Hoy hemos conocido en un parque a un grupo de palestinos. Están desesperados. Han dejado a sus hijos en Líbano. No quieren ropa, ni dinero, ni ayuda, solo quieren marcharse. Pero están en una jaula, rodeada de agua y no hay salida para ellos. No sabemos qué decirles. ¿Qué se les puede decir? Nos enseñan la foto de sus hijos. Vemos más allá una pareja con un bebé. También viven en el parque. Les preguntamos por qué no van al campamento. Nos dicen que sólo hay suciedad y animales, probablemente ratas es a lo que se refieren. Los comprendemos. Nos miran con ojos de profunda tristeza. Nos dice que sólo buscan una vida. No hay palabras. Nos quedamos mudas.
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