CRÓNICAS DESDE LA COSTA
PRIMAVERA
Indicios de la primavera
Teníamos que marcharnos unos días a Madrid. La verdad es que este invierno, a decir de las gentes de por aquí (y la de por allá, me temo!!), ha sido una cosa loca de lluvia y frío. Pero justo, cuando íbamos a marcharnos, amaneció un día maravilloso, de esos en que ves que la luz ha cambiado, el cielo se ha aclarado y el mar se ve más limpio. Han florecido las plantas, los crisantemos, las margaritas….También es mala pata que, para unos días que nos vamos, esté el tiempo como para quedarse y pasear por la playa.
Juanjo estaba recogiendo la cocina y empezó a reírse. Como esa ocupación no tiene maldita la gracia, me pregunté qué le pasaría. Enseguida me lo dijo:
- Ya tienes tarea de mañana y tarde
Y es que ha escuchado un “piiii”, se ha asomado y ha visto llegar a las golondrinas. Cuando tenga ánimos para ello, te hablaré largo y tendido de las golondrinas. Es que ya no sabemos qué hacer con ellas.
En fin que, como los indicios señalan el cambio de estación, aunque sólo estamos a principios de marzo, voy a empezar a contarte mis andanzas de primavera.
FLORA
Lo más llamativo de la casa es el eucaliptus, desde luego. Tiene dos troncos muy anchos y altos y entre los dos forman una copa enorme. Los pájaros de todo tipo, como ya te he contado, anidan en él permanentemente. Nos da muchísimos problemas, porque está constantemente soltando hojas y, cuando tira la corteza, ya te quiere dar un ataque, porque los días de viento salen disparados trozos largos de corteza afilada que parece que van a tirarse a tu cuello.
El problema “B”, (o “C”, casi mejor), son las cagadas de los pájaros. A determinada hora, cuando empiezan a llegar los encantadores bicharracos, tenemos que salir disparados a apartar los coches de debajo de la copa porque, como te descuides, te lo dejan hecho un asco en un momento y ya sabes lo mal que se limpian las cagaditas de los pajarines, pobres!!. Así que, cuando vengas, echa un vistazo a la copa del árbol y deja tu coche fuera del alcance de los proyectiles.
Tenemos qué decidir qué hacer con él. Ya no podemos estar más tiempo pendientes de hacer las obras fuera por no decidirnos si cortar o no el árbol. Llevamos un año dándole vueltas a la cosa y ya nos vale ¿no te parece?.
La palmera es lo que más me gusta. Le da a la casa un aire como colonial… ¿comprendes?. No está muy alta, pero ha crecido bastante desde que está siendo podada por Juanjo sin piedad ninguna. Me encanta asomarme desde la cocina y ver la palmera en primer plano. Si los montonazos de dátiles que da, medraran, nos pondríamos como El Quico (¿quién era ese?). Lo que pasa es que necesita una palmera cercana del otro sexo y, en las palmeras no tenemos ni idea cómo se adivina el sexo a primera vista. Estaba acordándome del seleccionador, Luis Aragonés, que tenía un amigo sexador de pollos ¿te acuerdas?. Lo mismo tiene un amigo sexador de palmeras….En fin, que pusimos otra palmera cerca, a ver si acertábamos pero fue que no. La otra va a su bola y los dátiles de ésta siguen lo mismo. Se quedan en proyecto. Lo que ves en la foto, y de ahí no pasan.
De este tipo tenemos un espécimen bastante curioso. Una cyca revoluta que no sé si sabes lo que es. Las cicas son plantas prehistóricas, anteriores a los dinosaurios. Sobrevivieron a todas las catástrofes posibles, incluyendo las bombas atómicas. En Sevilla se ven muchas por los paseos y rotondas.
El señor que nos vendió el piso de Alcalá, que era bastante catástrofe en sí mismo y se cargó unos pedazo de acebos enormes que tenía en la entrada a fuerza de regarlos, se cargó también la cica, que mira que son duras. Nosotros vaciamos el piso y la cica, en su maceta, se quedó en el descansillo debajo de un montón de cosas para tirar. Pasó un tiempo hasta que arreglamos la casa y nos dedicamos a ir tirando las cosas y, cuando le tocaba a la cica, pues resulta que Juanjo, que para eso de las plantas es muy mirado, observó que tenía unos brotecitos y la rescató. Se ve que la planta tuvo tiempo de tirar o asimilar la jartá de agua que le sobraba y se repuso mientras nosotros pasábamos de ella.
La planta nos tuvo algo aterrorizados, porque crecían los dichosos brotecitos un montón de centímetros al día, y tenían aspecto como de dedos. No sabíamos qué iba a salir de allí, porque solo conocíamos el trozo de tronco y no sabíamos cómo era antes, pero los dedillos aquellos, eran muuuuy raros. Además, crecían todos al unísono, como si fuera a salirle unas manos a la planta. Acabamos llamándola “el alien” y así se sigue llamando. Por la noche cerrábamos bien la puerta, por si se nos metía dentro.
En fin, aquellos dedos, empezaron a desenrollarse y a estirarse y acabaron convertidos en unas hojas del tipo de las palmeras. Siempre salían doce hojas. Cada dos años, creo. Pero todas a la vez y de esa manera. En el descansillo de casa, que es bastante grande y tiene mucha luz, las hojas se pusieron como bestias, abarcando una gran extensión del descansillo. Eran muy largas y se curvaban al final (revolutas…). Finalmente, cuando hicimos el mirador del cortijo, decidimos traerla, porque era demasiado grande. Curiosamente, la fuimos a traer aquél verano que hubo una ola de calor desde Mayo y luego hizo un verano achicharrante. La cica perdió las hojas que tenía, porque en el mirador le casca el sol de plano. Pensamos en ponerle una sombrilla, un toldo…un lío. Encima fue un verano en el que tampoco vinimos demasiado, así que la pobre planta se quedó hecha una pena y pensamos que ahora sí que nos la habíamos cargado para siempre. Pues no, monada, revivió y ahí está, tan campante.
Plantamos también una yuca, que se está poniendo mucho más grande de lo que nunca nos atrevimos a pensar y traje, de casa de mi padre, el drago que plantó mi madre tras recoger unas semillas del drago milenario famoso de canarias. En Madrid estaba en una maceta y se mantenía en un tamaño prudente pero, al plantarle aquí en tierra, empezó a crecer y está muy grande. Es muy bonito.
Lo que se dan de muerte aquí son las plantas crasas. Se ponen como bestias y he regalado muchas a mis amigas, porque son comodísimas de tener. En Madrid pueden helarse, es el único peligro, pero casi no hay que regarlas y crecen bastante. Una de ellas, que no tenemos ni idea de su nombre, tiene la hoja gordita y redondeada: la tenemos por todas partes. Y también hay una que por aquí llaman “gota de cera”, que tiene la hoja más fina y estilizada. Me gusta mucho esa. También tenemos aloe vera a patadas y todo el que viene se lleva una macetita.
Tenemos bastantes de la familia de los crisantemos: esos que son de colores blancos, morados….y parecen margaritas gordas. Son de rastra y crecen la torta también. Pero en primavera echan muchísima flor.
A fuerza de hacer obras y reformas nos estamos cargando los Sampedros, que salían solitos y son unas plantas chulísimas, que se agostan en invierno sin decir ni mu, y durante la primavera y el verano tienen mucha flor. Lo curioso es que las flores salen con los colores a su bola: las hay de un color solo, jaspeadas, a rayitas…todo en la misma planta. Es curiosísimo. Y dan un olor estupendo. Se abren a la puesta de sol y perfuman el ambiente, como el galán de noche, que también hemos plantado…y un jazminero, que ya lleva mucho tiempo con nosotros.
Hablando de olor, voy a hablarte de unos árboles que tenemos, que nos pillan siempre “de marrón”. Aquí los llaman agriaces, o agriales, pero pensamos que ese nombre no podía ser….Una vez vimos muchos en Mérida, en el parque que hay junto al Museo. Había por allí unos jardineros del ayuntamiento y pensamos que esa era la ocasión para averiguar el nombre de verdad. La contestación nos dejó helados:
Finalmente encontramos la respuesta en Internet. Ya sabes que en nuestros años mozos la respuesta estaba en el viento (Dylan), pero ahora está en Internet. Mónica nos dio una pista, diciéndonos que en su pueblo (ella es Argentina, de la zona cercana a Iguazú, para que tú te aclares), les llaman Paraísos, y que el nombre en latín debía tener algo que ver con Paradiso o así. Busqué eso en Internet y, mira tú por dónde, apareció el arbolito. Tiene muchos nombres, como árbol del Paraíso, pero también se llama Cinamomo y Agriaz, así que la gente de por aquí tenía razón.
En fin, son de hoja caduca y la curiosidad es que por la noche, cuando están en flor, huelen que te mueres. La cosa es que de repente sientes un olor increíble, y no sabes por dónde te vienen los tiros. Las flores nacen en racimos pero son chiquitillas, así que no guardan relación con el olor que despiden. Impresionante. Dan buena sombra en verano. Echan unas bolillas un poco puñeteras, que se meten por las zapatillas, pero no son gran problema.
También pusimos frutales, pero ya te dije anteriormente que nos dan poca cosa, excepto el níspero y una de las higueras. Parece que el limonero va animándose a dar limones. Es de los que dan todo el año, así que está muy bien.
El membrillo echa unos pocos frutos y granadas no recuerdo si hemos conseguido comer alguna. Hay un árbol, que sale mucho en Las Mil Noches y Una Noche, que se llama Azofaifo y da azofaifas, que son como manzanitas diminutas.
Mayka me regaló un rosal hace mucho tiempo, pero hasta este año no ha tenido a bien dar unas rosas en condiciones. Compré uno trepador y también este año parece que está empezando a ponerse algo decente.
Tuvimos una cala preciosa, pero se estropeó, y la madre de Juanjo nos ha dado unas hojas redondas que se ponen bastante bonitas. En un corral que hemos arreglado, donde no da apenas el sol y se mantiene mucho la humedad, al que llamamos “el recuperadero”, porque es como una UVI de plantas, dejamos todo lo que corre peligro por algún motivo. Hay varias aspidistras (aquí les llaman pilistras). Y hemos tenido un par de traernos la hortensia, que en Alcalá estaba escandalosamente bonita, pero hay que regarla muchísimo en verano y es un coñazo seguir dejándosela a Marisol. Cuando alguna planta se pone rara o tiene peligro de quedarse seca, la dejamos ahí arriba y se pone estupenda, por lo general.
Un día, que aparentemente estaba estupendo para dar una vuelta y acabó saliendo un ponientazo de pánico, compramos en un vivero un par de kentyas y algunas cosas más para el salón de casa y otros rincones. Mira: las plantas aquí no son caras, quedan chulísimas en casa y te lo ahorras en muebles. El problema es cuidarlas. Yo soy como el señor aquél que se cargó la cyca, y Juanjo se pone negro conmigo cuando se pira y me deja al cuidado de las plantas, pero a mí se me dan fatal ¿qué hago?. Me encanta verlas, pero soy un desastre….
La buganvilla se está poniendo también muy bonita. Espero que Juanjo no se la cargue, que quiere hacer una remodelación de todo y le tengo como terror!!!
Para las plantas tenemos un riego por goteo del agua que sacamos del aljibe, que hay que ser ecológicos, caramba!!. No todo se riega con ella, pero gran parte de lo vegetal. Y lo que pongamos en el huerto. Hablando de ecología, también hemos puesto placa solar, y sale el agua estupenda!!.
LENGUAJE ALBAÑIL
Mañana vienen los albañiles, con José Antonio al frente. Ya estoy empezando a temblar de pensar en las cosas que me van a preguntar. El año pasado, me tenía loca José Antonio preguntándome cómo quería las mochetas. Yo no sabía que demonios era una mocheta, pero resulta que las había por todas partes y todas había que retocarlas. Cuando conseguí averiguar qué leches era la mocheta, empezamos con el asunto del machimbrao. Todo iba con machimbrao, o el machimbrao de las narices era la solución para todo. Cuando le explicaba a José Antonio alguna cosa que quería que me hiciera, me miraba con aspecto comprensivo y me decía:
- Un machimbrao.
Yo le miraba horrorizada (Pero ¿qué me querrá hacer este hombre?) y, por más que me explicaban lo que era un machimbrao, yo no me enteraba. Deduzco que la palabrita surge de un entramado de piezas que encajan entre sí, y le llaman machi-hembrado, como de macho-hembra, y de ahí machimbrao. Ahora, que de eso a que yo te sepa explicar qué gaitas es en realidad, va un abismo. Ni idea.
Ayer estuvimos por la Alpujarra comprando telas para los sofás, (en el plural local serían sofare o sofale) que por fin nos trajeron, y me llamó José Antonio al móvil para decirme que iban a venir el lunes, y que se iban a traer la bojca. Yo no entendía nada. Le dije a Juanjo que iban a traer algo, pero que no sabía qué era. Hoy, desayunando, me ha contado que mañana José Antonio empezaría a trabajar con la bosquilla.
- Eso!!!. Eso me dijo: bosca. Lo que yo no entendía – le contesté
Juanjo se empezó a reír.
- ¿Tú sabes lo que es una bosquilla?
- Pues no
- Es que hay que entender a esta gente. Es como le llaman a una Bobcat pequeña. Te tienes que acordar. Aquí la trajeron para cortar las chumbas
Claro, yo no relacionaba el aparatillo en cuestión con la Bojca de la que me hablaba José Antonio, y empecé a preocuparme al recordar que algunos días estaré solaaaaa, me preguntará José Antonioooo, me hablará de cosaaaaas, yo no me enteraré de nadaaaaaa…..Diooooos, qué pereza!!! Ojalá no me hagan mochetas ni machimbraos….!
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LA OBRA EN SÍ
Como la obra esta vez era fuera de casa, me tenía menos aterrorizada. Sólo tenían que intervenir en la terraza y no deberían pasar por dentro de casa Para Nada. Pero, mira tú por dónde, el día que tenían que impermeabilizar la terraza, tras montar un andamio -que José Antonio pretendía dejarme clavado en la fachada toda la Semana Santa para nada, y tuvimos una polémica importante-, resulta que el día de marras se les estropeó el aparato de subir los materiales y tuvieron que subirlos a pinrel por dentro de casa. Como no podía ser de otra manera, llovía sin parar, así que te puedes imaginar cómo estaba esto…
El día que se montó el pollo gordo fue el que vinieron a cortar el eucaliptus, Bueno, no te asustes, que no lo han cortado del todo. Como tenía dos troncos, han cortado uno de ellos, y han rapado bastante el otro, pero no ha quedado mal. Algo despeluchado, pero ya se armará. Pero yo sentí como que me arrancaban un brazo cuando escuché caer la primera rama. Estaba en la cocina, trajinando, porque no quería ni verlo. Pero, cuando me asomé, había tal pollo montado, que no me pude resistir a sacar fotos, porque si no, nadie me creerá.
José Antonio ha conseguido hacerme dos mochetas como dos soles. Un día le vi perforando una de ellas, para enganchar la valla, y casi me lo cargo.
- José Antonio, no me toques las mochetas, condenao, que mira que eres destructivo!!! ¿Es que no puedes dejar de romper todo?
- Bueno, pero luego te lo arreglo - decía muerto de risa.
Le encanta destruir, hay que fastidiarse!!! La verdad es que destruir desestresa mucho. Sobre todo a martillazos o mazazos.
LOS PÁJAROS DEL ÁRBOL
El día que cortaron el eucaliptos yo me fui a trabajar y no pude ver lo que hacían los pájaros cuando se encontraran el árbol desmochado. Luego me contó Juanjo que habían estado un rato revoloteando despistados, pero que enseguida se habían acoplado, aunque alguno andaba intentando meterse por la palmera.
Al día siguiente me quedé sola, y estuve leyendo en el mirador por la tarde, al sol, porque hacía un día estupendo. Al atardecer, me di cuenta de que era hora de que fueran llegando los pájaros. De hecho, estaba escuchando piar en los árboles de las casa vecinas. Pero a nuestro árbol no venía ninguno.
No sabes qué angustia me entró. Pensé que ya no iban a venir más, que ya no escucharía su piar por las mañanas y por las tardes…y empecé a dar vueltas intentando observar si llegaban bandadas a otros lugares cercanos, y escuchando los sonidos cercanos.
Me entró una alegría inmensa cuando vi que llegaban las primeras bandadas, y luego más, hasta que volví a ver el árbol lleno, como siempre. No sabes qué alivio sentí.
LAS GOLONDRINAS
Me acabo de armar de valor para hablarte de las golondrinas. Porque acabo de hablarte de pájaros y porque hoy me he pasado un rato intentando echar a una golondrina que se ha metido en casa y, se meten muy bien, pero salen muy mal (estoy pensando si hay más cosas de esas características…). Bueno, sigo. Te voy a contar el inicio de todo esto.
Juanjo dice que es mentira y que me lo invento, pero no me invento nada, porque recuerdo habérselo contado indignada a la vuelta a Elena del Hoyo, una auxiliar de la planta, con la que estaba haciendo noches, y se destripaba imaginándose a Juanjo y a mí en dicha situación. Luego me lo recordaba muchas veces, así que cuento mi versión y, si Juanjo quiere contar la suya, que escriba sus memorias. Y pongo a Elena por testigo de que fue así, que se acordará, seguro, de que se lo conté en cuanto volví.
Hace bastantes años, estábamos en primavera por aquí, y Juanjo me llamó para que viera algo en silencio: una pareja de golondrinas se había posado en el porche.
- Oh, qué hermoso!!, -pensamos de la manera más cursi- unas golondrinitas han venido..- y nos vino Bécquer a la mente……”Volverán las oscuras…”
¿Te imaginas la escenita romántica?
Total, que íbamos a cenar en el porche, como siempre, y yo andaba preparando la cena, poniendo la mesa, y me di cuenta de que, en cuanto me daba la vuelta, Juanjo apagaba la luz del porche. Yo, con la delicadeza y cariño habitual en mi conversación le dije:
- ¿Qué coño haces con la luz, que me tienes frita y no puedo hacer nada?
- Es por si les molesta –me contestó
- Mira: si les molesta la luz, y quieren quedarse, ya se pueden hacer a la idea de que la voy a tener encendida y, si no, que se piren y les den –afirmé, comprensiva y amorosamente, como puedes ver.
Vimos con emoción que empezaban a hacer su nido en una de las vigas. La emoción se nos pasó en cuanto nos dimos cuenta de que dejaban manchas de barro y caca por todo el porche, que estaba recién pintado. Tuvieron la puntería, además, de hacer su nido casi encima de la mesa donde comemos, así que a veces nos caía una cagadita de las que los adultos llevaban en el pico –porque recogen las cagaditas de los niños para tener el nido como una patena y dejarnos el porche hecho una mierda.
En todos estos largos años hemos intentado de todo. La primera vez que osamos –porque dicen que trae mala suerte- echarles el nido abajo, lo hicieron al año siguiente al otro lado de la viga y ahí se han quedado para siempre. Es muy hermoso: vemos como los niños crecen, echan a volar, cómo los gatos los miran en esas operaciones expectantes….
- Como se caiga ese abajo, no toca el suelo –decía Juanjo al ver a un gato mirando con mucho interés las primeras acrobacias aéreas de un chaval.
Y pasamos media vida maquinando estrategias para que no aniden y nos dejen en paz las p. golondrinas de las narices. Hemos hecho de todo.
Juanjo inventó un sistema de red para que no alcanzaran la viga: la red dio de sí, y sirvió de hamaca y lecho nupcial para las golondrinas adultas.
- Joé, macho, te has lucido. Además de hacer el nido les has puesto una suite de cinco estrellas. Esas no se van en la vida.
Quitamos la red, limpiamos bien la viga, pero nada, la encuentran cada año sin problemas. Intentamos espantarlas colgando CDs….al principio los miran con curiosidad y algo de susto, pero enseguida aprenden a no hacerles caso.
Lo más majo fue una vez en que nos habían dicho que colgando cintas de colores se espantaban. Nos pasamos toda la tarde cortando bolsas de plástico en tiras y Juanjo las fue colgando de las vigas. El porche quedó hecho una feria. Al principio se quedaron desconcertadas, pero le cogieron el tranquillo en un ratito y siguieron haciendo el nido, tan campantes. Quitamos las bolsas antes de irnos, porque quedaba ridículo.
Y son persistentes. Una vez un tío de Juanjo nos ayudó a echar el nido abajo cada dos o tres días. Lo chungo de todo esto es que no nos importa un rábano que aniden en cualquier alero de la casa, pero no en el porche donde comemos, maldita sea!!. Y mira que el tejado es grande y hay alero para aburrir. Pues nada. Tienen que anidar encima de la mesa, hay que fastidiarse!!. Pues esa vez, las pavas de ellas preferían quedarse sin criar, que hacerlo en otro lado. Intentamos que usaran el gallinero….pero nada, volvían a La Viga en cuanto podían.
Una vez escuché en un documental que las golondrinas iban a África porque hace miles de años había lagos en el Sáhara. Todavía no se han enterado de que los lagos ya no existen y siguen a lo suyo. Y yo digo: si en miles de años no se han enterado de lo de África, no va a haber manera de que entiendan que En Esa Viga No Hay que Anidar, Coño!!!
Así que Juanjo ha “decidido” esta vez que sea yo quien me ocupe de echar abajo el nido toítos los días, hasta que se aburran. Total, hay que repintar el porche, porque ha salido humedad y tenemos que impermeabilizar la terraza….
Jaime me dio un día una escopeta de perdigones:
- Para las golondrinas –me dijo lacónicamente, como siempre.
Juanjo amenaza con usarla, pero yo sé que no es capaz.
En fin: Una pesadilla!! Y nos acordamos de Bécquer y de su familia con cariño y amor
THE DAY OF THE CAT
Imitando a Al Stewart….. http://www.youtube.com/watch?v=79ABz4m4lJI&feature=related
Qué canción tan buena, ¿verdad?. Escúchala si te apetece mientras te hablo de gatos…
En Semana Santa vinieron mi sobrino Carlos y su mami Patricia a visitarme y descansar. Yo trabajaba el Jueves y el Viernes por la mañana, para hacer penitencia en condiciones levantándome al alba y no como esos pringaos que se ponen a crucificarse y así.
Llegaron el miércoles por la noche y, el Jueves salí de casa cuando aún era de noche y la única luz visible era la de la luna llena.
Arranqué el coche, maniobré para salir del terreno y dejé el coche fuera de la valla para cerrar la puerta, que aún va con candado. Mientras la cerraba, ví algo que me asustó un poco, porque no distinguía qué era. Algo grande se estaba revolcando en el polvo. Como estamos de obras, hay bastante tierra suelta. Cerré la puerta, intentando ver qué era, y me di cuenta de que me había cargado un gato. No pude distinguir cuál era, y pensé en el alien ese medio atontao que tenemos por aquí dando vueltas, una mezcla de siamés con vete a saber qué, medio lila y con los pelos tiesos.
No pude entretenerme en recogerlo porque tenía prisa y pensé en llamar a Patricia no muy tarde, antes de que Carlos viera el cadáver.
Pero Patricia me llamó antes. Me preocupé:
- Quería avisarte de que hay un gato muerto, para que lo escondas antes de que lo vea Carlos
- No, si Carlos ya lo ha visto. No te llamo para eso, sino para decirte que te han parido gatos en el sofá del porche y lo han puesto hecho un asco
Yo en el porche no tengo ningún sofá, y pensé en los sofás nuevecitos que tengo en el salón. A menos que me haya dejado la puerta abierta….pero Patri me aclaró que era en el sillón que habíamos dejado fuera para tirarlo, y donde solían quedarse a dormir varios gatos con un aspecto muy divertido.
Un enfermo, que andaba paseando por el pasillo del hospital, se enteró de la movida
- ¿Qué? ¿Ha aumentado la familia?
Le di instrucciones a Patricia para que cogiera al gato muerto con una pala, lo metiera en una bolsa y lo tirara al contenedor. Me dijo que tenía la cabeza destrozada y no supo decirme cómo era. Blanco y negro, pero la cabeza….
Cuando volví a casa estaban los gatitos pequeños en el sillón y su madre se había ido. Le pregunté a Carlos cómo era el gato muerto, si estaba despeluchado y le parecía que sí. Pero al rato vino el alien, que resulta que era la madre de la camada.
Me contó Patricia, muerta de risa, que al tirar el gato en el contenedor salieron muchos gatos mientras se acercaban, pero que lo tiraron lanzándolo por el aire, oyeron un “Miaaaau”, el golpe de la bolsa y nada más.
- Nosotros también nos hemos cargado un gato- me decía a carcajadas.
Pues nada, el alien ahí está, cuidando su camada. El lunes vinieron de nuevo los albañiles y la gata no se atrevía a acercarse. Pensamos que era capaz de dejarlos abandonados, pero nos asombró haciéndose cargo de nuevo de ellos. Finalmente, como los albañiles deben molestarla, ha trasladado los gatillos a las chumberas, pero le ha costado varios días hacerlo y Junajo ya pensaba que se los tendría que trasladar él mismo.
Alguien ha vuelto a decirnos que nos hagamos con un perro. Juanjo ha estado una temporada dándome una tabarra imponente con comprarme uno. Debe ser porque estoy bastante tiempo sola, cuando él está en Madrid, trabajando. Yo no quiero un perro porque, con la anarquía de vida que llevo, no quiero saber nada de cuidar seres vivos. Bastante pollo tengo ya con las plantas cuando se va Juanjo y me deja a su cuidado. A él se le da muy bien, pero a mí se me da fatal. Y un perro, ni de coña. Una amiga, Esther, de la que yo no conocía dicha faceta, me llevó un día a su casa. Tenía ocho perros. Dice que ha llegado a tener catorce, o dieciocho, no sé ya. El día que los vi estaban en distintas fases de celo y aquello era un barullo que no veas. Pero me ha dicho también que a causa de esa historia, lleva un chorro de años sin vacaciones. Y yo paso de estar pendiente y quedarme encerrada. Y si no vengo a casa porque doble turno o algo ¿quién le da de comer? ¿eh? ¿y de beber?.
Pero me parece que se le ha pasado la tontería, porque con el asunto de los gatos, que le contó Patricia el domingo, cuando llegó él de Madrid, pues decía que prefería tener gatos, porque se cazan ratones, ratas y culebras. Me parece que lo que pasa es que ha estado limpiando el gallinero y vete tú a saber lo que se ha encontrado.
Lo que casi nunca tenemos claro son las camadas que hay en cada momento, porque aparecen y desaparecen y no sabemos cómo. La realidad es que a la carretera N-340, deberían de llamarla N-GE, o sea, Nacional del Gato Espachurrao, porque no te haces idea de todos los que hay. Como la carretera pasa por varios núcleos urbanos, cascan a manta. Imagino que, si algún siglo de éstos consiguen acabar la Autovía, aumentará la población gatuna.
Hace poco nos han contado los albañiles que ha salido Albuñol en la tele porque se está quedando sin gatos. Parece que hay unos lituanos sin curro que se los zampan.
CALORCITO…..
Está haciendo un tiempo estupendo. Yo estoy morena, de tomar el sol y pasear por la playa y sentarme a leer en el mirador….¿acabaremos llamándole Belvedere o quedará demasiado cursi?. También he tomado el sol en la terraza, que ha quedado mejor que antes, colgada de la hamaca…
Me están dando ganas de empezar las crónicas de verano, pero no sé, no sé, voy a contenerme, que queda bastante aún y Mayo puede Marcear, con el año que llevamos. La Rijana tiene muchos días de esos que me estoy quedando con las ganas de sacarle unas fotos de agua cristalina, pero no me viene bien parar en las horas que voy a trabajar. Sería posible si fuera de mañana, pero no me apetece madrugar sólo por eso.
APUESTA SOBRE GOLONDRINAS
Aún seguimos de obras y tenemos que hacer algunas cosas más, como repintar el porche. Ya me voy cansando de tanta obra...estoy deseando acabar y que no aparezcan más operarios por casa.
Las golondrinas revolotean por ahí, se meten en el porche, se quedan mirando La Viga...
Un día estábamos observándolas en silencio. Comenté al ratito:
- No quiero hablar muy alto, no sea que la cague,. pero me parece rarísimo que no hayan hecho ya el nido. Lo mismo han acabado por hacerlo en otro sitio
Juanjo me miró con lástima
- No, maja, no es eso, -me contestó- lo que pasa es que están esperando a que pintemos y vienen todos los días a ver si lo hemos hecho ya. El día que pintemos, vendrán con el porche todo limpio y lo pondrán hecho un asco de barro
El próximo martes vienen los pintores. Ya te contaré
ESTAMPAS PRIMAVERALES
Al estar el cielo limpito, se observan mejor algunas cosas: por ejemplo, se dibujan mejor en el cielo las siluetas del Mulhacén y el Veleta, hacia los que parece que enfilo cuando entro en Motril para llegar al hospital, que está en la parte alta. La forma de los cerros que hay detrás de Motril dejan a la vista tras la torre de la Iglesia, las siluetas de las montañas de Sierra Nevada, por lo que da la impresión de que estos dos picos, que son los que mejor se ven desde la playa, están muy cerca. La primera vez que los vi con el cielo primaveral, me dio un salto el corazón, y me sentí emocionada de poder contemplar esa imagen casi cada día.
Desde el hospital, a veces entro en alguna habitación de las que dan al mar, y casi no hago caso a quien voy a ver. Me quedo mirando por la ventana y admirar la vista del mar desde la planta donde trabajo que, además es la última del edificio, así que la vista es preciosa. Los enfermos suelen comentar lo bonito que se ve el mar desde aquí.
Otra cosa que me llama la atención y me produce sensación de alegría es el claro de luna en el mar tranquilo, que ya va adoptando aspecto de espejo. A veces lo voy mirando cuando salgo de trabajar y se me ensancha el alma…Desde el mirador de casa el claro de luna suele verse muy bien.
Los atardeceres ya no son rojos, como en invierno. Son más “pacíficos”, pasan más desapercibidos, y aún no dan los plateados del verano…hasta hace poco no me había dado cuenta de la diferencia de las estaciones en los atardeceres.
En Los Yesos hay una casa que tiene tal cantidad de flores en cascada que impresiona verla. Por esta zona se dan muy bien unos bulbos que dan unas flores blancas, como trompetas. Aún no sé cómo se llaman, pero voy a intentar hacerme con ellas porque, cuando salen, lo hacen a puñados, y vienen muy bien para poner ramos en casa. En la casa de los yesos, además de geranios y otras flores de color, tienen gran cantidad de estas blancas que te digo.
HUÍDA
Yo estoy hasta las cejas de tanta obra y tanto ruido y tanto polvo. No hay manera de limpiar en casa porque, cada vez que lo pienso, llega un camión de tierra a descargarse en el “jardín” o lo que sea eso.
Y lo peor es el ruido. A las ocho de la mañana ya está la hormigonera dando vueltas y la radial funcionando, que no sé qué demonios tienen que cortar todos los días. Le llaman “caballo”, vete tú a saber por qué. Yo ni lo pregunto, no sea que me lo cuenten.
Una vez me comentaron que al día siguiente vendrían con la compactadora. Como yo no tengo ni puñetera idea, como ves, y cada día aparecen con maquinitas nuevas, no les hice mucho caso. Por la mañana me extrañó no escuchar ningún ruido horrible. Me asomé a ver qué pasaba y encontré a Richard sin hacer nada y a José Antonio hablando por teléfono en la carretera, -en casa casi no hay cobertura- atacado de los nervios, como siempre.
- Pues sí que empieza éste a estresarse temprano –le comenté a Richard
- Es que la compactadora que hemos traído es pequeña y se puede hundir luego el suelo. Está pidiendo una más grande.
Como no estaba Juanjo, procedí a aislarme lo que pude, como siempre, y me encerré en el salón. De repente, empezó a temblar toda la casa y a sonar un ruido tal que hasta lo grabé en el móvil. No me lo podía creer. Fuera estaba Richard empujando una especie de moto grande. Era la compactadora. No me podía creer que vibrara y sonara tanto. Tenía que irme a trabajar y salí antes de tiempo.
- Estáis chalaos –le dije a José Antonio- Semejante ruido y no traéis cascos
- Da igual –me dijo riéndose- estamos acostumbrados. Nos quedaremos sordos dentro de pocos años y ya está
- Como cabras, estáis como cabras –le contesté mientras me subía al coche
Yo no sé si será por eso, pero uno de los jefes de la empresa, que es compañero del colegio de Juanjo y amigo de toda la vida, lleva dos audífonos como dos soles. Ha trabajado siempre de albañil, aunque ahora la empresa es suya y de sus hermanos.
Total, que yo ya no podía más de tanto ruido y de vivir entre mugre, y Juanjo tenía que irse a Madrid unos días, así que junté dos semanitas para largarme yo también. Fuimos a Madrid e hicimos un viajecito a Berlín. Para desestresarnos, que ya nos hablamos como ladrando. Yo ladro, seguro y Juanjo me contesta igual. La gente dice que las obras ponen en peligro las parejas. La primera vez que hicimos obras salimos huyendo para San Pedro de Alcántara, donde mi tío Luis tiene un apartamento. La vez pasada, cuando hicieron el interior, nos turnábamos para estar, porque duró varios meses, pero no coincidíamos. Esta vez estamos coincidiendo la mayor parte del tiempo, y va a acabar con nosotros. Yo me siento irritable todo el tiempo que estoy en casa. Huimos.
DÍAS MALOS….
Cuando volvimos de Madrid-Berlín, tuvimos que pasar por Córdoba, concretamente por Castro del Río, a recoger unos sillones cordobeses que habíamos encargado. El problema es que al Golf se le ha cascado el aire acondicionado y Juanjo se niega a gastarse ni un euro más en él. Hemos encargado un coche nuevo el día antes de volver. Además, en Castro ha empezado a sonar un ruido horrible, que parece que es de los rodamientos, que valen una pasta y no los vamos a cambiar, lógicamente. Si casca, ya nos apañaremos.
En fin, que hicimos el viaje en uno de esos días calurosos. Yo estaba como sonada de ir con las ventanillas abiertas. Al llegar a Castro nos recibió un letrero digital esperanzador:
La temperatura es de 40 grados
Así, con todas las letras, para que no te equivoques. Para matarlos.
No llegábamos a tiempo de recoger los sillones. Era algo tarde. Tomamos una cerveza con la inquietud de que el coche podía partirse ya mismo, de lo que sonaba. Lo llevábamos cargado de maletas, bolsas, dos ventiladores, y había que meter los sillones. Empezamos a pensar estrategias por si acaso.
Nos fuimos a comer, pero Juanjo estaba molido porque había trabajado de noche y necesitaba dormir. Aparcó el coche en una sombra junto a un parque y abrió todas las puertas con la esperanza de que hiciera corriente.
Nada. Allí no se movía ni una hoja. Y entraba un calor sofocante. Además, donde habíamos aparcado hacía algo de vaguada. Yo no sabía qué hacer. Fui al parque, volví, intenté dormir algo….estaba desesperada. Juanjo durmió un rato. Finalmente fuimos a por los sillones, y conseguimos meterlos en el coche sin problemas. Casi me da algo cuando ví que por poco más dinero del que me había costado una mesa de pino para la cocina, que me iban a entregar ya mismo, tenían en oferta una mesa de olivo del mismo tamaño con seis sillas estupendas.
Paramos en una gasolinera a repostar y me hinqué una coca cola fría a una velocidad de vértigo. El encargado de la gasolinera se reía:
- Vaya día de calor ¿eh?
Yo no podía ni hablar.
Llegamos a casa y ya me quedé muda y con un cabreo de narices. La obra estaba pendiente de rematar, y me habían dejado todo el material tirado. La hormigonera en mitad del porche. Además, me ha dicho Juanjo que los albañiles no piensan venir esta semana.
Tenía tal mosqueo que Juanjo se ha apresurado a quitar lo que ha podido y ha regado el porche para que, al menos, pudiéramos cenar fuera. Pienso en la vuelta del ruido de hormigonera y radial y me va a dar algo. Tengo unos días de vacaciones y me parece que me los van a fastidiar los albañiles. Mal día. Muy malo.
…Y DÍAS BUENOS
Al día siguiente, sábado, fui a Adra a comprar algo para rellenar la nevera. Vienen Isabel y Pepe Luis a comer y a ayudarnos a varias cosas. He descubierto que el panadero de Adra es el tío más amable que he visto en mi vida. El frutero, que es muy majo, me quería dar montones de perejil, que aquí siempre escasea, hace un día precioso…
Isabel y Pepe han llegado algo tarde, pero es que han tenido algunos problemillas. Pero nos han traído en su coche, que es más grande que el Golf, la mesa de pino para la cocina. Isabel ha hecho un arroz vegetariano buenísimo, y Pepe un paté con tomate seco, aceitunas negras y zanahoria, que estaba muy rico. Juanjo ha hecho salmorejo, y yo he metido el dedo en todo.
Después de comer y tomar una infusión, Isabel se ha dedicado a hacerme las cortinas de las ventanas del baño y Pepe ha ayudado a Juanjo en varias cosas. Han montado la mesa, han colocado la del porche en su sitio y la de la cocina también, han quitado la hormigonera de en medio y nos han ayudado a colgar las cortinas, mientras Isabel y yo nos sujetábamos los costados y cruzábamos las piernas para no hacernos pis porque no podíamos más de la risa. Cuando se juntan esos dos son como Zipi y Zape. Te tronchas.
Las noches ya son más agradables, y Juanjo y yo hemos tomado una copa en el mirador, después de cenar. La primera del verano. Ya apetece. Me ha sabido buenísimo el ron con limón.
El domingo he trabajado de noche. No ha sido nada mala. Al salir, he hecho unas gestiones administrativas que me tienen un poco harta -eso es otra historia-, pero me he tomado con humor hasta la cara de mala follá del tío de la UAP (Unidad de Atención al Profesional).
Luego he comprado el periódico, he ido a desayunar a la croissantería y después a la peluquería. Me han dado un masaje capilar que me ha relajado muchísimo. He mandado unos papeles por correo y me he ido para casa. Hace un día de playa extraordinario. Acabo de prometerme a mí misma llevar siempre en el coche un bañador y una toalla. Desde una zona alta de la carretera he visto el mar como un espejo, en el que se dibujaban las corrientes marinas, como caminos en el mar, y se me ha puesto un nudo en la garganta de lo bonito que era. No sabes qué bonita estaba también La Rijana. Con el agua transparente. Me habría encantado darme un baño, o meter los pies en el agua. He hecho fotos desde el mirador que está encima de la playa. Con el móvil, que salen regular.
Pero no podía quitarme las ganas de meterme en el mar, así que he seguido hacia casa para cambiarme y bajar a la playa. Curiosamente, a partir de Castell de Ferro y casi hasta casa, había una bruma en el mar que venía fresquita. El sábado pasó igual. Vimos un velero grande surcar la bruma como “El Buque fantasma”. Casi esperabas oír sonar música de Wagner. Hoy también había una bruma espesa. Desde encima de Castell de Ferro parecía que ibas sobre las nubes. La bruma entraba en la rambla y el valle. De repente, ví otra imagen en la que no me había fijado nunca, fíjate qué raro!!. Y paso por allí todos los días: la imagen del peñón San Patricio, pero no desde donde lo miro siempre, sino desde una curva que está mucho antes, desde la que se ve el peñón dominando un cabo. Esta vez me he fijado porque parecía salir de la niebla, y me he preguntado por qué no me había fijado en esa “foto” en condiciones normales. Es curioso.
En casa hacía sol, aunque se veía la bruma en el horizonte. He cogido la bolsa de la playa, que lleva de todo, el i-pod, me he puesto un biquini, -aunque con la buena vida necesito perder algún kilo, 15 ó 20- y me he ido al Pozuelo. He aparcado el coche en la Calle de la Playa –para qué se van a complicar la vida- y he ido pitando a meter los pies en el agua, que estaba fresquita, con un frescor agradable. He mandado un mensaje de esos que dan rabia a un par de amigos, para comprobar si se daban por aludidos y me llamaban o mandaban un mensaje indignados, pero me he equivocado. No me han hecho ni caso. Fríos como témpanos. O no les han llegado. He escuchado música y no he tardado mucho en irme a casa. Con buen rollo. Hace calor, pero en casa se está fresco. Ha venido Carmen con una de sus currantas a limpiarme lo que han podido de la casa. Tienen mucho trabajo, pero siempre que las necesito me hacen un hueco. Son muy majas.
MÁS DE FAUNA Y FLORA
Las golondrinas no han hecho el nido en La Viga, no sabemos por qué. ¿Se habrán despistado con el árbol?. Pero andan por aquí. Pensábamos que, tras pintar, estaban esperando a que nos fuéramos a Madrid, pero nada. Curioso.
Las pajaricas de las nieves se han ido, lógicamente. Ahora vemos bandadas de vencejos por la mañana y la tarde. Alguna gente los llama Aviones. Hemos visto gavilanes también, que andan buscando nidos. Empieza a haber algún mosquito de esos diminutos, que no ves pero notas picotacillos. Tendré que ir sacando el repelente. Y las velas antimosquito para cenar.
El alien planta –la cyca- ha echado este año sus doce brotes, que eran como dedos cuando nos fuimos a Madrid y a la vuelta ya son hojas grandes. ¡Qué curiosa es esa planta!!.
Tenemos un problema con los agriaces –cinamomos-. Han debido pillar un virus y hay dos casi secos. Los otros dos que están a su lado también parece que tienen alguna rama afectada. Nos tememos que vamos a tener que cortarlos todos. Espero que no se ataque el que tenemos bajo el dormitorio. Así que andamos pensando ya en cómo sustituirlos. Da rabia, porque son unos árboles fenomenales. Dan buena sombra. La flor huele que te mueres, como ya te he contado, en invierno se pelan y dejan pasar el sol y además tienen una hoja bonita.
También andamos pensando en qué vamos a plantar en los alcorques que nos han dejado en la parte delantera. A pesar de que la mitad de la parte baja la hemos dejado para huerto, la zona que tiene hormigón impreso es muy grande y al allanarla parece más. Así que nos han hecho unos alcorques para plantar cuatro árboles más. Con los frutales que pongamos, esto va a parecer un vergel. Si es que nos crecen los árboles, que esa es otra!!.
LA PLAYA
Hace, como te digo, unos días primaverales en los que apetece pasear por la playa, tomar el sol y meter las patas en el agua. Hemos estado en algunas…en Adra, también en La Juana, que ahora es una playa salvaje. Antes de La Nube había casas, pero están destruidas.
Una mañana hemos estado en La Rábita. La mañana de las elecciones europeas. Y un día nos marchamos hacia Cabo de Gata, y estuvimos sesteando en la Playa de los Muertos, que me parece preciosa. Pero al comprobar el estado de mi estructura corporal luciendo biquini, me he puesto a dieta.
Algún día he estado en La Rijana, y también en Torrenueva. En todas se está muy bien ahora, que es primavera. El agua está fresquita aún, pero me he bañado varias veces. Me temo que vamos a tener medusas este año. Ya hemos visto alguna por ahí, dando la plasta. Así que he metido el tubo de Azarón en la bolsa de playa. Por si acaso.
Hablando de playa, estamos preparando la Noche de san Juan. Este año vamos a hacer fiesta en casa….pero eso pertenece a las Crónicas de Verano, así que ya te contaré.
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