jueves, 27 de octubre de 2016

BARCO A SANTA CRUZ Y BAHÍA TORTUGA

22/10/2016 BARCO A SANTA CRUZ Y BAHÍA TORTUGA

El marido de Juanita nos recoge puntualmente. Tiene que dar un rodeo, a causa de las obras. Nos sigue hablando del clima. Dice que en esta época debería estar el mar muy movido, hacer frío...pero que está el mar más calmado de lo habitual y que no es normal esta temperatura. Estamos en unos 23-24 grados habitualmente casi todos los días. Y, aunque está nublado, por lo general, no ha llovido ni ha hecho frío. A mí el mar no me parece calmado. El Pacífico ruge y las olas son muy altas, aunque hoy parece estar bien, igual que ayer, que se veía tranquilo. Pero él dice que es época de más oleaje. Nos ha contado una historia de un trayecto que hizo desde Santa Cruz, no hace muchos años, con un temporal terrible. Dice que él ha sido pescador y que nunca había visto una cosa igual, que las olas sobresalían varios metros por encima de la isla.

Comentamos que la entrada a los túneles parece también bastante problemática y nos dice que a veces los barcos no pueden entrar.

Nos han revisado el equipaje de nuevo y puesto bridas en los cierres de las maletas, como a la ida. Hemos montado en un taxi acuático hasta nuestra lancha y yo he podido quedarme atrás, donde me diera el aire. Juanita me dijo que ella estaba acostumbrada a ese viaje y que nunca se ponía dentro, que le daba igual mojarse.

Juanjo ha ido en la parte de arriba. Yo no me he atrevido porque, aunque el mar parece en calma, arriba tiene que notarse más el movimiento.

He visto delfines, Juanjo dice que ha visto también rayas gigantes, algunos lobos marinos y tortugas.

Llegamos sin incidentes, aunque yo tengo algo de sensación rara en el estómago, pero nada grave que me impida desayunar. Fuimos al hotel. Para una noche había reservado una habitación interior, más barata, pero Norma ha tenido una cancelación y nos ha dejado una de las de la terraza por el mismo precio. Es un encanto.

Nos viene bien porque, aunque ayer colgamos rápidamente la ropa al salir del agua en la azotea, sigue algo húmeda, así que pudimos ponerla en el tronco-percha y en las sillas e irnos a desayunar.

Hemos ido a Lo&Lo y tomado un desayuno americano. El jugo está espectacular. Pura fruta triturada y muy fría, casi helada. Un croissant hojaldrado y unos huevos tibios con un pan rico, y té verde...muy bien.

Fuimos al hotel Estrella de Mar a cambiarnos de ropa y ponernos bañadores y gorros. Por qué sólo hace un día de solazo cuando tenemos que caminar ¿eh?.

El Pacífico parece tranquilo, está muy azul. En Playa brava continúa la bandera roja de Prohibido el baño, pero hay gente que no hace caso y se baña lo mismo aunque, la verdad es que hoy está como el Cantábrico, por ejemplo, con olas, pero no muy grandes. Hay iguanas caminando por la orilla, mojándose las patas.


Seguimos hasta Playa Mansa, donde esperábamos barullo, con el día que hace y siendo sábado. Pero no, la gente va y viene, a los de los tours les llevan un ratito y les ponen una hora de salida. Es un agobio escuchar a los guías: "Dentro de una hora nos vamos, métanse en el agua enseguida, si quieren volver en barco tiene que ser dentro de media hora porque no hay espacio. Si quieren volver andando, a las siete en el lobby del hotel"

Por favor!!

Me meto en el agua inmediatamente, con la cámara y el protector de 60, pero sin la lycra, que se está secando. Al estar la marea baja, el manglar queda sobre el agua, y recorro la orilla izquierda, donde podría haber tintoreras. Lo recorro entero, buscando las zonas de corriente y fondo arenoso, con algo de protección, donde suelen encontrarse. Los tiburones tienen moverse para respirar, porque no tienen unas branquias como las de los otros peces. El truco para descansar es estar en un sitio en el que en lugar de moverse ellos, se mueva el agua, así que busco esos lugares, pero no encuentro nada. Pero he hecho algunos vídeos de fondos que no estaban mal, y algunos peces divertidos. He encontrado una aguja, que a Juanjo le gustan mucho y se la he filmado.

Me había ido bastante lejos y tenía sed, así que he vuelto nadando casi desde el rompeolas Directa hasta la playa, sin parar. Hasta Juanjo ha reconocido que me he dado una paliza a nadar hoy. La última media hora ha sido nadar a crawl sin parár prácticamente, excepto para grabar alguna cosa, pocas, porque el fondo por la parte central es prácticamente arenoso y no se ve apenas.

Venía con ganas de agua y de chifles. Los chifles son como las patatas fritas, pero hechos con plátano y me queda media bolsa. He picado unos pocos y bebido agua. Estoy reseca.

Juanjo se ha ido a investigar la laguna de las iguanas y a dar una vuelta por la playa y el manglar. Al volver, ha visto a la tintorera nadando casi por la orilla, frente a nosotros. Luego ha visto una iguana nadando y pretende que vaya a filmarla por debajo, pero estoy cansada y no me apetece otra paliza.

Comimos pan y jamón York que hemos comprado en el supermercado. En cuanto te dispones a comer, los pinzones te rodean. A Juanjo se le han dado unos chifles y los ha partido y se los ha puesto en la palma de la mano. Los pinzones se le subían por turnos a coger trocitos de chifle. Luego les ha dado miguitas de pan. Ya sabe que no debe hacerse eso, pero...

Hemos sesteado un poco y nos hemos vuelto a refrescar en el agua. En la mata de manglar que hay frente a nosotros, está escondida una garza real preciosa. Juanjo ha ido a por la cámara y la ha retratado lo que ha podido, entre las ramas.

Nos hemos bañado para irnos frescos. Nos queda casi una hora de caminata para volver. El sol,nos ha dado tregua y se ha escondido tras las nubes. Hoy apenas hemos escuchado a los sisontes y, como aún no ha subido la marea, han salido pocas iguanas del mar. Pero hemos pasado un día de playa relajado.

Me he duchado deprisa y he ido a comprar unos recuerdos. Mañana nos vamos de Galápagos y no tengo otra ocasión.

Hemos ido a cenar langosta y camarones encocados, como despedida. Pero vemos que nuestra camarera favorita está trabajando en un restaurante en la otra acera. Cuando nos marchamos hacia el hotel nos acercamos a despedirnos. Nos ha dicho que había decidido cambiar de sitio porque había algunas cosas que no le gustaban. Le hemos deseado suerte y le he dado unos besos de despedida. Es una chica muy maja.

Hemos ido derechos al hotel. Estoy cansada y mañana madrugamos otra vez.



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