Tomando café y unos pestiños que ha traído La Mamica, para que no nos baje la glucemia.
Llega Juan, un celador más ancho que alto, y le dice La Mamica
- Anda, Juan, tómate un pestiño,que estos no engordan.
- No, estos no engordan, el que engorda soy yo, pero estos no y se comió uno (o varios)
Es una memez, pero a mi me dio un ataque de risa, asín es la vida.
Un primo de La Mamica me cuenta que en su pueblo había uno que decía
- Anda, cásate con mi hermana, que orina mucho y echa mucho estiércol
Su mujer, que está ingresada, se enfadaba con él
- Ya vale ¿no? que siempre estás contando la misma historia del tonto del pueblo
Yo me tronchaba
Me cuenta La Mamica que una nuera suya,que es superflaca, nació tan gorda que tuvieron que pesarla con una romana porque el peso que tenían no les llegaba. Pesó 6,5 kg.
Tenían preparada para ella ropita de bebé tamaño bebé pero, claro, a ésta no le valía, y le pusieron una ranita, que es una especie de peto atado al cuello. Su madre, cuando la vio, dijo
- Hay que ver, que aún no has nacido y ya te han puesto a zerví
Hoy me he acordado de una cosa, y la hemos comentado partidas de risa. Es que no sé por qué, mi compañera de al lado ha ido a Gine a buscar un preservativo para la auxiliar que viene esta noche, esa pequeñita que es del Barça y va con Hamilton
- Yo voy con el negrillo -dice
Total, que hablando, hablando, me he acordado de mis primeros años en CPH. Para dar de beber a los enfermos no teníamos nada, porque aquellos "pisteros" de tiempo de Nightingale habían desaparecido y Agapito no tenía a bien comprar pajitas para beber, porque le parecía un gasto horroroso, ya os acordaréis quienes le hayáis conocido de cómo era.Bueno, pues nos ingeniamos para dar de beber a la peña que estaba acostada, y como no teníamos otra cosa, cogíamos sistemas de suero y los cortábamos en varios trozos, que nos valían para el caso, porque el calibre era adecuado para beber, la gomita flexible..pues ya está. Por supuesto que nos parecía un gasto horroroso. Con el tiempo, estando de Supervisora, me fui al despacho de Agapito, y le pregunté si sabía cómo bebían los enfermos, Él no lo sabía, y me decía que las pajitas eran caras, así que abrí delante de sus narices un sistema de suero, lo corté en trozos, y le dije
- Así beben los enfermos. Ahora, eche cuentas
Así que no le quedó más remedio que comprar pajitas de plástico, por la cuenta que le tenía
Pero mientras tanto, cuando los familiares nos pedían inicialmente algo para que los enfermos pudieran beber, una pajita o algo, les cortábamos el sistema, como siempre. Cuando ya se lo sabían, venían al control y nos decían:
- ¿Me hace usted una paja?
o
- ¿Me hace usted una pajilla?
Así que os podéis imaginar el pitorreo. Afortunadamente, cambiaron a las pajitas prefabricadas y ya no hubo que hacerle pajas ni pajillas a nadie
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